13 lugares que ver en Budapest y visitas imprescindibles

Qué hacer y qué ver en Budapest en 3 días. Así he titulado este post pues hablar de sólo 1 ó 2 días para visitar la extraordinaria capital húngara me parece demasiado raquítico.

Budapest es una de las grandes capitales europeas y, como tal, merece, al menos, un fin de semana largo para ser disfrutada.

Ha sido ésta la segunda oportunidad que he tenido de visitar la capital de Hungría. De la primera hace ya unos 10 años. Y la verdad es que aunque ahora la ciudad está más limpia y restaurada y además, es bastante más cara, en esencia sigue siendo la misma ciudad orgullosa de saberse una de las más bonitas de Europa (para algunos, al nivel de Praga, de la que os recomiendo estos recorridos).

La llegada de las inversiones ha posibilitado la restauración de varios edificios que hace 10 años nos quedamos con las ganas de poder visitar y que esta vez sí que hemos podido añadir a esta lista de cosas que hacer en Budapest.

Una lista de lugares que ver en Budapest, por cierto, que quería reducir a una decena, pero que me ha sido imposible.

QUE HACER Y QUE VER EN BUDAPEST. LAS VISITAS IMPRESCINDIBLES.

1. BAÑARSE EN UNO DE LOS BALNEARIOS DE BUDAPEST.

Nadie puede dudar de que disfrutar de al menos alguno de los balnearios de Budapest es una de las cosas que hay que hacer en Budapest. Son decenas los balnearios (ahora los llaman spa) que se pueden encontrar en Budapest. Y entre ellos, hay algunos que se encuentran entre los más bellos balnearios de Europa.

He escrito un post dedicado sólo a los mejores balnearios de Budapest, pero ya adelanto que si hace 10 años fueron el balnearios Szechenyi y el Rudas los que visitamos (este último, una obra que data de la época otomana de la ciudad), esta vez le ha tocado al Lukacs y hemos repetido el Szechenyi.

Eso sí, contad que si queréis visitarlos en verano, Navidad o Semana Santa, debéis comprar la entrada de forma anticipada (aquí a precio de taquilla y sin colas).

Desgraciadamente no hemos visitado el Gellert, que también formaría parte de los más bonitos balnearios del mundo, en particular su piscina interior, una obra maestra del Art Decó y que ha formado parte del decorado de varios anuncios.

Sí que visitamos, sin embargo, el Lukacs, que se encuentra en la ribera de Buda y que nos pareció de menor interés y demasiado masificado. En esta entrada podéis ver los cuatro balnearios que hemos conocido en Budapest.

Escoger el que deseéis (entre ellos, también el Kiraly) pero no olvidéis que la visita a alguno de los balnearios de Budapest forma parte de la lista de cosas que hay que hacer de forma imprescindible en esta ciudad.

2. VISITAR LA IGLESIA DE MATÍAS.

Uno podría pensarse que esta iglesia es más antigua de lo que realmente es, tal y como ocurre en varios edificios del país. Pero lo que nadie podrá dudar es que su visita es una de las imprescindibles que ver en Budapest y que debe estar en un lugar de honor de la lista de cosas que hay que ver en Budapest.

Aunque el germen de la iglesia se remonta a 500 años, lo que podemos ver actualmente es una iglesia de finales del siglo XIX, obra del arquitecto Frigyes Schulek. Aunque muchos visitantes hablan de ella como la iglesia de San Matías, en realidad la iglesia está consagrada a la Virgen y si recibe el nombre de iglesia de Matías (y no de San Matías) es porque en ella se casó uno de los mitos magiares: Matías Corvino.

Es difícil decidir si esta iglesia neogótica es más bonita por fuera o por dentro. De fuera destaca por su esbelta torre y sobre todo, por los azulejos de su tejado que tanto lucen desde la otra orilla del Danubio los días soleados. Una vez dentro, disfrutamos de una preciosa nave llena de nervaduras góticas, profusamente decorada, y con unos ventanales y unos murales realmente bonitos.

