Visitar el Delta del Ebro era algo que llevábamos persiguiendo hace algún tiempo y que por distintas circunstancias no se había dado. Casi siempre de manera injusta, los que vivimos en la provincia de Barcelona tendemos a mirar más al norte, a Girona y a la Costa Brava, que al sur, con las Terres de l’Ebre y la Costa Daurada, para nuestras escapadas de fin de semana.
Y la verdad es que, cómo hemos podido comprobar en este largo fin de semana, las Terres de l’Ebre, alejadas del turismo de masas, están repletas de lugares con encanto que merecen ser descubiertos sorbito a sorbito, sin prisas.
Vaya por delante que se requiere de algo más que medio día para visitar el Delta del Ebre, que es el tiempo del que hemos dispuesto nosotros. Y, por si fuera tiempo, la mañana no ha resultado precisamente soleada, si no todo lo contrario, lo que ha empañado parte del recorrido. Y es que, tras recorrer estas tierras nos hemos dado cuenta que, sorprendentemente para nosotros, para visitar el Delta del Ebro ya se requeriría de un fin de semana entero.
QUÉ ES EL DELTA DEL EBRO Y QUÉ VISITAR.
El Delta del Ebro, que es la desembocadura de uno de los ríos más largos de toda la Península, forma una de los humedales de mayor tamaño de Europa Occidental, solo superado por el de la Camarga en Francia y el Parque Nacional de Doñana, en Andalucía.
Los sedimentos que el río ha ido recogiendo a lo largo de los siglos ha dado lugar a que la desembocadura haya formado esta enorme planicie de más de 300 kilómetros cuadrados que, increíblemente, penetra 22 kilómetros dentro del Mar Mediterráneo.
Desde luego, el Delta del Ebro es una formación geológica viva, como tendremos la oportunidad de conocer en el MónNatura, el Centro de Interpretación del Delta del Ebro. Allí, unos estupendos audiovisuales nos muestran como nada tiene que ver el delta actual con el que había hace un milenio o, incluso, hace unos pocos siglos. El Ebro, el segundo río más caudaloso de España, sigue arrastrando sedimentos día tras día, de manera que el delta sigue ampliándose, pese a algunas intervenciones humanas que están modelando su progresión.
Al visitar el Delta del Ebro nos daremos cuenta de que consta de una gran cantidad de hábitats, paisajes y ecosistemas distintos, pero dominados por un paisaje formado por enormes arrozales labrados sobre los humedales. Además, la formación del Delta del Ebro a lo largo de los años ha dado lugar a una gran cantidad de lagunas, unas de mayor tamaño que otras, donde anidan una enorme cantidad de especies de aves distintas. En efecto, el Delta del Ebro es un paraíso para los ornitólogos, aunque no hay que ser ningún experto para poder disfrutar del espectáculo. La laguna de la Escanyissada o la Tancada son dos de las más populares, pero la verdad es que son muchas las podremos ir viendo durante nuestra visita al Delta del Ebro.
Otro aspecto destacable en el Delta del Ebro es la gran cantidad de arenales que se distribuyen a lo largo del mismo. Enormes y casi desiertas playas como la franja de la Platja del Trabucador, que une el Delta con la Reserva Natural de la Punta de la Banya, o la Platja del Fangar, de 7 kilómetros de longitud, y que lleva al viajero hasta el icónico Faro de la Punta del Fangar. Por desgracia, no tuvimos tiempo de llegar hasta los arenales, pero nos hemos prometido regresar más pronto que tarde al Delta del Ebro para poder disfrutar de ellos.
QUÉ HACER Y QUÉ VER EN EL DELTA DEL EBRO. NUESTRO DÍA.
VISITAR LAS MEJILLONERAS DEL DELTA DEL EBRO.
Llegamos a media mañana al Delta del Ebro procedentes de Tortosa, donde hemos dormido en el excelente Parador de Tortosa (una población muy atractiva, por cierto). Vamos directos a San Carles de la Rápita donde queremos visitar una de las famosas mejilloneras del Delta del Ebro.
Se cuentan por decenas las mejilloneras que se han establecido en el último siglo en el Delta. Particularmente en la Bahía dels Alfacs, al sur del Delta y frente a la marinera población de Sant Carles de la Rápita, y en la Bahía del Fangar, al norte. Los mejillones, que se nutren gracias a la filtración de agua marina, disfrutan de un lugar excelente donde crecer en este protegido ecosistema. Los sedimentos arrastrados por el Ebro y el agua marina mezclada con el agua dulce suponen un fantástico caldo nutritivo que conlleva que el mejillón del Delta sea uno de los más apetecibles que existen.
