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LA MOLINA. Esquí en una estación pionera del esquí alpino.

Esquiar en la Molina

La Molina es una de las estaciones de esquí con más solera de toda España. Y además, su excelente situación, en plena comarca de La Cerdanya, la hace ideal para poder disfrutar de un fin de semana en un entorno natural excepcional.

Este, pues, ha sido nuestro objetivo para uno de los primeros fines de semana de 2017: poder disfrutar de una ruta por los distintos pueblos de montaña de La Cerdanya y, de paso, disfrutar de una jornada de esquí en las pistas de La Molina.

LA MOLINA. UNA ESTACIÓN DE ESQUÍ PIONERA.

La cercanía a la ciudad de Barcelona y su situación, en un entorno natural tan bello como es La Cerdanya, hacen de La Molina una de las estaciones de esquí más queridas por los catalanes. La construcción del Túnel del Cadí, que salva la sierra homónima, acercó la estación de esquí de La Molina (y también la vecina de La Masella) a unas dos horas de la ciudad condal, lo que permite subir a esquiar y regresar a la capital el mismo día.

Además, el bellísimo entorno natural de la Cerdanya ha propiciado que un buen número de catalanes tengan una segunda residencia en esta preciosa comarca, lo que les permite acceder con mayor facilidad si cabe, a esta meca del esquí del Pirineo que es La Molina. Se calcula la existencia de unas 20.000 segundas residencias en La Cerdanya, siendo este un aspecto que no se ha limitado a los últimos años si no que viene desarrollándose desde hace casi un siglo.

Y es que fue aquí, en La Molina, donde los primeros esquiadores de la península empezaron con esta práctica que, hasta aquél momento, era desconocida en España. El boletín del Centre Excursionista de Catalunya, cuenta que los primeros practicantes llegaron a La Molina en la lejana fecha de 1908. Sin embrago, fue la llegada del tren, durante la década de los 20 del siglo pasado, lo que propició la popularización de esta práctica deportiva entre la sociedad acomodada del momento. Ya en 1924 se celebró en La Molina la primera competición de esquí, incluidos unos incipientes campeonatos de Catalunya. Al año siguiente se construyó el primer alojamiento de montaña en la estación de esquí de La Molina.

La Molina siguió siendo pionera en distintos aspectos de la práctica del esquí de montaña. Por ejemplo, fue aquí donde se instaló el primer telesquí, en 1943, y el primer telesilla, en 1946. El primer telecabina, por su parte, llegó en 1954, lo que popularizó, más si cabe, la estación de esquí de La Molina.

LA ESTACIÓN DE ESQUÍ DE LA MOLINA, UNA EMPRESA PÚBLICA.

Pese a la enorme popularización del esquí durante los ochenta del siglo XX, las empresas que gestionaban La Molina tuvieron que vender sus activos a la Generalitat de Catalunya, de manera que, desde 1985, esta histórica estación de esquí es gestionada de forma pública a través de la empresa Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya, encargada también de hacer lo propio con otras estaciones de esquí catalanas como Vallter 2000 o la Vall de Nuria.

Ello no terminó con el carácter innovador de La Molina, pues fue esta la primera estación de esquí de la Península en disponer de sistemas de creación de nieve artificial, por ejemplo, o en ser sede de la Copa del Mundo de Esquí Alpino, en 2008 (en realidad, la primera estación de los Pirineos en tener este honor).

En este sentido, podemos hablar que esquiar en La Molina no es hacerlo en cualquier sitio. Se trata de una estación de esquí histórica, probablemente la más importante en este aspecto de todo el país. Por si fuera poco, la posibilidad de adquirir un forfait conjunto (el Alp 2500) con la estación de La Masella, convierten al dominio Molina-Masella en el segundo mayor de toda la Península Ibérica, con unos 140 kilómetros totales de pista.

NUESTRA JORNADA EN LAS PISTAS DE LA MOLINA.

Llegamos a primera hora de la mañana a pie de pistas. Hemos pernoctado en el cercano hotel Alp-Masella que dista solo una decena de kilómetros de las pistas de esquí de la Molina. Los últimos días han sido fríos en La Cerdanya y las nevadas, copiosas. Ello nos asegura una calidad excelente de la nieve, aunque en La Molina el 54% de las pistas permanecen innivadas gracias a la enorme red de producción de nieve artificial de la que la estación dispone. Desde luego, esta vez no será necesario su uso.

