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NARBONA. Patrimonio y gastronomía en el sur de Francia.

Narbona, es una ciudad del sur de Francia, situada a solo un centenar de kilómetros de la frontera española, en plena región de Occitania. La población supone un buen lugar para utilizar como base de operaciones para visitar parte de la provincia del Aude-País Cátaro, con lugares de tanto interés como la Ciudadela de Carcasona o las Abadías de Fontfroide y Lagrasse.

Además, Narbona supone un destino turístico en si mismo, con un ruta patrimonial de suficiente interés como para dedicarle un día. A ello, se une una oferta gastronómica de primer orden, con varios restaurantes que permiten disfrutar de la maravillosa cocina occitana. Y por encima de todos, los Grands Buffets, del que os hablaré posteriormente y que resultan el motivo suficiente que lleva a muchos viajeros a visitar Narbona.

Como otras veces, antes de hablaros acerca de los lugares que hay que ver en Narbona os haré cuatro pinceladas acerca de la historia de esta ciudad.

NARBONA EN LA HISTORIA.

Como otras ciudades del sur de Francia, Narbona fue fundada por los romanos como colonia, con el nombre de Narbo Martius. La ciudad creció hasta convertirse en capital de la provincia romana de la Narbonense. Además, se benefició de ser punto de paso en la Via Domitia, la calzada que unía la Península Ibérica con la Italiana.

Con la caída de Roma, Narbona fue integrada sucesivamente en distintos imperios y civilizaciones, incluidos visigodos, reinos musulmanes y francos.

También durante la Edad Media, Narbona goza de cierta importancia como plaza fuerte fronteriza y como puerto marítimo. Sin embargo, durante el siglo XVII pierde ambas condiciones. La primera debido al Tratado de los Pirineos, con el que el norte de España es incorporado al Reino de Francia. Lo segundo, por la destrucción de un importante dique de contención.

Aunque el desarrollo de la cultura de la vid y la llegada del ferrocarril devolvió cierta importancia a la ciudad, jamás recuperó el esplendor de los tiempos pasados.

DÓNDE DORMIR EN NARBONA.

HOTEL LA RESIDENCE. Magnífico, con una habitación bastante amplia, situado a dos minutos de la catedral, en un edificio antiguo con mucha solera y con un muy buen desayuno casero con el que empezar con buen pie la jornada. Merece mucho la pena. Estaréis bien situados, dormiréis bien y desayunaréis mejor. Podéis mirar aquí la disponibilidad y precio.

QUÉ VER EN NARBONA. RUTA PATRIMONIAL.

Podríamos decir, en cierta manera, que el Centro Histórico de Narbona queda dividido en dos por el Canal de la Robine, rama lateral del Canal de Midi que pasa por esta ciudad. Ambos forman parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad.

RUTA AL NORTE DEL CANAL DE LA ROBINE

Empezamos nuestra ruta por Narbona por la Catedral de San Justo y San Pastor. Se trata de un ejemplo del gótico francés que tanto abunda en el centro del país pero que es bastante menos común en el sur de Francia, cuyas catedrales se asemejan más a fortalezas que a meras iglesias.

Enseguida nos llama la atención lo extraño de su planta. La razón es que esta catedral jamás llegó a terminarse, de manera que aquí no podremos contemplar la habitual fachada occidental de carácter monumental. También observamos la tremenda altura en que se cerró la bóveda de San Justo y San Pastor. Y es que esta catedral es la tercera más alta de Francia solo por detrás de la Catedral de Amiens y la Beauvais. Esta última, por cierto, igualmente inconclusa.

No podemos entrar en el interior del templo porque hoy es fiesta nacional en Francia, con motivo de la celebración del armisticio de la Primera Guerra Mundial. De manera que si me aceptáis un consejo os diría que intentéis que vuestra escapada al sur de Francia no coincida en 11 de noviembre, pues casi todos los museos públicos y monumentos permanecen cerrados en esta jornada.