Esta es la primera visita que realizamos a la colina de Buda, que domina la ciudad, y que forma parte del Patrimonio de la Humanidad. Por desgracia no hemos podido utilizar el funicular para subir, pues lo están reparando. Una pena.

3. DISFRUTAR DE LAS MEJORES VISTAS DE BUDAPEST DESDE EL BASTIÓN DE LOS PESCADORES.

Como decía, hay bastantes monumentos en la ciudad que parecen más antiguos de lo que realmente son. Parece que este bastión deba haber estado en la colina de Buda desde hace cientos de años, pero la realidad es que data de principios de siglo XX y fue diseñado por el mismo arquitecto que la iglesia de Matías.

Esto no le quita un ápice de autenticidad al que es uno de los monumentos más conocidos de la ciudad y sin duda, una de las cosas que hay que ver en Budapest. Además, las vistas de la ciudad de desde el Bastión de los Pescadores se tienen son de impresión, en particular por la tarde y en un día soleado, cuando Budapest luce especialmente. Desde aquí divisamos un montón de puentes, de los muchos que unen Buda con Pest y reconocemos algunos de los monumentos más importantes de Budapest como el Parlamento, el Puente de las Cadenas o la Basílica de San Esteban.

DATOS PRÁCTICOS PARA VISITAR BUDAPEST

4. VISITAR EL PARLAMENTO DE BUDAPEST, UNO DE LOS MÁS BONITOS DEL MUNDO.

Sin lugar a dudas uno de las lugares que ver en Budapest es su Parlamento. Y eso significa sacar una entrada y visitarlo por dentro. Es decir, sería un pecado quedarse con su espectacular silueta a la orilla del Danubio. Además, las visitas guiadas se realizan en varios idiomas (entre ellos, el español) de manera que se hace amena y comprensible.

No tenemos ninguna duda en afirmar que el Parlamento de Budapest es uno de los edificios más bonitos de Europa. Como otros edificios de la ciudad, no es tan antiguo, pues data de finales del siglo XIX. Su mezcla de estilos (entre ellos, destacan el neorrománico y el neogótico) lo llevan a ser realmente efectista. Su decoración interior es espectacular.

Aunque originalmente se trataba de un parlamento bicameral, hace ya años que el Parlamento de Hungría es unicameral. La Sala del Congreso se preciosa, pero aún lo es más la escalera de honor que parece realmente sacada de uno de los grandes palacios barrocos de Europa o la Sala de la Corona, la única que no se puede fotografiar, y que tiene la joya más preciada del país: la Corona de San Esteban.

5. CONOCER LA PINTURA HÚNGARA EN LA GALERÍA NACIONAL DEL PALACIO REAL

La Galería Nacional de Hungría no es el Louvre o el Hermitage, vaya por delante. Entre otras cosas porque se centra, prácticamente de forma exclusiva, en los pintores de origen húngaro. Pero lo cierto es que la Galería Nacional de Hungría, que está situada en las dependencias del Palacio Real, merece una visita y es la pinacoteca más importante que ver en Budapest.

El museo es bastante vasto y abarca un amplio periodo de tiempo, desde el gótico hasta la segunda mitad del siglo XX. Y la verdad es que viendo el enorme arte de algunos de los pintores representados en la pinacoteca uno se pregunta cómo puede ser de que se trate de las obras de pintores tan poco conocidos en occidente. O al menos, por mi parte.

Como digo, si se tiene un poco más que un fin de semana para visitar Budapest, vale la pena incluir la Galería Nacional como una de las visitas imprescindibles.

6. VISITAR LA ÓPERA DE BUDAPEST Y SI PUEDE SER, DISFRUTAR DE ALGUNA REPRESENTACIÓN.

Otra de las visitas imprescindibles de Budapest y que nadie debería perderse. Si bien la primera vez que visitamos la ópera de Budapest (hace 10 años) pudimos disfrutar de un espectáculo (si no recuerdo mal, Madame Butterfly) esta vez, nuestra visita a Budapest, no ha coincidido con ninguna representación.

