Icono del sitio Mil Viatges

BUJARÁ. Las 20 visitas imprescindibles de Bujará, la ciudad de las mil y una noches.

Bujará ha sido nuestra segunda parada en esta tríada de ciudades imprescindibles de Uzbekistán que nos llevará a conocer, también, Samarcanda y Jiva.

Samarcanda ha dejado el listón muy alto. Una ciudad que la Unión Soviética no pudo arrasar por completo y que dejó un buen número de lugares que dejan huella en cualquier viajero, empezando por la afamada plaza del Registán.

Sin embargo, casi todo aquel que ha visitado Samarcanda y Bujará nos ha comentado que el conjunto monumental de Bujará es incluso más impresionante que el de Samarcanda, de manera que aquí nos encontramos nosotros para dar fe de ello.

En este post os comentaré las 20 visitas imprescindibles que hay que ver en Bujará y que pudimos visitar durante nuestra primera jornada en la ciudad. Antes, sin embargo, os comentaré cuatro detalles acerca de la historia de esta ciudad de la Ruta de la Seda.

DONDE DORMIR EN BUJARÁ.

HAFSI KABIR. Nosotros nos hospedamos en este céntrico alojamiento a tres minutos andando de la plaza principal de Bujará, Lyabi Hauz. Escogimos una habitación familiar (para 4) con baño interior. También disponen de dormitorios. Excelente relación calidad-precio y con un suculento desayuno casero. Podéis mirar aquí los precios actuales.

BUJARÁ EN LA HISTORIA.

Al igual que comentábamos con Samarcanda, el origen de Bujará hay que encontrarlo en varios siglos antes de Cristo. Alejandro Magno o seléucidas pasaron por aquí. Pero fueron particularmente las distintas dinastías de origen persa quienes mayor influencia ejercieron durante casi milenio y medio, llegando a ser capital de los Sasánidas allá por el siglo X. Fue este uno de los momentos de máximo desarrollo cultural de la vieja Bujará, cuando no solo ejerce como capital del Imperio Sasánida si no como uno de los máximos exponentes de mundo islámico.

También Gengis Jan, con su empeño destructor puso su huella, en este caso del todo negativa, en la Bujará del siglo XIII aunque, posteriormente, la ciudad se rehízo del paso del aguerrido cacique. Como en Samarcanda, los timúridas tomaron el control a partir del siglo XIV y XV y, posteriormente, los uzbecos llegaron a estas tierras a partir del XVI estableciendo un Janato con capital en Bujará. En este periodo, Bujará vuelve a convertirse en santo y seña del mundo islámico, con gran profusión de mezquitas y madrasas, la mayoría de las cuales son algunos de los monumentos que hay que ver en Bujará en la actualidad.

La independencia del Janato y posterior Emirato de Bujará llegó a su fin con la llegada de la influencia Rusa. Primero en forma de protectorado pero luego bajo la pura y dura anexión, Bujará pasó a formar parte del Imperio Ruso y, posteriormente, de la República Socialista Soviética de Uzbekistán, una de las que formaba parte de la extinta URSS.

Uzbekistán adquirió la independencia tras la caída de la Unión Soviética en 1991.


QUE VER EN BUJARÁ EN 1 DÍA.

¿Cuántos días son suficientes para conocer los monumentos más importantes que hay que ver en Bujará? La verdad es que el centro histórico de Bujará es relativamente pequeño (yo diría que de punta a punta debe haber cómo una hora andando) y, además, muchos de los lugares son de rápida visita. Con estas premisas, probablemente con un solo día sea suficiente para conocer los monumentos más importantes que hay que ver en Bujará y, sobretodo, pasear sin rumbo fijo por esta ciudad que parece sacada de un cuento de las mil y una noches.

PLAZA LYABI-HAUZ. MADRASAS NAVIR DIVANBEGI Y KUKELDASH Y JANAKA NADIR DIVANVEGI.

Empezamos nuestra visita a Bujará por la Plaza Lyabi-Hauz que es algo así como la plaza principal de la Ciudad Vieja de Bujará y que, además, la tenemos a menos de 150 metros de nuestro alojamiento.

Es este un bonito emplazamiento que cobra vida a medida que cae la tarde y, especialmente, por la noche, cuando varios de los restaurantes que rodean un pequeño estanque artificial se llenan de comensales.

