En este post os comentaré las visitas imprescindibles de Brescia, incluyendo dos enclaves que han sido incluidos dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad y que, por si solos, ya merecerían que la población formase parte de cualquier itinerario por el norte de Italia.
Y es que la historia de Brescia es francamente prolífica, remontándose al siglo IV cuando los Galos se establecieron por estos lares. Posteriormente, fue anexionada a Roma, de manera que varios de los lugares más atractivos que hay que ver en Brescia hacen referencia a la Brixia romana. Visigodos y Godos también se pasaron por Brescia antes de que los Lombardos o Longobardos dejaran igualmente su impronta, hasta el punto de que su huella como antigua enclave lombardo es lo que le ha valido a Brescia ser incluida en la lista del Patrimonio Mundial.
ambién la República de Venecia se anexionó la ciudad a partir de 1426 para pasar, tras la caída de Napoleón, a manos austríacas. Finalmente, desde 1860 forma parte de Italia.
QUÉ VER EN BRESCIA EN 1 DÍA.
LAS TRES PLAZAS.
Hemos dejado el coche a unos 500 metros del centro histórico para buscar el mismo por la Calle San Faustino, que hoy sábado está repleta de tenderetes, pues se celebra el mercado semanal. Son las 10 de la mañana y el ambiente es máximo. Frutas, verduras, quesos, mucha pasta fresca y todo de tipo de comida ya cocinada es lo que se vende aquí. Como ayer en Bérgamo, no podemos evitar comprar algo de queso. En este caso, Parmeggiano-Regiano, que aunque no es de la región nos encanta.
Llegamos a la Plaza de la Loggia, la primera de las 3 grandes plazas que hay que ver en Bérgamo. Toma el nombre del Palazzo della Logia, sede del gobierno de la ciudad desde que fue alzado a finales del siglo XV. Palladio y Sansovino, dos de los arquitectos más importantes del momento, pusieron su granito de arena en este palacio que es uno de los emblemas de la ciudad. Podemos entrar en su interior donde se celebra una exposición fotográfica. La escalera ceremonial y los frescos del atrio de distribución del primer piso merecen la visita.
La plaza, por cierto, también está ocupada por el mercado semanal, de manera que hierve de actividad aunque ello da lugar a que quizá no luzca como merezca. Por la tarde, ya sin los tenderetes, regresaremos. Justo al otro lado de la plaza en relación al Palacio de la Loggia se encuentra el segundo de los símbolos de la ciudad que hay que ver en Brescia. Me refiero al bonito reloj astronómico, de mediados del XVI. Las dos figuras que lo coronan siguen tocando las horas. Otro reloj astronómico que añadimos a nuestra lista y ya van más de una docena. Otro edificio que llama la atención se ubica al sur de la plaza. Son los Monte de Piedad. En su fachada encontraréis insertadas lápidas que nos recuerdan el pasado romano de la ciudad.
DÓNDE DORMIR EN BRESCIA
Ni cien metros separan la Plaza de la Loggia de la segunda de las plazas que hay que ver en Brescia. Es la Plaza de la Victoria, mucho menos bella desde luego, aunque importante también a nivel histórico. Nos recuerda los años en que la ciudad cayó a manos del fascismo, de manera que está alzada en la arquitectura megalomaníaca típica del momento. El Palacio de Correos y el Torreone, que está considerado, con sus 60 metros de altura, uno de los primeros rascacielos de Italia, son los monumentos más destacados de la plaza.
Tomamos rumbo este para llegar, en dos minutos, a la tercera plaza y acaso la más bella. Es la Plaza Paolo VI. En ella encontramos no una, si no dos catedrales. La vieja y la nueva. Y si bien la nueva, con su inmaculada fachada de blanco mármol es la más espectacular, la que encontramos más encantadora es la Catedral Vieja de Brescia. Se trata de un edificio románico de planta circular, un hecho bien poco habitual en la época. Es por este motivo que es popularmente conocida como La Rotonda. Fue alzada en el siglo XI encima de las ruinas de la Basílica de Santa María Mayor.
Entramos y quedamos verdaderamente maravillados con una estructura francamente sorprendente y con varios tesoros de excepcional interés como un bellísimo sepulcro del siglo XIII que preside la entrada o una cripta, dedicada a San Filastrio, que nos deja boquiabiertos. También encontramos en esta iglesia los restos de varios mosaicos que nos recuerdan la existencia de una antigua iglesia paleocristiana en este mismo lugar.
Tras la Vieja, entramos a la Catedral Nueva, magnífica igualmente, aunque más convencional. Según leemos, dispone de la tercera cúpula más alta de Italia.
Un tercer edificio nos llama la atención en esta plaza Pablo VI. Es el Palacio del Broletto, uno de los edificios de carácter civil más antiguos de la ciudad de Brescia y que fue sede de las magistraturas cívicas. Esta plaza, como la de la Loggia, está repleta de cafés, de manera que puede ser un buen momento para hacer un receso.
BRESCIA COMO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.