Esto no ha sido obstáculo para poder visitar la ópera en una de las visitas guiadas diarias que se organizan en varios idiomas. Cada día las hay. A las 3 y las 4 de la tarde, por lo que no hay excusa para conocer uno de los edificios imprescindibles de Budapest.

Dicen que el emperador Francisco José aceptó que se construyera, a condición de que no fuera mayor que la de Viena. Explican también que sólo la visitó una vez, pues cuando la conoció comprobó que, efectivamente, era un poco más pequeña que la de la capital imperial pero que era más bonita. Esto dicen los húngaros, claro.

Sea como sea, esta obra neoclásica y neobarroca es uno de los más importantes templos de la lírica a nivel mundial, a la altura de otros teatros como la Scala, la Fenice o la ópera de Dresde, de modo que nadie que visite Budapest se la debería perder. Quedamos impresionados con el patio de butacas, los palcos, las pinturas del techo y las diversas dependencias, que parecen ser más propias de un palacio que de un teatro. Espectacular.

La visita guiada dura unos 45 minutos y se realiza en varios idiomas, entre ellos, el español. El precio es barato, pero tienes que reservar la visita en español con antelación aquí.

a TARJETA BUDAPEST CARD permite utilizar de forma ilimitada el servicio de transporte metropolitano de la ciudad de Budapest. Igualmente permite el acceso de forma gratuita a hasta 8 museos públicos así como a uno de los balnearios (el Lucaks). Podéis contratar la BUDAPEST CARD en este enlace.

7. CRUZAR EL PUENTE DE LAS CADENAS A PIE.

Sería un error no atravesar este puente a pie. El Puente de las Cadenas es una de las visitas imprescindibles de Budapest, por lo que su tráfico supone una de las cosas que hay que hacer en la capital de Hungría.

Para nosotros, el puente de las cadenas, o Puente Szechenyi, es uno de los puentes más bonitos de Europa, en competencia directa con puentes como el de Carlos, en Praga, o el Puente Viejo de la preciosa ciudad de Heidelberg.

Es una obra de Adam Clark, que lleva el nombre de Istvan Szechenyi, una importante figura del siglo XIX, que fue el promotor de la obra. Fue este el primer puente que unió de forma permanente las dos orillas del Danubio a su paso por Budapest y nadie le puede discutir su elegancia. Se trata de un puente colgante, sin duda, uno de los más bonitos que se han construido nunca. Une las dos orillas del Danubio desde Pest (casi a la altura de la calle que da a la Basílica de San Esteban) hasta Buda, a pie de la estación inferior del funicular que sube a la colina del Castillo.

No es sin embargo el único de los puentes que atraviesan el Danubio. Hay varios y aparte del de las Cadenas, algunos son bien bonitos. Uno de ellos, el Puente de la Libertad, que le disputa la supremacía entre los más bellos puentes de Budapest está justo enfrente del Mercado Central, otro de los puntos que hay que visitar en Budapest.

8. VISITAR LA BASÍLICA DE SAN ESTEBAN Y SUBIR A SU MIRADOR

La basílica de San Esteban es probablemente el lugar más sagrado para los húngaros, desde el punto de vista religioso. No es extraño, pues, que sea uno de los lugares que ver en Budapest de forma obligada.

Es así, porque en San Esteban se encuentra custodiada la reliquia más importante del país. Se trata de la que es conocida como Santa Diestra, que no es más que la mano derecha de San Esteban, uno de los monarcas más importantes de la historia húngara y que fue quien trajo el cristianismo al país.

La iglesia es de la segunda mitad del siglo XIX y está diseñada bajo los cánones del neoclasicismo. La cúpula, al igual que la del parlamento, se levanta hasta los 96 metros de altura. Se trata de un número simbólico para el país, pues se considera el año 896 como el de la llegada de las tropas magiares comandadas por Arpad al actual territorio húngaro.