Al calor de ello, nacieron estas mejilloneras. Algunas de ellos ofrecen la posibilidad de realizar visitas guiadas por sus instalaciones. Es el caso de Musclarium. Y no nos lo quisimos perder, aunque la meteorología no nos ayudó para nada.
Un lancha rápida nos acerca hasta una plataforma a unos 4 kilómetros de la costa. Los grupos de mayor tamaño son llevados por una embarcación tipo golondrina. Las vistas de la población de Sant Carles de la Rápita y su puerto pesquero, así como de la Bahía dels Alfacs, deben ser preciosas en días soleados, que es lo habitual en estas tierras. Pero nosotros nos tuvimos esta suerte.
En cinco minutos hemos llegado a la plataforma donde nos explican el proceso de producción del mejillón. Podemos observan gran cantidad de plataformas de madera desde donde cuelgan los calcetines con los mejillones bebes que pasarán una larga temporada sumergidos hasta obtener la medida deseado. Nos cuentan que el tamaño del mejillón del Delta es menor al de otros, aunque más sabroso. Y nos explican también, que el calcetín no suele superar, en el Delta del Ebro, los 4 metros de longitud, a diferencia de otras localizaciones, donde puede llegar a 10 o hasta 14 metros, como en Galicia.
También nos cuentan que en los últimos años, algunas mejilloneras del Delta del Ebro han ampliado su oferta con la producción de ostras. Y que, estas última, han sido especialmente bien recibidas en Francia. Nota esta última muy destacable, pues Francia se trata de uno de los mayores y mejores productores de ostra del mundo.
Disfrutamos de veras con las explicaciones y, particularmente, con la degustación de mejillones y ostras que siguen a estas. Ciertamente sabrosísimas, tanto los mejillones como las otras. Y todo ello, acompañado de un excelente vino blanco al que le sigue una copa de cava.
La verdad es que visitar las mejilloneras del Delta del Ebre es una de las mejores actividades que podéis realizar por la zona.
COMER UN ARROZ DE TEMPORADA
Que menos que hacer una buena arrozada si se visita el Delta del Ebro, ¿no? El arroz que se cultiva aquí, además de ser abundante, está protegido con la etiqueta de la Denominación de Origen Protegida.
Además, son bastantes los lugares con fama de cocinarlo muy bien, de manera que no había excusa para degustar lo que aquí llaman un arroz de temporada, que resultó ser bastante semejante a la paella valenciana (y que me disculpen los expertos) y con una mezcla de mar y montaña.
Un buen lugar para disfrutar del manjar es el Restaurante Noves Algues, del mismo puerto de Sant Carles de la Ràpita, que además está justó enfrente de donde nos dejó la golondrina que nos había llevado al Musclarium.
Aunque ya habíamos tomado algo más que el aperitivo entre las ostras y los mejillones, no pudimos resistirnos ante una sugerencia de la casa y compartimos unas ortigas del Delta. Se trata de una anémona que rebozadita resulta sabrosísima.
PASEO ENTRE ARROZALES.
Tras el ágape, nuestro siguiente destino era el Centro de Interpretación del Delta del Ebro de MónNatura. Antes, sin embargo, dimos un buen rodeo por los distintos senderos que se ubican en el Delta. La verdad es que hicimos casi 30 kilómetros y no dejamos de maravillarnos con los múltiples campos de arroz que parecen invadirlo casi todo, así como con las muchas lagunas, unas pequeñas y otras realmente de gran dimensiones con las que nos iremos cruzando durante toda la jornada. Todo ello trufado por una enorme densidad de aves de todo tipo, flamencos incluidos.
La verdad es que toda nuestra visita al Delta del Ebro transcurrió por la parte sur del mismo, la que queda en la margen derecha del cauce del río y que corresponde a la comarca de El Montsià (la zona norte, corresponde a El Baix Ebre). En esta parte, las zonas cercanas a las lagunas de l’Escanyissada y la Tancada, son las que nos parecieron albergar mayor densidad ornitológica.
VISITAR MÓNNATURA, EL CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL DELTA DEL EBRO.
Otro de los lugares que hay que ver en el Delta del Ebro de forma obligatoria es su centro de interpretación. Se llama MónNatura y se localiza en las inmediaciones de la laguna La Tancada. Hay dos maneras de visitar el centro: por tu cuenta o mediante una visita guiada. Merece la pena saber que la visita comentada tiene un coste de solo 2 euros más y que, además, me parece casi imprescindible.
