Descubrir algunos de los Palacios Reales más bonitos del mundo es el reto que nos hemos propuesto este mes junto a Florencio Moreno, mi amigo bloguero y experimentado viajero, autor de la bitácora Fmanega por el mundo.
Desde el inicio de las civilizaciones, los máximos dignatarios de casi todos los grandes imperios (pero también de los más pequeños territorios) han parecido tener dos obsesiones: la primera, demostrar que el motivo de su reinado no era otro que el de la designación divina; el segundo, que ya que debían cargar con tan alta responsabilidad, mejor era hacerlo rodeado de un entorno lo más lujoso posible.
Así fue, por ejemplo, en Babilonia, en Asiria (fastuosos eran los bajorelieves de los palacios de Ninive o Khorsabad), en el Egipto de los faraones o en Persia (como observamos en lo que queda de la vieja Persépolis como máximo testigo de aquellos tiempos).
Sin embargo, para este post nos situaremos en los últimos 700 años. Esta vez no hablaremos de arqueología si no de algunos de los Palacios Reales más bonitos del mundo que siguen en pie y que son visitables por el común de los viajeros. Algunos de ellos, muy pocos, continúan desempeñando, al menos en determinadas ocasiones, las funciones de residencia real. Otros muchos han sido museizados, entre otras cosas porque las monarquías que los construyeron fueron abolidas en su momento.
Pero todos y cada uno tienen un común denominador: el lujo. Particularmente, entre los Palacios Reales pertenecientes a las monarquías europeas, cuyo amor por el absolutismo y el despotismo corrió parejo a su obsesión por el más desmedido de los fastos. Fue, especialmente durante el barroco, la época dorada (y nunca mejor dicho) de los grandes palacios reales europeos. Tiempos en que poco importaban las vicisitudes y miserias pasadas por el pueblo llano a fin de que los monarcas pudiesen alimentar su desmedido ego y su obstinación por la opulencia. Algo menos ostentosos resultaron los Palacios Reales asiáticos, por ejemplo, aunque, en la mayoría de ocasiones, no son menos refinados.
Sin más dilación os dejo con 15 de los Palacios Reales más bonitos del mundo.
15 DE LOS PALACIOS REALES MÁS BONITOS DEL MUNDO
PALACIO DE VERSALLES, FRANCIA
El Palacio de Versalles, situado a menos de 30 kilómetros del centro de París, es el paradigma de los grandes Palacios Reales europeos. Luis XIV, máximo exponente de las monarquías absolutistas europeas, fue quien mandó construir, durante el último tercio del siglo XVII, este extraordinario complejo. Sin embargo, su antecesor Luís XIV ya había erigido allí un pequeño pabellón de caza.
Tanto la residencia real en sí misma como los enormes jardines diseñados por Le Notre y los pequeños pabellones dispuestos a lo largo del parque son legendarios y espejo para muchos de los Palacios Reales que los monarcas europeos quisieron imitar en los siguientes doscientos años. La Galería de los Espejos es la más famosa de las estancias de Versalles y, quizás, de todos los Palacios Reales europeos. Se trata de una larga galería, de 73 metros de largo, que ocupa toda la fachada oeste del palacio. Pero todas y cada una de las cámaras de los Apartamentos Reales goza de una recargadísima y exuberante decoración a base de estucos, dorados, querubines, relojes, frescos y porcelanas.
PALACIO REAL DE MADRID, ESPAÑA
También conocido como Palacio de Oriente, se trata del más grande de los Palacios Reales de Europa Occidental. Se inició en 1738, es decir más de 60 años más tarde que el Palacio de Versalles a quien parece tomar como modelo. En realidad, su promotor, Felipe V, que se convirtió en el primer Borbón en reinar en España, había nacido precisamente en Versalles.
Desde Felipe V y particularmente desde Carlos III, que fue el primer Rey de España que lo habitó de forma continua, todos los monarcas españoles hasta la llegada de la Segunda República residieron en esta fastuosa residencia.
