Budapest adquiere su tono más mágico cuando anochece y los principales monumentos de la capital húngara quedan iluminados. Nos encantan los paseos nocturnos. Al menos a mí, ya que Isa es bastante menos noctámbula y cuando cae la noche suele resistirse a pasear.
Sin embargo, para mi gusto, este es un momento especialmente bonito. Particularmente en las ciudades que iluminan sus edificios al máximo, sabedoras de magia y majestuosidad que desprenden estos momentos.
UNA PASEO NOCTURNO POR BUDAPEST ILUMINADA
Empezamos nuestro paseo nocturno por Budapest a los pies de la colina de Buda. Esta vez, sin embargo, no subiremos en funicular, sí no que lo haremos andando. Primero por algunas cuestas y luego por unas bonitas escaleras que nos llevan hasta el Bastión de los Pescadores, uno de los mejores lugares donde disfrutar del anochecer en Budapest.
Se trata de un edifico de principios del siglo XX, de estilo neorománico, que supone el mejor mirador sobre la ciudad de Budapest. Y concretamente sobre la llanura de Pest, que queda dividida por esta auténticas vía fluvial que es el Danubio y que desde este balcón queda en primer término. Sin dificultad podemos distinguir la Basílica de San Esteban, el bellísimo Parlamento neogótico o el Puente de las Cadenas, el más bello de los varios que unen ambas orillas, los tres monumentos iluminados por los potentes focos nocturnos.
Justo enfrente del Bastión de los Pescadores nos encontramos con nuestra iglesia favorita de Budapest. Es la Iglesia de Matías, que no de San Matías, cuyo arquitecto fue el mismo que el que diseñó el bastión de los Pescadores, aunque en esta ocasión utilizó el estilo neogótico. No dejéis de visitarla por dentro, pues su decoración es estupenda, aunque una vez ha anochecido solo podréis disfrutar de sus fachadas, sus tejados ornamentados con baldosas de vidrio esmerilado y su esbelta torre.
DATOS PRÁCTICOS PARA VISITAR BUDAPEST
Estas son las opciones más interesantes:
Tras visitar la Colina de Buda regresamos a Pest. Cruzamos a la otra orilla por el Puente de las Cadenas, que es el sobrenombre que recibe el Puente Szechenyi, uno de los más famosos de Europa y auténtico emblema de la ciudad. Es otro de los monumentos que durante este paseo nocturno por Budapest se muestra iluminado y supone otro de los momentos mágicos de esta ronda de noche que estamos realizando.
Antes de adentrarnos por Pest giramos nuestra mirada para disfrutar de la Colina de Buda desde la orilla de Pest. No solo el Bastión de los Pescadores y la iglesia de Matías quedan iluminados. También la silueta del Palacio Real se dibuja perfectamente sobre el cielo magiar, siendo fácil distinguir la cúpula que lo corona.
Nuestro siguiente destino no es otro que el Parlamento húngaro, otro de los símbolos de la capital. Se trata de un vastísimo edificio neogótico que cual barco varado a orillas del Danubio nos recuerda enormemente las Casas del Parlamento de Londres, que hacen lo propio a la ribera del Támesis.
De noche no podremos visitar sus majestuosos salones ni la Corona de San Esteban que preside la Sala de la Corona, uno de los más bellos lugares que hay que ver en Budapest, pero la silueta iluminada de este palacio del siglo XIX supone uno de los momentos culminantes de nuestro paseo nocturno por Budapest.
En menos de 10 minutos hemos llegado al templo más importante de la ciudad. Se trata de la Basílica de San Esteban, una enorme construcción que no pocos turistas confunden con una catedral. La importancia le viene a la Basílica por ser la depositante de la más importante de las reliquias que conserva el pueblo magiar. Me refiero a Santa Diestra, que no es más que la mano derecha de San Esteban, uno de los reyes más importantes de la historia húngara y a quien se atribuye la cristianización del país.
Nuestro paseo nocturno por Budapest termina por la Avenida Andrassy, la más señorial de la capital magiar. Algunos de los mejores restaurantes y cafeterías de lujo de Budapest, que parecen auténticos palacios imperiales (como el Lotz Hall Terem) se alternan con pequeños cafés con encanto.
Sin embargo, nuestro edificio preferido es el de la Ópera de Budapest, que compite en belleza con la de Viena aunque no lo pudo hacer en tamaño por expreso deseo del Emperador Francisco José. De ella dicen que era la preferida de la Emperatriz Sisí. Quizá asistir a una representación operística pueda suponer un estupendo broche de oro a vuestro paseo nocturno por Budapest.