Hay muchos más monumentos que ver en Padua (o Padova, como se conoce en italiano) que la Basílica del Santo, que es uno de los lugares de peregrinación más importantes del mundo católico. Sin embargo, mi primera visita a esta ciudad, hace ya 22 años, se limitó a la visita de dicha basílica y a la de la maravillosa Capilla de los Scrovegni. Son estos dos, los únicos hitos que, de forma casi única, visitan la gran mayoría de viajeros que anualmente se acercan a Padua. Y esto es verdaderamente una pena, pues Padua es una ciudad encantadora y con un buen número de plazas, monumentos y museos que vale la pena disfrutar en calma.
Es por esto, que esta vez le dediqué casi un día entero a esta ciudad que es una de las poblaciones con más kilómetros lineales de soportales de toda Italia. Muchos son los monumentos que hay que ver en Padua pero dos son los inconvenientes. El primero, que la Universidad de Padova (donde no debería dejar de visitarse su precioso teatro anatómico) no abre los domingos (el día en que realicé la visita). El segundo, que la capilla de los Scrovegni, verdadera obra maestra del gótico y fruto del genio de Giotto, requiere de reserva previa para poder ser visitada. Yo no he sido precavido y cuando a las 10 de la mañana me he plantado delante de la taquilla de la capilla me han informado que no había billetes disponibles hasta el día siguiente.
Padua, en la región italiana del Véneto y a pocos kilómetros de Venecia, es una ciudad mediana de algo más de 200.000 habitantes. Pocos vestigios quedan de su época romana, cuando era conocida como Patavium. Sin embargo, sus mayores momentos de gloria sucedieron entre los siglos XIV y XV.
En aquellos momentos, la Universidad de Padua ya se había posicionado como una de las más importantes y prestigiosas del mundo entero. Su fundación en 1222 la convierte también en una de las más antiguas. Algunos de los mejores artistas del momento como Donatello, Mantegna o Sansovino trabajaron en Padua.
Sin embargo, fue el franciscano portugués Antonio quien dio fama mundial a esta ciudad italiana. Junto a Francisco de Asís, son dos de los santos más populares entre la orden franciscana. San Antonio predicó, sobretodo, en el sur de Francia y en el Norte de Italia, estableciéndose en Padua, ciudad en la que fallecería cuando solo tenía 35 años de edad. Poco tardaron en atribuir milagros varios al fraile en cuestión, de manera que en menos de un año (352 días), Antonio subió a los altares. En aquel momento fue el santo que menos tiempo había requerido para ser proclamado como tal, aunque en el mismo siglo san Pedro Mártir de Verona batió su record, con solo 337 días.
Desde entonces, la veneración del santo no dejó de crecer, convirtiéndose la ciudad y su lugar de reposo en uno de los lugares de peregrinación más importantes del mundo católico.
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QUÉ VER EN PADUA EN 1 DÍA.
Como dije, no es solo la Basílica de San Antonio lo que hay que visitar en Padua. La ciudad tiene suficientes atractivos como para que su visita merezca de un día entero. Incluso, en Padua se localiza un monumento (un jardín, en realidad) que forma parte del Patrimonio de la Humanidad.
PIAZZA DELLE ERBE Y PIAZZA DELLA FRUTA
Son varias las plazas de carácter monumental que hay que ver en Padua. Dos de ellas están contiguas y separadas, en realidad, por un único y magnífico edificio, el Palazzo della Ragione. Estamos hablando de las plazas delle erbe y della fruta. Es decir, de las hierbas y de las frutas, lo que da entender el carácter de mercado que, desde hace siglos, han tenido estas dos plazas.
El Palazzo de la Raggione (es decir, de la razón) se edificó a partir de 1218, aunque las modificaciones posteriores se sucedieron a lo largo del tiempo. Sus dimensiones llaman mucho la atención y su diseño también, con un primer piso donde descansa una galería porticada a la que se llegaba por alguna de las dos escaleras que tiene el edificio.
El Salón interior es realmente de impresión. No solo por su tamaño, en una única sala de 81 metros de largo por 27 de anchura, si no por sus más de 200 metros de frescos que rodean por completo la estancia. Se trata de un conjunto de frescos de mediados del siglo XV. Por desgracia, nada queda de los originales, algo anteriores y atribuidos a Giotto, pues fueron destruidos por el fuego en 1420.