Los dos siguientes destinos nos llevan a los dos lugares más importantes que hay que ver en Brescia. Al menos, según el criterio de la Unesco, pues ambos han sido incluidos dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad.
Empezamos por la Plaza del Foro, que era el centro político, civil y religioso de la antigua Brexia romana. No os penséis que se trata de Roma o Pompeya, desde luego. Pero hay un par de edificios, y particularmente uno, que si que resultan espectaculares.
El más bello es el Santuario Republicano del siglo I aC, que se conserva en lo que literalmente resulta una cámara acorazada situado en el subsuelo de la ciudad. Somos los únicos visitantes cuando entramos al mismo y, dicho sea de paso, la entrada nos parece un pelín cara (8 euros). La decoración que se conserva, con frescos, mosaicos de vivos colores y columnas es exquisita.
Tras visitar este santuario accedemos al Capitolium, que está comprendido en el precio de la entrada aunque en realidad se puede ver desde el exterior. Se trata de un templo dedicado a la que era conocida como Triada capitolina. Es decir, a Júpiter, Juno y Minerva. El interior del templo, demasiado restaurado, nos defrauda un poco.
Finalmente accedemos al Teatro, que es del siglo I dC y que está en bastante mal estado de conservación. Hay que ponerle un pelín de imaginación para entender donde estaba la cávea o la escena.
Digamos que, aun tratándose de un lugar de indudable importancia histórica, muchos otros parques arqueológicos nos han impresionado bastante más y que lo que verdaderamente convierte en excepcional el de Brecia es este Santuario Republicano del que ya os he hablado.
Tras recorrer el Foro Romano buscamos el segundo gran lugar que hay que visitar en Brescia según la Unesco. Me refiero al Museo de Santa Giulia, que actúa como Museo de la Ciudad. El Museo se localiza en lo que era el monasterio e iglesia de Santa Giulia y la verdad es que, en primera instancia, llama la atención que la Unesco lo haya incluido en tan preciada lista. Y no porque no contenga piezas de gran valor, si no porque no conocemos otros casos de este estilo y, desde luego, museos como el del Louvre o el British contienen muchísimos más tesoros.
Sin embargo, si algo ha convertido a este museo en Patrimonio de la Humanidad es que contiene algunos de los vestigios más importantes que legó el pueblo longobardo en la Península Italiana. De esta manera, Santa Giulia formó parte de una candidatura conjunta con otros lugares longobardos tales como la Basílica de San Salvatore de Spoleto o el Templeto Longobardo de Cividale del Friuli.
Dicho esto, no es raro que la estrella del Museo de Santa Giulia sea, precisamente la iglesia longobarda (o lombarda) de San Salvador, incluyendo su maravillosa cripta. Solo por este motivo ya merece la pena visitar el museo, puesto que no resulta nada fácil encontrar vestigios de aquella civilización. La Basílica de San Salvador no es el único tesoro lombardo del museo. También resulta bellísima la Cruz de Desiderio, del siglo VIII, repleta de piedras preciosas incrustadas y que perteneció al rey lombardo fundador del museo. El relicario de marfil del siglo VI, conocido como lipsanoteca, resulta igualmente de una belleza deslumbrante.
Más allá de los tesoros lombardos, el fondo museístico de Santa Giulia es extensísimo, con gran cantidad de piezas que nos rememoran a la época romana de Brixia, incluyendo varias domus de exquisita decoración.
En el segundo piso, no os olvidéis de visitar el Coro de las Monjas, una suerte de capilla renacentista de excepcional decoración.
EL CASTILLO
Otra de las constricciones que hay que ver en Brescia se localiza en lo alto de una colina que domina la ciudad desde el norte. Es el Castillo, que está considerado una de las fortificaciones mejor conservada de Italia y que se fue alzando a lo largo de los siglos. Las murallas y bastiones, por ejemplo, corresponden al siglo XV, durante el momento de dominación veneciana, como ya vimos en Bérgamo.
En la actualidad, el Castillo de Brescia es la sede de varios museos como el del Resorgimento y el de Armas, aunque nosotros no podremos visitarlos porque hoy permanecen cerrados.
BIBLIOTECA QUERINIANA Y EL TEATRO GRANDE
No quisiera terminar el post sin mencionar dos de los lugares más bonitos que hay que ver en Brescia y que nosotros no pudimos visitar. El primero, la excelente Biblioteca Queriniana, que dispone de una sala de lectura preciosa, con unos frecos deslumbrantes según hemos podido ver en fotografías. Los sábados cierran al mediodía y para cuando nos decidimos, ya estaba cerrada.
El segundo lugar es un teatro, el Teatro Grande. Aunque su origen lo debemos encontrar en la época de dominación veneciana, la sala actual corresponde a principios del siglo XIX.
Si tenéis la oportunidad de recorrer Brescia, visitarlo por nosotros.
Y con estos dos lugares terminamos este post sobre los lugares que hay que ver en Brescia, una población encantadora que, al igual que Bérgamo, a menudo pasa demasiado desapercibida en pos de Milán, la capital de la Lombardía.