Aquí encontramos varias de la madrasas que visitaremos en Bujará y ya observamos un par de características que será común en muchas de ellas. La primera es que pese a la magnificencia de estos monumentos ninguna llega al extraordinario magnetismo y belleza de las madrasas de la plaza del Registán de Samarcanda. La segunda es que, como varias de las madrasas visitadas en Tashkent y Samarcanda (y me temo que así será en Jiva) han sido convertidas en mercadillos de souvenirs y artesanías. Las más afortunadas tienen a los propios artesanos trabajando en las viejas celdas de los estudiantes de antaño. Otras muchas son ocupadas por simples tenderos que venden similar mercancía en todas ellas.

En esta plaza localizamos la Madrasa Nadir Divanbegi que, por cierto, se está preparando para albergar una boda esta misma noche y la Madrasa Kukeldash, al norte de la plaza que cuando se construyó a mediados del siglos XVI era la mayor de Asia Central. Entramos al vestíbulo principal y echamos un breve vistazo al patio interior donde antaño se distribuían las celdas de los estudiantes.

Sin embargo, lo que más nos llama la atención es el fabuloso pishtaq o portalón de entrada de la Nadir Divanvegi, con su cerámica vidriada dando color a la fachada y, particularmente, con la representación de un par de aves y del sol en los ángulos superiores del mismo, algo bien poco habitual en el arte islámico y que ahora vemos que no es exclusivo de la Madrasa Sher Dor de Samarcanda.

Al oeste de la plaza el edificio que se alza justo enfrente del estanque es la Janaka Nadir Nivanbegi, construida en ladrillo cocido. También echamos un breve vistazo interior al que fue un alojamiento para los sufíes que se acercaban hasta la vieja Bujará. Es un edificio bastante más austero, desprovisto del clásico pishtaq ornamentado con baldosas verdemares vidriadas, pero francamente digno.




MADRASA CHOR MINOR

Visitada esta plaza principal de la Ciudad Vieja de Bujará nos desplazamos hacia el este para buscar otro de los edificios más bellos y singulares que hay que ver en Bujará. Me refiero al Chor Minor. Se trata de un monumento francamente curioso y muy fotogénico con 4 torreones construida en las esquinas de una construcción más bien pequeña y que podrían parecer minaretes aunque no lo son. 4 cupulillas azules culminan estos torreones. Además, una cúpula central se ubica en medio de todos. El edificio parece estar en obras. Los mismos paletas nos invitan a subir a la cúpula a fin de disfrutar desde cerca de las cuatro torretas. El Chor Minar, uno de los monumentos más bellos de Bujará, no es tan antiguo como la traza medieval del mismo podría hacer pensar. Se trata de una madrasa del siglo XIX, pero su magnetismo es indudable.

MEZQUITA MAGOKI ATTORI

El destino final de la mañana nos debe llevar hasta el Minarete Kalón, que ya divisamos desde lejos cuando volvemos a atravesar la Plaza Lyabi-Hauz para dirigirnos dirección oeste.

Tras pasar por algunos bazares sin pararnos (luego tendremos tiempo) pasamos por delante de Magoki Attori, otra mezquita diseñada con el casi exclusivo uso de los ladrillos cocidos, aunque también dispone de algunos detalles cerámicos que fueron incluidos en el mismo. Se trata de un templo más bien pequeño y en el que no entramos, pues su interior está ocupado por un museo de tapices que parece más bien poco interesante.

MADRASSES ABDULAZIZ KHAN I ULUGH BEG

Seguimos en dirección norte buscando una plaza donde se ubican dos nuevas construcciones bien llamativas. Se trata de dos madrasas, la Abdulaziz y la Ulugh Beg. La que lleva el nombre del nieto de Tamerlán, la Ulugh Beg fue construida en 1417 y resulta ser la más antigua de Asia Central. Parte de las celdas de su patio interior están dedicadas, una vez más, a la venta de artesanía y souvenirs. Quizá en parte ello desluzca un pelín estos templos pero parece ser que es una manera que tiene el gobierno de conservar estos monumentos: los cede a tenderos o artesanos que se encargan del mantenimiento de su parte a cambio de disponer de un lugar donde vender su mercancía.