Hoy, más del 90% de las 63 pistas de las que dispone la estación permaneces abiertas. El parte de nieve habla de un espesor de la nieve de entre 60 y 160 centímetros. El día es frío y nublado, de manera que nos hemos abrigado bien, incluidas mallas por debajo de nuestro equipaje de esquí.

La mañana transcurre entre pistas azules y verdes. Isa es muy (demasiado) precavida y no permite a Marc que pruebe con las rojas pese a que tras haber subido a esquiar ya en bastantes ocasiones, ha mejorado mucho su estilo y, como casi todos los niños, baja las pistas con bastante facilidad y seguridad. Nuestras pistas favoritas son la Volta a la Muntanya Sagrada y Quatre Camins, que bajamos una y otra vez, a veces junto a Isa y en ocasiones, sin ella.



Por cierto, en la carpa Cacaolat situada a la salida de la estación superior del telesilla Fontcanaleta, nos ofrecen un reconfortante batido de chocolate bien calentito. Es gratis, de manera que tras un par de bajadas más, repetiremos experiencia, esta vez, con un cacaolat con gusto de café que jamás habíamos probado.

Cuando la niebla sube un poco subimos hasta el Puigllançada, a 2406 metros de altura, gracias al Telesilla Torrent Negre. Las vistas desde allí suelen ser excepcionales, pero hoy la neblina nos permite disfrutar más bien poco del espectáculo. Y es una pena, porque una de las características de esta estación de esquí es la enorme presencia de flora alpina que circunda las pistas y que la hace especialmente atractiva. Otra particularidad es que al subir a casi todos los telesillas se puede optar por bajar por una pista más fácil (azul) o por una más difícil (roja o negra), de manera que la familia puede reencontrarse tras el descenso, si lo prefieren. Nosotros bajamos juntos, esta vez por la pista Torrent Negre que se sigue por la Volta a la Muntanya Sagrada, lo que nos asegura más de 10 minutos continuos de descenso que nos llevan desde la cota 2400 a la 1700. Muy divertido.

Tras el almuerzo, unos clásicos bocadillos, subimos con el telesilla Trampolí. Allí nos encontramos con una sorpresa que no habíamos visto en ninguna otra estación de esquí. Se trata del Slalom 4 Motion, una pista de slalom de nueva instalación y única en la península donde cualquier esquiador de nivel medio se puede sentir como Alberto Tomba bajando un slalom, con una docena de puertas y siendo cronometrado. Además, al llegar a casa, te puedes descargar el video de la bajada y ver lo depurado de tu estilo. Y ponerte a llorar… La verdad es que es una actividad curiosa y abierta a todos los esquiadores.

Nuestro día de esquí en la estación de La Molina es un éxito, como no podía ser de otra forma en una de las mejores estaciones de esquí de los Pirineos.


DATOS PRÁCTICOS.

Como llegar a la Molina. Desde Barcelona, lo más fácil es tomar dirección Berga y pasar por el Túnel del Cadí. Son 155 kilómetros y 2 horas de viaje. Otra posibilidad es subir por Vic y Ripoll. La distancia son 145 kilómetros y la duración del trayecto, poca más. Te ahorras el peaje del Túnel del Cadí (11.64 eros) pero debes ascender la Collada de Toses.

Dormir. Merece la pena hacer, al menos, una noche en La Cerdanya para poder disfrutar de los atractivos de la comarca. Nosotros dormimos en el hotel Masella-Alp, a pie de pista de las pistas de la Masella, a 10 kilómetros de La Molina.

Paquetes de esquí. Una posibilidad es adquirir una oferta de esquí donde esté incluido tanto el forfait como el alojamiento. A menudo, sale más a cuenta que adquirir los servicios por separado. Una posibilidad es buscar las ofertas de esquí de Estiber Viajes, una agencia especializada en destinos de esquí. En la misma web tenéis la posibilidad de contratar otras actividades.

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