Qué ver en Trujillo en 1 día? Visitar Trujillo suponía una de los principales alicientes de nuestro reciente viaje a Extremadura. Hay mucho que ver en Trujillo, mucho por recorrer y abundantes rincones por descubrir en esta bella ciudad, de tal manera que no es inhabitual encontrar a la población en muchas de las listas de los pueblos más bellos de España.
Durante nuestro paseo por Trujillo hemos tenido la oportunidad de hacer uno de los más bellos recorridos urbanos que recordamos en una ciudad española. Se trata de una de estas visitas que no solo te deja satisfecho si no, también, gratamente sorprendido y que, además, se encuentra a poco más de una hora de Mérida, la población donde tenemos la base durante este viaje a Extremadura.
TRUJILLO. BREVE HISTORIA.
Antes de explicar nuestro recorrido que pasó por los palacios, las iglesias y el resto de monumentos más importantes que hay que ver en Trujillo daré cuatro pinceladas sobre su historia.
Se conoce de la existencia de un núcleo poblacional en lo que es hoy Trujillo desde bastante antes de la colonización romana. En tiempos ya de domino imperial, la población de Turgaloum formaba parte de la provincia de la Lusitania romana.
Posteriormente, visigodos y árabes se hicieron con la plaza, siendo éstos últimos los responsables de un nuevo periodo de florecimiento de la ciudad. En estos momentos, el núcleo será conocido como Torgiela. Se trata de un momento en que se acometen importantes obras a nivel urbanístico que se desarrollan alrededor de la alcazaba que dominaba (y lo sigue haciendo) la población.
Trujillo se convierte en una villa de relativa importancia comercial pero, en particular, militar, como da fe la estructura de la alcazaba. Efectivamente, al igual que la que encontramos en Mérida, la alcazaba árabe de Trujillo se trata de un recinto de características puramente militares, con nula decoración exterior.
Al igual que otras poblaciones extremeñas, Trujillo no fue cristianizada por completo hasta un segundo intento. Esto es así, pues tras una primera conquista a manos de Alfonso VIII de Castilla, en 1186, la población volvió a manos almohades, siendo en 1232 cuando definitivamente Trujillo se convierte en ciudad cristiana. Son tiempo de Fernando III, llamado el Santo.
En aquél momento, la corona cede parte de los terrenos conquistados a importantes familias castellanas. El motivo no es otro que el de mantener la zona repoblada y, al mismo tiempo, controlada. Además, Trujillo recibe un amplio alfoz y de manos de Alfonso X, fuero local, en 1256.
Es en este contexto en que encontramos, a partir del siglo XIII, como los linajes de los Bejarano, Orellana, Altamirano o Pizarro, por ejemplo, se encargaran del paulatino florecimiento de la ciudad hasta que Juan II de Castilla le otorga el título de ciudad en 1430.
DONDE DORMIR EN TRUJILLO
Nosotros no dormimos en Trujillo porque hicimos la excursión en 1 día desde Mérida. Sin embargo, hay mucho que ver en Trujillo y es una población con muchísimo encanto donde quizá hubiera merecido pasar la la noche.
Os dejo la relación de algunos de los hoteles mejor valorados por los viajeros.
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TRUJILLO, CIUDAD DE CONQUISTADORES.
Pero es durante el siglo XVI cuando debemos encontrar el verdadero florecimiento de la ciudad. Es la época de las conquistas, de manera que de la población de Trujillo son originarios, ni más ni menos, que dos de los más importantes conquistadores nacidos en la Península Ibérica. Hablamos de Francisco de Pizarro, descubridor del Perú y que sometió el Imperio Incaico, y Francisco de Orellana, que tras participar en la conquista del Imperio Inca fue el organizador de la expedición que terminaría por descubrir el Río Amazonas.
Pero más allá de estos nombres de más notoriedad, la ciudad de Trujillo aportó muchos otros hombres a la empresa de la conquista de América. Muchos de ellos, nombres anónimos y humildes. Bastantes de los cuales, perecieron durante los viajes al nuevo continente o durante la conquista. Sin embargo, algunos de ellos sí que pudieron regresar a la tierra que los había visto nacer, convertidos en ricos indianos que se encargar on del florecimiento y embellecimiento de su ciudad natal. Trujillo pasa de los 5000 habitantes a principios de siglo XVI a más de 50.000 en 1528.
QUE VER EN TRUJILLO. RECORRIDO POR SU CENTRO HISTÓRICO.
Toda visita a Trujillo debe empezar en la Plaza Mayor, una de las más bonitas de las que se encuentran en España, y que se desarrolla a partir del crecimiento extramuros de la población. Se trata de una plaza de origen renacentista, jalonada de edificios señoriales de verdadero impacto y construida en un momento en que las grandes familias trujillanas pugnaban por hacerse un hueco en la Plaza Mayor y construir un palacio, a cual más bello.