Tanto el pishtaq de la Ulugh Beg como el de la Abdulaziz Jan, con su brillante colorido de tonalidades azuladas nos atraen, una vez más como auténticos imanes. Particularmente, la Ulugh Beg, que es la que queda en estos momentos más iluminada gracias a la posición del sol.

También entramos en la Madrasa Abdulaziz Khan, más o menos similar a la anterior para los profanos en la materia.

COMPLEJO POI KALON. MEZQUITA Y MINARETE KALON. MADRAZA MIR-ARAB.

Ahora sí, tras pasar por otro de los varios bazares de Bujará, llegamos a la plaza donde se ubica uno de los más extraordinarios complejos de Asia Central. Se trata del Complejo Poi Kalon, formado por una madrasa, una mezquita y particularmente, por uno de los más bellos minaretes alzados jamás con un diámetro en la base de 9 metros y de 6 metros en su parte más alta. Construido con ladrillos cocidos, es el santo y seña de la ciudad y el monumento más importante que hay que ver en Bujará. Es una pena que no se permita acceder a su cumbre porque las visitas de la ciudad y concretamente del complejo adjunto deben ser fabulosas.

Como digo, el complejo lo completa la mezquita del mismo nombre, cuya entrada está también decorada con un bonito pishtaq construido con cerámica vidriada, y la madrasa Mir-Arab, que sigue funcionando como escuela coránica y que surte de imanes a las principales mezquitas del país, una vez que los estudiantes han superado su formación. No se puede acceder a su interior de manera que nos debemos conformar en observar el patio desde una rejilla. Damos fe de que, en esta ocasión, se trata de un monumento más vivo que nunca y no de un mero recuerdo del pasado.




ARK. LA FORTALEZA DE BUJARÁ.

De camino a la mezquita Bolo Hauz pasamos por delante de la Fortaleza Ark, una inmensa fortaleza cuyas murallas han sido recientemente restauradas y llaman francamente la atención. Fue aquí donde residían durante el invierno los emires de Bujará hasta que los rusos se hicieron con el control de la ciudad. Por cierto, quien quiera visitar el Palacio de Verano, lo tiene bien fácil, porque se localiza a 6 kilómetros del centro de la ciudad y a 1 solo euro de taxi. A nosotros nos gustó, aunque hay que reconocer que su estilo un tanto kish no concuerda para nada con el resto de Bujará.


MEZQUITA BOLO KHAUZ.

Ahora sí, llegamos a la mezquita Bolo Khauz, cuya entrada es una de las más singulares de la ciudad porque en lugar del enorme portalón o pishtaq, en esta ocasión es una doble hilera de columnas de madera, bellamente ornamentadas y con capiteles muy originales que sostienen el pórtico.

Tenemos que esperar unos minutos a que termine la celebración religiosa que se está celebrando para conocer su interior que, aun siendo bello, no destacada tanto como esta doble hilera columnada de la fachada. Regresaremos al día siguiente para tomar una foto cuando la luz de las primeras horas incide directamente en la misma.

COMPLEJO MODARI KHAN. MADRAZAS MODARI KHAN Y ABDULLA KHAN.

Ni diez minutos nos lleva llegar hasta otra plaza donde se encuentran, nuevamente, dos monumentos casi idénticos enfrentados. Se trata de dos madrasas, de nombre Modari Khan y Abdulla Jan. Estas parece que han sido menos restauradas que las anteriores de manera que sus fachadas lucen algo menos.

MAUSOLEOS ISMAIL SAMANI Y CHASMA-AYUB

La tarde va cayendo pero no queremos terminar el paseo sin conocer dos bonitos mausoleos. El primero, es el de Ismail Samani al que llegamos a través de un frondoso parque donde se ha instalado un pequeño parque de atracciones para los más pequeños.

Este mausoleo es el más antiguo de los muchos que se conservan en Bujará. En él, se honra la figura del fundador de la dinastía Samánida que conquistó la ciudad a finales del siglo IX. Se trata de una sencilla edificación construida en ladrillo, decorada con múltiples formas geométricas y con una gran cúpula semiesférica. La entrada es de pago de manera que nos conformamos en echar un vistazo desde fuera.


