La Casa de Les Punxes es el nombre popular con que se conocer la Casa Terradas, la monumental mansión modernista que recuerda los castillos góticos medievales y que se localiza en medio de la Diagonal de Barcelona, en pleno barrio del Eixample.
Recientemente, la Casa de Les Punxes ha abierto al público las visitas turísticas de manera que Barcelona cuenta con una nueva vivienda modernista susceptible de ser visitada. En este sentido, la Casa de Les Punxes se une a una bastante amplia lista que en los últimos años se ha nutrido con nuevos palacios y viviendas como la Torre Bellesguard de Gaudí, la Casa Lleó i Morera, obra de Lluís Domènech i Montaner o el Palacio del Baró de Quadras, obra de Josep Puig i Cadafalch, el mismo arquitecto al que se le encomendó la tarea de construir la Casa de Les Punxes, cuyos trabajos terminaron en 1905.
LA FAMILIA TERRADAS BRUTAU
Cuando Bartomeu Terradas Mont casó con la sabadellense Àngela Brutau se puso al mando de varias de las empresas que la familia de su esposa regentaba. Quizá la más importante de todas fue Vapor Brutau, una de las primeras empresas textiles de Catalunya que introdujo el telar mecánico en plena Revolución industrial.
Es así como Terradas une la fortuna de su familia política a la suya propia, convirtiéndose en un puntal de la pujante burguesía catalana de la segunda mitad del siglo XIX. Era esta burguesía catalana especialmente sensible al desarrollo cultural y político de la nación catalana.
Aunque la mayor parte de la herencia es transmitida a su hijo Bartomeu, éste, junto a su madre Àngela, procura que nada les falte a sus tres hermanas. En este sentido, Terradas Brutau mandará construir en el terreno comprado por su madre, en una isla del barrio del Eixample barcelonés en plena Diagonal, una de las mansiones más originales del momento y que se convertirá en la residencia de las tres hermanas Terradas: Àngela, Josepa y Rosa.
Bartomeu Terradas Brutau, quien por cierto se convirtió en segundo presidente de la historia del Fútbol Club Barcelona, encargó el diseño del nuevo edificio a uno de los arquitectos más importantes del modernismo catalán, Josep Puig i Cadafalch, que recibió plenos poderes para desarrollar su creatividad artística con la casi única condición de que cada una de las hermanas dispusiera de una vivienda propia integrada dentro de un conjunto armónico.
La Casa de Les Punxes es el resultado de este proceso creativo. Se trata de una suerte de castillo urbano de clara inspiración medieval, pero que bebe también de las distintas fuentes de las que se nutre el modernismo catalán y, en particular, la obra de Puig i Cadafach. No es difícil encontrar rasgos orientalistas o de la arquitectura nórdica en esta fabulosa edificación que parece querer contrarrestar el orden ortogonal impuesto por el plan Cerdà barcelonés.
LA CASA DE LES PUNXES. LA FACHADA.
A diferencia de otros insignes representantes de la Ruta del Modernismo de Barcelona, como la Casa Batlló, la Pedrera o la Casa Lleó i Morera, la Casa de Les Punxes es un edificio construido de nuevo cuño y no reformado de una construcción previa.
La mayoría de materiales usados en el modernismo catalán los podemos encontrar ya en cada una de las fachadas de la Casa de Les Punxes, cuyo diseño asimétrico en forma de hexágono se adecua al terreno existente. Hay que tener en cuenta que aunque la fachada principal sea la que da a la Avenida Diagonal de Barcelona, esta queda algo escondida tras los árboles, de manera que la más espectacular es la que está encarada al cruce entre las calles Rosselló i Bruc. Como digo, ya en la fachada encontramos el uso del hierro (no siempre forjado), el yeso, la cerámica, el granito, la madera, el vidrio emplomado, y, sobretodo, el ladrillo. Es decir, materiales mundanos que conjugados forman un todo de gran elegancia. Son presentes, como no podía ser de otra forma, las tribunas tan típicas del ensanche barcelonés, decoradas de forma finísima por auténticas filigranas en yeso o los bellísimos balcones ornamentados con el uso del hierro forjado.
El rasgo más distinguible de la Casa de Les Punxes es, sin duda, las 5 puntiagudas torres con que se corona el edificio. La más alta de todas, es la que corresponde a la vivienda de la mayor de las hermanas, Àngela. Este mayor tamaño y altura de esta torre podría hacer referencia, también, a que Àngela era precisamente el nombre de la madre de las hermanas y de Bartomeu, pudiendo significar algo así como un homenaje a la figura materna.
La decoración de las torres, es excepcional, con el uso de la cerámica vidriada, otro material repetidamente usado en el modernismo catalán, como podemos comprobar en la cúpula de la Casa de Convalecencia del Hospital de Sant Pau o en las torres de las Cases Rocamora, posteriores a la Casa de Les Punxes.
En la fachada principal del edificio, la que da a Diagonal, es fácil distinguir los tres tramos en que se distribuye la Casa de Les Punxes. Cada uno, con su puerta y su portería y que fue repartido a cada una de las tres hijas. En lo alto de cada tramo, encontramos un bello panel cerámico que, en algunas ocasiones, hace referencia a la hermana a la que se asignó aquella parte del edificio. Por ejemplo, un ángel en el caso de Àngela, en la fachada que da a Diagonal con Roselló.
