Qué ver en Toulouse? Hacía ya bastante tiempo que queríamos visitar Toulouse, la capital de Occitania, la región francesa que se sitúa más al sureste del país. Se trata de la cuarta ciudad más populosa de Francia tras París, Marsella y Lyon, con algo menos de medio millón de habitantes. Una ciudad que en los últimos años ha resurgido con fuerza con una importante oferta cultural y con la vitalidad que le ofrecen sus 100.000 estudiantes.
Toulouse es conocida como la ciudad rosa. El motivo no es otro de que esta urbe está casi enteramente construida en ladrillo. Ello se debe a la enorme distancia a la que se encuentran las canteras más cercanas a Toulouse lo que motivó la necesidad de construir en este ladrillo caravista tan característico de Toulouse. Sin embargo, y aunque el color del material cambia según el reflejo del sol, a nosotros nos pareció, más bien, que se trata de una tonalidad a medio camino entre el naranja y marrón. Lo que viene a ser el color habitual del ladrillo, vamos.
Aunque se sabe de la existencia de una población a la orilla del Garona antes de la llegada de los romanos, es conocido que éstos la conquistaron a principios del siglo II dC. Por desgracia no quedan muchos vestigios de aquel momento. Posteriormente fue capital del reino de los visigodos y del Reino franco de Aquitania, así como del condado de Tolosa, ya en el siglo IX.
Toulouse tuvo también importancia durante los años del catarismo, hasta el punto de que el condado hereje fue anexionado al Reino de Francia en 1271.
La mayor época de esplendor la debemos encontrar durante los siglos XV y XVI. Fueron los años donde floreció la industria de la hierba pastel, que permitía teñir los tejidos de un característico color azul. La moda duró un siglo y Toulouse fue el epicentro de aquella industria, propiciando su enriquecimiento. Fueron años en que se construyeron numerosas mansiones en estilo renacentista. Algunos de los monumentos que hay que ver en Toulouse están ubicados en estos palacetes renacentistas.
En los últimos años, la industria aeroespacial ha traído nuevamente una cierta prosperidad a Toulouse y su región. La empresa Airbus, tiene su sede central en esta ciudad. También aquí no podemos dejar de visitar la Ciudad del Espacio, un parque temático dedicado al espacio que se ha convertido en uno de los grandes atractivos que hay que ver en Toulouse. Por todo ello, un día no es suficiente para recorrer la ciudad por lo que os aconsejo un mínimo de dos noches si la queréis conocer con algo de profundidad.
DÓNDE DORMIR EN TOULOUSE.
Se trata de un hotel de cadena muy moderno, con piscina propia, billar gratuito en el lobby y un gastrobar que utilizamos para cenar la primera noche (deliciosas las hamburguesas gourmet). Las habitaciones son amplias y el desayuno correcto.
Otra de las ventajas es que el hotel dispone de parking propio, aunque podéis intentar aparcar en la zona. El Novotel Toulouse Centre Compans Caffarelli tiene la estación de metro más próxima a 2 minutos del hotel (podéis llegar en metro desde la estación de tren). Nosotros fuimos al centro en un cómodo paseo de 15 minutos y regresamos en metro, desde más lejos. Hotel 100% recomendable.
QUÉ VER EN TOULOUSE. LAS VISITAS IMPRESCINDIBLES DE LA CIUDAD ROSA.
Esta fue nuestra ruta por Toulouse. Os ocupará 1 día aproximadamente. La segunda jornada la dedicamos a conocer la Ciudad del Espacio, un parque temático de lo más instructivo que no os debéis perder al visitar Toulouse.
JARDINES COMPANS CAFFARELLI
Empezamos nuestra visita por la Ciudad Rosa por el que es el más bonito de los jardines que hay que ver en Toulouse. Además, está situado junto a nuestro hotel, de manera que no tenemos excusa para no visitarlo.
