La Abadía de Fontfroide, situada a menos de 20 kilómetros de Narbona pero también muy cerca dela fenomenal Carcasona, es una estupenda abadía que perteneció a la Orden del Císter y que supone una de las mejores visitas que se pueden realizar en la región francesa de Occitania.
En esta ocasión, y aunque la conocíamos de anteriores viajes, nos detuvimos para visitar Fontfroide al regresar de Tolouse (una ciudad que no os debéis perder).
LA ABADÍA DE FONTFROIDE EN LA HISTORIA.
En sus orígenes, la Abadía de Fontfroide no era un monasterio perteneciente a la orden del Císter si no un cenobio benedictino que había sido fundado en 1093 gracias a los terrenos dados por Aimerico II de Narbona. No más allá de 1146, los monjes acabaron por abrazar la orden cisterciense. Ello fue tras la llegada de Bernardo de Claraval a la zona, en 1144. San Bernardo, que fue abad de la Abadía de Claraval, fundada por él mismo en 1115, fue el auténtico dinamizador del Císter, llevándolo a expandirse por toda Europa, como ya comentamos en nuestro post acerca de 10 monasterios del Císter que hemos tenido la oportunidad de visitar.
No mucho más tarde, en 1153, se fundaría en Cataluña el más importante monasterio cisterciense de la Península ibérica, el Monasterio de Poblet, que sería entregado a los monjes de Fontfroide. De esta manera, la Abadía de Fontfroide actuó como casa madre del Monasterio de Poblet.
Fontfroide fue aumentando su comunidad monástica a lo largo de los siglos. Además, durante el siglo XIII desempeñó las funciones de guardián de la esencia y ortodoxia religiosa que se enfrentó al catarismo. En este sentido, las expropiaciones que soportaron los albigenses redundaron en el progresivo enriquecimiento de la Abadía de Fontfroide. La importancia de la abadía fue tal que algunos de sus monjes llegaron a las más altas cotas de poder dentro de la iglesia. Pierre de Castelnau, por ejemplo, fue legado del papa Inocencio III a principios del siglo XIII; más tarde, uno de sus abades, Arnaldo Nouvel, fue consejero de Inocencio V; y ya en pleno siglo XIV, otro de sus abades, Jacques Fournier, fue elegido papa en 1334. Fue Benedicto XII, el tercero de los papas de Aviñón.
Fueron siglos de progresivo aumento de la población monástica, así como de los legos que vivían tanto en la Abadía de Fontfroide como en sus numerosas tierras y que se encargaban de realizar las tareas más duras, como trabajar la tierra para que diera buenos frutos. También el cenobio aumento progresivamente sus dependencias, siguiendo el habitual plano de los monasterios bernardianos, aunque en este caso la iglesia queda en lado opuesto del claustro.
La Abadía de Fontfroide cayó en decadencia tras la Edad Media y, particularmente, después de la Revolución francesa. En 1791 fue vendida y aunque una población monástica llegada de Senanque retomó la abadía en 1858, los monjes abandonaron el cenobio de forma definitiva en 1901.
A partir del 1908, Fontfroide fue comprada por Gustave y Madeleine Fayet. Ellos se encargaron de la restauración así como de pasar aquí largas temporadas y revitalizar las vides que ya antiguamente había dado buenos caldos. Más de 100 años más tarde, la Abadía de Fontfroide siegue en manos de la misma familia que no solo se encarga del sustento de la misma si no que sigue creando una buena variedad de vinos que, por lo que leemos, tienen muy buena fama.
VISITAR A LA ABADÍA DE FONTFROIDE
Durante la visita a la Abadía de Fontfroide tenemos la oportunidad de recorrer un buen número de dependencias, incluidos el refectorio de los legos, el maravilloso claustro, la sala capitular, la iglesia abacial o el dormitorio de los legos.
Aunque varias de las estancias fueron adaptadas para el uso propio de la familia Fayet cuando esta compró el edificio a principios del siglo XX, las remodelaciones llevadas a término durante las últimas décadas han devuelto el esplendor de antaño a esta maravilla del gótico cisterciense.
La Abadía de Fontfroide es un monasterio básicamente gótico, aunque podemos encontrar algunos ejemplos del final del románico, como la puerta románica que era la única entrada a la abadía durante la Edad Media y que da directamente a la despensa, o la propia iglesia abacial que es un ejemplo de la transición del románico al gótico. También parte del claustro parece de finales del románico, como apuntan los arcos de medio punto sustentados por parejas de columnas.
