Que ver en Zamora en 1 día. Este era nuestro objetivo cuando decidimos visitar esta pequeña capital castellana de camino a Salamanca, que era el motivo principal de esta escapada por Castilla León.
La Muy Noble y Leal Ciudad de Zamora, título otorgado por el rey Enrique IV de Castilla en 1465, es una pequeña ciudad, capital de provincia, de algo menos de 65.000 habitantes. La visita al centro histórico de Zamora es muy fácil de realizar habida cuenta de lo recogido del mismo y, además, de la facilidad que supone que buena parte esté reservado a los peatones. Ello favorece el paseo tranquilo y reposado.
ZAMORA EN UN PEQUEÑO RESUMEN HISTÓRICO
Antes de comentaros nuestro paseo por la ciudad y los monumentos más importantes que hay que ver en Zamora quisiera dar una rápida pincelada por su historia.
Se sabe que Zamora fue fundada en la Edad de Bronce y que durante la Edad de Hierro fue ocupada por un pueblo de origen celta: los vacceos. En realidad, este pueblo prerromano ocupó una superficie de unos 45.000 kilómetros cuadrados en lo que hoy conocemos como Región Vaccea repartidos entre las actuales provincias de Palencia, Valladolid, Salamanca o Zamora, por ejemplo. Los vacceos denominaron Ocalam a este emplazamiento que actualmente ocupa Zamora.
De esta época es el líder Viriato, una figura mitificada a raíz de sus continuos enfrentamiento contra la pujante Roma. Según parece, Viriato se convirtió en un auténtico terror para los romanos, aunque parece ser que no se trataba de un vacceo si no se un lusitano. Sea como fuere, la ciudad de Zamora está muy agradecida al tal Viriato hasta el punto de dedicarle una céntrica plaza. Por si fuera poco, el brazo de Viriato está presente en el escudo de Zamora y las ocho tiras rojas de la bandera zamorana recuerdan las ocho victorias que Viriato obtuvo contra varios cónsules romanos.
La ciudad de Zamora, ya con el nombre de Senimure, pasó a formar parte del Reino de los Suevos durante el siglo VII, aunque posteriormente pasaría a dominio árabe.
No será hasta el siglo X, a raíz de la Batalla de Simancas, cuando la ciudad es recuperada por los cristianos. Sin embargo, no sería aquella la última vez que la ciudad pasara a manos musulmanas.
Fernando I de León y Castilla recuperó y repobló la población a mediados del siglo XI, además de proporcionarle todo un conjunto de murallas de las que hoy podemos ser, en parte, testigos. En los siglos siguientes, la reconquista cristiana de la Península Ibérica siguió en dirección sur, de manera que Zamora no regresó jamás a manos árabes.
DÓNDE DORMIR EN ZAMORA
QUE VER EN ZAMORA EN 1 DÍA.
1. DE LA PLAZA MAYOR A LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR
PLAZA DEL AYUNTAMIENTO
Nuestro paseo por Zamora empieza por la Plaza Mayor, presididas por el Nuevo Ayuntamiento a un lado de la misma, y por el Viejo Ayuntamiento, en el lado contrario. Desde luego, el Viejo Ayuntamiento es mucho más interesante. Se trata de un edificio construido con piedra de Peñausende, de finales del siglo XV, considerado una de las joyas del plateresco zamorano. El Viejo Ayuntamiento es una construcción de dos pisos que, aunque perdió sus torres en 1875 cuando éstas fueron desmochadas, no ha perdido su dignidad. El corredor bajo, que queda soportalado, está decorado con arcos de medio punto. En el primer piso, los arcos son rebajados o carpaneles.
En el medio de la plaza destaca una construcción que supone una de las varias iglesias románicas que hay que ver en Zamora. Probablemente sea este el estilo arquitectónico el que mayor gloria ha dado a la ciudad, a nivel monumental, de manera que existe una Ruta del Románico de Zamora que merece la pena ir siguiendo. Fue entre los siglos XI y XIII, cuando Zamora se encontraba en zona fronteriza con las posesiones musulmanas, cuando la ciudad vivió sus mejores momentos.
De aquella época es la iglesia de San Juan de Puerta Nueva que domina el centro de la Plaza Mayor. El templo se alzaba junto a la puerta oriental del recinto amurallado más antiguo de Zamora. Aunque fue edificada en tres naves durante el siglo XII, a partir del XV fue reducida a una sola nave. La torre, curiosamente, no fue liberada de las viviendas adosadas hasta la cercana fecha de 1980. La bella portalada meridional, decorada con varias arquivoltas ornamentadas con motivos vegetales es de lo más bello de la iglesia. No hay dejar de admirar el rosetón localizado encima de dicha puerta, de un estilo que se repetirá en muchas de las iglesias del románico zamorano.
