Ya os comenté acerca de los etruscos en el post dedicado a Cerveteri, sin embargo os haré aquí un brevísimo resumen acerca de este pueblo. No se conoce con exactitud el origen de los etruscos. La posibilidad de que se tratara de un pueblo autóctono de la zona medio-norte de la península italiana, en lo que hoy sería la región italiana de La Toscana, que hubiera recibido una serie de influencias exteriores (procedentes de Asia Menor) parece la más plausible.
Lo que sí se conoce es que esta civilización acabó por conformar una suerte de confederación de doce ciudades o poblaciones que se situarían, básicamente, en las regiones de la Toscana y el Lacio y que posteriormente se habría expandido formando una serie de colonias en lugares algo más distantes, pero siempre dentro de la Península Italiana, como en Umbría o La Campania. Estamos hablando de entre los siglos IX aC y III aC, momento en el cual los etruscos terminan por ser conquistados y finalmente asimilados, por los romanos.
LA NECRÓPOLIS DE TARQUINIA.
La necrópolis de Tarquinia (o como oficialmente se denomina, necrópolis etrusca de los Monterozzi en Tarquinia) se localiza a un par de kilómetros de la ciudad medieval, un bonito burgo amurallado que bien merece una visita tras recorrer la necrópolis. Se trata de un espacio relativamente grande pero yermo y casi exento de vegetación, que puede pasearse sin problemas. Nada que ver con la sensación selvática que hemos vivido en Cerveteri.
En la necrópolis etrusca de Tarquinia podemos visitar una veintena de tumbas aproximadamente. Son solo una pequeña parte de las que han sido excavadas, que a su vez, representan solo una pequeña porción de las tumbas existentes en esta zona. Se sabe que unas 200 de las casi 6000 tumbas de las necrópolis de Tarquinia fueron decoradas con frescos.
A cada una de las tumbas a las que se permite la entrada se accede a través de un pasillo inclinado, casi siempre accesible gracias a la existencia de peldaños. A los pocos metros se llega a un espacio distributivo o, más a menudo, único y cerrado mediante un tejado a dos aguas. En algunas ocasiones esta cámara se abre a algunas otras estancias o nichos, pero ello supone más bien la excepción, pues habitualmente se trata de una cámara única donde se ubicaban los cuerpos yacientes de ambos esposos. Es esta otra diferencia entre las necrópolis de Tarquinia y Cerveteri, pues lo común en Cerveteri es la existencia de tumbas multicamerales, en forma de hipogeos escavados en la toba volcánica.
Por desgracia no se permite el paso a esta cámara distributiva a fin de conservar los frescos bajo una temperatura y humedad constante y adecuada. Sin embargo, todas las tumbas pueden observarse perfectamente gracias a la existencia de una puerta de cristal y de una iluminación suficiente.
La verdad es que las diferencias con los hipogeos de Cerveteri son notables. Aquí en la necrópolis de Tarquinia, por ejemplo, lo que más llama la atención es la estupenda colección de frescos que se disponen en la práctica totalidad de las tumbas. Se trata del más rico conjunto de frescos prerromanos existentes en Italia y uno de los más impresionantes de toda Europa. Las pinturas evocaban la vida común de los etruscos.
Particularmente, de la alta sociedad etrusca, con sus banquetes y celebraciones, sus danzas y sus ofrendas. También nos muestran algunos de sus ritos, así como el gusto por el arte de la caza. En realidad es precisamente este conjunto de frescos de la necrópolis de Tarquinia junto con la cerámica en forma de vasijas hallada en las distintas tumbas etruscas lo que ha permitido dar a conocer el estilo de vida de esta antigua civilización mediterránea.
- Si queréis saber más acerca de los etruscos y la Necrópolis de Cerveteri podéis leer este post.
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- Si vuestra visita a Tarquinia coincide con una visita a Roma os recomiendo este post sobre los lugares más importantes que hay que ver en Roma.
Las tumbas decoradas que encontramos en la necrópolis de Tarquinia corresponden de los siglos VII aC en adelante, aunque son las decoradas a partir del siglo IV las más bellas y delicadas. Algunos ejemplos son las conocidas como Tumba del Cazador, la de las Leonas o la de la Caza y la Pesca. Habitualmente el techo a dos aguas está decorado con motivos geométricos y es en las paredes laterales o en la pared del fondo donde podemos visualizar los frescos más detallistas y que nos recuerdan el gusto por el disfrute de la vida que tenían los etruscos, un pueblo a menudo considerado como misterioso.
La visita a la necrópolis de Tarquinia ocupa poco más de una hora. El calor y la humedad es asfixiante y se multiplica en el interior de cada uno de los corredores de acceso a las tumbas, de manera que os aconsejo que os preparéis para sudar la gota gorda si la visitáis durante el verano, cuando cigarras y lagartijas os acompañarán durante vuestro recorrido. Y os recomiendo que os llevéis un gorro de protección y abundante agua.
Pero la verdad es que se trata de una visita excepcional y que completa a la de Cerveteri.
VISITA AL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE TARQUINIA.
Tras visitar la necrópolis etrusca de Tarquinia nos dirigimos a la ciudad medieval para visitar el Museo Etrusco de la ciudad. La verdad es que no sabíamos de su existencia. Sin embrago, el billete de entrada a la necrópolis indicaba de que la visita al museo estaba incluida en la misma de manera que hemos preguntado en las taquillas acerca de la existencia de este museo.
Merece la pena dar un buen rodeo por esta bella ciudad medieval de Tarquinia, repleta de iglesia y torres y con una bonita muralla que la rodea.
El museo merece también la pena y supone un complemento ideal a la visita a la necrópolis de Tarquinia. Montones de sarcófagos, vasijas (muchas con iconografía de carácter erótico) e incluso, murales transportados desde la cercana necrópolis, es lo que hallaremos en este museo. Pero particularmente hay una pieza que nos llama poderosamente la atención y que debe tener bastante importancia porque dispone de una única sala para ella sola. Me refiero a los Caballos Alados de Tarquinia, una escultura del siglo IV que representa a dos caballos alados y que formaba parte del frontón del Templo Mayor de Tarquinia. La pieza, de terracota policromada aunque hoy ha perdido su color, ha sido recientemente restaurada y está considerada una de las más bellas del arte etrusco.
La visita a este museo completa el recorrido por la necrópolis etrusca de Tarquinia.