La Plaza de Sant Felip Neri de Barcelona es uno de os rincones más escondidos y hermosos del Barrio Gótico de Barcelona.
Curiosamente, aunque este barrio es uno de los más visitados por los turistas que llegan a la ciudad condal, la mayoría de viajeros suelen pasar por alto esta recóndita Plaza de Sant Felip Neri de Barcelona. Y es una verdadera pena, pues no solo se trata de un lugar tranquilo y bucólico en medio del Barrio Gótico, en Ciutat de Vella de Barcelona. También se trata de un lugar donde aún pueden palparse uno de los acontecimientos más trágicos que vivió el barrio durante el siglo XX.
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LA PLAZA SANT FELIP NERI DE BARCELONA Y SU HISTORIA.
Como os decía, la Plaza Sant Felip Neri de Barcelona se ubica en pleno Barrio Gótico, a no más de tres minutos de lugares tan emblemáticos como la Catedral de Barcelona o la Plaza de Sant Jaume que alberga el Palacio de la Generalitat. Podéis llegar a ella a través de la Calle Sant Felip Neri o desde la Calle de Montjuïc del Bisbe. En este caso, después de pasar por debajo de un arco de medio punto.
Sant Felip Neri es una plaza de planta más o menos cuadrada, de unos veinticinco metros de lado, rodeada por edificios de piedra que le confieren una cierta unidad estilística. Varias de las edificaciones de la plaza están ocupadas por las antiguas sedes de los gremios medievales de la ciudad. Por ejemplo, la de los caldereros y la de los zapateros (hoy ocupado por el Museo del Calzado). Sin embargo, su emplazamiento original no fue éste si no el de las cercanas Calle Corribia y Calle de la Bòria, que fueron derribadas durante la reurbanización del Barrio Gótico de Barcelona. La construcción más monumental es la que ocupa la barroca iglesia de Sant Felip Neri de la que la plaza toma su nombre.
El centro de la plaza de Sant Felip Neri está presidido por una bucólica fuente de piedra. Además, el espacio está ocupado por tres grandes árboles. Son tipuanas, un árbol originario de América del Sur que fue introducido en Barcelona a principios del siglo XX y que hoy podemos encontrar en distintos rincones de la ciudad.
Este espacio de paz y tranquilidad solo se ve interrumpido cuando los alumnos de la escuela que hoy ocupa la vieja casa de la cofradía de los Calderos utiliza la plaza de Sant Felip Neri como patio de recreo. Se trata del momento es que esta bucólica plaza edificada sobre un antiguo cementerio medieval parece recobrar vida.
LA PLAZA SANT FELIP NERI EN LA HISTORIA.
Como decía, nada hace presumir que este bucólico paisaje urbano esconde una tragedia de tan grandes dimensiones. La historia es la siguiente y se remonta a 1938, durante la Guerra Civil Española.
A principios de año, Barcelona no estaba situada en primer linea del fuego y era una ciudad receptora de muchos refugiados republicanos procedentes de regiones ocupadas por las tropas franquistas. Sin embargo, no era Barcelona una ciudad especialmente segura para el estamento religioso, hasta el punto de que, como otras iglesias, Sant Felip Neri fue abandonado por los curas y pasó a manos de la Generalitat de Cataluña. Durante aquel periodo, el convento fue habilitado como centro de acogida para niños refugiados de territorios ocupados por las tropas nacionales. A menudo, niños cuyas madres no podían hacerse cargo de la cura de sus hijos y cuyos padres seguían luchando en el frente. Muchos de ellos, procedían de Alcalá de Henares. La foto siguiente, de Josep Brangulí (Arxiu Nacional de Catalunya) nos remite a aquellos tiempos.
Pese a no encontrarse en el frente de guerra, la ciudad de Barcelona fue repetidamente bombardeada en enero de 1938. Las crónicas cuentan que, al menos, en ocho ocasiones durante aquel trágico mes de enero. Fueron momentos donde la población civil, alertada por las sirenas, se escondía en alguno de los más de 1400 refugios antiaéreos ubicados en los subsuelos de la capital catalana. Muy a menudo eran las tropas italianas, aliadas de los fascistas españolas, la encargadas de sembrar el terror en la Ciudad Condal.
Así fue la mañana del 30 de enero de 1938, cuando las sirenas volvieron a alertar de la llegada de los aviones italianos procedentes de su base en Mallorca. También los niños acogidos en el Convento de Sant Felip Neri se disponían a esconderse en el refugio antiaéreo situado bajo la plaza. Sin embargo, no todos llegaron a tiempo cuando una bomba explotó en medio de la Plaza de Sant Felip Neri. En aquel momento, la plaza fue testigo de una de las barbaries más importantes que sufrió la ciudad de Barcelona durante la Guerra Civil. Solo la fachada de la iglesia resistió a las bombas italianas. En pocos segundos decenas de inocentes niños murieron bajo los escombros provocados por la detonación.
Más aún: cuando la muchedumbre se acercó a la Plaza Sant Felip Neri a ayudar a los supervivientes, los bombarderos italianos aparecieron de nuevo para arrasar lo ya arrasado, a sabiendas de que solo la población civil sería víctima del nuevo bombardeo, causando nuevas víctimas, en uno de los momentos más trágicos vividos en la ciudad.
Hoy, 80 años más tarde de aquella barbarie, una placa conmemorativa recuerda aquellos acontecimientos y los 42 inocentes que perdieron la vida aquel 30 de enero de 2019. También hoy, decenas de chicos y chicas de la misma edad que los que allí perecieron, utilizan como patio de recreo aquel verdadero camposanto, probablemente ajenos a la terrible historia que esconde. Quizá ajenos también al significado que tienen las muchas marcas de metralla aún existentes en la fachada de la iglesia. Son el testigo directo de aquella trágica mañana.
La verdad es que aunque habitualmente no está incluido entre la lista de lugares que ver en Barcelona de forma imprescindible, visitar la Plaza de Sant Felip Neri, en pleno barrio gótico de Barcelona, no solo supone de un remanso de paz si no de un lugar cargado de historia.