Los paneles más bellos son los que componen un reloj de sol en la fachada principal y la imagen de Sant Jordi, patrón de Catalunya, en la fachada posterior.
Podemos comprobar, en la fachada de la Casa de Les Punxes , la mano de los mejores artesanos catalanes del momento. Puig i Cadafalch no trabajó solo, de manera que se rodeó de alguno de los más reconocidos artistas del momento. Las vidrieras corresponden al taller de Amigó, parte de la decoración escultórica es producto del genio de Alfons Juyol, el hierro forjado corresponde al arte de Manuel Ballarín y los diseños cerámicos, al íntimo amigo de Puig i Cadafalch, Enric Monserdà.
Antes de visitar la terraza de la Casa de Les Punxes y su interior, vale la pena entrar en una de las tres porterías de las que disponía (recordemos que cada hermana disponía de su propia vivienda). No hay que perder detalle de los arrimadores, artesonados, vidrios emplomados y esgrafiados que decoran la portería, así como de su ascensor original, una auténtica joya de la época.
LA TERRAZA DE LA CASA DE LES PUNXES
Tras disfrutar de la fachada de la Casa de Les Punxes es momento de subir a su terraza. Gracias a la audioguía proporcionada con la entrada al edificio, podemos ir desgranando parte de la historia del edificio, así como de la figura de Bartomeu Brotau y del arquitecto, político e historiador del arte Josep Puig i Cadafach. Todo ello se relata en las cinco puntiagudas torres de las que dispone el edificio.
Desde la diáfana terraza es fácil comprobar la belleza de los puntiagudos torreones donde no es difícil pensar en cierta influencia de Viollet-le-Duc, autor de la controvertida e idealizada remodelación de la bellísima ciudadela de Carcassonne.
El uso de la cerámica vidriada para la decoración de las cinco torres provoca que estas brillen relucientemente, especialmente en días soleados. También aquí podemos observar el uso del yeso en los distintos pináculos de inspiración gótica o el uso del hierro forjado en parte de la decoración.
Por último, los techos en doble vertiente, nos retrotraen a la arquitectura nórdica y flamenca, algo que podemos observar en otras obras de Puig i Cadafalch, como la Casa Amatller o la Casa Coll i Regás de Mataró.
EL INTERIOR DE LA CASA DE LES PUNXES. LA LEYENDA DE SANT JORDI.
A diferencia de otros edificios de la Ruta del Modernismo de Barcelona, el interior de la Casa de Les Punxes no está destinado a la recreación de cómo era una vivienda modernista de principios de siglo XX. Poco se ha conservado de la decoración original (algunos artesonados y suelos flotantes, si acaso) y nada de su mobiliario.
El interior de la Casa de Les Punxes está destinado a relatarnos la más famosa leyenda de Catalunya, la de Sant Jordi. Gracias a un bonito sistema audiovisual integrado en las distintas salas que se visitan, podremos conocer (y los catalanes, recordar) esta leyenda medieval tan arraigada en la cultura catalana y que no es otra que una leyenda que se va repitiendo, con distintas variantes, en las distintas, culturas europeas.
En pocas palabras se trata de la historia de un dragón que asediaba un viejo reino medieval y cuya voracidad era solamente saciada por el ofrecimiento de una doncella diaria. Esto fue así, hasta que el reino se quedó con la princesa como única doncella disponible, momento en que se suponía que llegaría su momento.
Con enorme pena, el Rey ofreció a su hija. Sin embargo, el caballero Sant Jordi, la salvó de una muerte segura, salvando a su vez el reinado entero tras dar muerte al dragón de un certero lanzazo.
Lo original de la leyenda es que de la sangre del dragón nació el más bello rosal que la humanidad haya conocido. Y es por ello que el día de Sant Jordi se ha convertido en el día de los enamorados en Catalunya, y el día en que los chicos regalan una rosa a sus chicas y, por extensión, a sus hermanas y madres.
Y tras recordar la leyenda de Sant Jordi, abandonamos la vivienda, contentos de haber tenido la oportunidad de visitar la Casa de Les Punxes, otro de los edificios de la Ruta del Modernismo de Barcelona, que se ha abierto al público.
VISITAR LA CASA DE LES PUNXES. DATOS PRÁCTICOS
La Casa de les Punxes se localiza en la Diagonal de Barcelona, 420. La mejor manera de llegar hasta allí es en un cómodo paseo a pie, pero el Metro Diagonal está a 500 metros.
El horario de visita es de 9.00 a 20.00 horas, todos los días del año, excepto el día de Navidad. El precio de al entrada es de 12.5 euros para la visita audioguiada y de 20 euros para la visita con guía.
Como nos indica esta infografía de Rumbo, Barcelona es una de las ciudades preferidas para los turistas extranjeros, por lo que con la Casa de les Punxes, la ciudad ofrece otro monumento más que diversifica su enorme oferta cultural.