Se trata, nuevamente, de otra ostentosa residencia donde el barroco es el estilo principal aunque en algunas ocasiones mezclado con un aire clasicista. Entre su esplendorosa decoración destaca la famosa colección de relojes, una de las mejores del mundo, construida expresamente para el deleite de Fernando VI, gran aficionado a este tipo de artilugios. Porcelanas, tapices, una importante colección pictórica con Caravaggios y Rubens incluidos o unos frescos de exquisita elaboración forman parte de la decoración del Palacio Real.
Actualmente, el Palacio Real de Madrid está destinado a la celebración de recepciones oficiales.
PALACIO REAL DE CASERTA, ITALIA
Conocida como la Reggia de Caserta, el Palacio Real de los Reyes de Nápoles y las dos Sicilias es otro de los más bonitos Palacios Reales europeos, aunque uno de los más desconocidos.
Probablemente Carlos VII de Nápoles (y V de Sicilia) añoraba sus tiempos de Madrid, donde había nacido en 1716 como tercer hijo varón de Felipe V, cuando fue destinado a Nápoles para asumir el reinado de aquellas tierras que pertenecían a los Borbones. Allí permaneció el que también es conocido como El mejor alcalde de Madrid, hasta que en 1759 regresaría a la Península Ibérica para asumir el trono español como Carlos III.
La cuestión es que si algo tuvo claro Carlos VII de Nápoles es que debía construir una residencia acorde con la grandeza que se atribuia. No es extraño, por tanto, que Versalles y Madrid fueran los modelos elegidos para alzar uno de los más extraordinarios Palacios Reales construidos en Europa. Nuevamente, el fasto y la pompa son la norma para este enorme complejo, aunque el arquitecto elegido, Vanvitelli, conjuga el boato del barroco con conceptos ya correspondientes al neoclasicismo. No es extraño, pues los años pasaban y las modas avanzaban.
Sin ser tan excepcionales como los de Versalles, tampoco los jardines de la Reggia de Caserta se quedan cortos en esplendor. Una preciosa perspectiva con bonitos estanques alargados, bellas fuentes y una paisajística cascada son lo más bello de la decoración del parque. En este post podéis leer más sobre la Regia de Caserta.
PALACIO DA PENA, SINTRA, PORTUGAL
Nada tiene que ver el Palacio da Pena luso, próximo a la ciudad de Lisboa, con los tres palacios anteriores. Nos encontramos en tiempos del Romanticismo y Fernando II de Portugal, de origen alemán, tenía en mente los nuevos aires que venían de Centroeuropa. Por ello, encargó a Ludwig Von Eschewege, arquitecto también alemán, un palacio en forma de castillo, que rompe con los estándares del momento y donde la improvisación parece ser la norma.
El Palacio da Pena, construido en lo alto de un cerro, parece una sinfonía de colores y estilos, con sus almenas medievales, sus torreones neogóticos o sus puertas arabizantes. Una arquitectura ecléctica que a nadie dejaría indiferent.
PALACIO DE PETERHOF, SAN PETERBURGO, RUSIA
Situado a unos 30 kilómetros de San Petersburgo, el Peterhof es también uno de los Palacios Reales más bonitos del mundo. Regresamos a los tiempos del barroco, pues este palacio fue construido a partir de principios del siglo XVIII en tiempos de Pedro el Grande.
Pese a la belleza del conjunto formado por jardines y palacio, sus dimensiones son mucho más modestas que las de Versalles o Madrid. Y también, que los del Palacio de Invierno de San Petersburgo . Y es que el Peterhof se trataba, simplemente, del Palacio de Verano que Pedro el Grande utilizaba durante los meses estivales.
En realidad, Peterhof solo dispone de una treintena de habitaciones. Eso sí, primorosamente decoradas con estucos, pinturas, porcelanas y querubines, como no podría ser de otra forma.
