El Teatro Romano de Mérida es uno de los vestigios arquitectónicos más relevantes que la Antigua Roma ha legado a la Península Ibérica y, sin duda, alguna, el monumento más importante que ver en Mérida, la capital de Extremadura.
En este artículo te vamos a contar qué es y cómo visitar el Teatro Romano de Mérida, uno de los monumentos más bonitos de España. Empezaremos por los datos prácticos, para seguir con su historia y por lo que fue nuestra visita.
VISITAR EL TEATRO ROMANO DE MÉRIDA. DATOS PRÁCTICOS.
PRECIOS PARA VISITAR EL TEATRO ROMANO DE MÉRIDA.
La visita al Teatro Romano de Mérida forma parte del Conjunto Histórico-Arqueológico de Mérida, formado también por otros lugares, como el Circo Romano, el Anfiteatro o la Alcazaba.
De esta manera podéis adquirir una entrada conjunta a todos los recintos o una entrada que solo sea válida para visitar el Teatro Romano de Mérida y para el Anfiteatro.
Más conveniente resulta, incluso, adquirir una visita guiada completa reservada con anticipación, que incluye las entradas a todos los recintos. La visita es en español dura tres horas y media y permite disponer de un guía para visitar en Teatro Romano de Mérida y el Anfiteatro, la Alcazaba Árabe, la zona arqueológica de Morerías y la Casa del Anfiteatro.
Aquí están las distintas posibilidades para visitar el Teatro Romano de Mérida:
- Entrada al Teatro Romano + Anfiteatro: 12 € (con visita guiada, contratado con anticipación, 17€).
- Entrada conjunta para todo el Conjunto Histórico-Arqueológico: 18 €.
- Entrada conjunta + Visita guiada en español, contratado con anticipación: 33 €.
(Entrada reducida para jóvenes de 13 a 17 años, estudiantes hasta 25 años, mayores de 65 años o jubilados, discapacitados y familias numerosas).
HORARIOS PARA VISITAR EL TEATRO ROMANO DE MÉRIDA.
- HORARIO DE VERANO (del 1 Abril al 30 Septiembre): de 9:00 a 21:00
- HORARIO DE INVIERNO (del 1 Octubre al 31 de marzo): de 9:00-18:30
EL TEATRO ROMANO DE MÉRIDA EN LA HISTORIA
La Colonia Iulia Augusta Emerita, el nombre que recibió la Mérida romana, fue fundada el año 25aC como lugar de retiro para los soldados que habían luchado en las Guerras Astur-Cántabras.
Como ciudad de retiro que era, la colonia fue dotada de un conjunto de obras civiles que debían asegurar el bienestar de aquellos que habían luchado con honor para el Imperio Romano. No podía faltar, por tanto, el aspecto lúdico que tanta importancia tenía en la Antigua Roma. De esta manera, el programa constructor incluyó termas, un circo, un anfiteatro y un teatro.
Visitar el Teatro Romano de Mérida supone, sin duda, conocer el lugar más icónico de aquella Augusta Emerita que a partir del año 15 aC se convirtió en capital de la provincia romana de Lusitania. En este sentido, fue el mismo cónsul Marco Vipsanio Agripa, quien impulsó la construcción del Teatro Romano de Mérida, que fue inauguró el año 16 o 15 a. C.
El teatro siguió en funcionamiento hasta mediados del siglo IV. En aquel momento, el empuje del Cristianismo dio lugar a que, poco a poco, el Teatro Romano de Mérida dejara de ofrecer funciones teatrales que, por lo visto, no estaban nada bien consideradas en el seno de la iglesia de la época.
No tardo mucho tiempo en ser abandonado aquel importante teatro que en sus momentos de mayor esplendor llegó a disponer de una capacidad para unos 6000 espectadores. Una curiosidad es que, tras el abandono, el Teatro Romano de Mérida fue cubierto por tierra quedando, sin embargo, la parte superior de la cávea expuesta al exterior. Esta edificación restante era conocida como Las siete sillas, por tener una morfología que podría asemejar siete enormes asientos.
El resurgir del Teatro Romano de Mérida lo debemos encontrar a partir de 1910, momento en que se acometieron los trabajos de recuperación del lugar que, de una u otra manera, se prolongaron a lo largo de las próximas décadas. La escena, por ejemplo, no fue reconstruida hasta la década de los 60.
