Gdansk cerró nuestra tríada de ciudades polacas que tuvimos la oportunidad de visitar durante nuestro recorrido por este país de este de Europa (las otras dos fueron Varsovia y Cracovia).
Llegamos a la histórica ciudad báltica tras hacer una breve parada en el castillo teutónico de Malbork, una de las más extraordinarias construcciones que el gótico civil nos ha legado.
BREVES APUNTES HISTÓRICOS SOBRE GDANSK
Antes de hablaros sobre los monumentos más importantes que hay que ver en Gdansk, permitidme cuatro pinceladas sobre su historia. Y particularmente sobre dos hechos importantísimos acontecidos en Gdansk durante los últimos 70 años.
Se sabe de la existencia de la un asentamiento humano en lo que hoy es Gdansk desde hace casi 2000 años, aunque la fecha reconocida como de la fundación de Gdansk es la de 997.
Sin embargo es durante el siglo XX cuando en la ciudad de Gdansk se suceden una serie de acontecimientos de extraordinaria importancia histórica. Y no hablamos solamente de historia local, sí no mundial. Es por ello que damos un tremendo salto en el tiempo y nos situamos a finales del siglo XVIII.
Desde 1772 hasta 1920 la ciudad formó parte de Prusia, con el nombre de Danzig, de manera que la mayoría de habitantes de la ciudad eran alemanes (hasta un 85% según algunos censos de la época) y no polacos. El Tratado de Versalles, que selló el final de la Primera Guerra Mundial, estableció que la ciudad pasaría a estar bajo la tutela de la Sociedad de Naciones (el germen que derivaría en la ONU) con el nombre de Ciudad Libre de Danzig. Polonia pasaría a ser, en cualquier caso, el estado que asumiría mayor influencia sobre Gdansk, que se convertía en una suerte de protectorado polaco.
El destino de Gdansk volvió a dar un giro de 180 grados en 1939, cuando la ciudad es nuevamente incorporada a Alemania, que en aquél tiempo vivía ya bajo el régimen nacionalsocialista. Finalmente, tras la derrota nazi, Gdansk es reincorporada, ya de manera definitiva a Polonia.
Sin embargo, explicaba la existencia de algunos asuntos históricos de tremenda importancia mundial acontecidos en Gdansk. El primero es que en 1939, cuando la Alemania de Hitler exige la anexión de Danzig al Tercer Reich (y, en realidad, la Ciudad Libre de Danzig hace lo propio), el estado polaco se opone. Ello conlleva el bombardeo del fuerte polaco de Westerplatte por parte del acorazado alemán SMS Schleswig-Holstein. Es este el momento es que se da por iniciada la Segunda Guerra Mundial.
El segundo momento de importancia que situó a Gdansk en los noticiarios de toda Europa fue durante la década de los años 80 del siglo XX, cuando se funda, en los astilleros de la población, el sindicato Solidaridad, dirigido por Lech Walesa. Se trataba de un sindicato de raíces cristianas, indispensable pilar de la resistencia contra el poder establecido, en unos años en que Polonia se encontraba bajo el yugo socialista y el auspicio de la Unión Soviética. Tras una serie de acontecimientos que derivaron en varias huelgas capitaneas por Solidaridad, el entonces jefe de estado, Wojciech Jaruzelski tiró por la tangente, declarando la ley marcial y encarcelando a varios de los dirigentes de Solidaridad.
Sin embargo, aunque sumido en la clandestinidad, el sindicato resistió para, ya a finales de la década de los ochenta y una vez incorporado a la escena política, ganar las elecciones y hacerse con el gobierno de Polonia. Fue el final del auspicio soviético sobre Polonia, uno de los primeros países del entonces llamado Telón de Acero que se liberarían del yugo soviético. En los tres años siguientes, la Unión Soviética se desmoronaría como un castillo de naipes.
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DONDE DORMIR EN GDANSK
QUE VER EN GDANSK. LA VÍA REAL DE GDANSK.
