Utrecht, la cuarta ciudad de Holanda en Población, se localiza a unos cincuenta kilómetros de las capital del país, Amsterdam (o a solamente media hora de trayecto de tren). Aunque tiene el sambenito de ser considerada la hermana pequeña de Amsterdam lo cierto es que Utrecht es una ciudad con mucha personalidad y merecedora de una visita de un día entero.
Ciudad de canales, de animoso ambiente juvenil (la Universidad de Utrecht es una de las más antiguas y mayores de los Países Bajos, además de ser una de las más prestigiosas de Europa) y también de museos, la ciudad de Utrecht dispone también del campanario más alto de todo el país y de un lugar que está incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad, la casa Rietveld Schröder de la cuál hablaremos.
INFORMACIONES PRÁCTICAS PARA VISITAR UTRECHT.
CÓMO LLEGAR A UTRECHT
Utrecht se localiza a unos 30 kilómetros de Amsterdam, la capital holandesa, por lo que lo más fácil es volar a la capital de los Países Bajos. Varias aerolíneas de bajo coste vuelan a Amsterdam por lo que no es difícil encontrar vuelos económicos.
Desde el mismo aeropuerto de Utrecht existen trenes a Utrecht. Al menos, dos cada hora. La duración del trayecto es de 30 minutos. Podéis mirar los horarios en la web de los ferrocarriles holandeses. Desde luego también se puede llegar a Utrecht desde la Estación Central de Amsterdam en un trayecto de 45’ de tren (al menos, 4 por hora).
DÓNDE DORMIR EN UTRECHT
UTRECHT. TRES PINCELADAS HISTÓRICAS.
La fundación de Utrecht la debemos situar en el que fuera un pequeño castro romano a orillas del Rin. El enclave creció y floreció durante la Edad Media durante la cual la población se convierte en la más importante de los Países Bajos. No es raro, por tanto, que en 1636 se fundara la prestigiosa Universidad de Utrecht. También es fruto de aquél esplendor el desarrollo de una importante escuela de pintura conocida como Escuela de Utrecht y que tiene en el genio del barroco italiano Caravaggio a su modelo de inspiración. Dos de los pintores más famosos de aquella época fueron Gerard van Honthorst y Dirck van Baburen.
También sucede en aquellos momentos de máximo florecimiento la construcción de la más importante de las catedrales del país, la iglesia de San Martín, que fue alzada en el estilo gótico procedente de Francia e imperante en la Europa Medieval, a partir de una vieja iglesia ya existente.
Por último, comentar que testigo de la importancia que obtuvo Utrecht durante aquellos siglos es el conocido como Tratado de Utrecht que ponía fin a la Guerra de Sucesión Española, en 1713.
QUÉ VER EN UTRECHT
Llegamos a Utrecht un sábado al mediodía, procedentes de Amsterdam. Inmediatamente al salir de la estación nos damos cuenta del enorme ambiente de la ciudad. Toda la zona comprendida entre la Estación Central y el Oudegratch, el canal principal de la población, está repleta de cervecerías y terrazas donde los lugareños disfrutan del soleado día.
Antes de dejar el equipaje en el hotel nos acercamos, precisamente, hasta las orillas del Oudegratch. Utrecht, como Amsterdam y tantas otras poblaciones holandesas, es ciudad de canales. Y de ellos, el Oudegratch que atraviesa todo el centro histórico es el más bello de todos. El paseo ribereño está ocupado, cada sábado, por un vistoso y colorido mercado de la flor. Una vez más nos damos cuenta de la enorme afición que los holandeses profesan por la floricultura. De ello también nos percatamos en el cercano mercado de Janskerkhof. Se trata de una afición que gusta por igual a viejos y jóvenes. A diferencia de los mercados de flores de Amsterdam, particularmente el que se dispone junto al canal Singel, en estos mercados de Utrecht observamos muchas más flores que bulbos, lo cuál los hace especialmente atractivos a los ojos del visitante.
LA CASA RIETVELD-SCHRÖEDER
Tras dejar el equipaje en el hotel nos dirigimos hasta la Casa Rietveld Schröder, uno de los lugares que hay que ver en Utrecht y que forma parte del Patrimonio de la Humanidad. No se trata de una mansión señorial ni de ningún palacio de alguna personalidad histórica de la ciudad. Estamos enfrente de uno de los ejemplos más importantes del estilo artístico conocido como De Stijl, que floreció hace un siglo (en realidad, en 2017 se celebran distintos actos por todo el país que celebran el centenario de De Stijl).