Sin embargo, la primera mirada no se la lleva ningún edificio, si no la estatua ecuestre que domina la plaza i que se ha convertido en el emblema de la población. Se trata de la estatua a caballo de un Francisco Pizarro idealizado. Una obra de bronce que tiene un peso de 6500 kg y que es obra de un escultor estadounidense, Carlos Rumsey. La estatua queda por delante de la escalinata que sube a la parte alta de la plaza y que está dominada por la mole de la Iglesia de San Martín. Se trata de un templo imponente construido a partir del siglo XIV, de estilo predominantemente gótico pero con un interior repleto de piezas de épocas diversas, tales como una pila bautismal románica, unas verjas renacentistas o un órgano barroco. Ya en la plaza mayor nos damos cuenta que la totalidad de las atalayas de Trujillo han sido colonizadas por las cigüeñas. Un hecho este, que para los que venimos del Mediterráneo, encontramos especialmente pintoresco.
Aunque son muchos los edificios renacentistas que embellecen la Plaza Mayor de Trujillo, probablemente sean estos tres, los más bellos: el Palacio de los Duques de San Carlos, el Palacio de los Marqueses de Piedras Albas y el Palacio de los Marqueses de la Conquista.
Todos ellos se tratan de imponentes edificaciones en piedra, de estilo renacentista, y que datan del siglo XVI. Casas solariegas, de varios pisos, con puertas monumentales bellamente esculpidas, blasones de piedra esquineros y, a menudo, planta baja en forma de galería porticada. Todos ellos son edificios que nos remiten a la importancia histórica, pero también económica, de las familias que los habitaban.
El Palacio de los Duques de San Carlos era propiedad de los Vargas y Carvajal. No hay que perderse el maravilloso escudo familiar con el águila bicéfala. El Palacio de los Marqueses de Piedras Albas, destaca con tres bellos arcos corvanos y su crestería gótica.
Por su parte, el Palacio de los Marqueses de la Conquista es, probablemente el más escénico de todos, siendo conocido como el “Palacio del Escudo”. Se trata de un edificio construido sobre las casas de Gonzalo Pizarro, padre del Conquistador, cuya fachada orientada a la plaza Mayor está, también, porticada. Sus tres pisos están decorados con bonitas ventanas renacentistas, cada vez más pequeñas. Pero lo que más llama la atención es el balcón esquinero (en Trujillo hay varios) decorado al más puro estilo plateresco. Aquí podemos distinguir los alto relieves con los bustos de cuatro importantes personajes: Francisco Pizarro, Inés Huylas Yupanqui (princesa inca y esposa de Pizarro), Francisca Pizarro Yupanqui (hija de los anteriores y conocida como la primera mestiza de Perú) y Hernando Pizarro (hermano del conquistador de Perú). Sobre el balcón encontramos un bellísimo escudo, también esquinero. Se trata de un bajo relieve historiado donde encontramos escenas de tanta importancia histórica como la llegada de los barcos a Túmbez, las murallas de Cuzco o Atahualpa y los caciques incas. Fue esta la residencia de Hernando Pizarro y de la hija del conquistador, Francisca.
Tras la visita de la Plaza Mayor de Trujillo es momento de tomar la dirección que lleva hasta la alcazaba árabe. Tomamos la calle Ballesteros y pasamos por delante del Palacio de Santa Marta, antigua residencia de los Marqueses de Santa Marta y hoy reconvertido en un establecimiento hotelero con solera. Se trata de otro palacio renacentista que fue modificado en el siglo XVIII, de manera que hoy en día destaca por su portalada neoclásica.
Seguimos por la cuesta de la calle Ballesteros pasando por la Puerta de Santiago, adyacente a la iglesia homónima. Desde luego, será por puertas de piedra, casonas nobles e iglesias. Hay tanto que ver en Trujillo que vale la pena tomarse el paseo con cierta calma y sosiego, pues se trata de una ciudad verdaderamente monumental como pocas las hay en España. Esta puerta data de la época anterior al momento de máximo esplendor de la ciudad de Trujillo, pues fue mandada construir en el siglo XIII. Queda claro, al traspasar la puerta, lo que era la ciudad intramuros y la que creció con la expansión y prosperidad de la misma, ya en época de dominación cristiana.
Seguimos el recorrido por las murallas de Trujillo (formadas en realidad por varios círculos más o menos concéntricos) hasta llegar a la antigua Alcazaba, conocida también como el Castillo de Trujillo. Es este, sin duda, uno de los monumentos que hay que ver en Trujillo, pues se trata de una de las tres grandes alcazabas árabes puramente militares que se encuentran en la península ibérica (otra de ellas, la de Mérida, también hemos tenido la oportunidad de conocerla en este viaje).
Se trata de un edificio del siglo X cuya decoración brilla por su ausencia. Amplios muros, almenas y un aspecto fortificado que la hace creer inexpugnable es lo que tenemos ante nuestros ojos. Tenemos la oportunidad de visitar la Alcazaba desde donde se tienen unas vistas privilegiadas no solo de la ciudad de Trujillo, si no de toda la comarca. Nuestros ojos llegan hasta la Sierra de Gredos. Precioso.