Gdansk es, actualmente, una ciudad de tamaño mediano cuyo centro histórico se puede visitar en un día. En este apartado os comentaré acerca de las calles, plazas y monumentos más importantes que hay que ver en Gdansk.
Entramos al centro histórico de Gdansk por la Puerta Alta, decorada con emblemas que hacen referencia a la Ciudad Libre de Danzig. Justo detrás, un enorme edificio hizo las funciones de cárcel entre los siglos XVII a XIX y ahora desempeña las de Museo del Ámbar, importante industria que proporcionó enorme riqueza a esta ciudad a orillas del báltico.
Es este el inicio de la conocida como Vía Real de Gdansk que atraviesa todo el centro histórico hasta la Puerta Verde, ya a orillas de los muelles de la ciudad. Varios de los edificios que hay que ver en Gdansk se localizan en esta Vía Real.
Al poco de pasar la Puerta Alta cruzamos la Puerta Dorada, dispuesta a modo de arco del triunfo, que supone el inicio de la Calle Dluga (o Calle Larga), la principal de la Vía Real. Se trata de una calle activa a todas horas, donde podemos maravillarnos con las casas burguesas de los ricos comerciantes que habían escogido esta zona de la ciudad para edificar sus viviendas. Muchas de estas mansiones están decoradas con bellos remates de onduladas formas. Son un tipo de edificios que recuerdan a los que podemos encontrar en algunas ciudades flamencas, tales como Brujas y Gante. No es de extrañar, pues Brujas formaba parte también de la Liga Hanseática, de manera que es posible que ello supusiera una vía por donde fluyeran los distintos corrientes artísticos de la época.
A media calle encontramos el Ayuntamiento de Gdansk, un edificio del siglo XVI que dispone de una bellísima y esbelta torre campanario, decorada con un reloj. La torre está rematada con una estatua del rey Segismundo, uno de los más importantes de la historia de Polonia. No pasa desapercibida una fuente situada justo al lado del ayuntamiento. Se trata de la Fontana de Neptuno, decorada con el dios en cuestión, tridente en mano.
Es esta una zona donde la calle Dluga se ha ensanchado de manera que pasa a denominarse Dluga Targ (mercado largo). Los edificios en esta plaza alargada son especialmente uniformes aunque pintados de distintos tamaños. Vendría a ser la típica plaza que se puede encontrar en casi todas las ciudades polacas, como Cracovia, Wroclaw o Varsovia, solo que en esta ocasión tiene morfología alargada y no cuadrangular o rectangular, como suele ser habitual.
Un edificio nos llama especialmente la atención. Se trata de la conocida como Corte de Arturo, una construcción donde la leyenda se conjuga con la realidad. Se trata de una mansión gótica del siglo XIV, aunque reconstruido en distintas ocasiones, que hizo las funciones de lugar de reunión de las distintas cofradías de la ciudad durante varios siglos. Aunque es posible visitar su interior y, según parece, merece la pena, nosotros seguimos nuestra ruta por la Vía Real.
Dluga Targ termina con la bellísima Puerta Verde, la tercera que encontramos en esta Vía Real. Se trata de otro bellísimo edificio que recuerda a los de los Países Bajos. Pasando por alguno de los cuatro enormes portalones llegamos a orillas del Río Motlawa, canalizado a su paso por Gdansk. En este lugar, encontramos, de hecho, parte de los muelles de Gdansk.
DE LOS MUELLES DE GDANSK HASTA EL ARSENAL, POR LA CALLE MARIACKA.
Este paseo del Muelle de Gdansk supone una de las más bellas estampas de la ciudad. Pasamos de largo la Puerta de María, por donde entraremos posteriormente, para acercarnos hasta otra de las construcciones que hay que ver en Gdansk. Se trata de la enorme grúa medieval, uno de los orgullos de la ciudad. Es este un artilugio que data del siglo XIV, momento en el cuál era la mayor grúa de Europa. Actualmente, forma parte del Museo Marítimo.
