Visitar Friburgo, la que se puede considerar capital de la Selva Negra, era uno de nuestros objetivos principales durante nuestro viaje a Alsacia y la Selva Negra, dos regiones limítrofes entre Francia y Alemania a las que les teníamos muchas ganas.
Friburgo es una ciudad de tamaño más bien pequeño (poco más de 200.000 habitantes) que merece la visita de un día entero. Aunque hay suficientes monumentos que ver en Friburgo, la habitual premura del viajero moderno ha propiciado que solo le podamos dedicar una tarde a esta bella ciudad, a la que hemos llegado tras un lluvioso día donde hemos tenido la oportunidad de visitar las Cataratas Triberg, una de las cascadas más altas de Alemania.
En este post os vamos a contar qué ver en Friburgo en un día, además de contaros donde nos alojamos nosotros.
DÓNDE DORMIR EN FRIBURGO
QUÉ VER EN FRIBURGO EN 1 DÍA. VISITA DE LA CIUDAD VIEJA DE FRIBURGO.
Cuando llegamos a Friburgo parece que la meteorología nos da una tregua y aunque el sol se resiste a recibirnos, al menos la lluvia mengua hasta que podemos cerrar, por fin, los paraguas. Una buena idea puede ser reservar plaza en alguno de los free tours en Friburgo. Es una excelente manera de empezar a recorrer la ciudad.
LA CIUDAD VIEJA DE FRIBURGO
La Ciudad Vieja de Friburgo (Altstadt), verdadero objetivo de nuestra visita, se edificó alrededor de la Catedral de la ciudad, conocida como Münster. En realidad, los edificios y monumentos que hay que ver en Friburgo en un día se encuentran ubicados en este núcleo poblacional, de manera que al llegar a la capital de la Selva Negra, dejamos el coche fuera del centro histórico y nos dirigimos, sin perder el tiempo y a pie, hasta el centro histórico.
Tras superar un puente sobre el río Dreisam, tomamos Kaiser Joseph Strasse para llegar, a los pocos minutos, hasta la Martinstor, una preciosa torre medieval que hace las veces de puerta de entrada a la Ciudad Vieja de Friburgo. Martinstor es una de las tres puertas que han resistido el paso del tiempo y que formaban parte de la muralla medieval de la ciudad, que fue construida en el siglo XIII.
Enseguida nos damos cuenta que Friburgo es una ciudad ordenada y con la práctica totalidad de los edificios del centros histórico cuidados con sumo esmero. Aquí no hay paredes desconchadas. Los edificios están pintados, a menudo de vivos colores, pero siempre con sumo gusto. Y las ventanas suelen estar bellamente ornamentadas con distintos tipos de flores, tal y como veremos en unos días durante nuestra visita por la Ruta del vino de Alsacia.
LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO, CON EL NUEVO Y EL VIEJO AYUNTAMIENTO.
Antes de acercarnos hasta la Plaza de la Catedral nos desviamos por Rathausgasse para llegar hasta la Plaza del Ayuntamiento donde se encuentran, no uno si no, hasta dos ayuntamientos: el nuevo y el viejo. El Ayuntamiento Nuevo se trata de un edificio de finales del siglo XIX que surge de la reforma de una antigua construcción renacentista que había hecho las funciones de claustro de la Universidad. La verdad es que el edificio, de dos pisos y soportalado en su parte central, es bien bonito. En el primer piso se dispone un precioso balcón a modo, casi, de galería. Coronando el ala central del edificio se encuentra un reloj y una torre donde cada día, a las 12 del mediodía, suena un carrillón. El Ayuntamiento Nuevo, que hace esquina, dispone también de una preciosa ventana esquinera, en forme de tribuna, que nos remite a su origen renacentista.
Justo al lado del Nuevo, encontramos el Ayuntamiento Viejo, pintado de vivo color rojo granatoso y que corresponde a la unión, a mediados del siglo XVI, de varios edificios más antiguos. Un puente sobre un arco, unen el Nuevo con el Viejo Ayuntamiento, que por cierto, actualmente hace las funciones de Oficina de Turismo.
