Y creedme que, no solo es que visitar Bérgamo merezca mucho la pena si no que, además, la ciudad nos lo pone especialmente fácil al recibir vuelos de bajo coste desde la mayoría de grandes ciudades españolas. Sin embargo, los turistas suelen llegar a Lombardía para visitar Milán, sin pasar tan siquiera unas horas en Bérgamo.
Y, por si fueran pocos los atractivos que hay que ver en Bérgamo, la ciudad está de enhorabuena. Y es que desde 2017 forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad gracias a su extraordinario conjunto amurallado de origen veneciano. En este sentido, Bérgamo logró entrar en la preciada lista gracias a una nominación conjunta que incluía, entre otros, los conjuntos defensivos de Sibenik, en Croacia, o Kotor, en Montenegro.
Bérgamo son, en cierta manera, dos ciudades en una. La Ciudad baja, la más moderna, y la Ciudad alta, que queda en un pequeño montículo y que además de ser donde se encuentra el conjunto amurallado mencionado, fue el lugar donde se originó la ciudad. Es aquí donde encontraremos la mayoría de atractivos que visitar en Bérgamo.
DATOS PRÁCTICOS SOBRE BÉRGAMO.
Antes de pasar a detallaros los lugares más importantes que ver en Bérgamo, os dejo con el apartado práctico acerca de cómo llegar y dónde dormir en Bérgamo.
CÓMO LLEGAR A BÉRGAMO.
Bérgamo dispone de aeropuerto propio, a 10 km de la ciudad, con muchas conexiones a España gracias a los vuelos de bajo coste.
Nosotros tomamos un vuelo a las 6 de la mañana en Barcelona, de manera que antes de las 9 ya estaba en la Ciudad Alta.
El único problema de un vuelo tan temprano es que hay que llegar en coche hasta el aeropuerto. En este caso deje el coche en uno de los parkings de bajo coste cercanos al mismo.
DEL AEROROPUERTO DE BÉRAMO A BÉRGAMO.
El Airport Bus os traslada a Bérgamo cada 20 minutos. Tarda 15 minutos en llegar a la Estación de Bérgamo, pero tiene también paradas en en centro de la Ciudad Baja, en el Funicular y en la Ciudad Alta.
Moverse por la región en coche de alquiler. Nosotros utilizamos un coche de alquiler. Es la segunda vez que lo hacemos en Italia y nos ha ido bien.
DÓNDE DORMIR EN BÉRGAMO.
Yo me alojé en un coqueto apartamento en pleno centro histórico de la Ciudad Baja. Dormimos los 3 de maravilla y el desayuno está incluido en el precio. Podéis mirar aquí los precios.
QUÉ VER EN BÉRGAMO EN 1 DÍA.
EL FUNICULAR DE LA CIUDAD ALTA, LA PUERTA DE SAN GIACOMO Y LAS MURALLAS.
Subimos a la Ciudad Alta de Bérgamo tomando el Funicular que parte desde el Viale Vittorio Emanuele II, en la Ciudad Baja. Se trata de uno de los dos funiculares que hay en Bérgamo. El otro nos llevará, más tarde, desde la Ciudad Alta hasta la colina de San Vigilio.
El funicular lleva subiendo a los bergamascos desde la Ciudad Baja hasta la Ciudad Alta desde hace más de 120 años, siendo un medio de transporte especialmente querido por los lugareños. También se puede subir hasta arriba en coche o a pie, desde luego, siguiendo el Viale Vittorio Emanuel para entrar a la ciudad intramuros por la Puerta de Sant’Agostino. Pero a mí me parece bastante más bonito montarse en el funicular que nos deja en la Plaza del Mercado delle Scarpe, antigua sede del gremio de los zapateros.
