La excursión a la Basílica o Santuario de San Luca de Bolonia es una de las más interesantes y agradables que se pueden hacer desde la capital de la Emilia Romaña.
Aunque en realidad la Basílica de San Luca se encuentra en la misma ciudad de Bolonia, el hecho de que se ubique en las afueras de la ciudad y en lo alto de una colina, convierten su visita en casi una excursión de media jornada.
De hecho, en su momento no la incluimos en nuestro artículo sobre los principales lugares que ver en Bolonia. Y es que, curiosamente, no hemos decidido visitar el Santuario de San Luca hasta la tercera vez que hemos visitado esta bonita ciudad italiana.
TABLA DE CONTENIDOS
QUÉ ES LA BASÍLICA DE SAN LUCA
La Basílica de San Luca es un santuario mariano ubicado a unos cinco kilómetros del centro histórico de Bolonia, en lo alto de una colina conocida como Colle della Guardia.
Allí se venera el ícono de la Virgen con el niño que recibe el nombre de la Virgen de San Luca, porque la leyenda atribuye al mismísimo evangelista San Lucas la autoría del mismo. La misma leyenda relata que un peregrino griego recibió de los monjes de Santa Sofía de Constantinopla el citado ícono, para que fuese llevado al Monte de la Guardia, un lugar del que el peregrino desconocía su ubicación.
La cuestión es que al llegar a Roma, le indicaron la existencia de una colina con este nombre en Bolonia, de manera que aquí llegó el icono de la Virgen de la San Luca, alzándose un santuario en su nombre.
La realidad, desde luego, es más prosaica, pero según parece existe en esta ubicación un santuario mariano desde finales del siglo XII o inicios del XIII. Aunque, claro está, de aquel primer templo nada ha quedado y lo que podemos ver en la actualidad es el complejo alzada allá por los siglos XVII y XVIII, que es cuando el Santuario de San Luca de Bolonia toma su actual forma.
El Santuario de San Luca, tal y como lo podemos visitar ahora, se trata de un gran templo barroco cubierto por una enorme cúpula a la que, por cierto, se puede ascender (aunque ya os digo aquí que la panorámica nos pareció bastante decepcionante). La parte inferior de la fachada, sin embargo, recuerda las formas más neoclásicas, con enormes pilastras de orden jónico que sostienen un frontón central. A ambos lados, quedan sendas galerías.
La visita al interior de la Basílica de San Luca, que es de planta elíptica, nos lleva hasta el presbiterio del templo, que queda sobreelevado y al que se accede desde los laterales. Allí podemos admirar el célebre icono de la Virgen de San Luca.
Además, tanto el ábside como la cúpula están ornamentados con sendos frescos, además de los altares laterales que disponen de algunas pinturas de interés que llevan las firmas de Guido Reni y Guercino, dos de los pintores más célebres de la Escuela Boloñesa de la primera mitad del siglo XVII.
Como explicaba, se puede subir a la cúpula para ver las vistas exteriores. Te cuentan que se trata de un panorama de 180 grados, pero en realidad no son más de 90. Ni mucho menos se puede dar media vuelta na la linterna exterior.
Además, el día estaba un poco brumoso y la ciudad queda muy lejos, de maneras que la verdad es que no me compensó pagar los 5 euros del billete. Desde luego, merece más la pena pagar la entrada para subir a la Torre de los Asinelli del centro de Bolonia.
CÓMO LLEGAR AL SANTUARIO DE SAN LUCA. EL PÓRTICO DE SAN LUCA.
La mejor manera de llegar hasta el Santuario de San Luca de Bolonia (aunque también la más cansada) es hacerlo a través del Pórtico de San Luca.
Se trata del más largo corredor porticado construido jamás. En cierta manera es lógico que una empresa de esta complejidad se emprendiera en Bolonia, ciudad cuyas galerías porticadas están incluidas en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
Las obras de este monumental pórtico (o galería porticada) se iniciaron en 1674, a fin de facilitar la cada vez más creciente peregrinación a la Basílica de San Luca.
En total son 3796 metros de galería porticada que se divide en dos tramos. El primero nos lleva de Porta Saragozza hasta el Arco de Melocenllo y está compuesto de 316 arcos. El segundo tramo nos lleva hasta el Santuario de San Luca y está compuesto por 350 arcos adicionales. Es decir, en total son 666 arcos para completar los casi cuatro kilómetros de ascenso.
He de confesar que yo no llegué a la Basílica de San Luca de Bolonia a través de esta galería porticada que, por cierto, resulta muy empinada.
Para subir, utilicé el trenecito que parte de Piazza Magigore de Bolonia y que en una media hora nos acercó al santuario mariano. Para bajar sí que utilicé el Pórtico de San Luca, que me devolvió al centro de Bolonia en poco más de una hora. Me temo que en la subida, hubiera invertido cerca de hora y media desde Piazza Maggiore.
Sea como sea, quedé sorprendido la gran cantidad de lugareños que sí subían a pie (lo vi de bajada). Más excursionistas, aprovechando en fin de semana, que peregrinos. O eso me pareció a mí.
Sea como sea, visitar el Santuario de San Luca de Bolonia es una de las mejores cosas que debéis hacer en la capital de la Emilia Romaña. Particularmente si vuestra visita coincide en fin de semana, porque el lugar en sí y el ambiente que se vive, merece mucho la pena.