No solo el Palacio Real es de impresión. También son excepcionales sus jardines, tanto el inferior como el superior, repletos de lagos, estanques, surtidores y unas preciosas cascadas que se inspiran en las que Luís XIV, el Rey Sol, se había hecho construir para su castillo de Marly. No es extraño que los jardines de Peterhof sean conocidos como los del Versalles Ruso.
PALACIO DE BUCKINGHAM, LONDRES, REINO UNIDO
El Palacio de Buckingham es el Palacio Real de Londres y, entre los que hemos escogido, uno de los pocos que sigue desempeñando las mismas funciones para lo que fue adquirido. Y es que, desde 1837, este palacio construido por orden del Duque de Buckingham a principios del siglo XVIII, viene siendo la residencia oficial del Rey de Inglaterra. O en este caso, de la Reina de Inglaterra, Isabel II, que es quien lo habita durante el invierno.
Sin embargo, quien visite Londres durante julio y agosto (momento en que sí se puede visitar por haberse desplazado la Reina a alguna de sus residencias estivales) bien haría de acercarse hasta este palacio para comprobar la suntuosidad y pompa con que vive la monarca británica en pleno siglo XXI. Nada raro teniendo en cuenta que Isabel II sigue desplazándose en coche de caballos para las distintas celebraciones anuales.
El Palacio de Buckingham cuenta con 775 habitaciones con 58 dormitorios y 78 cuartos de baño. Además, el palacio contiene una riquísima colección de arte, con lienzos de Caravaggio o Vermeer entre otros grandes maestros de todos los tiempos.
El estilo decorativo del palacio se aleja ya al de sus homólogos parisino o madrileño, pues nos encontramos en pleno neoclasicismo. Sin embargo, no falta lustre en ninguna de las estancias que pueden visitarse, incluido el majestuoso Salón del Trono.
PALACIO DE SCHÖNBRUNN, VIENA, AUSTRIA
El Palacio de Schönbrunn es otro de los Palacios Reales más bonitos del mundo además de ser uno de los populares. Se trata de la que era la mansión estival de la Casa de Austria, los Habsburgo, que durante los meses más cálidos dejaban su residencia habitual, el Hofburg vienés, para acercarse al Palacio de Schonbrunn, situado en lo que hoy son los arrabales de la capital austríaca.
El Palacio de Schönbrunn fue iniciado a finales del siglo XVII por orden de Leopoldo I. Pero no es hasta tiempos de María Teresa, quien subió al trono en 1745, cuando este palacio se convierte en residencia estival de los Habsburgo.
No es extraño que este palacio sea conocido como el Versalles vienés, lo que demuestra, una vez más, que fue el modelo francés el espejo en que se inspiraron la mayoría de Palacios Reales europeos. Regresamos a los tiempos del barroco, de los dorados, los estucos, los querubines y las pomposas lámparas. Tampoco faltan en este palacio unos bellísimos jardines que recuerdan, en gran medida, a los versallescos.
PALACIO DE DROTTNINGHOLM, ESTOCOLMO, SUECIA.
Y del palacio estival de los Habsburgo austríacos al Palacio de Verano de la familia real sueca. Estamos hablando del Palacio de Drottninghom, situado a unos quince kilómetros del centro de la capital sueca y al que se accede tras un bonito trayecto en barco que transcurre por el archipiélago que rodea Estocolmo.
Este palacio tiene su origen en otro alcázar un poco anterior a los que hemos visto hasta ahora, pues databa de mediados del siglo XVI. Sin embargo aquel primer palacio se perdió tras un incendio. Tras terminar la Guerra de los Treinta años, la monarquía sueca salió reforzada, de manera que se decide reconstruir el palacio pero en un estilo que rememore a los principales palacios de las dinastías más importantes de Europa. Se tratará, pues, de otro edificio a caballo entre el barroco y el neoclásico, incluyendo también algunas estancias de evidente influencia rococó.
PALACIO DE SANSSOUCI, POTSDAM, ALEMANIA
Potsdam, a pocos kilómetros de Berlín, es una ciudad de palacios reales desde que Federico I de Brandenburgo decidió construir una residencia de caza en la población. Sin embargo, es a partir del siglo XVIII cuando Federico II de Prusia convierte la ciudad en Residencia Real.