Sin embargo, antes de adentrarnos por la Ciudad Antigua tomamos la Calle San Giacomo para llegar hasta la Puerta del mismo nombre, una de las varias puertas que hay que ver en Bérgamo y quizá, la más interesante de todas ellas. Esta Puerta de San Giacomo era la utilizada para entrar a la Ciudad Alta por todos aquellos viajeros que llegaban desde Milán y es la que se puede observar desde la Ciudad Baja. Está construida en blanco inmaculado a base de mármol procedente de las canteras de Zandobbio, en Valle Cavallina. Nos damos cuenta de que en el frontón de entrada está esculpida la imagen del león de San Marcos, emblema de Venecia. Es esto un hecho que se repetirá en todas las puertas de acceso a la ciudad amurallada además de en otros edificios.
Desde la Puerta de San Giacomo las vistas de la Ciudad Baja son estupendas, aunque a primeras horas de la mañana el sol nos viene de cara y, además, una tenue neblina parece querernos enturbiar la jornada.
A derecha e izquierda de la Puerta de San Giacomo encontramos las murallas venecianas. Se trata de un conjunto excelentemente conservado que comprende más de seis kilómetros de perímetro amurallado y que data de 1651, cuando la ciudad formaba parte de la órbita de la Serenísima, como ya hemos comentado. Las murallas circundan por completo la Ciudad Alta, a la que se puede acceder a través de 4 puertas: San Giacomo, San Agustín, San Lorenzo y San Alessandro.
Además, el perímetro puede ser recorrido por completo, algo a lo que acostumbran los lugareños en cuando empieza el buen tiempo. De hecho, nosotros realizaremos un buen trocito del camino de ronda, posteriormente. 14 baluartes y un buen número de aberturas para los cañones completan este estupendo sistema defensivo.
Como digo, el conjunto defensivo ha sido incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad desde 2017. Forma parte de la denominación llamada «Fortificaciones venecianas de defensa de los siglos XVI al XVII: Stato da Terra – Stato da Mar Occidental«, que agrupa a 6 lugares croatas, montenegrinos e italianos. En concreto, los venecianos estuvieron por estos lares entre 1428 hasta 1796, cuando las tropas francesas entran en la ciudad y fundan la República Bergamasca.
PIAZZA VECCHIA Y PIAZZA DEL DUOMO
Ahora sí, nos metemos por las estrechas callejuelas que nos llevan, en no más de cinco minutos, hasta el meollo de la Ciudad Vieja que forman dos plazas contiguas: la plaza del Duomo o de la Catedral y la Plaza Vecchia (o Vieja).
Quizá sea la Plaza Vieja la más bella de todos. En este conjunto monumental encontraremos algunos de los más importantes edificios civiles que hay que ver en Bérgamo. En medio, una fuentecilla del último tercio del siglo XVIII, la Fuente Contarini, parece dominar la escena.
Uno de los edificios que más llama la atención nos queda enfrente. Se trata del Palazzo Nuovo, que fue sede del ayuntamiento de la ciudad y ahora lo es de una biblioteca de extrema belleza. No os la perdáis porque es de acceso libre y de verdad que merece la pena, con un par de salas repletas de nobles maderas y globos terráqueos. Una de ellas, incluso, con los techos decorados con preciosos frescos.
Al otro lado de la plaza queda el Palazzo della Ragione. Es decir, de la Razón, la antigua sede comunal de la ciudad. Se trata de un palacio gótico que está siendo rehabilitado y pronto abrirá al público.
A un lado queda la Torre Cívica, una estupenda atalaya conocida como el Campanone que se alza hasta una cincuentena de metros y que nos recuerda a la época en que las distintas familias nobles de la ciudad competían por alzar la más alta de las torres bergamascas. Merece la pena subir hasta lo alto de la torre, pues las vistas de todo el conjunto de la Ciudad Alta, así como la llanura que la circunda, son fenomenales. Anexo al Campanone se ubica el Palazzo del Podestá, convertido en la actualidad en un museo interactivo que nos cuenta acerca del papel de Bérgamo en la historia y que a nosotros nos pareció prescindible.