Otros palacios rodean las plazas de las hierbas y de la fruta, como el Palazzo degli Anziani, del siglo XIII. Impresionante es también la Torre degli Anziani, de 1215.
PIAZZA DEL DUOMO. CATEDRAL Y BAPTISTERIO.
En esta plaza encontramos la Catedral de Padua y, sobretodo, otro de los grandes monumentos que hay que ver en Padua y que podría pasar desapercibido: su maravilloso baptisterio. Se sabe de la existencia de un templo católico en esta localización desde principios del siglo IV, aunque la catedral actual correspondería al siglo XVI. Se trata de un templo renacentista que, desde luego, no es de los más bellos que hemos conocido. Todo lo contrario que el baptisterio, que es una auténtica maravilla. Está dedicado a San Juan Bautista y corresponde a un diseño del siglo XIV.
Exteriormente está construido con el mismo ladrillo terroso que la fachada de la catedral. Pero lo que lo hace espléndido es el ciclo de frescos, obra de Giusto dei Menabuoi, que decora por completo el interior del monumento y que narra parte de la vida de San Juan Bautista y de la vida y Pasión de Cristo.
A la derecha de la plaza de la Catedral (mirando a la misma) se localiza otro edificio monumental, el Palacio del Monte de Piedad, del siglo XVI, del que no se puede visitar su interior. Varias terrazas situadas en la zona opuesta a la catedral permiten realizan un descanso antes de seguir con el recorrido por Padua.
PIAZZA DEI SIGNORI
Otra de las más monumentales plazas que se pueden visitar en Padua y donde encontramos un monumento y un edificio que vale la pena conocer. Empezamos por el reloj astronómico de Padua, que aunque no es tan famoso como el de Praga es, incluso, más antiguo que aquel, pues data de 1344. Si queréis conocer algunos de los relojes astronómicos más bonitos del mundo os recomiendo este artículo.
Mirando al reloj, a mano izquierda, encontramos un edificio que es conocido como la Logia de la Gran Guardia o del Consejo. Es un edificio renacentista que fue edificado como sede del Consejo, a partir de 1496. Su visita es gratuita y vale la pena, pues el conjunto de frescos de su primer piso, obra de Pier Antonio Torri, son de impresión. Además, la visita es gratuita. Lo que sí que afea algo el edificio es que en esta primera planta se celebran exposiciones, como la actual que está dedicada a juguetes antiguos, que tapan algo el conjunto pictórico. La plaza se cierra por el flanco opuesto con la Iglesia de San Clemente.
Ambos lados de la plaza son, como muchos de los callejones de la población, porticados. Algo que se agradece en días algo lluviosos, como el que hemos tenido durante nuestra visita a Padua.
BASÍLICA DEL SANTO
Desde luego, la Basílica del Santo es el gran monumento que motiva la llegada de la inmensa mayoría de visitantes que acuden año tras año a la ciudad. Incluso por encima de la Capilla de los Scrovegni, auténtica obra maestra del gótico, o del Jardín botánico, espacio incluido dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad.
En la basílica se honra la figura de San Antonio, uno de los santos más importantes del Cristianismo y que sigue ostentando la segunda plaza en lo que se refiere a rapidez en ser elevado a los altares. Aquí se encuentra enterrado el Santo, uno de los más venerados del mundo y que convierte a la ciudad en una de las mecas de la peregrinación mundial.
El templo se edificó a partir de 1238. Tiene una original fachada gótica construida en ladrillo, con una curiosa galería corrida con múltiples arcos apuntados. La fachada termina en una suerte de frontón triangular donde se disponen arcuaciones ciegas, con dos ventanas geminadas y un rosetón central. Varias cúpulas le dan un cierto aire bizantino.
El interior de la Basílica de San Antonio es fastuoso. Particularmente en la zona más oriental de la misma, a medida que te acercas a la girola. Existe una ruta de peregrinación interior que es seguida por cientos de miles de devotos, años tras año. Nosotros nos conformamos en dar una vuelta por la iglesia y entrar en la capilla lateral (al norte de la basílica) donde está enterrado el Santo. La Basílica de San Antonio dispone también de tres claustros, por los que se puede pasear libremente. En los alrededores de la Basílica de San Antonio de Padua podemos encontrar algunas tiendas donde se vende material religioso. En particular, pequeñas estatuas del franciscano.