A cinco minutos de éste localizamos un segundo mausoleo, dedicado a Chasma Ayub. Actualmente el mausoleo ha sido transformado en Museo de las Agua. Este mausoleo fue construido en el siglo XII durante el reinado de la dinastía de los Karakhanidas.

Posteriormente, Tamerlán se trajo a maestros de Khorezm para que terminaran el trabajo, de manera que este mausoleo tiene características propias del Khorezm o Corasmia, la región de la que Jiva fue su capital.

Tampoco entramos al interior que parece más bien poco atractivo. Y regresaremos, igualmente, por la mañana para tomar mejores fotos.

MERCADOS DE BUJARÁ. LOS BAZARES TAKI ZARGARON, TAKI SARRAFON Y TAKI TELPAL FURUSHON.

Casi que con estos dos últimos mausoleos damos por terminado este paseo por los lugares y monumentos más bonitos que hay que ver en Bujará. Sin embargo, hemos dejado para el final, recorrer la ciudad sin rumbo fijo, a fin de disfrutar de sus múltiples rincones. Y entre ellos, como no podía ser de otra manera en Asia, sus muchos bazares. Los reconocemos por sus juegos de cúpulas que se pueden distinguir desde la lejanía. Convertidos en reclamo turístico y con todo tipo de mercancías para hacer las delicias del viajero, nos perdemos por algunos de ellos, con nombres tan sugerentes como Bazar Taki Zargaron, Taki Sarrafon o Taki Telpal Furushon.

La verdad es que separando en grano de la paja somos capaces de encontrar algunas bonitas antigüedades. De su valor real ya no os decimos nada puesto que poco entendemos. Como tampoco sabemos apreciar las múltiples alfombras expuestas que, en algunos casos, son bien bonitas también.

¿Uno o dos días para visitar Bujará? Si tomáis el tren de la mañana desde Samarcanda, ese día más el siguiente son suficientes para visitar los monumentos más importantes que hay que ver en Bujará. Durante la segunda jornada podéis pasear sin ritmo fijo, buscando las mejores horas del sol para tomar fotografía, visitar el cercano Palacio de Verano del Emir de Bujará y disfrutar del Hammam de Bujará, donde por 120.000 soms os harán un masaje de estilo turco donde descubriréis la existencia de huesos y músculos que seguro desconocíais. Interesantísima propuesta aunque nada relajada.

Lo dicho. Es Bujará una ciudad para perderse y empaparse de su historia, que encontramos a cada esquina. En sus mezquitas, mausoleos, madrasas o minaretes. Y también para empaparse de sus gentes pues, como ya hemos dicho, nos hemos encontrado en Uzbekistán un pueblo amable y hospitalario, dispuesto a conocer al visitante.

La verdad que, más allá de los muchos monumentos que hay que ver en Bujará, es el propio espíritu de la ciudad lo que nos acaba enamorando.

COMO LLEGAR A BUJARÁ.

Al igual que para llegar a Samarcanda, la mejor opción para llegar a Bujará es tomar uno de los dos trenes de alta velocidad que cada mañana parten de la estación central de Samarcanda. Los billetes de tren se ponen a la venta unos dos meses antes pero no es posible comprar los pasajes directamente desde la web de Uzbekistan Railways.

Nosotros adquirimos los billetes a través de Advantour, la empresa más fiable del país en estos menesteres. Otra posibilidad es arriesgarse a comprar los billetes en la propia estación. Sin embargo, el convoy iba lleno y las posibilidades de no encontrar plaza en temporada alta son reales.

Si queréis leer acerca de nuestro presupuesto e itinerario durante nuestro viaje a Uzbekistán. Kirguistán y Kazajistán lo podéis hacer en este post.

Suscríbete al blog


Puedes darte de baja en cualquier momento haciendo clic en el enlace al pie de página de nuestros correos electrónicos. Para obtener información sobre nuestras prácticas de privacidad, visita nuestro sitio web.

Usamos Mailchimp como nuestra plataforma de newsletters. Al hacer clic a continuación para suscribirte, aceptas que tu información será transferida a Mailchimp para su procesamiento. Obtén más información sobre las prácticas de privacidad de Mailchimp aquí.

Salir de la versión móvil