La basílica de San Esteban está profusamente decorada con mármoles y mosaicos, pero nada sería igual si no fuera la custodia de la mano del santo. Por lo tanto, antes de subir a la cúpula, hay que pasar por detrás del altar mayor, que es donde se encuentra.

Y el otro punto culminante no es sino la subida hasta la cúpula. La primera parte a pie, gracias a una escalera de caracol. El tramo final, en cambio, se puede subir en ascensor. Las vistas de la ciudad son espectaculares, por lo que no será difícil distinguir los diversos edificios de la colina de Buda, por ejemplo. Entre ellos, el Palacio Real y la iglesia de Matías son los que más llaman la atención. La visita de la iglesia es gratuita, pero hay que pagar un pequeño canon para subir a la cúpula.

9. DISFRUTAR DE SUS PASTELERÍAS Y CAFÉS, LOS MÁS ELEGANTES DE EUROPA.

Es conocido que no fueron los húngaros los inventores del café. Pero sí fueron los que elevaron a la categoría de arte el hecho de tomarse un buen café. Es por ello que entre las cosas que ver en Budapest hay varios de los cafés más bonitos de Europa. Dicen que en el siglo XIX llegaron a haber más de 500, pero que con la llegada del comunismo los bellos cafés dieron paso a los cafés más funcionales.

En los últimos años, sin embargo, varios de los antiguos cafés han reabierto, como el precioso New York Café, ahora convertido en el café y restaurante de un hotel de lujo y que es, probablemente, el café más bonito del mundo.

El café húngaro se confunde a menudo con la pastelería. De modo que no es extraño que en las mismas cafeterías se sirvan los pasteles que ellas mismas elaboran. Dejaré para otro post la descripción de los más bonitos cafés, pero ya os adelanto que entre los más espectaculares se encuentran también el Lotz Hall and Café. Tanto en el New York como en este último se puede tener la impresión de que se está tomando el café en Versalles. Eso sí, hay que preparar la cartera.

En este post os presento las que para nosotros son las 6 cafeterías más bonitas de Budapest.

10. VISITAR LA SEGUNDA SINAGOGA MÁS GRANDE DEL MUNDO.

Hubo un momento en que en Budapest se concentraba una de las poblaciones judías más importantes del mundo. Es por eso que no es extraño que en esta ciudad se edificara la Sinagoga más grande de Europa y segunda del mundo después de la de Nueva York. Es curioso que ni siquiera en Israel haya una tan grande.

La sinagoga se encuentra en el antiguo barrio judío que se convirtió en gueto a partir de marzo de 1944, cuando a menos de un año de terminar la Segunda Guerra Mundial la población judía fue confinada en esta zona, en uno de los momentos más negros del país. Muchos de aquellos judíos fueron deportados a los campos de concentración y otra buena parte murieron en el gueto en aquellos últimos meses de guerra.

por ello que la visita de la Gran Sinagoga es también un tributo a esa gente. Eso sí, hay que pasar por caja y preparar la cartera, pues la visita de la Gran Sinagoga de Budapest es la más cara de toda la ciudad.

Se trata de un edificio terminado en 1859 de formas claramente arabizantes. El interior está muy decorado y tiene zonas separadas para los hombres y para las mujeres, pero la verdad es que sorprende la distribución del templo, que es más propia de una iglesia católica que de una sinagoga. Según nos explican, ello es fruto de la voluntad de la comunidad judía de integrarse en el seno de la sociedad húngara, en un movimiento que se llamó neolog. También le he dedicado un capítulo aparte, tanto a la Gran sinagoga como al barrio judío en general.

11. PASEAR POR LA AVENIDA ANDRASSY, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.

El diseño de esta avenida responde a la voluntad del Conde Andrassy, en el siglo XIX, de poder competir con París con la majestuosidad de sus bulevares. Y a fe que lo consiguió, hasta el punto de que la avenida que lleva su nombre ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad.

