El Palacio Bahia de Marrakech es una de las visitas que nadie debería perderse en la capital del sur de Marruecos.
Aunque no se trate de una construcción tan antigua como las Tumbas Saadíes o la Madrasa Ben Yousef, otros de los lugares imprescindibles que ver en Marrakech, visitar el Palacio Bahía (o Palacio de la Bahía) resulta obligado.
Construido a finales del siglo XIX por orden de Abdelaziz Si Moussa, que en aquel momento era el Gran Visir del sultán, os aseguro que no se le queda corto el apelativo que a menudo recibe este hermoso palacio: la Alhambra de Marrakech.
Aunque para visitar el Palacio Bahía de Marrakech hay que pagar entrada, nosotros pudimos recorrer el Palacio Bahía de Marrakech de la mano del free tour que se realiza cada mañana (lo podéis reservar aquí).
Este free tour en español merece mucho la pena, ya que además del habitual paseo histórico por el centro de la ciudad, dispondréis de guía en dos de los lugares de obligada visita en la ciudad: el Palacio de la Bahía y las Tumbas Saadíes.
Si estáis interesados en las visitas guiadas, hemos escrito un artículo acerca de los 2 mejores free tour por Marrakech en español.
HORARIOS Y PRECIOS PARA VISITAR EL PALACIO BAHÍA DE MARRAKECH
Antes de hablaros de la visita al Palacio de la Bahía de Marrakech, os dejo con los datos prácticos.
HORARIOS: podéis visitar el Palacio Bahía, cada día, entre las 09.00 y las 17.00.
PRECIO DE LA ENTRADA: 70 DH
CÓMO ES EL PALACIO BAHÍA DE MARRAKECH
Se cuenta que cuando el gran Visir Abdelaziz Si Mousa mandó edificar el Palacio de la Bahía, ordenó que se tratara del mayor y más impresionante palacio jamás construido. Desde luego, en cuando a extensión no se quedó corto, ya que la superficie total alcanza los 8.000 m².
Para el diseño y construcción del Palacio Bahía se eligió lo que podría denominarse estilo nacional marroquí, con un uso preferente del yeso, las maderas nobles (principalmente, el cedro), los mármoles y los azulejos vidriados zellige, casi universales en Marruecos. En el Palacio de la Bahía encontraremos abundancia de patios, casi siempre con su fuente ornamental central, y alrededor del cual se sitúan las distintas dependencias palaciegas, que suman más de 150, en total.
Pueden parecer muchas dependencias, pero lo cierto es que el Palacio de la Bahía se construyó con la idea de que pudiera dar cabida a las cuatro esposas de su propietario, pero también a sus 24 concubinas y a los muchos hijos que estas le habían dado.
Por lo visto, el Palacio recibió el nombre de cómo se conocía a su favorita. Bahía significa algo así como hermosa o brillante. Aunque desconozco lo contenta que estaría la tal Bahía entre tantas esposas y concubinas, la verdad.
Curiosamente, no fue Abdelaziz Si Mousa quien vio terminado el Palacio de la Bahía, si no Abu Bou Ahmed. Antiguo esclavo de raza negra, Abu Bou Ahmed escaló en el poder alauita hasta llegar a convertirse también en Gran Visir y, en cierta manera, en verdadero regente. Ahmed hizo venir a los mejores artesanos de Fez, para convertir el Palacio de la Bahía en una de las obras más extraordinarias de la ciudad.
El Palacio de la Bahía está construido en la misma medina de Marrakech, sobre una superficie de unas 2 hectáreas, a las que se suman otras seis de jardines.
Durante la visita al Palacio Bahía se recorren distintas dependencias, incluyendo el Pequeño Riad, el Gran Riad, el Gran Patio y el Pequeño Patio, con las distintas dependencias que se abren a sus alrededor.
De la mano del guía vamos pasando por las distintas dependencias y patios. Como en otros palacios marroquíes (por ejemplo, el que actualmente alberga el precioso Museo Dar Si Said), nos da la impresión que los distintos palacios y estancias se fueron agregando de manera algo desordenada, creando una suerte de enjambre o laberinto, uno poco abigarrado. Quizá sea una falsa impresión, pero a menudo no sabemos si por algunas estancias hemos pasado ya uno o más veces.
Eso sí, como mínimo pasaremos por tres patios distintos (el último, el Gran Patio, era el patio del harén del Gran Visir) y por dos dependencias palaciegas más o menos separadas, a las que se conoce como Gran Riad y Pequeño Riad.
No voy a describir exactamente cada estancia, desde luego. Comentaros que, más o menos, la decoración se va repitiendo, destacando los extraordinarios artesonado diseñados con madera de cedro policromada, el uso de azulejos en la parte baja de las paderes, los mocárabes de madera existentes en varios espacios o las preciosas y enormes puertas, también de madera, que permiten el acceso a las distintas dependencias.
En el Pequeño Patio, que es de planta cuadrada, se hace uso del preciado mármol de Carrara, destacando una fuente en la parte central. Por lo visto, las habitaciones que se abren a su alrededor, eran las destinadas a las esposas del Gran Visir.
Por su parte, el conocido como Gran Patio, que es mucho mayor y de planta rectangular, fue convertido en harén particular de Bou Ahmad, aunque originariamente habría desempeñado las funciones de establo del palacio. También es este patio se utilizó mármol de Carrara.
La verdad es que visitar el Palacio Bahía de Marrakech merece mucho la pena. A nivel monumental, sin duda, una de las mejores visitas que se pueden realizar en la ciudad.
Por poner un único pero, decir que el palacio está casi completamente desprovisto de mobiliario. Por desgracia, tras el fallecimiento del Gran Visir, el Palacio de la Bahía fue desbalijado totalmente por la propia familia y ello le resta un poco de vida al palacete.
Contad con una hora, aproximadamente, para visitar el Palacio de la Bahía de Marrakech y tomar todas las fotos que el lugar merece.