Por cierto, como por la mañana estuvo lloviendo, resultó que hicimos la visita de las 5 de la tarde de forma personalizada. Nadie más se unió a nosotros. Nuestro guía nos comentó que los 6 trabajadores de MónNatura son naturalistas autóctonos del Delta, de manera que son expertos conocedores de la zona y de los ecosistemas que aquí se han desarrollado.
Ramón, que así se llama nuestro guía, nos enseña acerca de un montón de cosas relativas a la vida en el Delta del Ebro. De la vida animal, pero también de la del ser humano de la región. Por ejemplo, nos enseña acerca de la pesca tradicional con red, que era como se había realizado, de forma sostenible, desde siempre. O de la navegación con pontonas, las tradicionales barcas de perchar, ideales para navegar por el Delta del Ebro, en aguas poco profundas como en ciénagas o lagunas.
Ramón nos explica que su padre era un experto perchador y él mismo se encarga de pasear a Marc durante un ratito, percha en mano. Aunque la pesca con pontonas va desapareciendo, aun hay algunos pescadores que la utilizan. Son ideales por el escaso ruido que estas embarcaciones emiten al navegar y porque con su pequeño tamaño pueden acceder a casi todos los lugares del Delta.
Ramón nos ilustra también acerca de las salinas de las que dispone MónNatura. La de la sal fue una industria de mucha importancia en el Delta del Ebro y, en realidad, aún en la actualidad existen algunas salinas que siguen en funcionamiento, como hace décadas. El complejo de salinas de MónNatura desempeña funciones únicamente didácticas, pero nos pareció de lo más sorprendentes.
A medida que el agua llegada del mar se va evaporando, va ganando en concentración salina, como es lógico. En este punto es trasladada, mediante la apertura de unas compuertas, hacia otro espacio, donde prosigue su proceso de concentración. Así, hasta que la salinidad es tal que el cloruro sódico cristaliza en el fondo de la última charca. Lo comprobamos nosotros mismos recogiendo sal desde el fondo de la misma.
Otra actividad, casi estrella, en MónNatura supone subir a lo alto del mirador de 360 grados. En este punto se han situado una serie de prismáticos. Ramón nos enseña un montón de aves distintas, explicándonos cuando llegan cada una de ellas al Delta, si son migratorias o no así como sus distintos ciclos. Desde luego, nuestras favoritas son los flamencos.
Igualmente, se han situado una serie de observatorios a ras de suelo que permiten visualizar centenares de aves a muy pocos metros de nosotros, sin ser vistos. La verdad es que la actividad nos pareció apasionante.
Cerca de hora y media estuvimos con Ramón y la verdad es que el tiempo nos pasó volando. Creo que visitar MónNatura es algo que hay que hacer en el Delta del Ebro de forma imperativa pues nos permite entender la importancia que tiene este ecosistema y la necesidad de conservarlo.
Y así termino nuestra jornada en el Delta del Ebro y, en realidad, nuestra escapada de tres días por las Terres del Ebre. Cómo decía, son muchos más los lugares que hay que ver en el Delta del Ebro, de manera que esperamos poder regresar pronto para completar el recorrido. Visitar los distintos arenales y particularmente la Punta del Fangar con su faro es uno de ellas. Pero también queremos pasear en bicicleta, visitar el centro de interpretación del arroz en la Torre de Camarles o incluso, tomar un crucero hasta la desembocadura del Ebro. Lo dicho, tocará regresar a estas tierras y lo haremos encantados.
Comentarios:
10 comentarios en “EL DELTA DEL EBRO. Ruta entre mejilloneras, arrozales y lagunas.”
Había leído ya algo sobre esta zona y me parece una visita muy interesante… y sabrosa. No solo se trata de conocer un lugar, por lo que veo, ¡también de saborearlo!
Así es. De eso se trata. De que el paladar también disfrute.
Uf qué pinta tiene ese arroz 🙂 la verdad es que he visto fotos muy chulas del Delta del Ebro de varios fotógrafos que sigo por Instagram y me parece un lugar muy fotogénico, ahora con toda esta información práctica que aportas además me parece muy interesante para conocerlo y recorrerlo, a ver si en una próxima escapada.
Un abrazo
Así es. Y fíjate que yo lo tengo a 200 km y he tardado un porrón en visitarlo. Es un lugar muy chulo y se come de primera.
He visto una estupenda colección de fotos del Delta y siempre me queda pendiente cuando voy a Cataluña, a ver si en mi próximo viaje me quito la espinilla, que me parece un lugar increible
Seguro que tienes oportunidad de regresar por estas tierras y visitar el Delta. Merece mucho la pena!