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Visitar Doñana por libre (y la Aldea del Rocío).

Parque de Doñana por libre

El Parque de Doñana es una gran extensión de parajes protegidos situados entre las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva, que comprende una muy interesante diversidad de paisajes (incluyendo dunas, cotos, marismas o playas).

Parte del Parque de Doñana está protegido bajo el amparo de Parque Nacional, mientras otra parte del parque incluye la protección que le otorga el ser Parque Natural. En total, más de 122.000 hectáreas, de las que 54,251 gozan de la máxima protección de Parque Nacional.

Nosotros decidimos visitar Doñana por libre no por convicción si no por falta de tiempo. La única manera de conocer con algo de profundidad los 4 ecosistemas que forman el Parque de Doñana (dunas, playas, cotos o bosques y marismas) es contratando una visita guiada a Doñana que parte del Centro de visitantes del Acebuche. Estas visitas a Doñana se realizan en vehículo todoterreno y de la mano de un guía especializado. No resultan nada caras (podéis mirar aquí los precios y horarios y reservar si queréis). Sin embargo, a nosotros no nos cuadraba el horario, porque visitamos parte de la provincia de Hueva solamente de pasada, de camino entre el Aeropuerto de Sevilla y El Algarve, que era nuestro destino.

De esta manera y a sabiendas que solamente podríamos conocer parte del parque, decidimos visitar Doñana por libre, haciendo uso de los algunos de los Centros de Visitantes y visitando la Aldea del Rocío, que en realidad queda a las puertas del Parque de Doñana, pero que es visita imprescindible en la zona.

VISITAR DOÑANA POR LIBRE (Y EL ROCÍO)

LA ALDEA DEL ROCÍO

No se entendería visitar Doñana sin pasarse antes por la Aldea del Rocío, aunque esta queda en realidad a las puertas del parque.

La Aldea del Rocío, que se localiza 15 kilómetros al sur de la población de Almonte y a solo 4 km del Centro de visitantes La Rocina (visita obligada si vais a visitar Doñana por libre) es especialmente conocida por la anual romería que se celebra el fin de semana del Lunes de Pentecostés.

Lo más curioso de la Aldea del Rocío es que sus calles no están asfaltadas si no que están cubiertas totalmente por arena. Además, El Roció se localiza no solo justo en la periferia del Parque de Doñana si no también a los pies del Charco de la Boca, un gran lago interior que acoge una interesante avifauna, incluidos los siempre vistosos flamencos.

Sin embargo, el polo de atracción más importante en la Aldea del Rocío es su ermita, una iglesia para nada pequeña, como podría suponerse por eso de que sea conocida como ermita, y cuyo nombre oficial es el de Santuario de Nuestra Señora del Rocío.

Pintada por completo de blanco, la Ermita del Rocío se alza inmaculada en el centro de la aldea desde que fue construida en la década de los sesenta del siglo pasado. Es decir, de ninguna manera se trata de un templo antiguo. Esta iglesia es heredera de una primera ermita erigida en el siglo XIV.

La cuestión es que si por algo es famosa la Aldea del Rocío, es porque aquí se venera una de las imágenes marianas más importantes de Andalucía. Es la célebre Blanca Paloma.

La tradición marca que la Blanca Paloma es trasladada a Almonte cada siete años. Concretamente el 19 de agosto. La Reina de las Marismas (así se la conoce también) permanece en Almonte hasta que es devuelta a la Aldea de El Rocío en vísperas de Pentecostés.

La cuestión es que la última vez que fue trasladada a Almonte fue el 19 de agosto de 2019 y en estas la pilló el toro. O mejor dicho, la Covid. De esta manera, como las romerías de los años 2020 y 2021 se han suspendido, la Blanca Paloma permanece en Almonte a espera de regresar a la Aldea del Rocío.

Visitamos la Ermita del Rocío, aunque sin la Blanca Paloma este templo contemporáneo pierde bastante interés. Eso sí, su estampa es majestuosa.

Tras la visita al Santuario de Nuestra Señora del Rocío damos un paseo por el pueblo, cuyas calles están desprovistas de asfalto alguno, si no que están cubiertas de arena (mejor dicho, de albero, la misma arenilla que cubre los ruedos taurinos).

Pasamos por la Plaza del Acebuchal, donde encontramos algunos acebuches centenarios (son árboles conocidos como olivos silvestres, yo lo desconocía) que tienen la protección de monumento natural.

Durante el paseo nos damos cuentas de la existencia de los edificios de numerosas hermandades. Cada hermandad rociero dispone de su propia Casa en el Rocío, casi siempre con cuadra incluida y, a menudo, con restaurante.

También encontramos algunas carretas esperando que algún visitante se monte en ellas para recorrer la Aldea del Rocío y numerosos puestos de souvenirs, donde el traje de rociera (ni que sea para alquilar) es la estrella.

