Los Monasterios Cistercienses suponen uno de los mejores ejemplos existentes de Arte medieval europeo, casi siempre gótico, aunque muchos de ellos empezaron a construirse incluso antes del advenimiento de este estilo artístico.
En este post os contaremos un poco sobre la historia del Cister y os hablaremos de algunos de los más bellos monasterios cistercienses que hemos tenido la oportunidad de conocer durante nuestro viajes.
LA ORDEN DEL CISTER. LOS ORIGENES.
La Orden del Cister surge a finales del siglo XI como respuesta a la deriva a la que habían llegado muchas de las órdenes monásticas existentes, cada vez más alejadas de la palabra de Dios y más preocupadas en disfrutar de los placeres terrenales.
Se trataba, para los nuevos postulantes, de acercarse a una vida mucho más ascética y espiritual que los acercara a la profesada por los primeros cristianos.
Tras un primer intento fracasado de fundar, por parte de Roberto de Molesmes, una abadía que se acercara en mayor medida a la palabra de Dios, en 1098 acaba por originar la Abadía de Citeaux, en la comuna francesa de Saint-Nicolas-lès-Cietaux, que acabará por actuar de casa madre de todas las demás y que, 900 años más tarde, sigue en activo gracias a una comunidad de una treintena de monjes.
La nueva Orden del Cister profesaba una observancia extrema de la Regla de San Benito y tenía como máximo lema el conocida Ora et labora. Es decir, rezar y trabajar. Durante el siguiente siglo, la nueva orden se expandió de forma exponencial y empezaron a surgir decenas de nuevos monasterios cistercienses por toda Europa. Primero por Francia. Pero enseguida por todo el continente. Desde el norte hasta el sur, desde occidente hasta oriente, la orden del Cister se estableció en la práctica totalidad de las naciones europeas de la Edad Media gracias a los 762 cenobios que llegaron a fundarse.
Cada una de las grandes abadías o monasterios cistercienses madre creaban una suerte de monasterios subordinados. A su vez, estos cenobios actuaban como casa madre de nuevos monasterios formando, todo ello, un asombroso enjambre de ramificaciones que llegaban a todos los rincones de la Cristiandad. En este sentido, emerge la figura de Bernardo de Claravall, uno de los monjes más importantes de la historia de la Orden del Cister y dinamizador de la misma, que llegó a fundar hasta 68 monasterios él solito.
El poder de la orden del Cister aumentó de forma progresiva durante más de dos siglos aunque el modelo entró en declive a mediados del siglo XIV. Tras muchas vicisitudes, el Cister fue incluso suprimido en muchas naciones europeas tales como Inglaterra o Alemania. Por no hablar de las confiscaciones y desamortizaciones llevadas a cabo en Francia y España durante los siglos XVIII y XIX respectivamente. Sin embargo, pese a las múltiples dificultades acaecidas y las crisis vocacionales existentes en Europa, son varios los Monasterios del Cister que siguen activos hoy en día, testigos de un pasado que, probablemente, jamás regrese.
LA ARQUITECTURA DE LOS MONASTERIOS CISTERCIENSES.
Los primeros monasterios cistercienses fundados fueron de lo más sencillo. Muchos de ellos estaban construidos únicamente en madera. Con el progresivo avance de la orden, la piedra fue sustituyendo a la madera y empezaron a construirse los primeros cenobios con este material, en el estilo arquitectónico imperante en aquél momento: el románico.
Es por ello que en varios de los Monasterios del Cister visitados encontramos una parte del mismo construido en estilo románico. Sin embargo, es el gótico el estilo imperante en la mayor parte de ellos, tal como veremos en los cenobios seleccionados. Se trata, en todo caso, de un arte desprovisto de todo tipo de adornos superfluos, lo que se corresponde con la observancia estricta de la regla de San Benito que promulgaba la rigurosidad y la pobreza. Una sencillez, eso sí, no exenta de belleza.
El plano de casi todos los Monasterios del Cister es similar, con un claustro alrededor del cual se disponían la práctica totalidad de estancias monásticas tales como una Sala Capitular (donde los monjes se reunían a fin de discutir los temas de importancia para el cenobio), un refectorio (casi siempre con un lavatorio justo enfrente y sobresaliendo del claustro), una cocina (al lado del refectorio), un locutorio (de los pocos lugares donde a los monjes se les permitía hablar), un calefactorio (la única zona donde resguardarse durante el frío invierno) o un scriptorium (dedicado al copiado de obras religiosas). Generalmente, los dormitorios se localizaban en el primer piso.
Por su parte, la iglesia se disponía adosada al claustro, pero justo al otro lado del refectorio, orientada de este a oeste y con la cabecera al este.
Aunque con ligeras modificaciones, la mayoría de monasterios del Cister se disponían de la forma señalada. Cada uno, desde luego, con sus particularidades.