Ahora sí, retrocedemos unas decenas de metros para entrar por la Puerta de María. Estamos en un callejón peatonal, de nombre Mariacka o Calle de María, que nos dirige hasta la Basílica homónima y que está jalonado por decenas de joyerías que venden el producto estrella de la ciudad. Gdansk es, ni más ni menos, que la capital mundial del ámbar, esta resina fósil anaranjada que tiene la consideración de piedra semipreciosa. Según parece, en estas latitudes se localizaba o producía el 80% del ámbar mundial siendo este material el que más influyó en el florecer económico de la población. Quien quiera saber más acerca de la relación de Gdansk con el ámbar deberá visitar el museo dedicado a ello que se localiza en la Calle Larga.
Llegamos, ahora sí, al otro de los grandes edificios que hay que ver en Gdansk. La Basílica de Nuestra Señora o de Santa María. Se trata de un templo construido casi enteramente en ladrillo durante el siglo XIV. En realidad, la iglesia más grande edificada jamás en este material. El interior es más bien austero aunque nos gusta mucho el bonito reloj astronómico, una auténtica joya que data del siglo XV y cuyo belleza solo es superada por la precisión de su mecanismo. Se sabe el nombre del maestro relojero responsable de esta maravilla. Su trata de Hans Duringer, del que se conoce que también diseñó el reloj astronómico de la localidad alemana de Rostock.
Más allá de este reloj, nadie debe dejar de subir los varios cientos de escalones que nos llevan hasta el punto más alto de la torre de la Basílica de Santa María. Desde ochenta metros de altura las vistas de toda la ciudad, pero particularmente de la Vía Real, merecen el esfuerzo.
Tras salir del templo, lo rodeamos y seguimos por la calle Piwna, paralela a la Vía Real, que nos acerca a otro de los edificios que no debemos perdernos. Se trata del Viejo Arsenal, un edificio muy en la línea de la Puerta Verde y el Renacimiento flamenco, que se construyó a inicios del siglo XVII y que cumplió su cometido hasta el XIX. Actualmente, el viejo Arsenal de Gdansk está ocupado por la Academia de Bellas Artes en el primer piso y por unas galerías comerciales en la planta baja.
CAMINO DEL MOLINO DE GDANSK
Nuestro próximo destino es el Viejo Molino. Sin embargo, antes paramos en otro de los edificios que hay que ver en Gdansk. Se trata de la Torre de San Jacinto, una mole octogonal que se alza hasta los 36 metros de altura y que fue construida sobre el año 1400.
La torre desempeñó distintas funciones tales como almacén durante épocas de asedio o mazmorra. Pero su motivo principal de construcción, como atestigua la enorme altura, no era otro que realizar las labores de torre de vigía frente a posibles invasiones.
Casi enfrente de la Torre de San Jacinto se localiza otra iglesia, la Basílica de San Nicolás, uno de los templos más antiguos de Gdansk, pues fue alzado a finales del XII. El estilo gótico inicial se ve modificado en su interior con una suntuosa decoración barroca. Merece la pena entrar.
Ahora sí, en poco más de tres minutos llegamos al final del recorrido por la ciudad vieja de Gdansk. Nos encontramos enfrente del Viejo Molino, un edificio de varios pisos de altura, diseñado también en ladrillo y con un característico tejado a dos aguas que llega hasta muy pocos metros del nivel del suelo. El edificio se sitúa en una pequeña isla en medio de un canal, que lo rodea por dos de sus lados, a fin de aprovechar la fuerza del agua para hacer funcional el mecanismo del molino de harina. Además, el molino también hacía las funciones de granero de la ciudad. La verdad es que es una auténtica maravilla.
Y con esta visita termina nuestro recorrido por los más importantes monumentos que hay que ver en Gdansk, una población llena de historia y cuyo centro histórico es una verdadera maravilla.