De aquella época son los palacios de Sanssouci y Nuevo. El Palacio de Sanssouci es el Palacio de Verano de Federico II. Se trata de un conjunto de pabellones que representan uno de los momentos culminantes del arte rococó. Cierto que el palacio principal, situado en lo alto de una terraza, es mucho más modesto que palacios como el de Versalles, pero ello no le quita ni un ápice de hermosura y armonía. Se trata de un edificio de una sola planta, con dos alas laterales, pintado casi por completo de color amarillo. La parte central está culminada por una cúpula algo achaparrada. El interior es suntuoso, como corresponde al momento y estilo artístico elegido, sin dejar espacio alguno huérfano de decoración. Tonos pasteles, muchos dorados y frescos inspirados en la naturaleza son algunas de sus señas de identidad.
No menos impresionantes son los cuidados jardines, que albergan un curioso Pabellón Chino, una curiosa construcción que nos recuerda las casas de té chinas. En este post podéis saber más acerca de los distintos Palacios Reales de Potsdam.
LA ALHAMBRA DE GRANADA, ESPAÑA
Dejamos los palacios barrocos y neoclásicos europeos para dar paso a una auténtica ciudad palaciega andalusí. Nos referimos a la Alhambra de Granada, sede de la monarquía del Reino Nazarí de Granada o Emirato de Granada.
Nada tiene que ver el estilo constructor de la Alhambra con lo que hasta ahora hemos visto. La yesería es utilizada para decorar un sinfín de estancias al más puro estilo árabe, con mocárabes y filigranas por doquier.
El Palacio de los Leones, con la emblemática Fuente de los Leones, es uno de los puntos culminantes de la Alhambra. Obra de Muhamed V y alzado durante el último cuarto del siglo XIV supone uno de los puntos culminantes del arte árabe en la Península Ibérica. No menos impactante son la Sala de los Reyes y la de Las dos hermanas.
El desarrollo de la Alhambra continuó tras la reconquista cristiana. Así lo podemos comprobar en el Palacio de Carlos V, también integrante del conjunto. Se trata de un curioso palacio renacentista-manierista que destaca por su original patio porticado central, de planta circular y dispuesto a modo de doble claustro de columnas.
La Alhambra de Granada no es solo uno de los Palacios Reales más bonitos del mundo si no que es también uno de los monumentos más bellos de Europa.
PALACIO DE TOPKAPI, ESTAMBUL, TURQUÍA
Seguimos con el arte musulmán pero cambiamos de época para trasladarnos a la Estambul otomana. El Palacio de Topkapi era el Palacio de los Sultanes y centro del imperio desde que fuera erigido, en 1459, hasta que en 1853 el Sultán Abdulmecid se traslada un nuevo Palacio Real, Dolmabahce, que ninguna relación guardaba con la tradición otomana, si no que se trataba de un palacio barroco-neoclásico al estilo europeo occidental.
El Palacio de Topkapi es un palacio construido al estilo asiático. Es decir a base a un buen número de pabellones dispuestos a lo largo de distintos patios. La decoración es sumamente refinada y con profusión de baldosas cerámicas una de las distinciones del estilo nacional otomano.
Las intrigas y conspiraciones, reales o imaginadas, se multiplican al visitar el harén de Topkapi, el lugar reservado únicamente para al Sultán regente, junto a su madre, hermanas y, según siempre nos contaron, decenas de bellas mujeres traídas desde los cuatro confines del Imperio. Entre los hombres, solo una enorme legión de castrados eunucos podían penetrar en tan privado lugar. Desde luego, el Palacio de Topkapi es uno de los lugares imprescindibles que ver en Estambul.
CIUDAD PROHIBIDA, PEKÍN, CHINA
Relativamente semejante al Palacio de Topkapi otomano o a otros Palacios Reales asiáticos, también la Ciudad Prohibida es la conjunción de un enorme número de pabellones de todo tipo distribuidos a los largo varios patios.
