La Costa Azul francesa es una de las regiones europeas más asociadas al glamour y al arte del buen vivir. Ciudades como Niza, Saint Tropez, Cannes o Montecarlo son, prácticamente, sinónimo de lujo. Es por ello que la Costa Azul, también conocida como Riviera Francesa, se convierte año tras año en uno de los destinos más deseados por viajeros de todo el mundo.
Y, dado que no todos tenemos la posibilidad de desplazarnos en un yate de 20 metros de eslora para atracarlo sucesivamente en los distintos puertos de la Costa Azul, la mayoría nos conformaremos en poder disfrutar de los mismos paisajes (aunque no de los mismos hoteles) que gran parte de la jet set europea.
En este post os contaré qué ver en la Costa Azul en 3 días, a raíz de un viaje que tuvimos la oportunidad de realizar hace año y medio y del que ya os conté algo en su momento. La mayoría, como no puede ser de otra forma, serán poblaciones del bello litoral francés. Pero alguna de ellas, será alguna villa de interior que nos parece, también, de imprescindible visita.
DÓNDE DORMIR EN LA COSTA AZUL
Niza es la gran ciudad de la Costa Azul y el mejor lugar donde pernoctar a fin de poder visitar los lugares más importantes que hay que ver en la Costa Azul. Os dejo un hotel que nos encantó (la segunda vez que visitamos Niza, porque en la primera dormimos en un hotel Low Cost…).
QUÉ VER LA COSTA AZUL. 6 VISITAS QUE NO TE DEBES PERDER
1. NIZA
En cierta manera, Niza es la capital de la Costa Azul y la ciudad que tiene el aeropuerto más importante de la región. Es por ello que normalmente supone la entrada a la Riviera Francesa para todos los viajeros que llegan en avión.
Es Niza una de las ciudades más interesantes y vitales de Francia. Aunque un día puede ser suficiente para visitar gran parte de la ciudad, probablemente no lo sea para conocerla profundamente, habida cuenta de la gran oferta cultura de la que hace gala.
Quizá sea su paseo marítimo, el Promenade des Anglais, el bulevar más famoso de Niza. Sin embargo, durante nuestra estancia en Niza no debemos perdernos un paseo por el centro de la ciudad con la maravillosa Plaza Massena, la Vieja Niza (donde uno se pierde por multitud de estrechas callejuelas mientras se cruza con varias iglesias barrocas, mercados artesanales, la Catedral de Santa Reparata o el Palacio Lascaris) o la soportalada Plaza Garibaldi con su Capilla del Santo Sepulcro.
También es imprescindible disfrutar de la Promenade des Arts donde se localiza el importante Museo de Arte Contemporáneo y Moderno, así como una curiosa escultura, de nombre Tete Carrée, que no es más que una enorme cabeza gris de 30 metros de altura cuya parte superior se convierte en una cabeza. Por último, uno no debe despedirse de Niza sin disfrutar de las maravillosas vistas que se obtienen desde la Colina del Castillo, donde se localiza uno de los cementerios más románticos de Europa. Si quieres saber algo más sobre lo que hay que ver en Niza, os recomendamos el post que escribimos al respecto.
2. MONTECARLO
Sin duda, la gran capital del lujo que hay que ver en la Costa Azul. Aunque para muchos la desmesurada opulencia de Montecarlo les pueda producir cierto rechazo, nadie debería visitar la Costa Azul y dejar de conocer la capital del Principado de Mónaco. Coches de cien mil euros, restaurantes y hoteles de superlujo, yates de 40 metros de eslora atracados en su puerto, joyerías y relojerías con precios solo al alcance de los más poderosos y uno de los casinos más famosos del mundo entero se dan cita en el coto privado de la Casa Grimaldi, que ostenta el poder monegasco desde finales del siglo XIII.
Visitas imprescindibles en Montecarlo son la del Palacio de los Príncipes de Mónaco (no hay que perderse la ceremonia del cambio de guardia que acontece a diario delante del palacio cuando faltan cinco minutos para el mediodía), la Catedral neorománica de San Nicolás (donde uno puede rendir homenaje a la que fue una de las reinas del papel couche durante el siglo XX, Gracia de Mónaco), el puerto de Mónaco (se puede admirar desde el Boulevard Albert I) o la Plaza del Casino de Montecarlo (donde el famoso templo del juego se lleva todas las miradas).
Sin embargo, si uno quiere darse un capricho (carísimo, cierto es) y quiere sentirse como Luis XIV en su corte, no debería dejar de almorzar en el bello restaurante del hotel París, uno de los más glamurosos del mundo entero.
Los amantes del deporte y, en concreto, de la Formula 1 tienen su cita en la Curva Loews, la más famosa del mundial de la especialidad, que se localiza a pocos metros del casino, en pleno circuito urbano de Fórmula 1. En este post tenéis más información acerca de la visita de 1 día a Mónaco.
3. MENTON
Ya casi junto a la frontera con Italia se localiza Menton, una de las poblaciones más entrañables de la Costa Azul francesa. Se trata de un pequeño enclave que a lo largo de los siglos ha pertenecido sucesivamente a diferentes estados, ya sea al italiano, al monegasco o, actualmente, al francés.
Al igual que la mayoría de poblaciones de la Costa Azul (desde Antibes, a Cannes, Mónaco o Niza), Menton dispone de su propio puerto deportivo. Y es, precisamente, desde este punto donde se disfruta de la más maravillosa vista de la población, con las coloridas viviendas encaramándose hasta la suave loma que domina la población y que culmina en el Viejo Cementerio. Curiosamente, es este camposanto una de las visitas que vale la pena no perderse en esta bella población. Decenas de aristócratas rusos e ingleses encontraron aquí su definitivo lugar de reposo, llegados durante el siglo XIX cuando la región era conocida por ser un lugar idear para sanarse de la tuberculosis. No hay que perderse detalle de algunos de los más maravillosos mausoleos de Francia, a la par que se disfruta de unas maravillosas vistas que alcanzan más allá de la frontera con Italia.
