Innsbruck es una de las más bellas ciudades de Centroeuropa. Localizada en una situación envidiable a los pies del río Inn, no solo es la capital del Tirol, si no que también es algo así como la capital de invierno de Austria.
Sin embargo, más allá de que se trate de una ciudad maravillosamente bella, tanto por su centro histórico como por los majestuosos paisajes que la rodean, Innsbruck es también una ciudad rabiosamente histórica. Fundada en 1180, los Habsburgo establecieron aquí un primer ducado en 1420. Sin embargo, fue Maximiliano I quien la convirtió en ciudad imperial a finales de siglo XV. Es por ello que varios de los lugares que hay que ver en Innsbruck hacen referencia a aquellos años. El Hofburg o Palacio Imperial, la Hofkirche, que alberga el cenotafio de Maximiliano I, o el famoso tejadillo de oro, el lugar más famoso que hay que visitar en Innsbruck, son solo algunos de ellos.
QUÉ VER EN INNSBRUCK EN 2 DÍAS.
Dedicamos tres días a visitar Innsbruck y sus alrededores. Uno y medio para recorrer la ciudad, incluyendo una subida al teleférico del Nordkette, que permite disfrutar de unas maravillosas vistas tanto de Innsbruck como del Parque Natural del Karwendel desde lo alto de las montañas. Una mañana la dedicamos a hacer una excursión a los Mundos de Cristal de Swarowski, que se localiza en Wattens, a no más de 15 kilómetros de Innsbruck. La tercera jornada la dedicamos a visitar el Valle de Stubai, una auténtica maravilla natural que merece la pena ser conocida si vais a visitar el Tirol.
Estas son las 10 visitas que hay que ver en Innsbruck.
- Hofburg, el palacio imperial de Innsbruck.
- Hofkirche.
- El Tejadillo de Oro.
- Las calles Herzog-Friederich y Maria Teresa, la calle más bonita que ver en Innsbruck.
- La Catedral de Innsbruck.
- La Torre de la Ciudad.
- El Castillo de Ambras.
- El Trampolín de Saltos de Bergisel, con las mejores vistas que ver en Innsbruck,
- El Teleférico de Nordkette.
- Los Mundos de Cristal de Swarovski, en Wattens.
ORGANIZAR UNA VISITA A INNSBRUCK Y LOS ALREDEDORES EN TRES DÍAS.
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HOFBURG, EL PALACIO IMPERIAL.
Ya he comentado que varios de los lugares que hay que ver en Innsbruck hacen referencia al Emperador Maximiliano I, que fue quien dio el título de Ciudad Imperial a la capital del Tirol. Normal, por tanto que esta población disponga de su propio Hofburg o Palacio Imperial, al igual que Viena.
La construcción, sin embargo, es anterior a Maximiliano, pues fue alzada en tiempos del Archiduque Segismundo en el siglo XV. El palacio fue ampliado por Maximiliano, aunque quien le dio su aspecto barroco fue la Emperatriz María Teresa, ya en el siglo XVIII.
Hay que decir que el Hofburg de Innsbruck sufrió irreparables daños durante las guerras del siglo XIX. Sin embargo, aun hoy es posible admirar su fastuosa Riedensaal, la estancia más bella que ver en Innsbruck. Está adornada con todo tipo de frescos y dorados. En las paredes encontramos cuadros de los 16 hijos que alumbró la Emperatriz María Teresa. La visita al Hofburg, como al resto de lugares que hay que ver en Innsbruck de forma obligada, está incluida en la tarjeta Innsbruck Card.
HOFKIRCHE, LA IGLESIA IMPERIAL.
La Iglesia Imperial es otro de los lugares imprescindibles de Innsbruck. El motivo no es otro de que aquí se encuentra el cenotafio del Emperador Maximiliano, por bien que el cuerpo del personaje se halla en Viena.
La cuestión es que esta obra fúnebre está considerada uno de los momentos cumbre del Renacimiento en el Tirol. Además, el Emperador se hizo rodear de 28 figuras de bronce a tamaño natural (incluso, mayor) con todo tipo de personajes relacionados con su familia, incluyendo Juana la Loca y Felipe el Hermoso. Alguno de ello, por cierto, mitológico. Por ejemplo, el del Rey Arturo, cuya estatua es obra de Alberto Durero. El sarcófago se ornamenta con escenas de la vida del difunto, labradas en mármol. Una maravilla que hay que ver en Innsbruck de forma imprescindible.
EL TEJADILLO DE ORO
Sin embargo, el monumento más famoso de Innsbruck no es ni la iglesia ni el Palacio Imperial. Se trata del Tejadillo de Oro. Recibe el nombre porque su ornamentación se llevó a cabo gracias a 2657 dejas de cobre recubiertas de oro. Por cierto, según parece, los 13 kilos de oro utilizados para su diseño se han quedado en poco más de 6 debido al desgaste.