Si pasamos por los arcos que quedan por debajo del Palazzo de la Raggione nos encontraremos en la segunda de las plazas que hay que ver en Bérgamo de forma inexcusable. Es la Plaza del Duomo que toma el nombre, claro está, por la Catedral que allí se ubica.
Sin embargo, siendo indudablemente bella la Catedral de San Alessandro hay un edificio que realmente impresiona sobremanera: la Basílica de Santa Maria Maggiore.
Pero vayamos por partes. Entramos primeramente en la Catedral, cuyo origen lo debemos encontrar en el siglo V. Nada queda, desde luego, de aquel primitivo templo pues el que se alza en la actualidad en la plaza del Duomo es del siglo XV. Se trata de un edificio a medio camino entre el neoclásico y el barroco y que dispone de un buen número de obras de arte de interés, incluido un cuadro de Tiépolo, el Martirio de San Juan Obispo, o una serie de reliquias que correspondieron al santificado Santo Padre Juan XXIII, como un cáliz y una tiara que fueron propiedad suya y que el propio Sumo Pontífice regaló a la Catedral de Bérgamo. Se exponen en una capilla del fondo de la nave, llamada Capilla de San Vicente.
En el altar mayor encontraréis también los restos de San Alessandro, patrón de la ciudad. Las reliquias en cuestión fueron custodiadas hasta el siglo XVI en otra catedral de San Alessandro que fue demolida a fin de construir las murallas venecianas. En aquél momento, las reliquias fueron trasladadas a la iglesia de San Vicente, que fue consagrada como Catedral de San Alessandro que es lo que es en la actualidad. Por cierto, el santo en cuestión corona la cúpula del templo, con una escultura dorada que por la noche iluminan.
Pero decía que un edificio nos parece incluso más imponente que la propia catedral. Me refiero a la Basílica de Santa María Maggiore. Para mi gusto, el más bello de los edificios que hay que ver en Bérgamo. Dicen aquí que si la Catedral es el templo de la iglesia, la Basílica lo es del pueblo. Y es que fue construida gracias a las donaciones particulares llevadas a término después de que, durante una terrible epidemia, los bergamascos pidieran auxilio a la Virgen María.
La verdad es que el interior de la iglesia es una auténtica maravilla decorativa, producto de las continuas ornamentaciones a la que ha sido sometida a lo largo de los siglos. No parece haber ni un solo trocito de muro o de techo sin decorar, con frescos, estucos, querubines, tapices, lienzos y todo tipo de elementos decorativos. Una auténtica maravilla que justificaría, por sí misma, desplazarse hasta Bérgamo para admirar este templo.
En el interior, por cierto, se encuentra la tumba del más ilustre de los bergamascos: el compositor Gaetano Donizzeti. Sin embargo, bastante más espectacular resulta el formidable confesionario de noble madera. Una maravilla.
En el exterior de Santa María Maggiore llaman poderosamente la atención los tres pórticos en forma de porches, llamados protiros, donde cuatro leones son utilizados como basamento de las columnas que sostienen el porche en cuestión. En la fachada norte, que es la que da a la plaza del Duomo, los leones son rosados por haberse utilizado mármol rosado de Verona. Sin embargo, en el pórtico norte se utilizó mármol blanco procedente del piamontés Valle de Ossola.
Anexa a Santa Maria Maggiores se ubica otro edificio excepcional. Me refiero a la Capilla Colleoni, otro de los lugares que hay que ver en Bérgamo sin excusa alguna. El acceso, además, es gratuito. Se trata de una capilla privada mandada alzar por al Bartolomeo Colleoni, una suerte de mercenario que hizo carrera militar de parte de los venecianos y que es especialmente querido por los bergamascos por ser natural de la ciudad. La verdad es que la capilla es maravillosa, con un conjunto de sarcófagos de mármol y una imagen dorada de Colleoni ciertamente impresionante. Por desgracia no dejan fotografiar el interior.