La Rue Saint Michel es, sin duda, el eje principal del Centro histórico de la población, a la vez que la calle más comercial. Jalonada de restaurantes, heladerías, tiendas de recuerdos y gastronómicas, esta peatonal calzada, supone el lugar preferido por lugareños y visitantes para pasear cuando el sol empieza a bajar. La anual Fiesta del Limón se celebra en Menton desde 1934 y supone uno de los mejores momentos para vivitar la ciudad.
Menton puede ser un muy buen lugar donde alojarse. Podéis mirar alojamiento en la Costa Azul aquí.
4. CANNES
Otra de las visitas imprescindibles de la Costa Azul. Capital del séptimo arte gracias a su famoso festival de Cine, nadie quiere dejar de pasear por su famosa Corniche o Croissete, donde se localiza el teatro que ha hecho famosa la ciudad en el mundo entero.
Sin embargo, no es este paseo marítimo lo más encantador de la ciudad de Cannes. La esencia de Cannes debemos encontrarla en el barrio de Le Suquet, núcleo fundacional de la población y donde, aún ahora, encontramos algunos de los recodos más entrañables de la vieja Cannes. Se trata de una colina de empinadas cuestas donde es fácil perderse por estrechos callejones, peatonales la mayoría y repletos de rincones con encanto. Alejados del enorme bullicio de La Croissete es aquí donde uno puede disfrutar de una tranquilidad que podría pensarse que es imposible de hallar en la hiperbólica Cannes.
En lo alto de Le Suquet, no hay que perderse uno de los más maravillosos pequeños museos que hemos tenido la oportunidad de visitar durante nuestros viajes. Hablamos del Museo de la Castre, que se sitúa en las ruinas de lo que era el castillo medieval de los monjes de Lérins. El museo destaca por su enorme colección etnológica que abarca piezas de los cinco continentes y que fue donada a la ciudad de Cannes por un noble y viajero holandés, durante la segunda mitad del siglo XIX.
5. GRASSE
Esta pequeña población de interior es conocida como la capital europea del perfume. Fue aquí donde se ambientó la famosa novela de Peter Suskind, el Perfume, que en 2006 fue llevada al cine. Y no es extraño porque ni más ni menos que la cuarta parte de los perfumeristas de todo el mundo tiene su sede en esta pequeña localidad. Para nosotros, si hay que ver en la Costa Azul una población de interior, esta debe ser Grasse.
Algunas de estas perfumerías se pueden visitar y están adaptadas como museo. Quizá será Fragonard, la más famosa de ellas. Sin embargo, nadie debería dejar de visitar en Grasse el precioso Museo Internacional del Perfume, donde se nos cuenta la historia de las fragancias desde la antigüedad clásica.
Además los estrechos callejones medievales de la población suponen uno de los paseos más interesantes de la Costa Azul, más allá de sus famosas ciudades marítimas.
6. ANTIBES
Quizá sea Antibes una de las menos conocidas de las ciudades de la Costa Azul, eclipsada por las mucho más turísticas y famosas Cannes o Saint Tropez. Sin embargo, su visita es muy agradable y nos parece una de las poblaciones que hay que ver en la Costa Azul.
Además de disponer de un bonito trazado medieval con murallas marítimas incluidas y de un interesante puerto deportivo, los amantes del arte tienen en Antibes una cita ineludible. Estoy hablando del Museo Picasso de Antibes, uno de los diversos que el fenomenal y prolífico artista tiene repartidos en todo Europa (como en París, Málaga o Barcelona).
El trazado medieval de Antibes con su famoso mercado cubierto medieval, conocido como el Mercado Provenzal es, además, un punto de indudable interés y que ningún viajero debe dejar de visitar durante su paseo por la población.
Y con Antibes termino nuestra lista de seis poblaciones que hay que ver en la Costa Azul en 3 o 4 días. Muchas otras quedan en el tintero: el glamour sesentero de Saint Tropez, la vertiginosa y encaramada Eze o la maravillosa población de interior de Saint Paul de Vence, que llegó a atraer algunos de los pintores más famosos del siglo XX como Renoir, Matisse o Miró…La Costa Azul no se visitaría por completo ni en una semana entera.
INFORMACIÓN PRÁCTICA. TRANSPORTE PÚBLICO POR LA COSTA AZUL.
La puerta de entrada natural a la Costa Azul es el aeropuerto de Niza, el mayor de la región y que recibe vuelos lowcost desde distintas poblaciones españolas. La conexión terrestre con la Península Ibérica es también muy buena. Cannes, por ejemplo, se encuentra a 500 kilómetros de la frontera con España, pero en el camino se puede visitar la Provenza, con poblaciones tan interesantes como Arles o Nimes.
Si no se dispone de coche propio o de alquiler, tanto el tren como los autobuses de Ligne Azur suponen una muy buena opción que permite llegar a todos las poblaciones propuestas. Además, con frecuencias de paso muy altas y con precios asequibles, en particular por lo que hace referencia a las líneas de autobús.
Sin embargo, merece la pena remarcar que para moverte a tu aire es la Costa Azul, lo mejor es disponer de un coche propio. En esta plazaforma de Rentalcars podréis encontrar los mejores coches de las mejores compañías con un 15% de descuento.
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