Es el claustro, precisamente, el verdadero corazón de la Abadía de Fontfroide. Queda al norte de la iglesia abacial. Era el lugar d reposo y meditación de los monjes. Como dije, el origen del claustro es románico. Así nos lo indican los arcos de medio punto sustentados por parejas de columnas con capiteles decorados, casi siempre, con motivos florales. Un siglo más tarde se añadió un tímpano apuntado por encima de cada conjunto de 4 arcos de medio punto, adicionando también un óculo en cada uno de estos tímpanos. Es una solución que permite la transición del románico al gótico pero sin la ornamentación con la clásica tracería gótica.
Al claustro se abren, como es habitual, la Sala capitular, que eran donde los monjes decidían acerca de las materias de verdadera importancia para la comunidad monástica. Es un espacio simple, pero elegante, cubierta por un conjunto bóvedas sustentadas por 4 columnas bastantes simples.
También al claustro se abre la iglesia abacial de la Abadía de Fontfroide. Fue construida en el siglo XII y es una delas más altas entre todas las iglesias existentes en los monasterios cistercienses de la época, con 20 metros de altura. La nave se cierra con una bóveda de medio punto, producto de la moda románica del momento.
En cambio, las capillas del lado sur ya corresponden al gótico y fueron añadidas durante el siglo XV. Una escalera permite el acceso de los monjes directamente desde sus dormitorios, sin tener que pasar por el claustro. No hay que olvidar que las vigilias tocaban cada día, entre las 2 y las 3 de la mañana.
Un lugar singular que se puede visitar en la Abadía de Fontfroide es el Callejón de los legos, un pasillo que bordea la despensa y que separaba las dependencias utilizadas por los monjes de las de los legos. Este callejón permitía a los legos acceder tanto a la despensa como a la iglesia sin internarse en las zonas reservadas a los monjes. Muy pocos monasterios cistercienses lo han conservado.
Otros lugares que se recorren al visitar la Abadía de Fontfroide son el refectorio de los legos y su dormitorio o la despensa, que era donde se conservaba la comida.
También merece la pena echar un vistazo al agradable jardín de la abadía, con una gran rosaleda y un buen número de arbustos y plantas medicinales y aromáticas. Las posibilidades de realizar rutas senderistas desde el monasterio son varias pero nosotros no tuvimos tiempo de ello. Sí de disfrutar un montón de esta joya medieval. Visitar la Abadía de Fontfroide es un imprescindible si se recorre el sur de Francia. Un lugar especial y perfectamente recuperado en las últimas décadas.
Comentarios:
6 comentarios en “ABADÍA DE FONTFROIDE. La joya del Císter del Sur de Francia.”
Espectacular!. Si te digo que no la visitamos cuando estuvimos hace 15 años. Estuvimos en un mirador desde donde se vía perfectamente toda la abadía. En ese momento la entrada valía, si no recuerdo mal, 9€ en comparación con ahora que cuesta 14€. Espero algún día enmendar nuestro error y poderla visitar porque ya veo que merece la pena y estas abadías nos encantan.
Nosotros también somos super fans de las abadías y monasterios. Y la verdad es que esta es una de las más espectaculares que hemos visto. Si regresais, no os la perdáis
La semana pasada teníamos previsto viajar por Toulouse, Carcassonne y alrededores, pero en el último momento tuvimos que cancelar el viaje (y menos mal, porque ha habido inundaciones en la zona)… ? No teníamos ni idea de la existencia de esta abadía, así que nos la apuntamos en el planning que ya habíamos hecho para la próxima vez que compremos vuelo a Toulouse. ??
Saludos.
Así es, chicos. La abadía de Fontfroide y Carcasona están muy juntitos uno de otro. Y la verdad es que merece mucho la pena visitar ambos lugares.
Desde luego es una de las mejores visitas que se pueden hacer desde Narbona. Es realmente impresionante. A nosotros nos encantó y, como la visitamos hace un montón de tiempo, no nos importaría volver.
Saludos
Yo la había visitado hace más de 15 años. Y la verdad es que no recordábamos que fuera tan chula. Además ahora dan una tableta, con mucha información y la verdad es que hace la visita muy amena.
Un beso, Mar.