La fachada, más bella incluso que las del Duomo y Santa Maria Maggiore, está alzada en mármol rosado y se considera uno de los momentos culminantes del Renacimiento en Italia.
CASTILLO DE SAN VIGILIO.
Almorzamos en la misma Plaza Vecchia, donde se ubican varios restaurantes. Posteriormente tomamos la Calle Colleoni, quizá la más comercial de la Ciudad Alta de Bérgamo. Es un buen lugar para degustar alguna especialidad dulce en cualquiera de las varias pastelerías que se abren a nuestro paso, aunque nosotros optamos por tres quesos que seguro resultarán deliciosos. Y es que hasta ocho quesos con denominación de origen protegida, además de muchos otros que no disponen de esta etiqueta, son los que se elaboran por la zona.
También en esta callejuela encontraremos varios restaurantes con encanto, tabernas y vinotecas, hasta llegar a la Puerta de San Alessandro, una de las cuatro que permiten entrar y salir de la Ciudad Alta.
Justo enfrente encontramos la estación inferior del Funicular de San Vigilio que nos llevará hasta la colina del mismo nombre y que queda en un montículo por detrás de la Ciudad Alta. Unos pocos minutos son suficientes para salvar los 90 metros de altura que nos llevarán hasta el Parque de San Vigilio, en este funicular que fue inaugurado en 1912, aunque desde luego nada queda de aquella primera máquina.
La estación superior del funicular se abre al Parque de San Vigilio, una importante zona verde donde en su momento se ubicó el castillo homónimo que hoy está en ruinas. Yo os diría que más que por el castillo en sí, cuyas ruinas se ven en pocos minutos, subir hasta este punto merece la pena por disfrutar de las fenomenales vistas de la Ciudad Alta que desde este punto se tiene.
CAMINO DE RONDA POR LAS MURALLAS DE BÉRGAMO HASTA LA ACADEMIA DE CARRARA.
El último lugar que comentaremos en esta lista de lugares más interesantes que hay que ver en Bérgamo es el de la Academia de Carrara. Para llegar hasta ella bajamos nuevamente con el funicular de San Vigilio y tomamos el camino de ronda que circunda las murallas desde la Puerta de San Alessandro, para pasar por la Puerta de San Giacomo y hasta llegar hasta la Puerta de San Agustín. También esta última, dicho sea de paso, dispone de su león veneciano en la fachada.
Unas escaleras que parten desde esta última puerta (en realidad, desde unos metros más abajo) nos llevan hasta el más importante de los museos que hay que ver en Bérgamo. Me refiero a la Academia de Carrara, una extraordinaria institución que no solo es museo sí no que también desempeña las funciones de academia de Arte y que dispone de una muy buena colección de pintura europea, y particularmente italiana que, fuera de las fronteras italianas, es bastante desconocida. Allí disfrutaremos de un buen número de obras de algunos de los maestros de la pintura universal, incluidos Lorenzo Lotto, Rafael, Mantegna o Bellini. La Academia reabrió sus puertas en 2015 tras siete años de remodelaciones y lo ha hecho con la intención de convertirse en un referente como institución museística de primer orden. Se trata, además, de uno de aquellos museos que no requieren de mucho tiempo para ser disfrutados, pues en una hora se puede echar un muy buen vistazo a fin de conocer las obras más importantes de su fondo.
Y tras visitar la Pinacoteca de Carrara es momento para ir en busca del coche que he dejado en la Ciudad Baja para dirigirnos hacia el alojamiento, que tenemos en una tranquila vía de la Ciudad Alta. Es momento para relajarse y buscar un buen local para tomar un helado. ¿Sabíais que el helado de Stracciatella se originó en Bérgamo? No, ¿verdad? Pues así es. Esta delicia es originaria de una pastelería, de nombre Marianna, que se ubica a dos pasos de la Puerta de San Alessandro. Que mejor lugar para hacer un receso.