Una ruta por los pueblos más bonitos del Matarraña es una de las mejores que pueden realizarse en Aragón. La verdad es que la comarca del Mataraña, en Teruel, aúna preciosos paisajes (como el macizo de los Puertos de Beceite), con pueblecitos con mucho encanto (en este post os hablaremos de los 4 pueblos más bonitos del Matarraña, pero no son los únicos) y con una gastronomía francamente privilegiada.
Para visitar los lugares más importantes que hay que ver en el Matarraña vais a requerir un mínimo de 2 días. La verdad es que varios de los pueblos más bonitos del Matarraña son bien pequeñitos, de manera que en poco más de una hora pueden ser visitados. Otros, sin embargo, como Valderrobres o Calaceite pueden requerir de media jornada para ser degustados con algo más de tranquilidad. Además, visitar algunos enclaves como el Parrizal de Beceite, uno de los lugares naturales más espectaculares que hay que ver en el Matarraña, os puede llevar una mañana entera.
DÓNDE DORMIR EN EL MATARRAÑA.
Estos son algunos de los alojamientos más recomendados del Matarraña.
FONDA LA PLAZA. El hotel con más encanto de Valderrobres. Más de cinco siglos a sus espaldas para la que es una de las hospederías más antiguas de España. Trato muy familiar.
LASTIAS. Perfectamente situado en una casa solariega localizada en el centro del pueblo, restaurada con mucho gusto. Uno de los alojamientos más recomendados de todo el Matarraña.
LOS PUEBLOS MÁS BONITOS DEL MATARRAÑA.
VALDERROBRES.
Valderrobres es la capital del Matarraña y quizá el más bello de los pueblos del Matarraña. El pueblo viejo de Valderrobres se encuentra situado a los pies de la colina donde se ubica el castillo de la población y encajonado entre esta loma y el río Matarraña. Para llegar a él hay que cruzar un antiquísimo puente de piedra. De hecho, es desde este puente que cruza el río desde donde se obtiene la mejor panorámica de la villa.
El Matarraña fue tierra de reconquista y Valderrobres no fue ajena a ella. La población fue conquistada por los ejércitos cristianos a partir de 1165, con la ayuda de varias órdenes militares. Algo que ya hemos visto, por ejemplo, en Alcañiz. Sin embargo, si bien aquella población del Bajo Aragón fue donada a la Orden de Calatrava, en el caso de Valderrobres, la población fue cedida al Obispado de Zaragoza, a quien pertenece el castillo.
Algunos de los lugares más bonitos que hay que ver en el Matarraña los podemos visitar en esta población. Como por ejemplo, el bellísimo ayuntamiento que, como tantos del Valle del Ebro, estuvo inspirado en el de Alcañiz. Se trata de un precioso edificio de estilo renacentista-manierista que dispone de una lonja en su planta baja y de una galería corrida renacentista, tan típica de estas tierras. Justo al lado, la Fonda la Plaza es una de las más antiguas de España (según cuentan, la quinta), pues lleva desempeñando las funciones de hospedaje, de forma ininterrumpida, desde hace más de cinco siglos.
Por Valderrobres hay que perderse, sin más, colina arriba y colina abajo, subiendo por empinadas cuestas en escalera y bajando por otras, surcando estrechos callejones y disfrutando de sus múltiples rincones. Sin embargo hay dos monumentos que nadie puede pasar por alto. El primero su castillo, uno de los edificios más importantes que ver en el Matarraña, que parece que ser que es del siglo XII y que domina desde lo alto de la colina la población.
La verdad es que se trata de una construcción ciertamente monumental, que nos indica la importancia que los señores feudales tuvieron en estas tierras durante la Edad Media. El castillo ha sido restaurado y se puede visitar. El segundo de los monumentos imprescindibles que ver en Valderrobres es la iglesia de Santa María la Mayor, una de las más bellas del Matarraña, de estilo gótico y del siglo XIV. En su fachada, destaca su enorme portalada y el precioso rosetón. El interior, de una sola nave, es bastante austero.
LA FRESNEDA
La Fresneda es otro de los pueblos más bonitos del Matarraña, aunque mucho más pequeño que Valderrobres. De hecho, solo medio millar de almas viven en esta población. En este caso, tras la Reconquista (en 1170), la población fue donada a la Orden de Calatrava. De hecho, en lo alto de la población puede visitarse las ruinas del Castillo calatravo. Lo mejor de subir a lo alto del promontorio no son las ruinas en sí, si no la preciosa panorámica que de la población se tiene.
A los pies del castillo, la iglesia de Santa María la Mayor, la parroquial del pueblo, es la más monumental de la villa.
En la Fresneda destaca, sobretodo, la preciosa Plaza Mayor, una de las más bonitas que hay que ver en el Matarraña y a la que se accede tras superar el arco de Xifré. En esta plaza, que es de forma triangular y porticada en uno de sus lados, destaca el ayuntamiento, que bien poco tiene que envidiar al de Valderrobres. En este caso, encontramos también una lonja en la parte baja, así como una galería renacentista en la segunda planta. La primera está destinada a la planta noble del edificio consistorial. Por desgracia, la oficina de turismo está cerrada, de manera que no podemos entrar ni a las mazmorras ni a la conocida como cárcel de lujo, que está situada dentro del ayuntamiento. Sí que podremos visitar, más tarde, las mazmorras de Cretas, otro de los pueblos más bonitos del Matarraña.