El interior, y esto será una constante en nuestra ruta por las iglesias románicas más importantes que hay que ver en Zamora, es demasiado oscuro. Solo introduciendo una moneda de un euro en una ranura se iluminará parte de la iglesia. Un pena, puesto que al final, entre los visitantes que no se dan cuenta de ello y los que prefieren no pagar el euro en cuestión, la visita se acaba haciendo a oscuras la mayor parte de las veces.
Antes de tomar dirección hacia la catedral echamos un vistazo a la calle Balborraz, que desemboca en la plaza mayor. Destacan, en la parte superior de la misma, un par de edificios modernistas, como la casa Faustina Leirado, en el número 3 de esta calle, que es obra de Francisco Ferriol.
LA CALLE RAMOS CARRIÓN HASTA SAN INDEFONSO.
Ahora sí, tomamos la calle Ramos Carrión, que irá cambiando de nombre hasta llevarnos al gran templo que hay que ver en Zamora: la Catedral. Antes, sin embargo, nos queda un buen recorrido por esta zona del casco antiguo.
Dejamos a la izquierda el Teatro Ramos Carrión, otra obra con trazas modernistas de Francisco Ferriol, para llegar enseguida a la plaza Viriato. Aquí encontramos la escultura del personaje en cuestión, del que ya hemos hablado, y varios edificios de interés. A mano izquierda queda el Palacio de los Condes Alba y Aliste, que actualmente hace las funciones de Parador de Turismo. En este precioso edificio de piedra de principios del siglo XVI destaca un maravilloso patio central de características platerescas, formado por dos órdenes de arcos rebajados. En los distintos medallones tallados en el patio encontramos caracterizados personajes antiguos, clásicos y medievales. El edificio cayó en desgracia a mediados del siglo XVII pero fue recuperado posteriormente hasta llegar a desempeñar funciones de correccional para mujeres arrepentidas y niños expósitos a partir de finales del XVIII. Desde luego, mejor como Parador de Turismo.
En el otro lado de la plaza se localiza la actual Diputación Provincial de Zamora que ocupa las dependencias del antiguo Hospital de la Encarnación. Merece la pena entrar un momento para visitar tan siquiera su bello patio central. La uniformidad de los edificios, casi todos de piedra, hace especialmente agradable este paseo matinal.
Doblamos la esquina hacia la izquierda por la plaza Claudio Moyano para desviarnos unos metros de nuestro destino hacia la catedral. Enseguida localizamos la iglesia de San Cipriano.
Es esta de San Cipriano otra de las iglesias románicas que hay que ver en Zamora. Se trata de un templo de tres naves, con cabecera triple y cerrado gracias a una bóveda de cañón (apuntada en la nave central). La iglesia de San Cipriano fue edificada en el primer tercio del siglo XII. El edificio, aunque a oscuras, desprende solemnidad y tranquilidad. Rota, eso sí, por una señora mayor que hace las funciones de guardiana del templo y que se pone a gritar de forma ostensible y muy poco respetuosa, de punta a punta de iglesia, cuando se nos dispara el flash de la cámara. Agradecemos se nos explique que las fotos con flash no están permitidas, pero preferimos que se haga con educación. Los 7 u 8 visitantes de San Cipriano nos quedamos sorprendidos de la actitud de la señora.
Bajamos por la cuesta de San Cipriano hasta llegar a la bonita plaza de Santa Lucia, dominada por la iglesia del mismo nombre, que no visitamos, y por el Palacio del Cordón, sede actual del museo de Zamora. Se trata de otro bonito edificio de piedra del siglo XVI. Toma su nombre del cordón tallado en la piedra que enmarca la puerta principal del palacio. El escudo de armas situado por encima del portón nos indica que el palacio era propiedad de Juan Arias Dávila, marqués de Maenza. Muchos de los palacios y casas señoriales de Zamora mantienen estos bellos escudos de armas.
En lugar de regresar por donde hemos venido, pasamos por delante del puente de piedra y subimos por la cuesta de Pizarro hasta llegar a la Rúa de los Francos, que es el eje que nos llevará hasta la catedral.
Encontramos en este punto, dos edificios de interés, uno enfrente del otro. A la izquierda el Convento del Tránsito. Se trata de la casa de las franciscanas descalzas de Corpus Christi. Es este un convento de clausura, de manera que ni tan siquiera podemos visitar su patio central.
