Noto, una pequeña población del sureste de Sicilia, supone una de las visitas más interesantes de la isla. Ello es debido a que esta villa, de poco menos de veinticinco mil habitantes, es la que presta el nombre al Valle de Noto. Con esta denominación, en 2002 la Unesco incluyó al valle en la lista del Patrimonio de la Humanidad gracias a la gran densidad de obras maestras del barroco tardío que se localizan en un puñado de poblaciones que tienen como a epicentro a la ciudad de Noto.
Son 8 las ciudades incluidas en esta denominación genérica de Barroco tardío del Valle de Noto: Caltagirone, Militello, Val Di Catania, Catania, Modica, Noto, Palazzolo, Ragusa y Scicli. De ellas tendremos la posibilidad de conocer dos: Catania y Noto. Más allá de los enormes vestigios romanos y griegos que atesora la isla, Noto, con su esplendoroso barroco, es otra de las ciudades que hay que ver en Sicilia.
QUÉ VER EN NOTO. UN RECORRIDO POR EL CORSO VITTORIO EMANUELLE.
Llegamos a Noto procedentes de Siracusa, la bellísima ciudad de origen griego en la que hemos pernoctado. El trayecto es corto, de manera que en media hora hemos aparcado el coche cerca de la Porta Reale, que dará inicio a nuestro recorrido. La ciudad de Noto fue reconstruida enteramente tras ser devastada por un terremoto en 1693. En cierta manera hubo que reconstruirse de la nada una población que había sido reducida a escombros. De ahí la uniformidad estilística que hallaremos en Noto.
El itinerario que nos dará a conocer el barroco de la población de Noto se circunscribe, prácticamente de forma única, a una sola calle, el Corso Vittorio Emanuele, que a lo largo de aproximadamente un kilómetro está jalonada de un buen número de palacios e iglesias barrocas.
La Porta Reale supone el inicio del trayecto y enmarca el Corso Vittorio Emanuele desde su lado este. La puerta está construida a modo de arco del triunfo. Sin embargo no es una obra de época clásica, pues fue construido a partir de 1838 con motivo de la llegada a Noto del monarca Fernando II de Borbón, rey de las dos Sicilias. Con solo adentrarnos unos pasos en la vía principal de Noto nos damos cuenta que la ciudad reluce. Al menos, por lo que hace referencia al centro histórico, algo que la diferencia bastante de otras urbes sicilianas cuyos centros históricos requieren de una urgentísima campaña de restauración (y otra campaña de civismo dirigida a los conciudadanos de dichas poblaciones que no dudan en pintar con grafitis todo tipo de paredes y lugares históricos).
Enseguida nos encontramos, a mano derecha y al lado de la bonita Plaza de la Inmaculada, la iglesia del Santissímo Salvatore, uno de los edificios barrocos con un interior más suntuoso y que ha sido rehabilitado hace pocos años. Nos ofrecen subir, por un pequeño precio, al primer piso donde nos explican que se puede disfrutar de una bella vista de la ciudad. Sin embargo, nos esperaremos a subir al campanario de San Carlos, la mejor atalaya sobre la barroca Noto.
Estos primeros metros por el Corso Vittorio Emanuele nos sirven para darnos cuenta de la uniformidad estilística de la ciudad, construida enteramente en piedra.
Poco más allá nos encontramos, en lo alto de una bonita escalinata, otro templo barroco: San Francisco de Asís, de principios de siglo XVIII. Se trata de un edificio de planta única cuyo interior es menos ostentoso que el de la iglesia del Santissímo Salvatore.
Unos pasos más allá, siempre caminando en dirección oeste llegamos a la más importante plaza de la barroca Noto: la plaza del Municipio. Dos son los edificios que jalonan dicha plaza: al norte, la monumental catedral de San Nicoló y al sur, el Palacio Ducezio.
Al acercarnos a la plaza nos damos cuenta que hay especial movimiento en ella. Por lo visto se está filmando una película en la ciudad y la plaza está más o menos cortada a los transeúntes. La bella Noto es plató habitual de series y películas por lo que para visitar la Catedral de la ciudad deberemos dar un pequeño rodeo y entrar por una de sus puertas laterales.
Construida en lo alto de una escalinata barroca, la Catedral de San Nicoló es el gran templo de Noto. Aunque se trata de una construcción del primer tercio del siglo XVIII, hasta en tres ocasiones ha tenido que reconstruirse. Solo un milagro evitó que ninguna víctima sucumbiera al desplome de su cúpula acaecido el 13 de marzo de 1996. Las imágenes de la época así lo atestiguan. La Catedral ha estado en obras durante varios lustros pero, una vez reconstruida por tercera vez a principios de siglo XXI, ahora luce más que nunca.