Visitada la Alcazaba tomamos camino descendente, por la calle Mártires pasando por delante de la Casa Museo Pizarro que luce, encima de la puerta, el blasón familiar de los Pizarro y que hoy ha sido reconvertida en centro de interpretación de la Conquista de América.
No entramos en el museo pero si en nuestro próximo destino, otro de los monumentos que hay que ver en Trujillo y que es uno de los más evocadores. Se trata del Museo de Coria que está instalado en las que eran las antiguas dependencias del Convento de San Francisco el Real, del siglo XV, que era ocupado por la orden de las clarisas.
Actualmente se trata de la sede de la Fundación Xavier de Salas, a quien se debe su reconstrucción tras un periodo de completa ruina. Sus salas del sótano, que se encuentran en lo que era una de las torres de la antigua muralla, tratan también temas sobre la conquista de América. No es extraño, pues estamos en tierra de Conquistadores. Tanto el claustro del antiguo convento como la entrada al mismo, fruto de la reconversión de las ruinas de la antigua iglesia, que le dan un aspecto romántico sin parangón, son de una belleza excepcional que lo convierten en uno de los puntos que nadie debe perderse en Trujillo.
Enseguida llegamos a la que, para nosotros, es la más bella iglesia de Trujillo. Se trata de Santa María la Mayor, que en realidad es la principal iglesia intramuros, pues San Martín, en la Plaza Mayor, se encuentra situada en la ciudad extramuros. Se trata de un templo tardorománico originario del siglo XIII pero con bastantes variaciones en los posteriores, como atestiguan sus bóvedas de crucería, por ejemplo. El retablo mayor es, sin duda, una de las grandes joyas de Trujillo. Data de finales del siglo XV y es una obra de Fernando Gallego (aunque algunos datos hablan de que fue realizado en colaboración con el maestro Bartolomé), uno de los pintores más importantes del estilo hispano flamenco y que tiene como fuente de inspiración, el magnífico retablo de la Catedral Vieja de Salamanca, obra de Dello Delli. En la iglesia de Santa María podemos observar, también, varios sepulcros de importantes nobles de la ciudad de Trujillo, como atestiguan los múltiples blasones que encontramos en el mismo templo.
Justo delante de la iglesia, encontramos varias casas notables, como la Casa de Francisco de Orellana, convertida hoy en hotel boutique, la esquinera Casa de los Chaves-Calderón (con un balcón esquinero renacentista, excepcional) y, enfrente, la Casa de los Rol Zárate y Zúñiga (otra casa solariega que es conocida como Casa de las Palomas, por las tórtolas existentes en el escudo familiar).
Nuestro siguiente destino se encuentra a menos de tres minutos. Se trata de la antigua Alberca. Se trata de unos baños públicos que podrían tener su origen en la época romana y que recogían el agua de la lluvia. Esta suerte de piscina sigue siendo utilizada por los chiquillos para, en verano, refrescarse tirándose al agua desde su borde. Sus dimensiones son considerables, pues la alberca tiene una profundidad, ni más ni menos, que de 14 metros, que fueron excavados directamente en la roca. La escalera, que permite bajar hasta el nivel del agua y limpiar la alberca, data de una fecha posterior: del siglo XV.
Dejamos atrás la alberca para salir a la ciudad extramuros por otra de las puertas de las antiguas murallas de la ciudad de Trujillo: la puerta de San Andrés.
Ya de camino a la Plaza Mayor nos espera otro de los monumentos que hay que ver en Trujillo. Se trata del Palacio Juan Pizarro de Orellano, que fue también Antiguo Ayuntamiento y Palacio de Justicia, entre otras funciones, i que ha desarrollado a lo largo de la historia. Se trata de otro palacio renacentista del que solo tendremos la oportunidad de conocer su fachada. Era propiedad de otro de los protagonistas de la conquista del Perú, Juan Pizarro de Orellano. Como digo, no podemos disfrutar de su claustro pero si de su maravillosa fachada, con una bellísima galería adintelada o logia, que queda por encima de la portalada porticada. La historia explica que en esta residencia se hospedó Miguel de Cervantes, durante una de sus visitas a la ciudad de Trujillo.
Volvemos a la Plaza Mayor para terminar nuestra visita a Trujillo. Desde luego, una ciudad que nos ha parecido entre las más bonitas que hemos tenido la oportunidad de conocer nunca.
Comentarios:
19 comentarios en “Qué ver en TRUJILLO. Visita a uno de las más bellas ciudades de España.”
Hace unos cuantos que fui, me acuerdo de un restaurante en la plaza o cerca, en el que comimos estupendamente!!!
No me extraña! La verdad es que la cocina extremeña está riquísima.
Nunca he ido pero es una ciudad muy bonita la verdad!
La verdad es que fue una auténtica sorpresa. Preciosa es poco!
Me encanta Trujillo, es uno de los lugares más bonitos de España. Gracias por recordármelo.
Gran artículo que envejece bien con el tiempo. Muy completo para hacer turismo por Trujillo, ¡enhorabuena!
La próxima vez os esperamos en Casa Rural Turgalium,para seguir descubriendo las maravillas de la zona.