Se trata del Jardín Compans Caffarelli. Lo más curioso es que se trata de un jardín que nos transporta directamente a Kioto o a Tokio. No os penséis que se trata, desde luego, de un parque de decenas de hectáreas, sí no un rincón más o menos pequeño con su estanque, su rincón zen que nos recuerda cantidad al templo Ryoanji de Kioto, su casa de té y, cómo no, su puente japonés rojo. La verdad es que se trata de un lugar que no os debéis perder, aunque no os alojéis justo en esta zona. Al fin y al cabo, está a quince minutos a pie de Saint Sernin, el gran monumento de la ciudad.
SAINT SERNIN.
Nuestro siguiente objetivo es Saint Sernin que, como digo, es el monumento más importante que hay que ver en Toulouse. Y no solo eso. Se trata de la mayor iglesia románica alzada jamás y que está incluida dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad, formando parte de los Caminos de Santiago franceses.
Este templo, que tiene rango de basílica, fue construida a partir de 1070 y consagrada en 1096. Algunos datos reveladores para que entendáis las dimensiones de este templo románico: la longitud de la nave es de 115 metros, mucho más que muchas catedrales góticas alzadas 300 años más tarde; y su altura, 21 metros. La amplitud de su crucero, por ejemplo, alcanza los 63 metros.
La iglesia está dedicada al santo patrón de la ciudad, Saint Sernin o, lo que es lo mismo, San Saturnino. En el exterior destaca que está casi enteramente construida en ladrillo (como toda la ciudad), su preciosa torre octogonal y el conjunto de ábsides y absidiolas (de hecho, su fachada posterior es bastante más espectacular que la occidental, que es muy simple).
La entrada principal de Saint Sernin está al sur. El tímpano de la Ascensión de Cristo, es precioso. En el interior, más allá de su enorme nave, destaca el baldaquino barroco bajo el que se sitúan los restos de Saint Sernin, el bello deambulatorio, repleto de capillas que contienen relicarios, y la doble cripta, que contiene también un buen número de urnas con reliquias, que en la actualidad son una veintena pero que antes de la Revolución francesa llegaron a ser unas 200. Para visitar el deambulatorio y la cripta deberéis pagar entrada, aunque esta está incluida en tarjeta Pass Tourisme.
NOTRE DAME DU TAUR.
Camino a la plaza del Capitolio, la más importante que hay que ver en Toulouse, merece la pena entrar un momento en esta pequeña iglesia. Debéis tomar Rue du Taur y llegaréis en cinco minutos.
Esta iglesia fue reconstruida entre los siglos XIV y XVI en estilo gótico y recibe el nombre de Virgen del Toro. ¿de qué toro? Pues bien, parece que el tal Sernin murió siendo arrastrado por un toro. Se trataba de un misionero romano que predicó en las galias allá por el siglo III y que fue nombrado obispo de Tolosa. La cuestión es que las gentes de la época no predicaban precisamente el cristianismo, de manera que quisieron que el tal Saturnino o Sernin idolatrara un toro. El santo no solo se negó si no que reprochó a los lugareños su fe en dioses paganos. Total, que los tolosanos ataron a Sernín al toro, que corrió enfurecido hasta matar al obispo.
En fin, que la iglesia (y la calle) recuerdan al toro que mató al patrón y se sitúa justo en el lugar donde habrían enterrado al santo en su momento. Se trata de una iglesia más bien simple, aunque bastante amplia por ser de una sola nave y dispone también de deambulatorio. En el exterior llama la atención la espadaña que culmina su fachada, enteramente de ladrillo.
PLAZA DU CAPITOLE Y CAPITOLE.
Ahora sí, llegamos a la Place du Capitole, la mayor y más importante que hay que ver en Toulouse. Es aquí donde se ubica el ayuntamiento de la ciudad que aquí denominan Capitole. Se trata de una enorme ágora, más o menos cuadrangular y repleta de cafés y restaurantes. Es uno de los lugares con más actividad de Toulouse. De hecho, cuando la visitamos había una pequeña feria-mercado justo en el centro.
