La Garriga es una pequeña localidad situada a unos 40 kilómetros de Barcelona, en la comarca del Vallès Oriental, que se caracteriza por tener una elevada densidad de edificios modernistas de interés. Es el llamado modernismo de veraneo, fruto de las segundas residencias que la burguesía catalana se hizo construir en los alrededores de Barcelona durante las primeras décadas del siglo XX.
En aquellas época de bonanza económica, los empresarios de más éxito alzaron pequeños palacetes en poblaciones como Canet de Mar, La Garriga, Caldes d’Estrach o Caldes de Montbui. Casi todas ellas, localizadas a una distancia prudencial de la capital catalana y que disfrutaban de una característica común: sus aguas medicinales. En efecto, el termalismo ya estaba en boga por aquella época y muchos de aquellos empresarios aprovechaban la época vacacional para disfrutar de las benevolencias de un clima más suave que el de Barcelona y de las características saludables de las termas de estas poblaciones.
El viajero actual puede disfrutar, a su vez, de esta ruta modernista que nos ha legado La Garriga, así como de sus afamados balnearios y hoteles con spa. Estos proponen circuitos termales que complementan a la perfección la oferta cultural de la población. En este sentido, el Blancafort Spa Termal o Las Termas La Garriga son dos de los más elegantes.
Un buen momento para visitar La Garriga es durante la festividad de Corpus Christi. Se trata de una de las fiestas más populares de la población. Un momento en que buena parte del centro histórico está engalanado con alfombras de flores. Además, durante estas fiestas se realizan jornadas de puertas abiertas a distintos de los lugares que hay que ver en La Garriga, así como varias visitas guiadas.
QUÉ VER EN LA GARRIGA
LA RUTA RASPALL
La Ruta Modernista de La Garriga tiene en la figura de Manuel Joaquim Raspall su figura más sobresaliente. Este arquitecto barcelonés fue arquitecto municipal de La Garriga, l’Ametlla, Caldes de Montbui y Granollers y dejo su huella en todas ellas.
Raspall bebe de las fuentes de dos de los grandes del modernismo catalán, Domènech i Montaner y Puig i Cadafalch, pues fue discípulo de ambos. Su particular visión modernista fue transportada hasta estas pequeñas localidades de las cercanías de Barcelona, convirtiéndose en uno de los más importantes arquitectos del que es conocido como modernismo de veraneo.
En este sentido, uno de los lugares que hay que ver en La Garriga es la que es conocida como la Manzana Raspall. Aquí encontramos hasta 4 residencias modernistas: la casa Barbey, la Torre Iris, la Bombonera y la casa Barraquer, que fueron alzadas a principios de la segunda década del siglo XX.
Todas ellas son propiedades privadas, de manera que no podremos visitar su interior. Sin embargo, en determinadas jornadas, como durante el citado Corpus Cristi de La Garriga, se ofrecen visitas guiadas por la Ruta Raspall y se permite el acceso al patio de la Casa Barbey, la más bella e interesante de todas y que bien poco tiene que envidiar a los mejores ejemplo del modernismo catalán más allá de Barcelona.
Una manera bonita de conocer esta Ruta Raspall es realizando el itinerario gracias a un guía móvil que os ofrecerán en la oficina de turismo de La Garriga, sita en Can Raspall.
Es precisamente este lugar, Can Raspall, otro de los lugares modernistas que hay que ver en La Garriga y uno de los sitios que no os podéis perder en esta Ruta Raspall de La Garriga. Can Raspall era la casa familiar de la matriarca de la familia, una antigua masía medieval del siglo XV que fue transformada en espacio modernista por el arquitecto. Fue, además, la primera obra de Joaquim Raspall. En esta vivienda esquinera, Raspall toma como referencia a uno de sus maestros, Josep Puig y Cadafalch, proclive a dar un aire neogótico a sus creaciones modernistas. No dejéis de admirar los vitrales emplomados de las puertas del interior de la vivienda. Una auténtica maravilla. En la actualidad, Can Raspall es algo así como un centro de interpretación del modernismo de La Garriga a la vez que oficina turística de la población.
Hay que saber, sin embargo, que más allá de la ruta Raspall, son muchos los edificios modernistas que trufan las calles de La Garriga, como la Casa Recoder u otras que os iréis encontrando durante vuestro paseo.
EL REFUGIO ANTIAEREO DE LA GARRIGA
Otro lugar que hay que ver en La Garriga es el refugio antiaéreo que nos recuerda el paso de la Guerra Civil Española. Se localiza al lado de la estación de tren de la villa y lo pudimos visitar durante las jornadas de puertas abiertas que se celebran durante las fiestas de Corpus Christi.
Las bombas del ejército nacional hicieron mella en La Garriga, especialmente en enero de 1939. Fue gracias a estas galerías subterráneas excavadas directamente en la roca granítica que buena parte de la población local pudo salvarse de la barbarie franquista. Merece la pena la visita, provistos de un casco. Podréis recorrer parte de los 110 metros de galerías. Turismo de La Garriga ofrece visitas guiadas al refugio antiaéreo cada segundo sábado de mes.
FUNDACIÓN MAURÍ.
Otro lugar que hay que ver en La Garriga y que pudimos conocer durante las jornadas de puertas abiertas fue la Fundación Maurí, que recoge el legado del notario local Josep Maurí i Serra.
La fundación se ubica en la que fuera su casa natal y presenta una riquísima colección de lo más variopinta, con pinturas y esculturas de distintas épocas y escuelas y con una gran colección fotográfica y una no menos extensa biblioteca. Una de las piezas más curiosas que encontramos en la Fundación Maurí es la antigua Sillería gótica de la Catedral de Girona.
CASA EDELWEISS
La Casa Edelweiss es una magnífica villa modernista convertida en hotel con encanto. En arquitecto autor de esta maravilla fue Salvador Comas y la verdad es que es un lugar excepcional que habitualmente no se puede visitar a no ser que te hospedes allí. Fue durante las citadas jornadas de puertas abiertas que pudimos conocer su rico interior.
Antonio Gazo Fuster y Francesca Comas Boluda compraron la propiedad en 1991 y procedieron a restaurarla por completo para convertirla en lo que es ahora. El interior está cuidado como pocos hoteles boutique hemos visto, con muchos muebles modernistas diseñados por los mejores ebanistas de principios del siglo XX.
LA GARRIGA, VILLA TERMAL.
Como he explicado, La Garriga es una de las villas termales más importantes de Cataluña. Y esto le viene de viejo a esta población pues ya en la época romana sus manantiales fueron utilizados para el disfrute de sus habitantes.
En actualidad, los hoteles con spa que sirven todo tipo de servicios relacionados con el termalismo de han convertido en herederos de aquella tradición termal, de manera que establecimientos como la Termas La Garriga o el Hotel Blancafort ofrecen circuitos termales que se promocionan como de lo más relajantes.
La verdad es que no hemos llegado a disfrutar de ellos pero debe ser una muy buena manera de gozar de otra de las vertientes que ofrece La Garriga. La más lúdica.
Como digo, hay mucho que ver en La Garriga, una población donde podréis conocer el modernismo de veraneo además de muchos otros lugares de interés y que supone una excelente excursión de fin de semana desde Barcelona.