Distintas son, sin embargo, las características propias de esta auténtica ciudad imperial que supone la Ciudad Prohibida. La primera es la simetría de espació con todo el conjunto distribuido a lo largo de un eje longitudinal. La segunda, que la enorme extensión del Palacio Real (hasta 720.000 metros cuadrados) no se corresponde con una gran altura de sus construcciones que por lo general, no superan los dos o tres pisos de altura.
El rojo es el color predominante en la casi totalidad de los casi 1000 edificios que componen la Ciudad Prohibida. Y casi siempre con los característicos tejados de teja de color amarillento. El uso de la madera como material principal de la construcción, lo abundancia de lacados, los bellos puentes ornamentales, las decoradas escaleras de mármol, los leones dorados y una profusa decoración multicolor, convierten la Ciudad Prohibida en uno de los Palacios Reales más bonitos del mundo.
La Ciudad Prohibida se construyó a principios del siglo XV y fue la sede del poder imperial chino hasta 1912, cuando con la abdicación de Puyi, el último Emperador chino, se pone fin a la dinastía Qing.
PALACIO REAL DE BANGKOK, TAILANDIA
El Palacio Real de Tailandia es un enorme complejo de edificios que se convirtió en centro administrativo de la monarquía tailandesa así como residencia oficial del monarca de turno desde su construcción a finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX.
El conjunto también se dispone en un buen número de edificios distribuidos a lo largo de distintos patios, construidos en el estilo tailandés. Aquí encontraremos los característicos tejados en cascada o las múltiples estupas doradas o multicolores que parecen buscar el cielo.
Uno de los lugares más interesantes del complejo del Palacio Real de Bangkok es el del What Phra Kaew, el templo que alberga el bello Buda Esmeralda y que es el más importante entre los templos tailandeses del país. Por desgracia, aunque sí que es posible visitar el Salón del Trono, las distintas dependencias del Palacio Real permanecen cerradas al común de los visitantes, por lo que no nos queda más que pasear por los bellos patios del palacio.
PALACIO REAL DE PHNOM PENH, CAMBOYA
El Palacio Real de Phnom Penh, aunque mucho más sencillo que el de Bangkok, tiene una cierta semejanza con su homólogo tailandés. Digno heredero de las tradiciones khmer, este complejo fue edificado a partir de 1860.
También aquí encontraremos las típicas pagodas puntiagudas y doradas o los clásicos pabellones culminados con los tejados a dos aguas, pero a menudo cayendo en cascada. En total se trata de nueve edificios que abarcan una superficie de unas seis hectáreas con varios parterres y jardines.
Quizá el edificio más bello de todos es la Pagoda de Plata que contiene uno de los Buda más venerados del país.
Tras la reposición de la monarquía camboyana, la familia real ha regresado al Palacio Real.
PALACIO REAL AL ALAM, MUSCAT, OMAN
Es difícil considerar el Palacio de Al Alam, en Muscat, como uno de los Palacios Reales más bonitos del mundo. El hermetismo sobre su interior es máximo y solo tuvimos la oportunidad de visitarlo desde el exterior y a cierta distancia. Pero la verdad es que nos pareció de lo más original y de un estilo que nada tiene que ver con ninguno de los distintos Palacios Reales visitados.
Su fachada de colores oro, azul y blanco, con una suerte de columnas que se abren en capiteles es de un estilo imposible de clasificar, aunque ciertamente futurista. Sin embargo, parece alejado de la ostentación en la que parecen bañarse las distintas monarquías del Golfo Pérsico.
Y hasta aquí nuestra relación de los palacios que hemos escogidos para formar parte de esta relación de 15 de los mejores Palacios Reales del Mundo. Sé que esta vez ha sido una lista especialmente cargante. Prometo que la próxima será algo más austera, con menos pompa, lujo y ostentación.
Os dejo ahora con la lista que nos ha preparado Florencio en su blog de viajes Fmanega por el mundo.