Visitar la Isla de Gorée es conocer uno de los lugares más tranquilos e idílicos de Senegal. Sin embargo, el peso de la historia es aterrador en este pedacito de tierra situado a solo 3 kilómetros de Dakar. Hasta el extremo que visitar la Isla de Gorée supone, también, conocer de primera mano el recuerdo de la más horrible de las industrias creadas por el hombre a lo largo de la historia: la del esclavismo.

La pequeña isla de Gorée fue avistada por vez primera por parte europea por el portugués Dinis Dias, en 1444. Más tarde, los neendarleses se instalaron allí a finales del siglo XVI y fueron los primeros en dedicarse al más infame de los negocios: el de la trata humana. Franceses e ingleses quisieron también su parte, para hacerse con una tierra, avanzada de la parte más occidental de todo un continente, que suponía una plaza fuerte de importantísimo interés estratégico. Fueron quienes entre los siglos XVII y XIX dominaron el cotarro.

La carga histórica de la Isla de Gorée es tal, que la Unesco la incluyó en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad. Visitar la Isla de Gorée supone, qué duda cabe, de uno de los momentos más intensos de un viaje a Senegal. En este post os vamos a contar cómo visitar Gorée y los lugares que ver en Gorée en 1 día, haciendo especial hincapié en la Casa de los Esclavos, su lugar más emblemático.

Si vais a viajar a Senegal os puede resultar últil este post que hemos escrito acerca de los 11 lugares que hay que ver en Senegal de manera imprescindible en un viaje de 15 días.

Qué ver en Gorée

CÓMO VISITAR LA ISLA DE GORÉE DESDE DAKAR.

Para visitar la Isla de Gorée no hay más que acercarse hasta el puerto de ferrys de Dakar y tomar uno de los varios navíos que completan el trayecto en no más de 20 minutos. En 2019, el precio del billete de ida y vuelta es de 5500 CFA para los no africanos (más barato para residentes en África o Senegal). Es importante saber que para tomar el ferry hay que llevar encima el pasaporte.

Además, hay que pagar una tasa de entrada al llegar a la isla.

NUESTRA VISITA A LA ISLA DE GORÉE DESDE DAKAR.

Llegamos a la Isla de de Gorée desde Dakar con el ferry de las 11 de la mañana. Junto a nosotros han embarcado una decena de turistas occidentales y medio centenar de africanos. Gorée es una de las excursiones preferidas por los lugareños. Más allá de su importancia histórica, los senegaleses valoran este oasis de paz que supone escaparse, en menos de media hora, de la infernal Dakar para encontrarse en una encantadora isla sin tráfico rodado, de solo 23 hectáreas de superficie y aproximadamente un kilómetro de longitud.

Lo primero que avistamos es el Fort d’Estrées, construido por los franceses en 1850, que en la actualidad es la sede del museo de Historia, que está siendo remodelado. Justo en el otro extremo se encuentra otra fortaleza, alzada ésta por los holandeses en el XVII, encaramada en lo alto de un promontorio. Es el Castel.

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El ferry desembarca justo al lado de una pequeña playa donde un par de decenas de niños de color disfrutan de sus últimos días de vacaciones escolares, que en Senegal se alargan hasta principios de octubre. Una escena idílica que escapa a la historia.

Ni a 50 metros de abre una plaza donde se ubican varios restaurantes. Luego almorzaremos en alguno de ellos. Enseguida nos llama la atención la arquitectura colonial bastante bien conservada (después de varias amenazas de la Unesco en relación a que la falta de mantenimiento de la isla podía hacer peligrar su inclusión dentro de la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad). Los edificios son casi siempre de dos pisos, pintados en colores rojizos o pasteles, con buganvillas y otras flores aquí y allá, algunos baobabs presidiendo algunas plazoletas, vistosas ventanas y muy fotogénicas esquinas. Aunque algunas viviendas permanezcan algo desconchadas, por momentos podríamos pensar que nos encontramos en la Costa Azul francesa.

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LA CASA DE LOS ESCLAVOS DE GORÉE.

Al visitar Gorée desde Dakar hay un lugar que nadie debe perderse. Se trata de la Maison des Esclaves o Casa de los Esclavos. Es aquí donde uno puede tomar conciencia de lo que fue la trata de esclavos por parte de las potencias europeas durante más de tres siglos. Un comercio esclavista, sin embargo, que ya había empezado mucho antes de la presencia europea en el continente y que había sido practicada desde tiempo inmemorial por los propios africanos. Los europeos no hicieron más que sofisticar el negocio, dotarlo de medios, internacionalizarlo y, en suma, industrializarlo. Hasta el punto que se calcula que durante el periodo colonial, unos 20 millones de negros fueron esclavizados y repartidos por las distintas colonias europeas, particularmente americanas.

Casa Esclavos de Gorée

Visitar Casa Esclavos de Gorée

La Casa de los Esclavos de Gorée es una mansión de dos pisos pintada en rojo. Para acceder al piso de arriba se construyó una doble escalera que es el elemento más característico de la edificación. En la parte superior era donde se ubicaban los esclavistas. En la parte de abajo era donde llegaban los esclavos.

El proceso era el siguiente. Cuando arribaba un nuevo esclavo se procedía a su pesaje. Los que pesaban más de 60 kg eran considerados aptos para el viaje de ultramar. Los que se acercaban a este peso eran ubicados en una suerte de celdas, donde eran engordados hasta llegar al peso indicado. Los más delgados, débiles o enfermos, eran directamente desechados. Eso quiere decir, tirados al mar que se ubica justo enfrente de la Casa de los Esclavos de Gorée, con su argolla y su peso. La muerte era inevitable. La leyenda cuenta que una colonia de tiburones daba buena cuenta de la carne humana.