Mayor interés, sin embargo, encontramos en la maravillosa Iglesia de la Magdalena, que se encuentra delante del convento. Se trata de otro de los templos románicos que hay que ver en Zamora. En este caso, una iglesia de una sola nave y tres tramos con un bello ábside semicircular que cierra la zona occidental del templo. En la fachada meridional se localiza una preciosa portalada con cinco arquivoltas decoradas con motivos vegetales. También aquí encontramos un bonito rosetón justo por encima de la portalada. Lo más bello del interior de la iglesia de la Magdalena es el descollante sepulcro tardorrománico. Destacan en el cenotafio las preciosas columnas de piedra, algunas con fuste salomónico y culminadas con bellos capiteles, así como la fauna fantástica tallada en la piedra y la figura yacente de la dama de la que se desconocen sus datos.
Seguimos por la Rúa de los Francos para llegar hasta la plaza de San Ildefonso. Aquí se encuentra otra bonita iglesia, dedicada a San Pedro y Sal Ildefonso. Aunque el templo era originalmente de los siglos XII y XIII los remiendos posteriores son evidentes.
SAN ISIDORO, LA CATEDRAL DE ZAMORA Y LAS ACEÑAS DE OLIVARES
Antes de llegar a la plaza de la Catedral aun pasaremos por delante de la Iglesia de San Isidoro. El templo fue fundado por Doña Sancha, hermana de Alfonso VII. Se trata, pues, de otro templo románico del siglo XII. Hoy permanece cerrado, de manera que no podemos entrar a este templo de una sola nave. En la espadaña destacan algunos nidos, ocupados por cigüeñas. Es esta una imagen que hemos visto ya repetida en distintas iglesias de la ciudad. Por lo visto, las aves han encontrado en esta población un buen acomodo e, incluso en invierno, se resisten a marchar de ella. Hacen bien.
Ahora sí que llegamos a la plaza de la Catedral para visitar el gran templo que hay que ver en Zamora: la Catedral de San Salvador.
La Catedral del Salvador es un bellísimo templo románico declarado monumento nacional. Se trata de una catedral más bien chiquita. En realidad, es la de menor tamaño entre las 11 catedrales de Castilla y León. Sin embargo, ello no la hace menos interesante.
La Catedral del Salvador tiene una planta en forma de cruz latina con tres naves de cuatro tramos. En su interior hay algunos puntos de bastante interés, como la excelsa Capilla de San Ildefonso que conserva un bonito retablo, obra temprana de Fernando Gallego. Para entrar a la capilla en cuestión superamos una bella puerta de acceso de estilo renacentista. En el hastial destacan las pinturas manieristas que representan escenas de la vida de San Ildefonso. En el interior, además del retablo comentado, nos llaman la atención varios sepulcros góticos y renacentistas, de bella factura todos ellos.
También el coro de la Catedral de Zamora es especialmente bello. Se trata de una obra de Juan de Bruselas, preciosamente tallada. Sin embargo, lo más destacado de la Catedral de Zamora es, sin duda alguna, su elaborado y original cimborrio. Se trata de un elemento cuya influencia bizantina es innegable. Observamos su curioso tambor perforado con 16 ventanas con vidrieras sobre el que se elevan dos cúpulas. La interna es semicircular, gallonada; la externa está ligeramente apuntada. La influencia bizantina la encontramos también en las cuatro pequeñas cúpulas que decoran y refuerzan las esquinas de la bóveda y en los cuatro frontones que apuntan hacia los puntos cardinales. Esta maravilla, auténtico tesoro de la Catedral de Zamora, supuso la primera de una serie de cuatro cúpulas de semejante factura. A la cúpula zamorana siguieron las de la colegiata de Toro y las de las catedrales vieja de Salamanca y de Plasencia. El cimborrio de la Catedral de Zamora es, quizá, el gran monumento que hay que ver en Zamora. Podéis leer más acerca de la Catedral de Zamora aquí.
Rodeamos la catedral para observar, desde fuera, la Puerta del Obispo de la fachada sur, de bella decoración románica.
Tras visitar la catedral nos dirigimos hasta el viejo Castillo de Zamora. Se trata del primitivo alcázar zamorano, de planta trapezoidal y rodeado de un foso, que está en estado ruinoso aunque ha sido parcialmente restaurado. Podemos subir a algunas de las torres de la vieja fortaleza y observar las bellas vistas que desde allí se observan. El castillo responde a las necesidades de los monarcas cristianos en tiempos de reconquista (a partir del siglo XI), cuando Zamora suponía una plaza importante situada en territorio fronterizo. Durante aquellos años la ciudad de Zamora estuvo rodeada de varios anillos de murallas. Varias partes de aquellas defensas se han conservado o restaurado, aunque el visitante no debe esperar las murallas de Ávila aquí.