Desde lo alto de la escalinata de entrada tenemos una vista preciosa del palacio Ducezio, que queda justo enfrente del gran templo y que es la sede del ayuntamiento. Por desgracia, no podemos entrar al mismo por estar la plaza cerrada. Sin embargo, nos aseguran que su interior es merecedor de una visita.
Es este un buen momento para darnos un pequeño descanso. El calor es acuciante y preferimos tomar un refresco antes de seguir con nuestra visita por el barroco de Noto. Acompañamos el refrigerio con una arancina, uno de los manjares más populares de Sicilia y que puede degustarse ya sea durante el almuerzo o como tentempié. Se trata de una bola de arroz rellena de carne, pistacho u otro ingrediente y rebozada. La verdad es que está deliciosa y no será la única que degustemos durante este viaje a Sicilia.
Tras tomar un poco de aire nos acercamos hasta la cercana Iglesia de San Carlo al Corso, otro de los distintos templos barrocos de la ciudad. Hay que comentar que más allá de entrar en las distintas iglesias no hay que perder detalle con las fachadas de las distintas mansiones y palacios que jalonan el Corso Vittorio Emanuele, la mayoría de ellos privados y que no permiten su visita interior.
La iglesia de San Carlo al Corso está dedicada a San Carlos Borromeo y es la iglesia de los Jesuitas de Noto. El templo primitivo fue destruido por completo durante el terremoto de 1693 por lo que la nueva iglesia fue construida en el estilo barroco imperante en la Noto del siglo XVIII. En el interior, de tres naves, destacan los bellos frescos obra de Constantino Carasi. Sin embargo, esta iglesia es especialmente interesante porque permite ascender hasta su campanario a fin de disfrutar de las más bellas vistas sobre la Noto, la gran ciudad del barroco siciliano.
Casi que nos acercamos ya al final del recorrido por el Corso Vittorio Emanuele. En pocos minutos llegamos a otra de las más bellas plazas de la población, la plaza XVI de Mayo, donde se localizan dos de los últimos edificios notables que tenemos la intención de visitar en Noto. Al norte, la barroca iglesia de los Dominicos y al sur, el Teatro Comunal Vittorio Emanuele III.
Tanto la iglesia de los dominicos como el monasterio adjunto son obras de Rosario Gagliardi de principios de siglo XVIII y son, una vez más, un excelente testimonio del barroco siciliano, que le ha valido a la ciudad dar nombre a la denominación Barroco del Valle de Noto, incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
La fachada de la iglesia está edificada en dos ordenes superpuestos. El inferior, con columnas dóricas, y el superior, con columnas jónicas. La iglesia de los dominicos de Noto tiene planta de cruz griega y cinco cúpulas. Un chico en la entrada nos explica que la iglesia funciona actualmente como sala de exposiciones. El interior es más austero que en otras construcciones barrocas que hemos tenido la oportunidad de visitar. Quizá lo más interesante de la iglesia es el video que muestra el colapso que sufrió la cúpula de la catedral en 1996 y de la que ya hemos hablado.
Justo enfrente de la iglesia de los dominicos, al otro lado del corso, se localiza el teatro Vittorio Emanuele III. Sin embargo, tampoco tenemos la posibilidad de entrar al teatro pues forma también parte del enorme plató cinematográfico con que se ha convertido la población de Noto durante estos días.
Y así termina nuestra imprescindible visita a Noto, capital del barroco de Sicilia, y una de las poblaciones más interesantes que hay que ver en Sicilia.
Comentarios:
15 comentarios en “NOTO. El esplendor del barroco en Sicilia, Patrimonio de la Humanidad.”
Un post muy luminoso con esas fotos… y que me ha hecho ver que tengo que volver a Sicilia, porque este lugar lo pasé por alto!!!
Allí estará! Seguro que no se muevo. Yo también espero volver algún día. Está cerquita y nos quedaron demasiadas cosas por ver.
Oh, un lugar de Sicilia que no conozco… pero si conozco los arancini, y soy super fan. (De nuevo pregunto…¿y dónde está la gente? Supongo que el calor les tenía encerrados en casa?)
jejeje, muy buenos los arancini. Anteayer los vi en un mercado de Barcelona! Ahí estaba la gente; algo escondida en las horas de más sol, pero la verdad es que turismo tampoco había mucho.
Pues reconozco que no había oído hablar de Noto, me ha gustado mucho el recorrido y bien merece una visita.
Cómo me está gustando Sicilia! Esperando qué me descubrirás en el siguiente post 😉
Abrazos!!!
Pues vale mucho la pena. Es una ciudad muy fácil de recorrer y, además, tiene buenas playitas a pocos kilómetros, que fue nuestro próximo destino… ni que fuera para pasar 2 o 3 horitas de relax playero…
Un beso, Maruxaina!