La Basílica de San Isidoro de León, con el adyacente Panteón de los Reyes de León es uno de los más esplendorosos monumentos de León, además de una de las joyas del arte románico en España.
Sin duda junto a la Catedral de León, maravilla del gótico, y el Convento de San Marcos, uno de los mejores ejemplos del Plateresco en España, la Basílica de San Isidoro de León con el Panteón de los Reyes forma la triada de monumentos de visita imprescindible en León, una de las ciudades con más encanto de la Península Ibérica.
En este post os vamos a contar qué es la Basílica de San Isidoro y cómo visitarla.
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BASÍLICA DE SAN ISIDORO Y PANTEÓN DE LOS REYES DE LEÓN. BREVE HISTORIA.
Debemos encontrar el origen de la Basílica de San Isidoro de León en algún monasterio dedicado a San Pelayo, probablemente alzado en el mismo lugar donde ya habría existido algún templo pagano de época romana.
Hoy se considera que aquel templo se habría construido por voluntad del Rey Sancho I de León a mediados del siglo IX, con la idea de que albergase las reliquias del Pelayo, un cristiano martirizado en Córdoba durante el califato de Abderramán III, sobre el año 925.
Aquel templo y monasterio dedicado a San Pelayo fue terminado tras la prematura muerte del Rey Sancho I de León. Sin embargo, pocos años duró la nueva comunidad monástica instalada en el cenobio, pues fue arrasado por Almanzor en el 988.
Posteriormente, aunque el Rey Alfonso V mandó reconstruir el monasterio, fue en tiempos de Fernando I de León cuando se empezó a edificar un nuevo templo, esta vez en piedra. Además, la reina Sancha de León, que era la esposa de Fernando I, convenció a su esposo para que ambos fuesen sepultados en el entonces conocido como Monasterio de San Juan, dando origen al Panteón de los Reyes de León.
Y entonces, ¿de donde sale el nombre de San Isidro de León? Pues bien, los monarcas hicieron traer desde Sevilla el cuerpo de San Isidoro, con la idea de dotar de prestigio la iglesia. Era 1062. También trajeron desde el monasterio de Arlanza, las reliquias de San Vicente de Ávila, además de otras reliquias. Es en estas que el día 21 de diciembre de 1063 el templo fue consagrado nuevamente, esta vez con el nombre de San Isidoro.
Fue la Basílica de San Isidoro de León (en aquel momento, simplemente Iglesia de San Isidoro), la primera iglesia románica edificada en el Reino de León. Un estilo, el románico, que en buena parte de Europa, incluyendo el noreste peninsular, llevaba ya más de un siglo desarrollándose.
Aquella iglesia de San Isidro de León, era bastante más pequeña que la que podemos visitar en la actualidad, disponiendo de tres naves sin crucero, con cabecera tripartita y con una longitud de unos 16 metros. El Panteón de los Reyes de León quedaba a los pies de la iglesia de San Isidro, pudiéndose acceder a ella a través de una puerta, hoy cerrada.
Sin embargo, lo que ha llegado a nuestros días y que vamos a conocer al visitar la Basílica de San Isidoro de León es la ampliación llevada a término en tiempos de Doña Urraca, infanta de León e hija primogénita de Fernando I. Su cuerpo también descansa en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León.
A Doña Urraca no solo se debe atribuir la ampliación de la Basílica de San Isidoro de León si no también parte de su ornamentación, incluyendo las joyas del románico que suponen sus tres puertas: la Puerta del Cordero, la Puerta del Perdón y la Puerta Norte. Además, fue Doña Urraca quien mandó decorar el Panteón Real de León mediante pinturas al fresco, además de entregar un generoso tesoro.
VISITAR LA BASÍLICA DE SAN ISIDORO Y EL PANTÉON REAL DE LEÓN
Al visitar la Basílica de San Isidoro vamos a conocer, básicamente, el templo del siglo XI, aunque el ábside actual es bastante posterior. Se trata de un templo con planta de cruz latina y tres naves, cerrado en su cabecera por un ábside hispano-flamenco del siglo XVI que sustituyó al original románico.
Antes de entrar a San Isidoro, sin embargo, debemos fijarnos en el exterior, aunque más que una gran fachada, lo que queda a nuestra vista es la fachada sur, con sus puertas, ya que las demás quedaron incluidas en otros edificios, incluidas las murallas.
LA FACHADA SUR Y LAS PUERTAS DE SAN ISIDORO
En la fachada sur de la Basílica de San Isidoro nos debemos fijar en sus dos puertas: la del Cordero y la del Perdón.