10 EJEMPLOS DE MONASTERIOS CISTERCIENSES
MONASTERIO DE POBLET
El Monasterio de Poblet es el más importante de los monasterios cistercienses de España. Situado en la comarca tarraconense de l’Alt Camp se trata de un cenobio que, tras más de ocho siglos de historia, persiste vivo gracias a una comunidad de una treintena de monjes que siguen con el clásico ora et labora.
Se trata de un monasterio que gozó del favor real de la casa catalana desde su fundación, hasta tal punto que varios de los Condes de Barcelona y, posteriormente, Reyes de Cataluña están enterrados en el cenobio. Incluidos Pedro el Ceremonioso y Jaime I el Conquistador.
El claustro es precioso, así como la sala capitular o el refectorio, que sigue en activo al igual que el scriptorium que solo se puede visualizar desde el exterior. Es posible hospedarse en el mismo cenobio.
MONASTERIO DE SANTES CREUS
Otro de los monasterios cistercienses más importantes de España y que, como el anterior, forma parte de la Ruta del Cister de las comarcas tarraconenses. También el de Santes Creus fue un monasterio que gozó de los favores reales. Es por ello que en la iglesia del cenobio pueden visitarse los bellos sepulcros de Jaime el Justo y Blanca de Anjou.
Como el anterior, se trata de un monasterio cisterciense gótico, perfectamente conservado y que presenta un bellísimo claustro alrededor del cual se habilitan las distintas estancias.
MONASTERIO DE VALLBONA DE LES MONGES
Se trata de uno de los pocos monasterios cistercienses femeninos existentes en España que siguen en activo y cierra la triada de la Ruta del Cister del campo de Tarragona. El Monasterio de Vallbona de les Monges es algo más sencillo que los anteriores pero no exento de belleza. La comunidad fue fundada a mediados del siglo XII y también gozó de los favores de Ramón Berenguer IV, quien cedió los terrenos necesarios para alzar el cenobio.
Algunos reyes de la corona catalana-aragonesa se alojaron aquí, como Alfonso II el Casto o Jaime el Conquistador, testigo de la importancia que obtuvo este lugar de la Orden del Cister durante el medievo.
ABADÍA DE FONTFROIDE
Precisamente el Monasterio Cisterciense de Fontfroide, en el sur de Francia, actuó como casa madre del Monasterio de Poblet. Se trata, por tanto, de una abadía algo anterior a las catalanas. Fue fundada en 1093 aunque hasta 1145 no es incorporada a la Orden del Cister.
Su historia no está exenta de vicisitudes varias. Por ejemplo, durante la época del catarismo devino uno de los baluartes frente a la cruzada albigense. Esta posición le ocasionó no pocos beneficios pues parte de las tierras expropiadas a los cátaros fueron cedidas a la Abadía de Fontfroide.
Aunque la Abadía no permanece activa su estado de conservación es bueno. Entre las dependencias visitables destacan la bella iglesia, con una nave altísima de 20 metros y con unos coloridos vitrales muy posteriores, pues la regla de San Benito solo permitÍa el uso de vitrales translúcidos. Bellísimo es, también, el claustro. Su construcción corresponde al final del románico como podemos observar por los arcos de medio punto que soportan las columnas decoradas con capiteles florales. Sin embargo, las modificaciones posteriores, ya en época del gótico le confirieron la morfología actual, con los tímpanos apuntados que encuadran los conjuntos de 4 arcos de medio punto y los tres ojos de buey abiertos en el mismo.
MONASTERIO DE MAULBRONN
El de Maulbronn es uno de los varios monasterios cistercienses que la Orden del Cister dejó como testimonio de su paso por Alemania. Se trataba de uno de los más importantes monasterios de esta orden en toda Europa, motivo que le ha valido ser incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
En este monasterio podemos visitar gran cantidad de distintos edificios, no solo los dedicados a la propia vida monástica, si no también antiguos molinos, graneros o la vieja panadería. Además, conserva las dependencias usadas por los monjes cistercienses pero también las propias de los hermanos legos o conversos, que no estaban obligados a obedecer todos los preceptos de la regla de San Benito pero que eran los encargados de las tareas más duras. Todo ello, rodeado de una muralla.
El Monasterio de Maulbronn está construido en una época de transición del románico al gótico por lo que coexisten estos dos estilos arquitectónicos. Una de las obras más destacadas de este cenobio es el bellísimo coro conservado en la iglesia, construido en madera de roble durante los siglos XIV y XV.
MONASTERIO DE BEBENHAUSEN
En su tiempo, la Abadía de Bebenhausen fue una de las más ricas que la Orden del Cister tuvo en Alemania. Fue fundada unos años más tarde que Maulbronn, sobre 1180 y su estilo es, igualmente, un compendio del paso del románico al gótico.
En su momento de mayor esplendor, este monasterio cisterciense dominaba unas 30.000 hectáreas de terreno, hecho que nos indica que la riqueza del mismo no se circunscribía, únicamente, al ámbito de lo místico.
El monasterio fue restaurado y ampliado en varias ocasions. Fruto de ello es que parte de su estructura está construida con los clásicos entablados de madera tan típicos de estas latitudes. En concreto, casi todo el primer piso tiene esta bella y original apariencia externa.
