El Karni Mata, también conocido como el Templo de las Ratas de la India, es uno de los lugares más curiosos de este país y que podréis visitar si hacéis un recorrido por el Rajastán, el más turístico de los estados de la India.
La verdad es que cuando visitamos la India no teníamos nada claro si visitar este lugar. ¿Un templo de las ratas? ¿Dónde hay que caminar descalzo entre orines y caquita? Pues bueno, finalmente hicimos de tripas corazón y la verdad es que merece la pena visitar este lugar.
QUÉ ES EL TEMPLO DE LAS RATAS DE LA INDIA, EN BIKANER.
El Karni Mata o Templo de las Ratas se localiza en la población de Deshnok, a poco más de 30 kilómetro de Bikaner, una ciudad importante del estado de Rajastán. Si se hace un viaje por este estado hasta llegar a Jaisalmer, capital del desierto, probablemente hagáis noche en Bikaner y os podáis plantear la visita.
La leyenda cuenta que la tal Karni Mata, reencarnación de la diosa Durga, pidió a Lama (el dios de la muerte humana) que devolviese a la vida un hijo suyo que acababa de fallecer. Ante la negativa de Lama, Karni Mata decidió que sus descendientes se reencarnaran en ratas a fin de que Lama no pudiera actuar frente a ellos. Esta es solo una de las muchísimas variantes de esta leyenda.
La cuestión en que en honor a Karni Mata se erigió este templo, hace ya más de 600 años en la población de Deshnok, según podemos leer, aunque lo cierto es que no se terminó hasta entrado el siglo XX. No se trata, ni mucho menos, de uno de los templos más impresionantes de la India. Sin embargo, que en el interior esté repleto de ratas lo hace ciertamente original a la par que algo intrigante. Según nos cuentan, hasta 20.000 roedores viven en el Templo de las Ratas de la India. Y la verdad es que, sean o no tantos, los animalillos corren a toda velocidad por todos los rincones del Karni Mata.
VISITA AL KARNI MATA
Deshnok es una población pequeña para nos estándares indios, con unos 20.000 habitantes. Eso sí, en desorden sí que mantiene la media del país, con las sagradas vacas que van a su aire y los coches que hacen lo propio creando tremendos embudos. Pero, en realidad, poco vemos de esta población porque a lo que venimos aquí, nosotros y todos los turistas, es a visitar en Templo de las Ratas.
La entrada al Karni Mata, labrada en mármol blanco es francamente bonita. Es este el momento de descalzarse, aunque se agradece que, a diferencia de en templos de otras religiones, nos permitan entrar con calcetines.
Una vez dentro, lo de menos es el templo en sí, pues la verdad es que arquitectónicamente no tiene gracia alguna. Lo más relevante en que enseguida te encuentras rodeado por decenas de ratas que corren de aquí para allí a toda leche. Aquí las llaman kabbas y además de ser consideradas algo así como servidoras de Karni Mata, resulta que tienen carácter de sagradas. Hay que decir, además, que en varios rincones se disponen platos de leche y alimentos, básicamente verduras y frutas, de manera que los roedores viven aquí a cuerpo de rey y sin motivo alguno para abandonar su templo. Como digo, estas ratas son tan sagradas como las vacas en este país.
Eso sí, si sois especialmente pudorosos no estoy seguro de que lo paséis nada bien en este Templo de las Ratas de la India. Los orines y deposiciones se encuentran por todos lados, de manera que hay que ir especialmente en cuidado por donde se pisa. Y, por si fuera poco, el olor es francamente vomitivo.
Estamos un buen rato dando vueltas, embobados entre tantas ratas, aunque en realidad no hay tampoco mucho más que hacer allí. Uno de los objetivos en este templo es el de encontrar alguna de las ratas blancas que por ahí pululan, que nos comentan que son muy pocas y que serían descendientes directas de la mismísima Karni Mata o sus hijos. Parece que da bastante suerte encontrarse con estos roedores blancos, pero nosotros no acertamos. Tampoco tenemos suerte en que ninguna rata pase por encima de nuestros pies, lo que parece que es también señal de buen augurio. Sin embargo, esto casi que lo agradecemos. Eso sí, de vez en cuando oímos un fuerte chillido de algún roedor que ha sido sido pisado por algún visitante (casi siempre, algún turista despistado).
La verdad es que visitar el Templo de las Ratas o Karni Mata resulta una de las cosas más curiosas que haremos durante el viaje al norte de la India. Si visitáis en Rajastán, merece la pena incluirlo dentro de vuestro itinerario. O al menos, a nosotros nos valió la pena, porque la verdad es que es un lugar suficientemente especial como para que no resulte fácil recomendarlo.