JARDÍN BOTÁNICO
El Jardín Botánico de Padua se localiza en pleno centro histórico, a cinco minutos escasos de la Basílica del Santo. No se trata del mayor de los jardines botánicos que hemos tenido la oportunidad de conocer ni tampoco del más espectacular. Sin embargo es el más antiguo de los jardines botánicos universitarios que siguen en pie, pues data de 1545. Este motivo ha sido suficiente para que el Jardín botánico de Padua haya sido incluido dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad.
Aunque el día ha sido lluvioso, a primera hora de la tarde el cielo parece abrirse de manera que aprovechamos para visitarlo. El jardín está dividido en secciones donde se localizan las distintas colecciones botánicas. Los cartelitos están escritos a mano, como correspondería a un jardín botánico de antaño. Podemos encontrar distintos tipos de plantas, como algunas acuáticas, medicinales, insectívoras o medicinales. No más de 30 minutos son suficientes para recorrer el jardín a no ser que uno sea un experto en la materia o pretenda serlo.
El jardín tendrá su mérito, particularmente si tenemos en cuenta los casi cinco siglos de existencia pero, como he comentado, no es de los más espectaculares que hemos visto.
Y LAS VISITAS QUE NO PUDE REALIZAR Y QUE MERECEN SER CONOCIDAS: LA CAPILLA DE LOS SCROVEGNI Y LA UNIVERSIDAD DE PADUA.
Dos son las visitas que se nos quedaron en el tintero. Y las dos, a sabiendas. La verdad es que la visita de Padua no la habíamos preparado especialmente, de manera que no reservamos con antelación la visita a la Capilla de los Scrovegni. La reserva es casi obligatoria para asegurarse la visita, que se realiza en pequeños grupos. Sabíamos también que tampoco sería posible visitar la Universidad de Padua y, en concreto, el famoso teatro anatómico. Una pena, pero las visitas se restringen a los días laborables y nosotros hemos visitado Padua en domingo.
Comentar solamente que en la Capilla de los Scrovegni se pueden admirar uno de los conjuntos de frescos más importantes de la historia del arte. Corresponden al gótico y su autor fue Giotto di Bondone. La capilla, que en realidad se llama Capilla de Santa María de la Caridad, fue erigida a principios del siglo XIV. Fue Enrico Scrovegni quien mandó construir la misma con la misión de expiar los pecados de su padre, un conocido usurero del siglo XIII. Curiosamente pude visitar la capilla hace más de 20 años sin reserva alguna. La popularidad de la misma, la democratización del turismo y las necesarias medidas de conservación (se permite la entrada a grupos de 20 personas) han convertido la visita a la Capilla de los Scrovegni en misión casi imposible si no se dispone de reserva propia.
La Universidad de Padua es la segunda visita que no pudimos realizar. Se trata de una de las más antiguas universidades del mundo pues su fundación data de 1222. Su sede principal se localiza en el Palacio de Bo, desde 1539. Como curiosidad, comentar que fue la de Padua la primera Universidad en titular a una mujer. Fue en 1678, y la veneciana Elena Cornaro Piscopia fue quien tuvo este honor.
Más allá de poder visitar algunas de las dependencias de la Universidad, lo que más nos hubiera gustado es poder acceder al Teatro Anatómico de Padua, uno de los más famosos del mundo (hemos podido conocer los de Bolonia o Barcelona, por ejemplo). Se trata del más antiguo Teatro Anatómico de Europa y fue construido en 1595. En el teatro, los alumnos podían aprender las técnicas de disección así como los distintos órganos del cuerpo humano que era diseccionado por el catedrático de anatomía.
Desde luego, el Teatro Anatómico es uno de los edificios que hay que ver en Padua, de manera que tendremos que darle una tercera oportunidad a la ciudad para poder conocerlo.
Y con esto termina nuestra revisión de Padua, la ciudad donde está enterrado San Antonio, gran centro de peregrinaje del Cristianismo, pero además, una ciudad con muchísimo interés que merece la visita de un día entero.