ABADÍA VILLERS LE VILLE
La Abadía de Villers es uno de los monasterios cistercienses propiedad de la Orden del Cister en territorio Valón. Fue fundado a mediados del siglo XII por monjes procedentes de Claraval. Durante casi un siglo la abadía estuvo expandiéndose, llegando a su momento de máximo esplendor a partir del siglo XIV.
Sin embargo, a partir del siglo XVI y tras la Guerra de Flandes que asoló el país, el cenobio cayó en decadencia hasta ser abandonado el 1796, como muchos otros monasterios cistercienses que debieron cerrar durante la Revolución Francesa.
Actualmente, la Abadía de Villers no es más que un maravilloso mar de ruinas románticas que merece la pena descubrir si visitáis la región más meridional de Bélgica.
MONASTERIO DE ALCOBAÇA
Se trata del más bello de los representantes de la Orden del Cister en Portugal. Como tantos otros monasterios cistercienses europeos, el de Alcobaça fue también fundado a mediados del siglo XII. Alfonso I de Portugal prometió fundar un nuevo cenobio en caso de conquistar Santarem a los musulmanes. Así sucedió, de manera que el nuevo monasterio fue fundado y entregado a la Orden del Cister para su custodia. Con ello, el Rey se aseguraba la repoblación cristiana de la región recientemente conquistada.
La disposición del de Alcobaça sigue la habitual de los monasterios cistercienses. Sin embargo, podemos observar que, aunque el cenobio fue alzado en tiempos del gótico, parte de su estructura corresponde a épocas posteriores. Por ejemplo, el segundo piso del claustro nos remite ya a una estructura protorenacentista. Así mismo, la fachada occidental de la iglesia está claramente culminada con dos torres barrocas.
El Monasterio de Alcobaça gozó de los favores reales, hasta tal punto de acoger las tumbas reales de Don Pedro y Doña Inés de Castro, reyes de Portugal. La magnificencia de Alcobaça eclipsa al resto de los más de treinta monasterios cistercienses de Portugal; catorce de ellos, por cierto, femeninos.
ABADÍA DE SEDLEC
No solo por el occidente europeo se expandió la Orden del Cister, como podría creerse. También la Europa Oriental se vio poblada, enseguida, de bellos monasterios cistercienses. Un ejemplo es la Abadía de Seldlec, en Bohemia, actual República Checa.
Fueron las filiales alemanas y austríacas las encargadas de fundar los nuevos monasterios del este de Europa. En este sentido, Sedlec fue fundado en 1153 y supone uno de los dieciocho monasterios cistercienses existentes en Bohemia durante el siglo XIII. Los comienzos fueron difíciles en un país asolado por la miseria. Sin embargo, la situación dio un giro de 180 grados tras el descubrimiento de unas cercanas minas de oro, hasta el punto que a partir de finales del siglo XIII el abad de Sedlec se convierte en prestatario de los mismísimos reyes de Bohemia.
De este momento de prosperidad es el nuevo monasterio cisterciense, en estilo gótico, e inspirado en las catedrales francesas. Eso sí, la siempre obediencia estricta de la orden de San Benito no pareció congratular a la nueva burguesía deseosa de una iglesia monástica bastante más ostentosa que los rigores del Cister exigían.
Tras la revolución husita, las tornas cambiaron severamente hasta el punto que Sedlec fue desmantelado en 1421 y los monjes debieron renunciar a la abadía. Aunque la congregación regresó a principios del siglo XVIII, la iglesia de Santa Bárbara terminaría por convertirse en templo parroquial de Kutna Hora. La remodelada iglesia es todo lo que ha quedado de la vieja abadía cisterciense de Sedlec.
SANTA MARÍA DE VALDEDÍOS
Este monasterio cisterciense asturiano fue fundado a principios del siglo XIII bajo el auspicio real de Alfonso IX de Aragón. El cenobio se expandió durante todo el siglo al seguir contando con los favores reales, esta vez por parte de Fernando III. Sin embargo, a partir del siglo XIV entra en decadencia, aunque la vida monástica continuó hasta la Guerra de Independencia Española, a principios del XIX y las consabidas desamortizaciones de la ley Mendizábal.
Durante los últimos treinta años han sido varios los intentos de que el monasterio recobrara su función. Todos ellos han resultado infructuosos, al menos por lo que hace referencia a los monjes cistercienses.
Quizá sea el claustro lo más destacado de Santa María de Valdediós. Construido en distintas etapas que van desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII, se trata de un patio de características renacentistas, distinto al habitual.
Y con este cenobio cerramos esta lista de 10 monasterios cistercienses que hemos tenido la oportunidad de visitar. Algunos están entre los más bellos e importantes entre los que alzó la Orden del Cister. Otros son muchos más sencillos y venidos a menos con el paso del tiempo. Pero todos y cada uno de ellos tienen, detrás suyo, la historia que la Orden del Cister ha impuesto a lo largo de casi nueve siglos.