Enseguida llegamos al Palacio Arzobispal, cuya fachada principal se sitúa en la plaza del Ayuntamiento. El motivo no es otro que el palacio desempeña en la actualidad las funciones de Casa Consistorial. Junto a la Catedral, el Palacio Arzobispal forma un conjunto monumental solo equiparable al de Aviñón. Por desgracia tampoco podemos entrar y visitar los dos museos que se localizan en su interior: el de arte y el arqueológico.

Merece la pena pasear por la calle que parte desde un arco situado en la misma fachada del Palacio Arzobispal y por la que se accede a uno de los museos que, cómo digo, permanecen cerrados hoy.

En la misma plaza del Ayuntamiento podemos observar uno de los tramos de la antigua Via Domitia que fue descubierto a finales del siglo XX. La Via Domitia unía las provincias romanas de Hispania con la Península Italiana, pasando por ciudades como Narbo Martius (la actual Narbona) o Nemausus (Nimes).

También destaca en esta plaza el bello torreón medieval de Gilles Aycelin, que en realidad forma parte del Palacio Arzobispal.

Una estrecha callejuela, la Rue Droite, nos lleva hasta la plaza del Foro, que recibe este nombre por ser aquí donde se situaba el antiguo foro romano. Accedemos a la misma tras pasar por debajo de un arco presidido por una escultura de la loba capitolina que nos recuerda el pasado romano de la población. Ningún vestigio queda de los tiempos de la Antigua Roma en esta plaza del Foro más allá de alguna columna desperdigada. Más interesante resulta el pequeño mercado de productos bío que aquí se ubica. No resistimos a la tentación de llevarnos a casa un pedacito de queso.


RUTA AL SUR DEL CANAL DE LA ROBINE

Regresamos por donde hemos venido para buscar la orilla opuesta del Canal de la Robine. Como explicaba se trata de un ramal del Canal de Midi que tiene unos 32 kilómetros de longitud y une el río Aude con la ciudad de Narbona, para seguir posteriormente por los distintos estanques y zonas pantanosas localizados al sur de la ciudad para acabar desembocando en el Mar Mediterráneo.

El Canal de la Robine se considerada una rama lateral del Canal de Midi. Tanto uno como el otro forman parte del Patrimonio de la Humanidad.

Caminamos por la orilla del canal por el conocido como Paseo de las Barcas. Desde aquí podemos tomar una foto del Pont des Marchands (Puente de los Comerciantes), que en cierta manera recuerda al Puente Viejo de Florencia, por disponer de edificios a lo largo del mismo. De hecho, al pasar por el puente para llegar a la orilla opuesta no tendremos sensación de estar caminado por ningún puente, pues más bien parece una calle peatonal normal y corriente. Eso sí, 100% comercial con tiendas de carácter internacional pero también con puestecitos que venden artesanía local y productos gourmet de proximidad. Curiosamente, aun siendo festivo y estando la totalidad de monumentos y museos cerrados al público, los comercios permanecen abiertos.

Tras pasear por la encantadora Plaza de las Cuatro Fuentes, dominada por una fontana con no cuatro si no ocho caños, nos dirigimos a otra de las iglesias que hay que ver en Narbona. Me refiero a la Colegiata de Saint-Paul, una de las iglesias góticas más antiguas de Francia y que en realidad se sitúa a medio camino entre el románico y el gótico. Fue alzada justo donde se localizaba un antiguo cementerio paleocristiano del siglo III. Las dimensiones son colosales.

En el templo se está celebrando una misa solemne en honor a la festividad que hoy se celebra con un coro de más de una veintena de chicos que, por como cantan, más bien parecen ángeles. La tradición nos impone buscar la ranita que se sitúa en una de las pilas de la iglesia.




Ni tres minutos de camino separan la iglesia de San Pablo de la Casa de las Tres Nodrizas, uno de los más bellos ejemplos del renacimiento en Narbona. Merece la pena no perderse detalle de su fabulosa ventana decorada con cariátides de voluptuosos senos, que han acabado por dar nombre a esta mansión de mediados del siglo XVI.

Seguimos dirección sur para llegar a otra iglesia, Notre Dame de Lamourguier, otro ejemplo del gótico. Este templo lleva desacralizado desde hace más de 100 años y es la sede del Museo Lapidario que, lamentablemente, no podremos visitar tampoco.