De Stijl significa, precisamente, El Estilo. Se trata de un movimiento artístico que propugnaba la integración de las artes. De Stijl nace alrededor de una vanguardista revista con el mismo nombre fundada en 1917 por Theo van Doesburg. Varios fueron los artistas que se integraron en el movimiento. La mayoría de ellos holandeses, como Piet Mondrian, la figura más importante en lo que hace referencia a la vertiente pictórica del estilo, o el propio Gerrit Rietveld, ebanista, diseñador y, finalmente, arquitecto.
Se trataba de un estilo que propugnaba lo sencillo y lo elemental a partir de economizar los medios necesarios para la construcción o el diseño. Se trataría de una arquitectura elemental, no monumental, casi sin esquemas previos y con gran importancia de la transparencia, la ligereza y el vacío.
No voy a ahondar mucho en estos aspectos pues se escapan a mi propósito y superan por completo mis conocimientos artísticos. Pero la cuestión es que la Casa Rietveld Schröder que, por cierto, fue la primera que Gerrit Rietveld diseñó como arquitecto, está considerada el prototipo y ejemplo máximo del De Stijl por lo hace referencia a su vertiente arquitectónica.
Se trata de una vivienda sencilla, de dos pisos, diseñada a la par por Gerrit Rietveld y Truus Schröder, farmacéutica avanzada a su tiempo por lo que hace referencia a su fervor por las vanguardias artísticas y que se implico en el diseño de su propia vivienda familiar que había encargado a Gerrit Rietveld.
Se trata de un ejemplo de economía de formas, con un uso casi repetitivo de la linea recta y de los colores primarios tanto para el diseño del inmueble como para el de todo el mobiliario, que también fue esbozado por el propio Reitveld. Cada uno de los rincones de la Casa Rietveld Schröder recuerdan a los abstractos cuadros de Piet Mondrían. Es más, parece el traslado de los preceptos de Mondrian a la arquitectura aunque, según parece, las dos figuras más importantes de De Stijl podrían no haberse llegado a conocer personalmente.
En el piso de arriba, que es donde la familia Schröder hacía vida, está diseñado de forma diáfana, a modo de un moderno loft, un concepto que a principios del siglo XX era completamente innovador. Sin embargo, gracias a un sistema de sencillas puertas y paneles correderos, el espacio se convierte en varias habitaciones independientes donde poder ubicar a los distintos ocupantes de la vivienda en cuanto fuera necesarios.
Tanto el piso inferior como es superior están desprovistos de elementos superfluos e innecesarios como propugna De Stilj. Economía de medios y espacios como ya hemos comentado, tanto en el continente como en el contenido, con un mobiliario de sencillas formas y más bien escaso.
La verdad es que la visita a la Casa Rietveld Schröder me parece uno de los lugares que hay que ver en Utrecht, de manera que si visitáis la ciudad intentad incluirla dentro de la visita a la misma, aunque queda en una situación algo alejada del centro histórico. La visita, mediante audioguía (en español), depende del Centraal Museum.
LA CATEDRAL Y EL CAMPANARIO DE UTRECHT
Tras disfrutar del ambiente de Utrecht y cenar una deliciosa ensalada cesar acompañada de un par de buenas cervezas en el restaurante Olivier situado en una antigua iglesia desacralizada, aun tenemos tiempo de pasear por el centro histórico de Utrecht. Algunos de sus lugares más emblemáticos están iluminados en lo que se conoce como Trajectum Lumen, aunque a mi lo que más me gusta es la enorme silla que emula a la famosa de Rietveld y que han situado justo enfrente del ayuntamiento de la ciudad.
Tras despertarnos y desayunar dirigimos nuestro objetivo hacia la Domplein, la plaza de la Catedral de Utrecht, donde deseo realizar varias visitas. Lo primero es disfrutar del mercado dominical, donde los productor gourmet son el rey. Productos holandeses pero también de otros lugares de Europa, como deliciosos quesos, sabrosos embutidos, chocolates y otros tipos de manjares se dan cita justo en espacio que queda entre la Catedral y el campanario. Además, se ha acondicionado un lugar con mesas donde poder degustar las exquisiteces y que, como veremos al mediodía, es aprovechado por los lugareños para almorzar.