La cuestión es que el tejadillo de oro fue un regalo para celebrar la boda de Maximiliano con Blanca María Sforza. Desde allí, los emperadores podían seguir los festejos y desfiles, pues el balcón se situa justo al principio de la Calle Herzog-Friedrich, la principal de la población.
DONDE DORMIR EN INNSBRUCK
HOTEL DAL MEI, MUTTERS. En realidad no dormimos en Innsbruck sino en Mutters, a 5 km. En Innsbruck resulta difícil y caro aparcar, de manera que el Hotel Das Mei de Mutters, un pequeño y precioso pueblecito a 5 km de Innsbruck resultó perfecto.
Además, con el tranvía de Stubaibahn (que está incluido en la imprescindible Innsbruck Card) se llega en 15 minutos al centro histórico de Innsbruck.El hotel es una preciosidad y el desayuno, uno de los mejores que jamás hemos tomado. La habitación era amplísima. En el pueblo también se puede cenar. Incluso hay una pizzería, Santa Lucia, de precios asequibles. Podéis mirar aquí los precios y contratar si queréis. Las que os pongo debajo son las vistas desde el mismo hotel!
LAS CALLES HERZOG-FRIEDRICH Y MARÍA TERESA, LAS MÁS BELLAS QUE VER EN INNSBRUCK.
Son las dos calles principales que hay que ver en Innsbruck y que se sitúan en pleno centro histórico, una tras otra. Más estrecha la Calle Herzog-Friedrich, que es porticada a ambos lados, más amplia la Calle María Teresa, que también es posterior. La mayoría de edificaciones tanto en una como en otra calle son ahora hoteles, restaurantes y tiendas varias dedicadas al turismo. Sin embargo, ello no le quita nada de encanto a ambas vías.
A mitad de la Calle María Teresa encontramos la Columna de Santa Anta; y al final de la misma vía, el Arco del Triunfo. Fue edificado con motivo de la boda entre el Archiduque Leopoldo (el segundo de los 16 hijos de María Teresa) con la Infanta María Luisa de España.
LA TORRE DE LA CIUDAD
Una de las mejores vistas que hay que ver en Innsbruck la vais a obtener desde la Torre de la Ciudad. Eso sí, la recompensa solo se consigue tras superar los 148 escalones que os llevarán hasta la cumbre. Desde arriba, tendréis una panorámica de 360 grados pero, sobre todo, tendréis el famoso Tejadillo de Oro justo enfrente vuestro y podréis gozar de la Calle Herzog-Friedrich desde las alturas.
LA CATEDRAL DE INNSBRUCK
Las grandes iglesias suelen disponer de unas fachadas más bien austeras en Austria. Sin embargo, su interior es, a menudo, fastuoso. Es el caso de la Catedral de Innsbruck, la segunda iglesia que hay que ver en Innsbruck tras la Hofkirche. Está dedicada a San Jacobo. Es decir, al Apóstol Santiago, y la verdad es que su fastuoso barroco la hacen merecedora de una visita. El interior es obra de los hermanos Asam, autores también de la Asankirche, una de las iglesias más bellas que ver en Munich.
EL CASTILLO DE AMBRAS
El Castillo de Ambras está apartado del centro de la ciudad de manera que no muchos turistas se acercan hasta aquí. Se puede llegar en transporte público (incluido también en la Innsbruck Card) o en nuestro coche de alquiler, como hicimos nosotros.
El Castillo fue adquirido por el entonces Rey del Tirol, el Archiduque Fernando II. En aquel momento solo era una pequeña fortaleza que el monarca se encargó de transformarla en el palacio renacentista que podemos visitar.
Una de las estancias más bellas del palacio es la conocida como Salón Español, que tiene 43 metros de largo y está decorado con pinturas de los distintos soberanos del Tirol. Posiblemente es la sala más bella que ver en Innsbruck junto a la Riedersaal del Hofburg. Sin embargo, hay dos colecciones que nos llaman especialmente la atención. La primera es la de armaduras. Parece que al Archiduque le encantaba coleccionarlas. Destaca, entre todas las que podemos ver, la usada por un famoso luchador de torneos que, aquejado de gigantismo, llegó a medir 270 centímetros. La segunda colección que llama la atención es que recibe el nombre de Sala de las Maravillas, donde se recogen todo tipo de objetos curiosos.
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EL TRAMPOLÍN DE BERGISEL, CON LAS MEJORES VISTAS QUE VER EN INNSBRUCK.
