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La Geoda de Pulpí. La Geoda visitable más grande del mundo.

Visitar la Geoda de Pulpí

Visitar la Geoda de Pulpí era uno de los objetivos principales del viaje por tierras andaluzas que debía llevarnos por algunos de los enclaves más destacados de Almería y Jaén.

He de reconocer que hace apenas un par de años nada había oído hablar acerca ni de la Geoda de Pulpí ni del municipio donde se encuentra (es decir, Pulpí). Ni tan solo sabía qué era un geoda. De hecho, probablemente jamás había oído hablar acerca de geodas.

Todo cambio cuando el 5 de agosto de 2019 abrió al público la Geoda de Pulpí y las primeras publicaciones salieron a la luz. Desde aquel mismo momento, decidimos que queríamos visitar la Geoda de Pulpí por nuestra cuenta.

Sin embargo, antes de hablaros de nuestra visita, vayamos por partes.

QUÉ ES UNA GEODA

Una geoda es una cavidad rocosa, cuyo interior está tapizado con cristales. El tamaño no determina que se trate o no de una geoda. Por ejemplo, las piedras de amatista, cuyo interior está tapizado por violeta del cuarzo, son una geoda.

Lo que ya no son tan frecuentes son las geodas gigantes. En el estado norteamericano de Ohio, por ejemplo, se descubrió la que es conocida como la Caverna de Cristal de Point-in-Bay, tapizada de cristales de celestina (una variedad de sulfato de estroncio).

Mayor es, incluso, la geoda de la Cueva de los Gigantes de la mina de Naica en Chihuahua, en México. Ésta pasa por ser la mayor del mundo, con cristales que tienen una longitud de hasta 10 metros. Según nos comentaron al visitar la Geoda Pulpí, la geoda gigante de la mina de Naica ha quedado completamente sumergida por situarse bajo el nivel freático, de manera que ello convierte a la Geoda de Pulpí en la mayor del mundo entre las visitables.

LA GEODA DE PULPÍ.

Pero regresemos a la Geoda de Pulpí, que al fin y al cabo es la que tuvimos la oportunidad de visitar.

La Geoda de Pulpí se encuentra en la Mina Rica de Pulpí, un yacimiento de hierro, plomo y plata que venía siendo objeto de explotación desde mediados del siglo XIX. Sin embargo, tras la Guerra Civil Española, la mina fue abandonándose progresivamente y cayendo en el olvido.

El relevo de los mineros lo llevaron a cargo diferentes de grupos de mineralogistas interesados en la parte más geológica de la mina y en sus abundantes cristales. Fue en estas cuando en diciembre de 1999 se realiza el hallazgo que con el paso de los años ha situado a la Mina Rica y a la población de Pulpí en el mapa turístico de Almería. En aquella fecha, miembros del Grupo Mineralogista de Madrid descubrieron una geoda gigante, concretamente de unos ocho metros de longitud por unos dos de altura. Esta geoda, que hoy conocemos como Geoda de Pulpí, estaba tapizada de grandes cristales de yeso.

Los trabajos de acondicionamiento han sido laboriosos, pues la Geoda de Pulpí se localiza en una parte muy baja de la mina, de tal manera que la Mina Rica no pudo ser visitada hasta 2019, que es cuando las visitas turísticas dieron comienzo.

CÓMO ES VISITAR LA GEODA DE PULPÍ.

Algo que no nos gustó al visitar la Geoda de Pulpí y la Mina Rica es que las visitas están prohibidas para los menores de ocho años de edad. Nos dijeron que era por seguridad, pero la verdad es que hemos visitado alrededor de una decenas de minas alrededor del mundo, casi siempre provistos de casco, y jamás habíamos tenido este inconveniente.

De esta manera, Isa se quedó con Iris y no pudieron visitar la Geoda de Pulpí y la Mina Rica, mientras Marc y yo mismo sí que pudimos bajar. En un primer momento pensamos en bajar primero Marc y yo, y en el siguiente grupo, Isa. Pensábamos que visitar la Geoda de Pulpí suponía solo unos minutos y que en una media hora estaba cubierto el expediente. Pero no es así, ya que la visita a la Geoda de Pulpí es solo el punto final de todo el recorrido por la Mina Rica, que tiene una duración de unas dos horas en total.

Las visitas a la Mina Rica y a la Geoda de Pulpí son, lógicamente, acompañadas de guía. Los grupos son más bien pequeños, particularmente en tiempos del Covid (éramos 7). Nuestra guía nos comentó que era geóloga. Desconozco si siempre es así, pero la verdad es que el nivel de explicaciones de la guía resultó una maravilla.

Vamos bajando niveles, pasando por los distintos túneles abiertos en el subsuelo y viendo, con la ayuda de la guía, los muchísimos cristales que se acumulan en las paredes. La verdad es que algunas salas resultan realmente inmensas y el recorrido es de lo más ameno, con las explicaciones que nos recuerdan cómo era la vida en la mina hace casi un siglo.

Sin embargo, el momento culminante llega al visitar la Geoda de Pulpí, la enorme geoda gigante de unos 8 metros de largo que se halló en 1999. En este caso, bajamos el último nivel de 2 en 2 persona, mientras el resto del grupo de queda esperando.

Muy cuidadosamente, iremos asomando la cabeza en el interior de la geoda. Para ello, la guía nos indica, exactamente, donde hemos de ir colocando nuestros pies y nuestras rodillas. Se trata de un lugar de lo más delicado, de manera que se trata de que la visita a la geoda gigante se pueda realizar sin dañarla. No nos podemos meter en el interior completamente. Solo asomarnos para maravillarnos del extraordinario espectáculo que supone ver todo este conjunto de fabulosos y enormes cristales de yeso alrededor nuestro.

Este momento dura apenas un minuto. Aunque la guía no mete prisa, está claro que no puedes quedarte allí indefinidamente y debes dejar paso a los demás. Sin embargo, os aseguro que se trata de uno de aquellos lugares que se te quedan en la mente durante muchísimo tiempo.

Tras visitar la Geoda de Pulpí es momento de regresar a la superficie. Lo hacemos por unas escaleras que nos devuelven a la aridez del paisaje almeriense.

La verdad es que la experiencia de visitar la Geoda de Pulpí merece muchísimo la pena. Si tenéis la oportunidad de viajar a Almería, debería ser una de vuestra prioridades. Nosotros lo disfrutamos muchísimo, aunque con la pena de que en esta ocasión Isa debió quedarse fuera.

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