Entramos en la Catedral para darnos cuenta de que se trata de un edificio más bien pequeño. Este aspecto y el hecho de que el campanario esté separado del templo tiene su origen en el tornado que en 1647 casi arrasa por completo la Catedral y que hizo colapsar su nave. La cuestión es que jamás se reconstruyeron los desperfectos ocasionados en aquel momento.
Aunque algunas de las vidrieras de la catedral no tienen desperdicio, lo que más nos gusta es su recoleto claustro, el Pandhof, preciosamente ajardinado con la existencia de setos y decorado con una bonita fuente central. La entrada al claustro en cuestión se realiza por una puerta existente desde fuera de la catedral en la Domplein. No dejéis de visitar este patio, pues es otro de los lugares que hay que ver en Utrecht.
Al lado de la catedral nos fijamos también en un bello edificio de aires renacentistas, el Academiegebouw, que pertenece a la Universidad de Utrecht.
Ahora sí, es momento de subir al campanario de la Catedral de Utrecht que, como explicaba, quedó separado del resto del templo tras el paso de un terrible tornado en 1647. Para subir al mismo hay que comprar la entradas en la oficina de turismo sita en la misma plaza. El Campanario de la Catedral de San Martín tiene una altura de 112 metros y es el más alto de todo el país. No es extraño, por tanto, que desde su cima se disfrute de las más maravillosas vistas que hay que ver en Utrecht. Eso sí, para ello deberemos salvar los 465 escalones que nos llevarán hasta la cima.
La Torre Dom fue construida a partir de 1321. Durante la visita a la misma hacemos (por suerte) distintas paradas, como en la Capilla de San Miguel, que era la privada del Obispo de Utrecht y que estaba conectada con el resto de la catedral y con el Palacio Episcopal. También nos detenemos en la zona donde se dispone el bonito carrillón que hace sonar una melodía distinta cada quince minutos o en el piso donde se disponen las 13 grandes campanas, algunas de hasta ocho toneladas de peso. Para que todas tocasen en el mismo momento era necesario el trabajo conjunto de hasta 40 campaneros.
La verdad es que la de la torre de la Catedral me parece una de las mejores visitas que se pueden hacer en Utrecht. Merece mucho la pena.
EL CENTRAAL MUSEUM DE UTRECHT
El Museo Central o Centraal Museum supone la última de las visitas que haremos en la ciudad. La verdad es que son varios los museos que ver en Utrecht, pero a nosotros no nos da el tiempo para más y preferimos disfrutar de los paseos por el Oudergratch y el centro histórico.
Sin embargo, el Museo Central, ubicado en el antiguo monasterio de Santa Inés, tiene varios aspectos que nos interesan bastante.
El primero es que es uno de los lugares donde se está celebrando el centenario del movimiento De Stijl del que ya hemos hablado. Es por ello que durante este año se celebra la exposición temporal Las Obras maestras de Rietveld. Larga vida a De Stijl. Aquí podremos aprender algo más de aquel movimiento artístico con las citadas obras de Gerrit Rietveld, pero también con las aportaciones de otros artistas pertenecientes al mismo estilo. Si visitáis el museo en otro momento, sabed que el mismo dispone de varias piezas de Rietveld en su fondo habitual.
Otro de los aspectos que nos interesan del Museo Central es su fondo (limitado pero excelente) en cuanto a obras de la Escuela de Utrecht. Hablamos de la escuela pictórica que conoció y se inspiró en el trabajo de Caravaggio a principios del siglo XVII, en Roma, y que hizo suyos sus principios artísticos. Son los conocidos como Caravaggistas de Utrecht. Hendrick ter Brugghen, Gerard van Honthorst o Dirck van Baburen son tres de sus representantes más importantes. De Gerard van Honthorst disfrutamos con su famosa obra La alcahueta.
El tercero de los puntos de interés era el de conocer parte de la obra de J.H. Moesman, pintor de principios del siglo XX que se puede englobar dentro del Surrealismo. Desde luego, el parecido de algunas de sus obras con las del genio de Salvador Dalí es evidente. Verdaderamente sorprendente la obra de este pintor de Utrecht injustamente olvidado.
Y es así como termina nuestra visita de esta bonita ciudad. Son muchos los lugares que hay que ver en Utrecht de manera que os aconsejo que le dediquéis una jornada entera. Utrecht, ya no es la hermana pequeña de Amsterdam. Es una ciudad con vida y personalidad propia que merece ser disfrutada