En la misma plaza encontramos la mole de la iglesia de San Martín que surge tras la Segunda Guerra Mundial, cuando buena parte de la iglesia franciscana del siglo XII queda destruida.
PLAZA DE LA CATEDRAL. LA KORNHAUS.
Ahora sí, nos dirigimos hasta la cercana Plaza de la Catedral o Munsterplatz. La Kornhaus es el primer edificio que nos llama la atención. Se trata de un antiguo granero de hasta cinco pisos. El edificio, terminado con un tejado a dos aguas, tiene una altura de hasta cinco pisos, lo que da una idea de su tamaño. El original Kornhaus era un edificio del siglo XV y tuvo funciones no solo de granero, sino también de salón de baile o matadero, según la época. Sin embargo, al igual que otras edificaciones de la época medieval, la Kornhaus fue derribada durante la Segunda Guerra Mundial y solo a partir de 1970 pudo ser reconstruida.
Otras bellas edificaciones rodean la catedral de Friburgo disponiéndose a lo largo de la plaza de la Catedral. De todas ellas, la más bella e interesante es la Kaufhaus o Almacenes Históricos, otra de las construcciones que hay que ver en Friburgo.
Esta casa esquinera, diseñada sobre soportales dispone de dos bellas galerías en cada uno de sus extremos, dispuestas a modo de torrecillas. Es una de las edificaciones renacentistas más sobresalientes de Friburgo y con su tono granatoso, no pasa desapercibida. Las estatuas policromadas representando a varios Emperadores de la Casa de los Habsburgo decoran la bella edificación, antigua sede de la administración financiera de la ciudad.
LA CATEDRAL DE FRIBURGO
Tras un buen rodeo por la Plaza de la Catedral es momento, ahora sí, de entrar al templo. La Catedral o Münster es el gran monumento que hay que ver en Friburgo. Se trata de un enorme edificio de estilo gótico construido en arenisca roja (en este sentido, recuerda a la Catedral de Estrasburgo), cuya construcción se remonta a principios del siglo XII. Sin embargo, el templo no accede a la categoría de Catedral hasta 1827.
Se trata de un edificio eminentemente gótico, pues de la construcción románica original queda bien poco. Lo más espectacular es, quizá, su fachada occidental, que está diseñada a modo de una única torre de 116 metros de altura que domina por completo la fachada. La Portalada gótica que encontramos en la entrada principal dispone de una bellísima decoración en forma de múltiples estatuas, policromadas todas, tanto en el tímpano, como en la jamba y las arquivoltas. Realmente sorprendente y que nos puede hacer pensar cómo debían ser las catedrales más bonitas del mundo, cuyas estatuas no suelen haber conservado la policromía original.
El interior, de tres naves, es también majestuoso, destacando las esculturas policromadas que encontramos en los pilares que separan las naves. Al final de la misma, un gran deambulatorio que contiene múltiples capillas rodea por completo el presbiterio.
En el interior de la Catedral de Friburgo también nos llama la atención un bonito púlpito de piedra de decoración exquisita así como los vitrales. Algunos de ellos, por cierto, se encuentran entre los más antiguos de Alemania, pues datan del siglo XIII.
Tras la visita a la Catedral de Friburgo es hora ya de perdernos por las múltiples callejuelas de la Ciudad Vieja, un poco sin rumbo, para ir disfrutando de los bellos edificios que esta zona de la capital de la Selva Negra nos ofrece.
La visita no nos ha decepcionado en absoluto. Desde luego hay bastante que ver en Friburgo, de manera que ha sido un acierto incluirlo en nuestro viaje a la Selva Negra y Alsacia.
Es ahora el momento de buscar donde cenar y dirigirnos luego a nuestro alojamiento, pues Colmar y la ruta del Vino de Alsacia nos esperan mañana.