Visitar el Palau de la Generalitat de Catalunya supone conocer una de las joyas del gótico civil más importantes del sur de Europa. Se trata de la sede de la que es la institución más importante de Cataluña. El Palau de la Generalitat se localiza en pleno centro de la capital catalana, en la Plaza de Sant Jaume, justo enfrente del ayuntamiento de la ciudad.
Merece la pena saber que existe la posibilidad de visitar el Palau de la Generalitat de Catalunya mediante los recorridos guiados que la institución ofrece. Además, las visitas al Palau de la Generalitat son gratis, en pequeños grupos y durante los fines de semana. Más adelante os cuento cómo reservar esta visita.
QUÉ ES LA GENERALITAT DE CATALUNYA
La Generalitat de Catalunya es la institución que rige el poder civil de Catalunya desde hace más de seis siglos. El origen de la Generalitat de Catalunya debemos encontrarlo durante la celebración de las Cortes de Monzón de 1289. Es el momento en que se instituye la que es conocida como Diputación del General, una comisión que se encargaría de recaudar el tributo que se concedía al rey.
Sin embargo, habitualmente se reconoce como inicio de la institución como poder civil de Cataluña cuando Pedro el Ceremonioso convoca Cortes en Cervera con el objetivo de recaudar fondos para hacer frente a las tropas castellanas de Pedro El Cruel, en 1359.
Mucho ha llovido desde entonces, de manera que la Generalitat de Catalunya fue evolucionando desde entonces, para convertirse en la más importante del país a nivel político. De hecho, desde el primer presidente reconocido, Berenguer de Cruïlles, obispo de Girona, se han sucedido hasta 131 presidentes, para una institución que pasó sus años más negros tras la Guerra de secesión de 1714, cuando fue abolida por orden de Felipe V. Hasta 1931 no se restableció la institución.
VISITA AL PALAU DE LA GENERALITAT
Entramos al palacio por la calle de San Honorato y no por la puerta principal que da a la plaza de Sant Jaume, que es bastante posterior. La entrada al Palacio por esta calle de San Honorato representa, por lo tanto, la original del edificio. Es de lo más austera, con una puerta en arco de medio punto. Más originales son las dos hileras de ventanas triforas que podemos observar por encima de la puerta de acceso.
La visita al Palau de la Generalitat empieza con un audiovisual que se ofrece en el auditorio de la planta baja del edificio y que nos introduce en la historia de la institución y su sede.
Fue en 1400 cuando la Diputación del General decide comprar unos inmuebles situados en la Calle San Hononato, donde poder realizar las sesiones de la institución, que hasta aquel momento se habían celebrado en el Convento de San Francisco. No se tardó mucho en remodelar la fachada que daba a la Calle del Bisbe, justo al lado donde ahora encontramos el famosos puente neogótico que une el Palau de la Generalitat con la Casa dels Canonges. Decoración escultórica y tracería gótica para la que es una de las partes más antiguas del palacio y que deberemos visitar tras el recorrido por dentro del palacio.
Las obras continuaron también en el interior. Y fruto de ello es el precioso patio central, con la Galería Gótica, que es una de las joyas del Palau de la Generalitat. Con sus arcos ojivales y sus sencillas columnas situadas en el primer piso, al que se accede mediante una gran escalera casi ceremonial, supone uno de los momentos culminantes del gótico civil. Las columnas fueron realizadas con piedra de Girona. Y el conjunto de 26 gárgolas que observamos, con piedra de Montjuic.
Desde esta Galería Gótica se accede a la que es una de las zonas más bellas y queridas del Palau de la Generalitat: la Capilla de Sant Jordi. La fachada de la capilla, de estilo gótico flamígero es una auténtica maravilla. Filigrana pura. Al entrar podemos observar la bóveda gótica de la parte inicial de la capilla. Sin embargo, la zona más posterior fue ampliada durante el siglo XVIII. En un relicario de plata dorada se guarda el fémur de San Jordi, el Patrón de Cataluña. Curiosamente, la capilla fue trasladada piedra por piedra a esta primera planta en 1548, pues originalmente estaba situada en la planta baja.
Desde la Galería Gótica se accede también al Pati dels Tarongers o Patio de los Naranjos que según nos cuentas fueron plantados por ver primera allá por 1534. Esta zona se adquirió posteriormente, ya en el siglo XVI, pues a medida que la institución de la Generalitat de Catalunya iba creciendo en importancia necesitó de crecer también de forma física. En esta parte del palacio no hay que perder detalle de las bonitas lonjas con columnas de mármol rosado y las inquietantes gárgolas que son obras de Bernat Montaner y Pau Forner y que fueron añadidas a finales del siglo XVI.
Desde este Pati dels Tarongers se accede a los distintos despachos, incluido el Torres García que es el que utiliza el actual Presidente de la Generalitat o el Salón Dorado que es donde se realizan las reuniones del Gobierno y donde destaca el artesonado dorado del techo y el mural de las cuatro grandes crónicas que es obra de Antoni Tàpies.
La visita al Palau de la Generalitat termina con la visita al Salón Sant Jordi, que está en la planta baja y que es uno de los más nobles que encontramos en el palacio. Es una obra de Pere Blai, de 1597, y ya forma parte del cuerpo renacentista del palacio. Desempeñó, en realidad, las funciones de capilla del palacio hasta 1714 y se trata de un templo de tres naves cubierto con bóveda catalana. La cúpula ovalada que podemos ver en su centro es la que se observa desde la fachada de la Plaça de Sant Jaume. Por desgracia, las pinturas decorativas originales fueron sustituidas por las que ocupan en la actualidad el espacio y que fueron añadidas durante la dictadura de Primo de Rivera. El Salón Sant Jordi es utilizado en la actualidad para realizar todo tipo de actos institucionales.
Por último, no podría dejar de hacer un pequeño comentario acerca de la que en la actualidad es la fachada principal del Palau de la Generalitat y que es la que da a la Plaça de Sant Jaume. Se trata de una obra renacentista, edificada a principios del siglo XVII y bajo la batuta de Pere Blai, que como dijimos es también el autor del Salón Sant Jordi.
Está considerada la obra más importante del Renacimiento civil en Cataluña. Comentar que las cuatro grandes columnas de la portalada principal fueron reutilizadas. Se trata de columnas traídas de la lejana Troya hace más de 1900 años y esculpidas en granito. Parece que las columnas habían llegado a Tárraco con motivo de la venida del emperador Adriano del año 123 dC. Tras la caída de Roma, las columnas fueron reutilizadas para una iglesia de la población tarraconense de Sant Pere Sescelades, para finalmente ser trasladadas a Barcelona a finales del siglo XVI.
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