Sin embargo, lo que más nos gustó al visitar la Aldea del Rocío fue la existencia del Charco de la Boca que podemos observar desde el Mirador de la Marisma. Desde aquí podemos observar parte de la fauna que habita el Parque de Doñana, incluyendo su numerosa avifauna. Destacan, desde luego, los bellísimos flamencos que se encuentra aquí por decenas. También algunos caballos pastan tranquilamente a orillas de esta enorme marisma.

CENTRO DE VISITANTES LA ROCINA

Almorzamos un menú en uno de los restaurantes de El Rocío, antes de seguir nuestra visita al parque. Si vuestra idea es visitar Doñana por libre, una buena idea es que os acerquéis a sus centros de visitantes.

El Centro de Visitantes La Rocina se ubica a apenas cuatro kilómetros de la Aldea del Rocío. Allí nos dieron información sobre algunas de las rutas que se pueden realizar en Doñana por libre, a pie, además de un mapa del parque.

La Rocina es el arroyo cuyo cauce supone el principal aporte de aguas que nutre la marisma de Doñana. Desde el Centro de Visitantes parte un sendero de unos 4.5 kilómetros que se completa en poco más de una hora de paseo. El recorrido incluye varias paradas en casetas de madera que permiten la visualización a escondidas de la avifauna del arroyo y la marisma, aunque los flamencos que vemos durante la ruta quedan muy lejos y el resto de ánades y otras aves son más bien pocos en comparación a lo que hemos visto en el Charco de la Boca.

El paseo, sin embargo, resulta muy interesante, recorriendo varios de los paisajes típicos de Doñana, incluyendo el bosque de pinares, brezales o zarzales, y hasta plantas aromáticas como lavanda o romero.

Al principio del recorrido también encontramos una choza que nos muestra cómo era la vida en Doñana hasta hace unas pocas décadas, así como aspectos de la Romería del Rocío y a las Hermandades.

PALACIO DEL ACEBRÓN DE DOÑANA

El siguiente destino en esta visita a Doñana por libre nos lleva hasta el Palacio del Acebrón. Desde el mismo Centro de Visitantes La Rocina parte una carretera que en unos 10 minutos nos lleva al parking del palacio.

La verdad es que llama la atención encontrarse con un palacio de estas características en el Parque de Doñana. Esta fenomenal vivienda fue edificada en 1961 y en la actualidad desempeña las funciones de centro de difusión del Patrimonio Etnográfico de Doñana, con una exposición que recibe el nombre de Doñana y el Hombre.

Más allá de la exposición, merece la pena subir a la azotea del Palacio del Acebrón para disfrutar de una bonita panorámica de esta parte más boscosa del Parque de Doñana.

También aquí hay un sendero de fácil recorrido, que permite visitar el Parque de Doñana a pie. Es corto, de manera que tardamos poco más de 20 minutos en cumplimentar el paseo que va desde el Palacio hasta el parking, por este sendero interior. También aquí encontramos una pequeña charca (el Charco del Acebrón). Sin embargo, la mayoría del sendero transcurre en zona boscosa, entre eucaliptus, pinos, alconorques y helechos.

Visitar el Palacio del Acebrón del Parque de Doñana es gratuito.

CENTRO DE VISITANTES DE DOÑANA, EN EL ACEBUCHE

Tomamos las carretera A-483, que es la que va a Matalascañas, para detenernos unos kilómetros antes de llegar a este pueblo en el Centro de Visitantes del Acebuche.

Este centro es mayor y está más equipado que el Centro de Visitantes La Rocina. Aquí encontraréis más exposiciones acerca de la importancia de los distintos ecosistemas del Parque de Doñana, incluyendo audiovisuales. Y además, una cafetería donde tomar un tentempié antes de seguir el camino.

También desde aquí se pueden tomar un par de senderos:

Por desgracia, nuestra visita al Parque de Doñana por libre no da para más, porque nuestro destino final para esta jornada, como os dije, es Portugal, donde tenemos la idea de realizar una Ruta al Algarve en coche. De haber tenido un poco más de tiempo nos hubiéramos acercado hasta Matalascañas, que se encuentra a no más de cinco kilómetros del Centro de Visitantes del Acebuche. En este pueblo, a parte de disfrutar de sus 5 kilómetros de playas se pueden realizar un par de rutas entre el Parque Dunar: la Senda peatonal Cuesta de Maneli, que trascurre entre Dunas fijas, y el Sendero Dunar, que recorre parte de las Dunas Móviles y que parte del chiringuito que queda cerca del Gran Hotel del Coto.

Sin embargo, la única manera de disfrutar de los 4 ecosistemas del Parque de Doñana es contratado la excursión en todoterreno, que cuenta con la ayuda de un guía y que permite acceder a los lugares que no se pueden visitar por libre.

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