La Puerta del Cordero, aun siendo románica, dispone de una peineta barroca. La portalada dispone de triple arquivolta que descansa sobre columnas ornamentados con capiteles con figuras humanas. En el tímpano se representa el Sacrificio de Isaac, además de otras escenas. Este tímpano está considerado como el primero del Reino de León.
La segunda puerta es la Puerta del Perdón, que era por donde entraban los peregrinos (además de disponer de importantes reliquias, el paso por la iglesia de San Isidoro era un momento importante del Camino de Santiago). Esta puerta se abre en la fachada sur del crucero y es algo posterior. El tímpano presenta tres escenas: la Ascensión, el Descendimiento y la contemplación del Sepulcro vacío por parte de las tres Marías.
La tercera puerta, la norte, era la que se encontraba en la fachada del transepto del Evangelio. Es conocida como Puerta Capitular, porque en 1148 se construyó una sala capitular lindante con este transepto norte, quedando la portada como acceso a la Sala capitular en cuestión. En este caso, el tímpano es liso. Los capiteles sí que merecen la pena.
EL INTERIOR DE LA BASÍLICA DE SAN ISIDORO
visitar la Basílica de San Isidoro de León no hay que pagar entrada. Como dije, lo que nos ha llegado a nuestros días es, básicamente, el resultado de las remodelaciones llevada a término por Doña Urraca. Se trata de un templo de tres naves, con crucero y con tres ábsides.
La nave es románica, aunque la capilla mayor ya se cierra con la típica bóveda de crucería gótica. Merece la pena fijarse en los capiteles que decoran las columnas.
La capilla más importante es la Capilla Mayor, que es del siglo XVI, bastante posterior al resto de San Isidoro. Se cierra mediante una bóveda de crucería, como dije. Una pena que se haya perdido la cabecera románica.
También es gótico el retablo que preside la Capilla Mayor. Fue colocado aquí en 1920, procedente de la vallisoletana parroquia de Pozuelo de la Orden. También merece la pena echar un vistazo al dorado retablo barroco de la Capilla de San Martino.
PANTEÓN REAL DE LEÓN EN SAN ISIDORO.
El Panteón Real de León se ubica a los pies de la Basílica de San Isidoro, aunque para visitarlo tendréis que salir de la iglesia y entrar por otra puerta. Además, es de pago. Eso sí, es una maravilla que de ninguna manera os podéis perder al visitar León.
El espacio es más o menos de base cuadrangular. Justo en medio se alzan sendas columnas ornamentados con riquísimos capiteles, desde donde parten los arcos que forman la bóveda del Panteón Real. De esta manera, el espacio queda configurado en tres naves.
Repartidos en el suelo encontramos un buen número de sepulcros reales. Sin embargo, desde la ocupación napoleónica del XIX, cuando los restos reales se extrajeron de los sepulcros, no es posible identificar con exactitud quien descansa en cada sepulcro.
Sin embargo, lo más excepcional del Panteón Real de León y el hecho que lo convierte en una de las obras maestras del románico mundial, es la decoración pictórica al fresco que incluye la totalidad de la bóveda y de los muros laterales. Representan, básicamente, los tres ciclos litúrgicos: Navidad, Pasión y Resurrección. Podemos identificar perfectamente pasajes tan conocidos como la Anunciación, la Última Cena o la Natividad.
En el intradós de uno de los arcos se representa un calendario de los doce meses del año, donde observamos, dentro de medallonees, las tareas a desarrollar en cada mes.
EL MUSEO DE SAN ISIDORO
Antes de abandonar San Isidoro merece la pena echar un vistazo a su museo (probablemente, lo habréis visitado antes de llegar al Panteón Real). Ocupa lo que fue la Tribuna Real, que posteriormente se convirtió en Sala Capitular. En la actualidad se entra a la antigua sala capitular a través del claustro (que también da acceso al Panteón Real).
Entre las piezas más destacadas destaca la Arqueta de San Isidoro y la Arqueta de los marfiles (ambas del siglo XI). Sin embargo, la obra más destacad es el conocido como Cáliz de Doña Urraca, una maravilla de la orfebrería románica, que fue donada por Doña Urraca. Este cáliz se localiza en el primer piso, fuera de la Tribuna Real, en la conocida como Sala del Cáliz. Por cierto, en 2019 intentaron robar este famoso Cáliz de Doña Urraca.