El Capitole o ayuntamiento fue alzado a partir del siglo XVI, aunque su fachada neoclásica es ya del XVIII. En ella destacan sus ocho columnas rosáceas. Debéis saber que no solo es posible visitar el Capitole de Toulouse si no que, además, es gratuito y muy recomendable. Algunas de sus salas son francamente memorables. Las mejores son la Sala Henri Martin, que lleva al nombre del pintor que la decoró, y la Sala de los Ilustres, que más bien parece la de un palacio barroco y que está repleta de pinturas al fresco, lienzos, columnas y estatuas. Realmente bella y uno de los lugares que hay que ver en Toulouse de forma imprescindibles. Eso sí, si la visitáis en viernes o sábado, tenéis que saber que suelen programarse bastantes bodas, de manera que puede que os nieguen la entrada y tengáis que esperar hasta última hora para poder visitarla. Si es así, regresad antes de que cierren.
CONVENTO DE LOS JACOBINOS
El Convento de los Jacobinos es otro de los grandes edificios religiosos que hay que ver en Toulouse. Como San Sernín, también aquí se utilizó el característico ladrillo para su construcción. Se trata de un convento dominico alzado en 1229. Resulta que en 1215 el fraile español Domingo de Guzmán funda la orden de los dominicos con la idea de luchar contra los albigenses. En aquel momento se llamó orden de los Predicadores.
Domingo de Guzman no solo fundó la orden si no también la Universidad, que consideraba un puntal para la lucha contra el catarismo. De esta manera, la Universidad de Toulouse es de las primeras en ser fundadas en Europa.
En la actualidad el edificio sigue desempeñando las funciones de templo católico, aunque también de monumento público. Llama la atención que el altar mayor no se encuentra en la cabecera de la iglesia, si no en el centro. Justo allí se ubicaron las reliquias de Santo Tomás de Aquino, entregadas por el Santo Padre Urbano V.
La iglesia, que es gótica y de dos naves, se sostiene por siete esbeltos pilares, de los que el último se dispone en forma de palmera. La nave más cercana al claustro era la utilizada por los monjes, mientras que la más cercana a la puerta de acceso era la utilizada por el pueblo llano, pues la iglesia desempeñaba las funciones de parroquia del barrio.
Merece la pena echar un vistazo al claustro, cuya entrada se incluye en la tarjeta Pass tourisme, ornamentado con elegantes columnas de mármol que sostienen los arcos ojivales. Desde el claustro se accede a la sala capitular y, especialmente, a la bellísima capilla de San Antolín, cuyo techo está decorado con escenas del Apocalipsis.
MUSEO DE LOS AGUSTINOS.
El Museo de los Agustinos recibe este nombre por encontrarse en el antiguo convento de esta orden religiosa, construido a partir del siglo XIV en estilo gótico. En la actualidad es uno de los mejores museos que hay que ver en Toulouse, de manera que si os gusta el arte antiguo os lo aconsejo.
Aquí encontraréis desde escultura románica (la colección de capiteles es preciosa) y gótica (la obra más famosas es la conocida como Nuestra Señora de Grasse) hasta pinturas de algunos de los más importantes maestros de la pintura occidental, incluidos Rubens, Perugino, Delacroix, Monet o Toulouse-Lautrec. Es decir, arte desde el siglo XIV hasta el siglo XX.
La visita no se hace nada fatigosa, pero debéis contar con un mínimo de una hora para visitar las distintas dependencias monacales, incluida la iglesia conventual, convertidas hoy en museo.
MUSEO DE TOULOUSE O MUSEO DE HISTORIA NATURAL.
El Museo de Historia Natural ha sido una de las sorpresas de nuestro recorrido por Toulouse. Por desgracia solo disponíamos de una hora para visitarlo, pero dado que la entrada estaba incluida en la Pass Tourisme y sabíamos que era entretenido, no lo dudamos.
Os lo aconsejo, especialmente si viajáis con niños. La exposición permanente se articula en cuatro espacios de lo más didácticos: la tierra, los seres vivos, la vida en el tiempo y las necesidades de los seres vivos. Además, se programan exposiciones temporales, que no tuvimos tiempo de visitar. La verdad es que nos encantó poder experimentar lo que se siente en el caso de un terremoto, además de comprender la evolución de la tierra o la diversidad de especies que pueblan nuestro planeta. Las colecciones de minerales son preciosas, por ejemplo, y presentadas de una forma de lo más atractiva, más allá que las típicas cajitas de los museos más añejos. Lo dicho, un museo que merece mucho la pena.