La avenida tiene una longitud de unos tres kilómetros y desemboca en el Parque Municipal o Városliget, a través de la Plaza de los Héroes que fue construida con motivo de las celebraciones del milenario de la llegada de las tribus magiares, en 1896.

Antes de llegar a la plaza de los héroes podremos disfrutar de algunos de los edificios más bonitos de la ciudad (como el Teatro de la ópera), algunos de los que tienen un pasado más oscuro (como la casa del Terror, que fue la sede de la policía secreta durante los años del comunismo y que ahora es un museo que explica las brutalidades de aquella época), algunas de las plazas más bonitas y algunos de los cafés más extraordinarios, como el Lotz, que he comentado antes.

12. VIVIR EL AMBIENTE DEL MERCADO CENTRAL, SI PUEDE SER, UN SÁBADO POR LA MAÑANA.

Son varios los edificios de estilo Art Nouveau que podemos encontrar en Budapest. Aquí y allí no será difícil reconocer este estilo que vino de Viena y que llevó a la capital de Hungría a competir con otras capitales europeas que estaban a la vanguardia artística a finales del siglo XIX, como por ejemplo, Paris.

Y el mercado central es uno de los edificios que están diseñados bajo el paraguas del Art Nouveau, mezclando la estructura de hierro con el ladrillo visto y un precioso tejado de colores, tan común en Budapest, como podemos encontrar también en la iglesia de Matías, por ejemplo.

El mercado es inmenso y tiene una planta baja y una primera planta. Además, en el sótano hay un supermercado. Es todavía uno de los grandes mercados de abastecimiento de la ciudad, por lo que no es raro encontrar amas de casa haciendo la compra. Con todo, poco a poco, parece que los turistas vayan reemplazando a la población local, especialmente en la primera planta, que es ocupada de forma casi unánime por las tiendas de artesanía.

13. CONOCER EL PASADO MÁS RECIENTE EN EL PARQUE DE LAS ESTATUAS.

Con la caída del comunismo en el que era conocido como el Telón de Acero, la mayoría de países hicieron limpio, pasando por el aro la mayoría de estatuas que hacían referencia a su pasado más reciente. En Budapest no hicieron eso si no que decidieron reciclarlas y ubicarlas en un parque específico a las afueras de la ciudad.

Llegar al parque en cuiestión fácil, hay que tomar primero el metro y luego el autobús hasta la parada Memento Park, que es el nombre de esta suerte de parque temático del comunismo. No es difícil reconocer alguna de las figuras que encontramos en el parque, pero la mayoría de estatuas hacen referencia a personajes bastante desconocidos para nosotros. Encontramos un par de Lenins, pero no encontramos ninguna estatua de Stalin pues fueron destrozadas por completo durante la revuelta de 1956. En cambio sí que encontramos una escultura dedicada a los brigadistas internacionales húngaros que lucharon en la Guerra civil española contra el fascismo.

También encontramos un coche Trabant, el mítico coche de la Alemania Oriental que fue una especie de coche de las clases populares, aunque para acceder a él había que pasar una lista de espera de varios años.

La visita no se alarga a más de 40 minutos pues el número de estatuas que hay en el Memento Park no va más allá de la cuarentena.

Y con esto termino la lista de las 13 cosas que ver o hacer en Budapest, aunque por supuesto, no son las únicas. Habría que añadir el paseo por el Parque Municipal al norte de la Plaza de los Héroes, el disfrutar de la cocina húngara (y en particular, de su plato más famoso, el goulash), pasear por la isla Margarita, uno de los espacios verdes más concurridos de la ciudad y que queda situado en una isla en medio del Danubio o ir de compras por la calle peatonal y más comercial de la ciudad, la Vaci Utca. Vamos, que la lista de cosas que hay que hacer en Budapest no termina con esta lista.

Por cierto, os invito a que leáis esta entrada práctica en forma de pequeña guía de Budapest (moneda, transporte, como llegar…).