Quizá sea París la ciudad del mundo entero más reconocible a través de sus fotografías. Bien pocos fallarán en situar en París obras tan conocidas de la historia de la arquitectura y el arte como el Arco del Triunfo, la Catedral de Notre Dame, la Torre Eifel, la Gioconda o la Venus de Milo.
Y de este asunto trata precisamente este post. De aquellos monumentos imprescindibles de París, aquellos que han hecho de ella la ciudad más turística de Europa y que nadie debe perderse en una primera visita a la ciudad gala. Grandes monumentos, ilustres museos, bonitos parques, monumentales iglesias, entrañables y bohemias plazas o alguno de los teatros más conocidos de Europa forman parte de esta lista de lugares imprescindibles que hay que ver en París.
No hay que olvidar, por cierto, que gran parte de París, incluidos la Torre Eiffel y el Museo del Louvre, estan incluidos dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad desde 1991, con la denominación «París, orillas del Sena».
QUE VER EN PARÍS EN 10 VISITAS.
TORRE EIFFEL
¿hay alguien en Europa que no sitúe la Torre Eiffel en París? La torre toma el nombre de Gustave Eiffel, su constructor. Sin embrago, son menos los que saben que el diseño del proyecto de la que es producto del genio de Maurice Koechlin y Émile Nouguier y que, en un primer momento, era conocida como Torre de los 300 metros.
La torre fue construida con la intención de ser una de las estructuras estrella de la Exposición Universal de 1889. La Torre, que recibió bastantes críticas negativas por algunos de los más celebres artistas de la época, fue una de las grandes estrellas de la Exposición Universal, con millones de visitantes dispuestos a conocer París desde las alturas. De esta manera, no tardó en convertirse en uno de los monumentos más significativos de París. La Torre Eiffel se mantuvo en primer lugar del ranking de construcciones más altas del mundo durante más de 40 años, hasta que el 1930 se inaugura el edificio Chrysler de Nueva York.
Pese a ello, la popularidad de la Torre Eiffel decreció tras la Exposición Universal, lo que conllevó un paulatino descenso en la venta de entradas. No son pocas las voces que hablaban de demoler la torre, aunque finalmente se aseguró su continuidad. Y es a partir de la segunda mitad del siglo XX, con el advenimiento del turismo internacional de masas, cuando la Torre Eiffel se convierte en el objeto de deseo de millones de turistas del mundo entero, que año tras año acuden a París deseosos de subir a su cima.
Actualmente, más de 7 millones de turistas visitan (suben) a la Torre Eiffel, que se ha convertido en el monumento que cobra entrada más visitado del mundo entero.
MUSEO DEL LOUVRE
Nadie puede dudar de que el Louvre es el gran museo que hay que ver en París. Si se dispone de más tiempo, habrá otros museos que ver en París. Pero si la estancia en la capital gala es demasiado corta, el Louvre debe ser una de las visitas imprescindibles que el viajero no debe perderse. Quizá sea este el más extraordinario de los museos del mundo (en clara competencia con el British de Londres y el Metropolitan de Nueva York).
Y es que entre las mejores obras del Museo Louvre se encuentran representadas la práctica totalidad de las distintas disciplinas artísticas y épocas de la historia del arte. Desde las grandes esculturas clásicas, a pintura de todas las épocas o artes aplicadas diversas.
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Algunas de las obras de arte expuestas en el Louvre forman parte de las 100 obras de arte más famosas de la historia: la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, la Gioconda, el Código de Hammurabi o La libertad guiando al pueblo, son solo algunos ejemplos.
CATEDRAL DE NOTRE DAME
Quizá sea esta una de las catedrales más bonitas del mundo y también, una de las más conocidas. Formaba parte del corazón gótico de la París Medieval, una ciudad de estrechas calles y angostos callejones, desaparecidos hoy por completo.
Con la abertura de la plaza que queda por delante de la fachada occidental, Notre Dame ganó en monumentalidad, de manera que se ha convertido en otra de las visitas imprescindibles de París.
Construida a partir del siglo XII y dedicada a la Virgen María, la Catedral de París tienen en la Basílica de Sant Denís (considerada la primera gran obra del gótico mundial), uno de sus modelos más cercanos. Con cinco naves, Notre Dame de París, es un auténtico prodigio de luminosidad. Parte de este efecto se consigue gracias a su precioso rosetón occidental y su galería de vidrieras que se sitúan por encima del triforio. Una de las vistas que hay que ver en París es la de la ciudad a orillas del Sena desde las Torre de Notre Dame. Desde allí, se podrá conocer también, algunas de las quimeras y gárgolas más famosas de la historia, situadas en el estrecho pasillo que se sitúa entre ambas torres catedralicias, a 46 metros de altura sobre el nivel de la plaza.
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PANTEÓN DE PARÍS
El Panteón de París es uno de los edificios más monumentales de París. Localizado en una pequeña colina en el Barrio Latino, la cúpula de este edificio neoclásico de la segunda mitad del siglo XVIII es visible desde gran parte de la capital gala.
Aunque fue diseñado para albergar una iglesia, el advenimiento de la República, tras la Revolución francesa, convirtió el edificio en lugar de reposo para algunos de los más ilustres ciudadanos franceses de la historia, como Victor Hugo, Rousseau o Voltaire.