Desde bastante antes de que esta remodelación le devolviera buena parte de su antiguo esplendor, el Teatro Romano de Mérida se había convertido en la sede del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, cuya primera edición tuvo lugar en 1933. La idea permitió devolver al teatro a su primitiva función, más allá de convertirse en uno de los monumentos turísticos más importantes que ver en Mérida.
LA VISITA AL TEATRO ROMANO DE MÉRIDA
Pudimos visitar el Teatro Romano de Mérida en el seno de un viaje familiar de solo cinco días por Extremadura. Tiempo demasiado escaso para una región que merece una visita más detallada pero que nos permitió conocer, entre otros lugares, la ciudad de Cáceres o el Monasterio de Guadalupe, ambos lugares incluidos también en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Esta vez, viajamos con primos y cuñados.
Después de conocer el adyacente Anfiteatro, nos acercamos a visitar el Teatro Romano de Mérida, sin duda alguna el monumento más relevante de la región. Quizá fuera porque nuestra visita aconteciera en otoño, pero lo cierto es que la visita se desarrolló prácticamente en soledad.
Enseguida impresiona la majestuosidad del Teatro Romano de Mérida cuya gradería, como muy habitualmente pasaba en los teatros greco-romanos, aprovechó el pendiente natural para ser construida. Esta gradería se divide, de abajo a arriba, en tres sectores: la ima cavea (el sector inferior y más cercano a la escena), la media cavea (el sector intermedio) y la summa cavea, el sector más superior. Este último sector, que era donde se ubicaban las clases menos favorecidas, equivale a lo que hoy en día sería el gallinero de los teatros líricos. Se trata de los siete sillares que sobresalieron durante los siglos que el teatro fue sepultado bajo toneladas de tierra.
Por debajo de ima cavea, aún existían tres hileras de asientos, esta vez cubiertos de mármol, donde se aposentaban las autoridades más importantes de Emerita Augusta. Estos asientos has desaparecido por completo, pero podemos observar que el espacio estaba separado de la ima cavea mediante un corredor.
A su vez, cuatro escaleras permitían acceder a la parte más baja de la ima cavea desde los vomitorios, que quedaban en una parte más superior. Esta ima cavea, de 23 filas de asientos, está dividida a su vez, en cinco sectores: uno central, dos medios y dos laterales.
Por encima de la ima cavea, encontramos la cavea media y la summa cavea, que son mucho más pequeñas (cinco filas de asientos para cada una). Nos parece entender que esta estructura superior sí que está construida sin aprovechar ya el pendiente del terreno, sustentándose mediante un sistema de bóvedas de cañón.
Por delante de la ima cavea queda un espacio semicircular pavimentado con grandes losas marmóreas que es conocido como orquestra y que era utilizado por los coros. A este espacio se accede por sendos túneles que encontramos en los ángulos de la escena y que han podido ser recuperados.
Por detrás de la orquestra, pero en un nivel algo superior (menos de un metro de altura) queda la escena. Puede accederse a esta plataforma superior mediante dos pequeñas escalerillas situadas a ambos lados de la orquestra. Por detrás queda la auténtica maravilla que encontramos al visitar el Teatro Romano de Mérida. Me refiero al fondo arquitectónico permanente conocido como frons scaenae.
Ente frente de escena tiene unos 17 metros de altura y dispone de un doble orden de columnas corintias superpuestas, separadas por un arquitrabe y friso que recorre todo el conjunto, que leemos que tiene una anchura de 63 metros. En este sentido, nos recuerda un poquito a la Biblioteca de Celso que se pueden visitar en Efeso.
Además, encontramos esculturas entre las columnas y tres puertas que permitían la entrada en escena de los actores. Por detrás de esta estructura arquitectónica de impacto queda el postcaenium, que vendría ser el lugar donde los actores se cambian de vestuario entre las escenas.
Por último cabe mencionar que por detrás de la escena encontramos una zona ajardinada que es conocida como el peristilo. En realidad es lo primero que hemos recorrido al visitar el Teatro Romano de Mérida pues al llegar desde el anfiteatro, se accede desde aquí. Encontramos en esta zona, la parte baja de un conjunto de columnas de granito que, según parece, en la época de esplendor del teatro estaban recubiertas de estuco y pintadas.
No vais a tardar más de una hora en visitar el Teatro Romano de Mérida, que no solo es el lugar más importante que visitar en Mérida y el teatro romano que mejor ha llegado a nuestros días de cuantos de erigieron en la Península Ibérica, sí no uno de los monumentos más bellos de España.