Justo enfrente del ábside de la iglesia se localiza el mercado principal de la ciudad y otra de las atracciones que hay que ver en Narbona. Les Halles, que así es como se conoce el mercado, no es solo un lugar donde venir a comprar viandas, que también. Es un buen lugar para disfrutar de la excelente comida que la ciudad ofrece. En Les Halles encontramos pescaderías que nos ofrecen las excelencias del Mediterráneo, apetitosas queserías siempre presentes en los mercados franceses, carnicerías dedicadas a la venda de carne de caballo y ternera y un buen número de tiendas que venden todo tipo de artículos gourmet o algunas tentadoras pastelerías.

Sin embargo, en les Halles se puede venir también a tomar el aperitivo o a comer directamente, pues son más de una decena los bares y restaurantes que localizamos en el mercado y que, por cierto, están a reventar a esta hora de pasado el mediodía.


Son casi las dos de la tarde de manera que nos sentamos en uno de los lugares más populares: Chez Babelle. El lugar está regentado por un ex-jugador de rugby muy popular en estas tierras, de nombre Gilles Belzons, aunque parece que hoy se ha tomado el día festivo. Todo tipo de carnes a la brasa es lo que sirven en Chez Babelle. Lo curioso del caso es que las viandas las pide la voz cantante del restaurante, megáfono en mano, a las carnicerías de enfrente. Y estas, las envían envueltas en papel literalmente por vía aérea, desde 4 o 5 metros de distancia. El joven que las recoge no da abasto, pero lo cierto es que durante la hora que estaremos en Chezz Babelle no le caerá un solo paquete al suelo.





La carne, por cierto, espectacular. Tanto el magret de pato que escoge Isa como mi entrecot de ternera están deliciosos. Además, lo cumplimentamos con un plato de fiambres y quesos franceses y un par de cervezas.

Tras comer, aun daremos una última vuelta por la ciudad. La verdad es que Narbona merece la visita de un día entero aunque nosotros no hemos tenido suerte al escoger fecha y tanto la Catedral como los museos del Palacio Arzobispal permanecían cerrados. Tampoco hemos podido visitar otro de los lugares que hay que ver en Narbona: el Horreum, una suerte de galerías subterráneas de la época romana, es decir con más de dos mil años de historia, que parece que podrían haber sido utilizadas como almacenes. Por las fotografías que hemos visto parece que recuerdan a los criptopórticos de Arlés. Su visita quedará para otra ocasión.

LOS GRANDS BUFFETS, UNA VISITA IMPRESCINDIBLE DE NARBONA.

Uno de los lugares que hay que ver en Narbona es un restaurante. Me refiero los Grand Buffets, el mayor de los buffetes libres de Francia. Ya sabéis, la formula que tras pagar un precio fijo se puede comer tanto como se desee de los platos que sirven. La cuestión es que Los Grands Buffets, que ya lleva años siendo motivo suficiente de visita a Narbone por parte de muchos franceses, se ha popularizado en España estos últimos años a raíz de haber salido por televisión en un episodio del afamado programa Mastercheff que fue visto por más de tres millones de espectadores.

Desde entonces son legión los españoles que cruzan la frontera para visitar los Grands Buffets. Y, en cualquier caso, se ha convertido en una visita imprescindibles de aquellos que recorren el País Cátaro.

En Grand Buffets se puede disfrutar de una enorme cantidad de recetas tradicionales francesas cocinadas con el máximo rigor y cariño. Más de 300 platos distintos encontramos en los Grands Buffets. Y no os penséis que hablamos de comida de batalla. Estamos hablando de cocina de altísima calidad elaborada con productos de primera y que ha sido alabada por varios chef estrellados.



Son varias las zonas que encontramos en los Grands Buffets:


Lo dicho, que comer en este restaurante que tiene una capacidad para unos 250 comensales, es algo que hay que hacer en Narbona sí o sí. El coste, 32.90 euros (la mitad para los niños de hasta 10 años) con las bebidas aparte.

Me parece de lo más ajustado por un restaurante que es algo más que un simple lugar para comer, pues se ha convertido en la principal atracción turística que hay que ver en Narbona.

COMO LLEGAR A NARBONA

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