La Calle Mayor se abre a partir de la plaza del Ayuntamiento. Y la verdad es que esta vía nos parece fascinante. Completamente soportalada en uno de sus lados, las viviendas, algunas de ellos pequeños palacetes, guardan una estupenda unidad estilística, pues todas están edificadas en piedra. Lejos han quedado los tiempos en que la mayoría de edificaciones estaban encaladas y recubiertas por azulete, a fin de ahuyentar los mosquitos y, con ello, las epidemias. De hecho, aun encontramos restos de este típico añil aragonés en no pocas construcciones de la comarca y, en realidad, en todo Aragón.
La Calle Mayor se abre a la Calle Pilar, donde encontramos uno de los edificios más bellos que hay que ver en el Matarraña. Es la Casa del Encomendador o Palacio de la Encomienda, que actualmente es de carácter privado. Se trata de un bellísimo edificio renacentista que dispone de una triple arcada en su planta baja así como de una doble galería corrida renacentista en la superior. Esta planta superior era utilizada para almacenar el trigo recolectado a partir del diezmo que pagaban los lugareños a los señores feudales que, como dije ya, no eran otros que la Orden militar de Calatrava.
Unos pocos metros más abajo visitamos la barroca iglesia del Pilar, a la que merece la pena echar un vistazo. La verdad es que La Fresneda resulta una auténtica sorpresa. Un pueblo pequeño, pero con mucho encanto, y que se visita en poco más de hora u hora y media.
CRETAS
Cretas es también un pueblo ciertamente pequeño. En una horita puede haberse recorrido su centro histórico. Ello no quita que, edificada toda con una gran uniformidad estilística, sea también uno de los pueblos más bonitos del Matarraña.
En el centro del pueblo encontramos la Plaza Mayor, rodeada de edificios nobles alzados en sillería. Aquí podemos visitar las dos mazmorras de Cretas, que están abiertas durante nuestra visita. Justo en medio de la plaza se alza una enorme columna central, de 1584, que es coronada por el escudo de la población, que incluye la Cruz de Calatrava, pues también Cretas estuvo bajo el poder de esta orden religiosa. Echamos en falta la existencia de un consistorio renacentista como tienen la mayoría de los pueblos más bonitos del Matarraña.
En Cretas hay que perderse, sin más, por las calle que dan a la Plaza Mayor, donde nos llamará la atención la existencia de un buen número de casas señoriales edificadas en sillería, como la Casa Turull, así como un gran edificio que desempeñó las funciones de molino harinero. Paseando por Cretas nos damos de bruces con el curioso portal-capilla dedicado a San Antonio de Padua y con el que es conocido como el Mirador dels Ports, encarado a este precioso macizo.
La iglesia más monumental es la de la Asunción, que destaca con una maravillosa portada manierista, aunque no podemos visitar su interior por permanecer cerrado.
CALACEITE
Otro de os lugares que hay que ver en el Matarraña es la población de Calaceite. Para muchos, el más bello de los pueblos de la comarca junto a Valderrobres. De hecho, esta población está incluida dentro de la denominación Los pueblos más bonitos de España.
Como en todo el Matarraña, Calaceite está rodeado de varios poblados ibéricos, como el de San Antonio, que se sitúa en el cerro de San Cristóbal, a un kilómetro de la población. Nosotros, sin embargo, nos centramos en lo que es el pueblo.
Como todos estas villas del Matarraña, casi todas las viviendas están construidas en sillares de piedra. Algunas, aunque pocas, conservan restos del azulete aragonés, como ya hemos comprobado también en otros pueblecitos.
La Plaza Mayor de Calaceite es, desde luego, la más bella del pueblo. Aquí si que encontramos un bellísimo ayuntamiento renacentista muy semejante a los que hemos ido viendo durante estos días por el Valle del Ebro. Como casi siempre, la planta baja está soportalada a modo de lonja, la primera es la noble y la segunda está diseñada a modo de galería con ventanas con arcos de medio punto. Como otros pueblos del Matarraña, también aquí encontramos los típicos portales-capillas, como los dedicados a la Virgen del Pilar y San Antonio de Padua.
Un buen número de viviendas solariegas nos iremos encontrando durante nuestro paseo por Calaceite, aunque da la sensación que el pueblecito está poco explotado turísticamente. Quizá sea porque nuestra visita coincida en domingo, pero los pocos bares existentes en el casco antiguo, permanecen cerrados.
Otro de los edificios que merecen la pena en Calaceite es la iglesia de la Asunción, una de las más bonitas que hay que ver en el Matarraña y de desproporcionadas dimensiones teniendo en cuenta que Calaceite es un pueblo más bien pequeño. Se trata de una iglesia de finales del siglo XVII, con planta de tres naves y con capillas laterales. Sin embargo, lo que más nos agrada del templo es la maravillosa portalada barroca, enmarcada por columnas salomónicas y con la imagen de la Virgen de la Asunción situada en una hornacina.
La verdad es que, como la mayoría de los pueblos más bonitos del Matarraña, Calaceite es una población para pasear, sin más, disfrutando de sus estrechas calles y de sus casas solariegas.
Y hasta aquí este post sobre algunos de los lugares más interesantes que hay que ver en el Matarraña y, concretamente, sobre sus más bellos pueblos. Una comarca rural que merece una detallada visita y que, seguro, os va a encantar si tenéis la oportunidad de visitarla.