En esta planta inferior visitamos las distintas habitaciones: la celda de pesaje, donde se almacenaban los hombres y mujeres aptos a la espera del embarque, la sala donde se ubicaba el género que debía ser engordado y las mazmorras donde se encerraba a los esclavos más rebeldes. Todo como si de ganado se tratara.

Antes de embarcar, los esclavos eran marcados a fuego. Posteriormente, y tras atravesar una pasarela de madera, eran conducidos al navío que los trasladaría al Nuevo Mundo. La puerta sin retorno.

Casa Esclavos de Gorée

Casa Esclavos de Gorée

Las crónicas cuentan un 20 por ciento de los esclavos perecían durante el trayecto que los conducía a Jamaica, Cuba, las Antillas Holandesas u otros enclaves americanos. Sin embargo, los datos en relación a la Casa de los Esclavos de Gorée son algo contradictorios. Por un lado, parece que hasta 20 mansiones de este sitio podrían haber convivido en la isla. Pero por otro, no parece que éste fuera uno los mayores centros esclavistas de África. Unos 300 esclavos habrían partido anualmente de la Isla de Gorée con destino a América. Quizá entre 60 y 70.000 a lo largo de los siglos. Mucho, desde luego. Pero una minucia, en relación a los entre 20 y 30 millones de africanos que abandonaron el continente de forma forzada a lo largo de los siglos.

Sin embargo, visitar la Isla de Gorée y, concretamente, la Casa de los Esclavos, es un símbolo que nadie debe perderse en Senegal. Tampoco quiso hacerlo el Santo Padre Juan Pablo II, quien rezó enfrente de la Puerta sin Retorno de la Casa de los Esclavos de Gorée cuando la visitó, pidiendo perdón por las responsabilidades de la iglesia frente a tal atrocidad.

Gorée

OTROS LUGARES QUE VISITAR EN LA ISLA DE GORÉE

Además de visitar la Casa de los Esclavos, hay otros lugares que hay que visitar en la Isla de Gorée. No se trata, ni mucho menos, de hacer visitas extensas, porque en esta isla de lo que se trata es de ir descubriendo rincones, recoletas plazoletas, idílicas esquinas y pequeñas casas con encanto colonial con sus ventanas repletas de flores. Así, sin más.

Visitar la Isla de Gorée

Visitar la Isla de Gorée desde Dakar

Sin embargo, merece la pena subir hasta el Castel, la fortaleza alzada por los holandeses, edificada en lo alto del suave promontorio que domina el sur de la isla. Las vistas desde allí son realmente excepcionales. En lo alto, nos sorprendemos con los enormes cañones franceses de la Segunda Guerra Mundial. También aquí se ubica el merecido Monumento dedicado a la diáspora africana. Es éste un buen lugar donde comprar bellísima artesanía africana. Telas, pinturas, máscaras, fetiches… la oferta es aplastantemente maravillosa y solo la limitación de equipaje nos impide llevarnos a casa alguna cosa (estamos a finales de viaje y hace tiempo que ya llenamos el cupo de regalos y suvenires).

Visitar la Isla de Gorée

Monumento esclavitud Gorée

Desde aquí se observa también la pequeña mezquita y, más allá, la Casa del Gobernador y la Iglesia. Es precisamente el templo dedicado a San Carlos Borromeo nuestra próxima visita. Merece la pena, pues aunque la proporción de cristianos es aquí realmente exigua, la convivencia entre religiosas permite a los católicos disponer de un templo francamente bello dentro de su sencillez.

Qué ver en Gorée

Visitar la Isla de Gorée

Catedral de Gorée

Antes de comer, aún nos acercamos hasta el Fort d’Estrées, de origen francés y base circular. Es la sede del Museo de Histroia que no podemos visitar por permanecer cerrado.

 

Visitar la Isla de Gorée desde Dakar es una tarea imprescindible durante un viaje a Senegal. Lección de aterradora historia y lugar encantadoor e idílico al mismo tiempo, supone uno de los momentos más intensos de cualquier recorrido por éste país.

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Comentarios:

4 comentarios en “Isla de Gorée y Casa de los Esclavos. El horror en el rincón más bucólico de Senegal.


Almara
23 de octubre de 2019

Jo… super interesante lo que has comentado de la Isla de Gorée. Se me ponen los pelos de punta pensando en lo ocurrido en esa casa de esclavos, debe ser la misma sensación que cuando visité un campo de concentración nazi, o cuando estuve en Sudáfrica, y vi las atrocidades que se hicieron.

    Jordi
    23 de octubre de 2019

    Exactamente, Almara. Estas situaciones en que te quedas sin palabras. Al visitar Hiroshima sentimos lo mismo.
    Un saludo y gracias por pasarte por aquí.

Antonia
24 de diciembre de 2019

Realmente escalofriante la historia de la Isla de Gorée y la Casa de los Esclavos. Muy duro pero gracias por compartirlo, Jordi, para que vayamos aprendiendo a ser más humanos. Un saludo.

    Jordi Martinez Baylach
    25 de diciembre de 2019

    Muchas gracias por tus palabras, Antonia. Es un lugar duro y, cómo bien dices, que deberúa hacernos reflexionar.

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