Enfrente de la Catedral se localizan, por un lado el Palacio Arzobispal y por otro, la conocida como Casa del Cid o Palacio de Arias Gonzalo. Esta última, adosada a la muralla y que la leyenda refiere relacionada con el Cid Campeador.
Salimos por un arco abierto en las murallas de Zamora, de nombre Arco del Obispo, para descender a nivel del Río Duero hasta llegar a las Aceñas de Olivares. Se trataba de un conjunto de molinos medievales que aprovechaban la fuerza del paso del Duero por esta ciudad castellana. Actualmente, una vez restauradas, las Aceñas de Olivares desempeñan la función de Centro Interpretativo del Duero. Merece la pena acercarse hasta allí para conocerlas. Además, la visita es gratuita.
Casi enfrente de las Aceñas de Olivares localizamos otra más de las distintas iglesias que componen esta Ruta del Románico de Zamora. Se trata de San Claudio de Olivares, del siglo XI y con un bonito pórtico. No podemos visitar el interior por encontrarse cerrada.
Tras casi cuatro horas de paseo por la zona monumental de la ciudad, disfrutando de varios de los monumentos que hay que ver en Zamora es momento de regresar a la Plaza Mayor y tomarse un descanso para almorzar. Además, la mayoría de iglesias y monumentos cierran entre las 14.00 y las 16.00 horas.
2. RUTA VESPERTINA: CALLES DE SANTA CLARA Y SAN TORCUATO Y ALREDEDORES.
Tras el almuerzo, es momento para seguir con nuestra ruta por los monumentos más importantes que hay que ver en Zamora. A la Ruta del Románico de Zamora se unirán ahora algunas viviendas de estilo modernista que nos sorprenderán gratamente. La ciudad está incluida dentro de la Ruta del Modernismo Europeo, ni más ni menos, de manera que deberemos andar con la cabeza levantada.
El paseo de la tarde será bastante más tranquilo que el de la mañana y transcurrirá por las Calles San Torcuato y Santa Clara que se dirigen hacia el este desde la Plaza Mayor.
Como comentaba son varios los edificios modernistas que encontramos en esta zona. Lo encontraremos tanto en la Plaza Sagasta, que une las 2 calles citadas, como en la misma Santa Clara. Algunas de las más destacadas son el Casino, en Santa Clara, 2, una obra de Miguel Mathet Coloma.
También en la plaza del mercado encontraremos las bellas formas de la Casa Crisanto Aguiar, de Francisco Ferriol. Sin embargo, más que buscar viviendas concretas merece la pena pasear mirando hacia arriba, para disfrutar de las bellas formas no siempre redondeadas del modernismo de Zamora. Este corriente artístico bebe, en Zamora, tanto de las fuentes del modernismo catalán, más ornamental, como del Art Nouveau francés o del estilo Secesión, algo más rígido.
Uno de los más bellos edificios de esta zona es la del Palacio de los Momos, que se ubica en la Plaza Zorrilla, enfrente del Casino. Actualmente es la sede del Palacio de Justicia de Zamora pero se trata de uno de los más bellos palacios de la ciudad, erigido en el siglo XVI. La fachada, de estilo gótico florido y bien restaurada, es bellísima.
También en esta zona de la ciudad podemos encontrar algunos de los monumentos que hay que ver en Zamora en relación a la Ruta del Románico. El más bello de todos es la Iglesia Santiago del Burgo, ubicada en la Plaza de la Constitución y que es Monumento Nacional. La iglesia, del siglo XII, dispone de una bonita planta basilical de tres naves.
El templo se cierra con una cabecera con tres ábsides planos. Lo más bello de la iglesia son sus portaladas y, en concreto, la meridional. Esta, muy original, presenta tres arquivoltas aboceladas que descansan sobre 3 columnas con capiteles corintios. Los dos arcos de medio punto que parten de dichos capiteles se unen, en su intersección, con un pinjante, una suerte de florón colgante y decorativo muy original.
Antes de terminar con nuestra visita de Zamora aun tendremos tiempo para conocer un último templo de esta Ruta del románico zamorano: San Esteban. Se trata de otro bello edificio, menos espectacular que el anterior, del siglo XII. Actualmente está desacralizada.
Y así termina nuestra visita del románico zamorano y por los edificios y monumentos que hay que ver en Zamora en 1 día. Una ciudad que nos ha deparado grandes sorpresas y que merece ser incluida en cualquier viaje por Castilla León.