LOS PALACIOS RENACENTISTAS DE TOULOUSE.
Más allá de todos estos monumentos y museos que hay que ver en Toulouse, merece mucho la pena pasear, sin más, por el centro histórico de la población. Toulouse tuvo su momento de gloria entre los siglos XV y XVI, cuando la ciudad creció gracias a la hierba pastel.
Ya hemos comentado que se trata de una planta que, debidamente macerada, proporciona unos colores azulados que se pusieron de moda durante casi 100 años y que los comerciantes tolosanos se encargaron de traficar. Ello contribuyó en el enriquecimiento de la ciudad y en la propagación de un buen número de mansiones renacentistas cuyo rasgo diferencial es la existencia de un gran patio central y de una torre que es conocida como torre capitular, habitualmente estrecha y circular.
Podréis visitar algunos de estos patios renacentistas durante vuestro paseo por Toulouse, como el del Palacio d’Assezat, sede de la Fundación Bemberg, de la que hablan maravillas pero que no pudimos visitar. Otra posibilidad es conocer el Museo de la Vieja Tolosa, sito en otra mansión renacentista: el Hotel Dumay. Muchos otros palacetes siguen siendo propiedades privadas y permanecen ocultas a los visitantes.
CÓMO LLEGAR A TOULOUSE.
Podéis llegar a Toulouse via area y por ferrocarril además de por carretera. De hecho, mientras que Marc y yo viajamos por carretera, Isa se incorporó a nuyestro viaje, llegando en ferrocarril.
- FERROCARRIL. El Consorcio Renfe-SNCF ofrece conexiones entre Barcelona y Madrid y Toulouse. Desde Barcelona hay menos de 3 horas y media de trayecto, aunque la línea solo opera durante en verano.
- AVIÓN. Vueling tiene vuelos directos desde Barcelona y Ryanair desde Madrid.
CITÉ DE L’ESPACE.
Con un solo día no tendréis suficiente para conocer todo lo que hay que ver en Toulouse. Y ello se debe a que una visita a la ciudad rosa no sería completa sin recorrer la Ciudad del Espacio, el parque temático dedicado a la vida espacial y a todas las tecnologías que hacen referencia al espacio y que requiere de una jornada entera para ser visitado con un poco de calma.
Aquí podréis conocer todo aquello que hace referencia a la Carrera Espacial con un montón de juegos interactivos. Nos encantaron tanto a nosotros como a Marc y además tienen la ventaja de que están en español. También hay maquetas de algunos cohetes y cápsulas espaciales, como del Arianne 5 o del Soyuz, la pequeñísima cápsula soviética a la que se puede subir. ¿Cómo puede llegar esta capsula al espacio? Otra de las estrellas es la maqueta de la Estación Espacial MIR, a la que se puede acceder.
Además, en la Ciudad del Espace se instruye acerca de todo lo que hace referencia al uso civil de satélites, ya sea en lo que respecta a la navegación, a la meteorología y otras funciones que desconocíamos. Hasta nos vimos haciendo de “hombres del tiempo” en un programa de televisión o pilotando un avión gracias a la ayuda de los satélites.
También merecen la pena el Cine IMAX y el Stellarium, que ofrecen películas didácticas acerca del espacio y la vida en la estación espacial internacional (con traducción simultanea al español, aunque me llamó la atención que las películas no fueran en tres dimensiones).
Y con la Ciudad del Espacio, el gran parque temático e interactivo que hay que ver en Toulouse y que nos ocupó la segunda jornada en la ciudad termino este post sobre aquellos lugares que no os podéis perder en la Ciudad Rosa.
Si queréis leer otro post acerca de Toulouse os recomiendo la experiencia de Kris por el mundo en la Ciudad Rosa.