JARDINES DE LUXEMBURGO
Son varios los paseos que se pueden disfrutar en París, una ciudad bastante dada a ellos. Muchos son urbanos, pero algunos, se localizan en sus frondosos parques. Quizá uno de los más interesantes jardines de París son los llamados Jardines de Luxemburgo, situados enfrente del Palacio de Luxemburgo, que es la sede del senado francés.
Estas 22 hectáreas de bosques y jardines es una de las zonas más apreciadas por los franceses, a los que en los días soleados a partir de primavera y, en particular, durante los fines de semana, suelen volcarse en familia.
En los Jardines de Luxemburgo se disponen estatuas, esculturas, un pequeño estanque apto para navegar, elegantes zonas con parterres o espacios para los juegos infantiles. El Jardín se encuentra a menos de 10 minutos a pie del Pantheon, de manera que no es mala idea darse un paseo relajante por esta zona después de conocer el lugar de reposo de alguno de los más importantes personajes de la historia de Francia.
SAGRADO CORAZÓN
La silueta del Sagrado Corazón de París, recortando el cielo parisino con sus cúpulas neobizantinas es otra de las imágenes más icónicas de la ciudad y que nadie debe perderse. Se trata de una iglesia de finales de siglo XIX (y terminada en 1914) situada en lo alto del promontorio de Montmartre, uno de los barrios más entrañables de París.
Para subir hasta el Sagrado Corazón se pueden utilizar los servicios del funicular de Montmartre que parte desde la base de la colina o hacer el trayecto a pie, subiendo por las escénicas escaleras. Las visitas de París desde lo alto de la colina son excepcionales. Desde el mirador pueden reconocerse la mayoría de grandes templos y monumentos que hay que ver en París.
El Sagrado Corazón de París tiene planta de cruz griega y estatus de Basílica Menor. El motivo de construcción inicial fue el de honrar a los franceses que perecieron en las guerras franco-prusianas y las obras se realizaron, prácticamente en su totalidad, gracias al dinero obtenido en colectas públicas.
En este post hablamos de qué ver en Montmartre. No te lo pierdas!
PLAZA DEL TERTRE
Bien cerca del Sagrado Corazón, encontramos la bohemia y turística Plaza du Tertre. O como, a menudo, es conocida, la Plaza de los pintores. El motivo no es otro que en esta pequeña plaza de Montmartre se ubican decenas de artistas con el interés de vender su mercancía al turista. Algunos de ellos pintan in situ su obra. Los estilos aquí representados son diversos, desde el retrato hasta el paisajismo o el arte abstracto. Es esta zona de Montmartre, una de las más agradables para el paseo.
OPERA GARNIER
La Ópera Garnier o Palacio Garnier es uno de los grandes templos de la lírica mundial. De estilo neobarroco, el Teatro de la Ópera recibe el nombre de su diseñador, Charles Garnier, quien recibió el encargo de construir un nuevo gran teatro por orden de Napoleón III.
El interior de la ópera corresponde al estilo neobarroco imperante en este tipo de teatros, tan común en Centroeuropa. Paseando entre alguna de las salas de la Ópera Garnier, uno podría llegar a dudar si se encuentra en un teatro o en el mismísimo Versalles. Escaleras monumentales, dorados por doquier, imperiales columnas o techos pintados al fresco con sumo esmero son algunas de sus credenciales. Por no hablar, desde luego, de la bellísima Sala de Conciertos, que nada tiene que envidiar a la Ópera de Budapest o la de Viena.
ARCO DEL TRIUNFO
Es curioso porque la historia de los arcos del triunfo se remonta a la antigüedad clásica y, en concreto, a la época romana. Sin embargo, para no pocos occidentales, el Arco del Triunfo más famoso es el de París.
Situada en la Plaza de l’Etoille (la estrella), el Arco del Triunfo de París es un monumento neoclásico construido durante el primer tercio del siglo XIX. Fue mandado construir, por orden de Napoleón Bonaparte, para conmemorar la victoria en la batalla de Austerlitz, una de las más importantes de Napoleón, donde derrotó a los imperios ruso y austríaco.
El Arco del Triunfo de París se encuentra en la Plaza de l’Etoile, en plenos Campos Elisios, y a medio camino entre la Plaza de la Concordia y el Arco de la Defensa. Tiene unos 50 metros de altura, lo que permite obtener, desde su cima, una de las vistas más extraordinarias de la ciudad de Paris. A los pies del Arco del Triunfo se encuentra la Tumba del soldado desconocido, donde una llama eterna recuerda a los franceses que han perecido en arco de guerra defendiendo la patria.
MUSEO DE ORSAY
París y la pintura han ido de la mano desde hace más de 500 años. Sin embargo, si un estilo pictórico se relaciona especialmente con París, este es el Impresionismo. Es por esto, que el Museo de Orsay, que se ubica en las dependencias de la antigua estación de Orsay, es también una de las visitas imprescindibles de París.
Conocido también con el sobrenombre de El museo de los Impresionistas, en el Museo de Orsay encontramos algunas de las obras más célebres de Gauguin, Cezanne, Van Gogh o Renoir, por ejemplo. Sin embargo, esta pinacoteca no se acota, únicamente, a la pintura impresionista, si no que presenta obra pictórica a partir de 1848, de manera que autores como Courbet, Delacroix o Millet están también ampliamente representados.
Y con el Museo de Orsay os dejo con esta lista de los 10 monumentos, jardines o museos que hay que ver en París. Una lista que queda cortísima, como he dicho, pues Paris es, junto a Londres, la ciudad europea más monumental y que requiere de más días para ser visitada con un mínimo de profundidad.