Otro de los lugares más emblemáticos que hay que ver en Innsbruck es su trampolín de saltos de esquí. Por varios motivos: el primero por el propio trampolín en sí mismo, que es una obra de la Haza Hadid, la famosa arquitecta iraní. Pero también por las preciosas vistas que desde su mirador se tienen, puesto que está encarado, directamente a la ciudad de Innsbruck. La verdad es que debe ser realmente impresionante para los saltadores el realizar el salto con Innsbruck a sus pies, aunque curiosamente lo primero que se ve es el cementerio. Les debe recordar que mejor asegurar la caída.
La cuestión es que el trampolín de Bergisel no solo es el escenario de una de las cuatro pruebas que forman parte de la tradicional competición de los Cuatro Trampolines que acontece a principios de año, si no que lo fue también de los Juegos Olímpicos de 1964 y 1976. Este no, el que existía anteriormente, pues el actualmente existente fue inaugurado en 2002.
Decir que no solo las vistas sobre Innsbruck llaman la atención, si no también el propio estadio, que tiene una capacidad para 28.000 espectadores, aunque verdaderamente no lo parezca. La verdad es que el lugar está muy chulo y merece la pena visitarlo.
EL TELEFÉRICO DE NORDKETTE.
Otro de los imprescindibles de Innsbruck es el Teleférico de Nordkette. Merece la pena saber que la Innsbruck Card también incluye el ascenso con el mismo, de manera que si visitáis la capital tirolesa no os lo podéis perder. Para subir hasta lo alto de la montaña, a más de 2250 metros de altura, primero hay que tomar un funicular en la ciudad baja (estación Congress) hasta el pueblecito de Hungerburg, situado a 860 metros de altura. Las estaciones de este funicular son también obra de Haza Hadid. Ya desde Hungerburg se puede gozar de unas muy buenas vistas de Innsbruck desde las alturas.
Una vez aquí hay que tomar el teleférico que, en dos tramos, permite alcanzar la cima del Hafelekar. Desde arriba podremos disfrutar de otra de las mejores vistas que hay que ver en Innsbruck y los alrededores. Merece la pena realizar a pie el último y empinado tramo que permite acceder al punto más alto de la montaña. Ello permite gozar de la vertiente norte, con unas vertiginosas vistas sobre el Parque Natural del Karwendel. Nosotros subimos al Nordkette durante nuestra segunda jornada en Innsbruck, tras regresar de los Mundos de Cristal de Wattens, del que os hablaré a continuación.
LOS MUNDOS DE CRISTAL DE SWAROVSKI, EN WATTENS.
Quiero terminar esta lista de lugares que hay que ver en Innsbruck con una visita que, en realidad, no está en la misma ciudad si no en la cercana Wattens, a no más de 20 km de Innsbruck. Me refiero a los Mundos de Cristas de Swarovski. La famosa marca de bisutería y joyería tiene aquí su sede central así como una fábrica que emplea a más de 7000 trabajadores. Pero, además, y esto es lo que se visita, en 1995 creo una suerte de museo y parque temático dedicado al mundo del cristal y en honor al fundador de la compañía, Daniel Swarovski.
Le dedicaré un post entero a los Mundos de Cristal de Swarovski, pero aquí os apunto que se trata de una suerte de museo, un tanto kisch, donde se muestran todo tipo de creaciones dedicadas al mundo del cristal, unido a una exposición con algunas de sus obras más conocidas, para terminar con un precioso jardín con vistas a los Alpes que hace las delicias de pequeños y mayores, con un buen número de juegos infantiles, incluido un laberinto en forma de mano. Merece la pena pasar una mañana en estos Mundos de Cristal de Swarovski
Comentarios:
3 comentarios en “QUÉ VER EN INNSBRUCK. Visitar la capital del Tirol.”
Que chulada!
Innsbruck siempre lo asociamos al esquí alpino y en este reportaje se demuestra que es una ciudad con mucha historia
Estuvimos en Innsbruck hace casi 20 años y la verdad es que la ciudad no me atrapó, sólo pudimos pasar una jornada (un road trip de ida y vuelta desde Suiza), de modo que, ni subimos a la torre, ni fuimos a los alrededores (el trampolín de Bergisel, el Teleférico de Nordkette o a los Mundos de Cristas de Swarovski).
Hay veces que en una segunda visita cambia la imagen o percepción de la ciudad, así que si alguna vez volvemos, además de incluir lo que no hicimos en nuestra primera vez, quizás tenga tiempo de enamorarme de Innsbruck…¿Quién sabe?
Nunca me había planteado este destino, pero hay tantas opciones que me atrae. Muy chulo lo de Swarovski, cuando tengas el post dedicado a este lugar me pasaré, me parece súper original.
Las vistas desde el trampolín y el teleférico les encantará a las niñas, el palacio es impresionante… vaya dos días más bien aprovechados. ¿Te hubieras quedado más o viste lo suficiente con esos dos días?