El Templo Bulguksa, situado a unos 20 kilómetros de Gyeongju, es uno de los lugares más interesantes que se pueden visitar en los alrededores de la que fue la capital del Reino de Silla. Un periodo que como, os contamos en nuestro post acerca de los lugares más importantes que ver en Gyeongju, supuso la primera unificación de la Península de Corea en un solo estado.
El Templo de Bulguksa está considerado como uno de los momentos culminantes del periodo Silla. Se trata de un templo budista cuya importancia es tal, que ha sido incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Un honor que comparte, por cierto, con la cercana Gruta de Seokguram, cuya visita se puede realizar el mismo día (y así lo hicimos nosotros).
CÓMO LLEGAR A BULGUKSA DESDE GYENGJU.
La manera más fácil de llegar a Bulguksa desde Gyeongju es en transporte público. Hay que tomar los buses 10 o 11 desde alguna de las varias paradas de Gyeongju (por ejemplo, la que queda casi enfrente del Mc onalds que tenemos a 1 minuto de nuestro alojamiento, el Good Dream Hotel). El precio del trayecto en bus es de solo 1300W. El trayecto dura unos 30-35 minutos.
Para visitar el Templo de Bulguksa hay que pagar una entrada de 5000W (2500W los niños).
VISITAR EL TEMPLO DE BULGUKSA
Al visitar el Templo Bulguksa desde Gyeongju enseguida nos damos cuenta de que no se trata de un recinto del siglo VIII, que es cuando fue alzado el original. Como tantas monumentos en Corea, también el Templo de Bulguksa sufrió las iras japonesas, quedando reducido a escombros en 1593.
Sin embargo, el templo de Bulguksa renació de sus cenizas a principios del siglo XVII. De hecho, las restauraciones y remodelaciones fueron constantes y repetidas desde entonces y hasta la actualidad. De esta manera, aún intentando preservar el carácter original del templo, no hay que olvidar que nada queda del original de la época Silla, ni tampoco de los cambios surgidor durante el periodo Goryeo.
Tras entrar por una primera puerta de acceso, donde no faltan sendas parejas de guardianes celestiales a ambos lados de la misma, dejamos a un lado un precioso lago rodeado de vegetación. El lago permanece helado (en enero, el frío es realmente glacial todo el país, como hemos ido viendo durante esta ruta de 10 días por Corea del Sur) y la vegetación algo yerma, pero la verdad es que la estampa es bonita.
Enseguida llegamos a una plaza donde se ubica lo que es la fachada principal del Templo de Bulguksa, donde una gran escalera que supera un arrollo permitiría el acceso. Sin embargo, la entrada al templo se realiza por una entrada lateral a la que se accede por un camino que surge a la derecha de esta explanada.
Antes, en la explanada principal, ya nos hemos encontrado con la habitual fuente con la que los creyentes se lavan la frente y la boca, antes de entrar a los templos budistas.
Al entrar en el primer patio, nos encontramos con la estructura habitual de muchos de los templos budistas del país (también en varios de los palacios reales que pudimos ver en Seúl). El patio está rodeado por completo de una estructura de madera a modo de corredor, columnada.
En una de las esquinas encontramos el bastante habitual tambor, que en esta ocasión no está en una torre apartada si no integrado dentro del mismo edificio. Y, en medio del patio, dos pagodas que, por lo visto, tienen bastante importancia histórica. Son conocidas con el nombre de Pagoda Dabotap y Pagoda Seokgatap. Ambas son consideradas monumentos históricos nacionales, pero mientras la primera es una de las joyas del arte Silla, la segunda está considerada como de influencias Baekje, que fue otro reino coreano.
Desde este patio se accede al que es el pabellón más importante del Templo de Bulguksa, el Daeungjeon. Aquí encontramos un gran Buda conocido como Sakyamuni que, por lo que vemos, es bastante venerado.
Este primer patio da acceso a un segundo espacio, de similares dimensiones. Éste está presidido por otro pabellón, algo más sencillo: el Museoljeon que, por lo visto, habría sido la primera edificación alzada en el Templo de Bulguksa.
Unas escaleras permite acceder a otro patio, situado algo más arriba, donde está el pabellón Birojeon. Aquí encontramos el Buda Vairocana. A la derecha de este patio, aún se ubica otro espacio, con un nuevo pabellón, el Gwaneumjeon.
La verdad es que el Templo de Bulguksa es precioso aunque de un tamaño nada comparable a otros templos budistas que hemos podido conocer en Asia. Nada que ver con la pagoda Schwedagon de Yangon, desde luego, o los templos japones de Nara, por poner dos ejemplo.
Tardamos más o menos en visitar el Templo de Bulguksa. Después nos dirigimos a buscar el autobús que nos llevará a nuestra siguiente visita, la Gruta de Seokguram, también incluida dentro de la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad.