Que ver en Mantua en 1 día. Mantua (o Mantova, cómo se conoce en Italia) es una de las perlas más desconocidas del norte del país transalpino. Al menos, por parte de los viajeros españoles que suelen obviarla en favor de otras poblaciones más conocidas como Milán o Verona.
Es esta una característica que asemeja la ciudad de Mantúa con otras que hemos visitado durante escapada por el norte de Italia, como Bérgamo, Brescia o Vicenza. Y os aseguro que hay mucho que ver en Mantua, una ciudad que forma parte de la lista del patrimonio de la Humanidad desde 2008 por representar de forma emblemática la proyección urbanística llevada a término durante el Renacimiento.
Mantua es, sin embargo y por encima de cualquier otra cosa, la ciudad de los Gonzaga. Y es que la mayoría de grandes monumentos que hay que ver en Mantua nos recuerdan el momento en que esta familia era amo y señor de la población, llegando a ostentar uno de los ducados más importantes de la Península Italiana. Ello fue a partir de 1328, cuando los Gonzaga derrotaron a los Bonacolsi, que habían ostentado el poder en la ciudad durante algo más de un siglo.
Mucho antes, casi todas las grandes civilizaciones de la Península italiana habían pasado por aquí, incluyendo etruscos, romanos, galos, lombardos, bizantinos y francos. Sin embargo, fue bajo el paraguas y auspicio de los Gonzaga cuando la ciudad se convirtió en la verdadera joya que es hoy, de manera que buena parte de los edificios que hay que ver en Mantua nos recuerdan aquel momento histórico.
Una característica curiosa de Mantua es que está situada junto a tres lagos artificiales que la circundan. Incluso en los momentos de mayor esplendor de la ciudad, llegaron a ser cuatro, de manera que Mantua se desarrolló en una suerte de islita. Actualmente han quedado, como digo, tres lagos: el Superior, el Mediano y el Inferior; el lago Palustre, el cuarto en discordia, fue desecado hace ya más de 300 años.
Pero, dejemos de lado la historia para centrarnos en los lugares más interesantes que hay que ver en Mantua. Le hemos dedicado a la población unas cinco horas, porque el tiempo no nos daba para más. Pero, ya os digo, que la ciudad merece de una jornada entera, pues aun siendo pequeña tiene bastantes lugares de interés.
QUÉ VER EN MANTUA EN 1 DÍA.
Hemos dejado el coche cerca de la Plaza Virgiliana. Merece la pena comentar que si venís en coche, como nosotros, no os lo pondrán nada fácil para aparcar en el centro de la ciudad. Finalmente, hemos encontrado un lugar en la zona azul, a 1.70 euros la hora y sin límite de horario.
Justo enfrente tenemos el Museo Diocesano Francesco Gonzaga, que ocupa el antiguo monasterio de Santa’Agnese. No lo visitaremos.
LA PLAZA DEL SORDELLO, LA CATEDRAL Y EL PALACIO DUCAL.
Tomamos Via Cairoli que nos lleva directamente a la primera de las tres grandes plazas que hay que ver en Mantua. Es la Plaza del Sordello, un bellísimo emplazamiento rodeado por varios edificios de muchísimo interés, como la Catedral o el Palacio Ducal.
La Catedral de Mantua es de lo más curiosa, pues si bien su fachada corresponde al barroco, desde el lateral podemos observar su pasado gótico y, más aún, el campanario es de evidente traza románica. La verdad es que merece la pena entrar en el Duomo y, además, la entrada en gratuita. Se trata de un templo monumental donde los haya, al igual que la otra iglesia que visitaremos, que luego comentaré, y está dedicada a San Pedro.
En segundo gran edificio de la plaza Sordello ocupa rodo el lateral de la misma. Se trata del Palacio Ducal, el gran monumento que hay que ver en Mantua y el que justifica, por sí solo, la visita a la ciudad. El conjunto monumental se compone de tres espacios diferenciados: el Castillo de San Jorge, la Corte Vieja y la Corte Nueva. La verdad es que al visitarlos nos damos cuenta de la importancia que llegó a adquirir la familia Gonzaga como señores feudales de Mantua.
El recorrido por las distintas salas de los tres espacios os llevará hora y media, como mínimo. Eso sí, disfrutaréis de un sinfín de tesoros tanto por lo que hace referencia a lo arquitectónico, como lo decorativo. Una de las salas más bellas es la conocida como Cámara de los Esposos del Castillo de San Jorge, con unos frescos que os dejarán sin respirar un buen rato. En el Palacio Viejo se suceden las estancias a cual más decorada, a menudo con frescos también de riquísimo interés y, particularmente con unos artesonados excepcionales.
La Galería de los Espejos o los Apartamentos de los Arazzi, repletos de tejidos flamencos, son también bellísimos. En la Corte Nueva, los salones más espectaculares son los conocidos como Apartamentos de Troya, que fue la Sala de audiencias del Duque Federico II, y los Apartamentos Grandes, con las Salas de los Capitanes, de los Marqueses y de los Duques.
Lo dicho, un conjunto palaciego que nada tiene que envidiar a los mejores palacios de Europa.
Otros edificios que cierran la plaza Sordello son el Palacio Acerbi y el Palacio Bonacolsi.
LA PLAZA BROLETTO Y LA PLAZA DE LAS HIERBAS
Pasamos por debajo de un arco para llegar a la segunda de las plazas que hay que ver en Mantua. Es la plaza Broletto, que por un lado es porticada, algo muy común en el norte de Italia, y por el otro se cierra con el Palacio Masaro y el Comunal.
Más interesante es, incluso, la siguiente plaza. Se trata de la Plaza delle Erbe. Es decir, de las Hierbas. Al igual que la plaza Broletto, también este espacio está porticado por uno de los flancos. Sin embargo, justo enfrente encontramos dos edificios bellísimos. El primero, es el Palacio de la Raggione. Es decir, de la Razón, que data del siglo XIII y era donde se administraba la justicia desde la edad media. Lo que más llama la atención del palacio es la enorme torre, del siglo XV, que dispone de un bello reloj astronómico. Es el segundo que vemos en este viaje, después del de Brescia.
Justo al lado encontramos una curiosa iglesia románica. Y digo curiosa porque es de planta circular, algo bien poco habitual en este estilo aunque ayer, también es Brescia, conocimos otra de similares características. La iglesia, conocida como Rotonda de San Lorenzo, es del siglo XI, y es de acceso gratuito. No os lo perdáis porque es un lugar ciertamente evocador, probablemente por su simpleza.
LA PLAZA MANTEGNA Y LA BASÍLICA DE SANT’ANDREA.
La Plaza de las Hierbas se abre a la Plaza Mantegna, donde se alza la tercera de las iglesias que hay que ver en Mantua de forma inexcusable. Es la Basílica de Sant’Andrea, que custodia una reliquia de lo más venerable: ni más ni menos que la sangre de Jesús que el propio soldado romano Longinos, quien hiriera a Jesús en la cruz con su lanza, se encargó de recoger. Desde luego hay que ponerle bastante fe para aceptar que lo que contiene la urna es sangre de Jesús, pero bueno, esto es lo que explican aquí.
Eso sí, os aseguro que la Basílica de Sant’Andrea es otro de aquellos edificios en los que se puede llegar al éxtasis. Ludovico II Gonzaga encargó a Leon Battista Alberti que renovara un templo ya existente. Y la verdad es que parece que arquitecto y duque no repararon en gastos porque el resultado es francamente sorprendente. Entre las obras de arte que contiene la Basílica destaca algunos lienzos de Andrea Mantegna quien, por cierto, tiene también su tumba en esta iglesia. La plaza a la que se abre la iglesia, muy recogida, es francamente bella.
OTROS LUGARES QUE VER EN MANTUA
No nos dará para mucho más nuestro tiempo en Mantua de manera que el rato que nos queda lo dedicamos a callejear sin más por sus estrechos callejones. Como dije, solo disponemos de unas pocas horas para conocer una población que creo que merece una jornada entera. De esta manera, si la visitáis dejadme que os indique, al menos, tres edificios más que creo que hay que ver en Mantua y que nosotros no pudimos conocer.
El primero, la Biblioteca Municipal Teresiana, alzada a finales del siglo XVIII y dedicada a María Teresa de Austria. Visitamos Mantua en domingo, justo el día en que la biblioteca permanece cerrada por festivo semanal. Por las fotos que hemos visto, las salas de lecturas recuerdan a las más bellas bibliotecas barrocas de Europa.
Igualmente interesante debe resultar el Teatro Bibiena, que recibe el nombre del arquitecto que lo proyectó en el siglo XVIII. Está considerado uno de los mejores teatros barrocos de Europa pero para cuando llegamos, ya había cerrado.
El último lugar que creo que merece mucho la pena conocer es el Palacio Te, al sur de la ciudad. Es una obra concebida por deseo de Federico II Gonzaga y que parece que dispone de varias salas de enorme interés.
Lo dicho, hay suficientes lugares de interés que ver en Mantua como para dedicarle un día entero y, sobretodo, como para incluir a esta ciudad renacentista dentro de cualquier itinerario por el norte de Italia.
Os dejo, ahora, con algunos posts que os pueden interesar si visitáis Lombardía: aquí va nuestra experiencia en Bérgamo, Milán y Brescia.