Ciudad Rodrigo es la segunda ciudad en importancia de la provincia de Salamanca y supone una excursión de medio día o un día estupenda para realizar desde la capital provincial.
Situada a unos 90 kilómetros de Salamanca, Ciudad Rodrigo tiene su origen en la Edad de Bronce, momento en que ya se ha documentado la existencia de asentamientos humanos en esta localización. Sin embargo, fueron los vetones los primeros en colonizar lo que hoy es Ciudad Rodrigo allá por el siglo IV aC. Pocos vestigios quedan de aquel momento. Si acaso, el verraco de piedra que podremos admirar justo enfrente del castillo de la población. Posteriormente fueron los romanos quienes anduvieron por estos lares. De aquel momento, de la antigua Mirobriga, conservan los lugareños su gentilicio: mirobrigenses.
A partir del siglo XII, Fernando II repuebla la población y la dota de murallas. Además, manda construir la catedral y restaura la diócesis. Será el principio de varios siglos de prosperidad y desarrollo. De ello dan fe las distintas mansiones que iremos encontrando durante nuestro paseo por el centro histórico de Ciudad Rodrigo. La plaza tenía cierta importancia en tiempos de la Reconquista por encontrarse en tierra fronteriza frente a las posesiones islámicas. En este sentido, Enrique II Trastámara mandó construir una fortaleza que, actualmente y tras las oportunas restauraciones, hace las funciones de Parador Nacional.
A partir del siglo XVII Ciudad Rodrigo entra en progresiva decadencia. La ciudad sufre los rigores de la guerra en distintas contiendas militares, ya sean la Guerra de Restauración Portuguesa, la de Sucesión Española o la Guerra de Independencia Española que se desarrolla durante las conocidas Guerras Napoleónicas, una auténtica guerra paneuropea que enfrentó a varias de las potencias del momento, incluidas España, Portugal, Reino Unido y Francia.
DÓNDE DORMIR EN CIUDAD RODRIGO
QUÉ VER EN CIUDAD RODRIGO. UN PASEO DE 6 HORAS.
Llego a Ciudad Rodrigo en el autobús procedente de Salamanca. El viaje ha durado una sola hora. Sola hace falta subir una pequeña cuesta, de no más de tres minutos para entrar a la ciudad fortificada por la Puerta de Amayuelas.
Aunque son varios los edificios que hay que ver en Ciudad Rodrigo, nuestra verdadera intención no es más que pasear por el centro histórico. Sin embargo, no podemos resistirnos a entrar en la Catedral de Santa María, el primer gran edificio que sale a nuestro paso. Se trata de una construcción de transición del románico al gótico que se debe al empeño de Fernando II de León de dotar de infraestructuras religiosas y civiles a la Miróbriga de los romanos. Desde luego no es la más espectacular de las catedrales de España, pero su visita merece la pena. Especialmente por su bello claustro, por el delicado coro plateresco del siglo XV y por el Pórtico del Perdón, ornamentado con frisos historiados que recuerdan al Pórtico de la Gloria santiagués. No menos imponente es la Puerta de las Cadenas. Por encima de un arco escarzano aparecen doce bellas figuras góticas, situadas en estrechas hornacinas, que representan personajes del Antiguo Testamento.
Justo enfrente de la Catedral se localiza un pequeño parque, la plaza de San Salvador. Aquí encontramos algunas mansiones de interés, como la Casa de los Mirandas o el esquinero Palacio de la Marquesa de Cartago, neogótico y con tintes historicistas. Se trata de una obra de finales del siglo XIX.
Nuestros pasos nos llevan ahora hasta el centro de la urbe. Tomamos la Calle Pacheco, que se sigue de la Sánchez. Antes de llegar a la Plaza Mayor encontramos, a mano izquierda, una curiosa plaza porticada, la Plaza del Buen Alcalde. Porticada, encalada y con decoraciones amarillas recuerda a algunas de las plazas que visitamos durante nuestro viaje a Portugal. No desentonaría encontrar esta bella plazoleta en Évora, por ejemplo. Y no es de extrañar, pues nos encontramos a menos de 30 kilómetros de Portugal.
Ahora sí, llegamos a la más bella plaza de Ciudad Rodrigo y donde convergen la mayoría de callejuelas de la ciudad intramuros. Se trata de la Plaza Mayor, repleta de edificios de piedra (muchas de ellas, casas blasonadas) y, como no podría ser de otra manera, de varios bares y restaurantes. El más imponente de los edificios de esta Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo es el del Ayuntamiento o Casa Consistorial. Se trata de un bellísimo edificio de piedra, como casi todos en esta villa, del siglo XVI. Los bajos son porticados, gracias a un conjunto de arcos rebajados. Igual de bella es la galería superior, de tipo renacentista. A ambos lados del edificio se alzan sendas torres.
Otro bonito edificio de la plaza es la Casa del Primer Marqués de Cerralbo, del siglo XVI también. Se trata de la que fue mansión de Rodrigo Pacheco Osorio, I marqués de Cerralbo. El friso plateresco es una delicia. Y el blasón esquinero, imponente.
Como explicaba, de esta Plaza Mayor parten las distintas callejuelas que nos llevaran a varios de los edificios que hay que ver en Ciudad Rodrigo. Tomamos la Calle San Juan para acercarnos hasta la Casa de los Vázquez. Es este otro edificio de piedra, esquinero, que fue propiedad de Francisco Vázquez. La verdad es que la portalada esquinera enmarcada por alfiz es francamente curiosa. Como lo es el balcón del primer piso, justo encima de la portalada en cuestión. Entre ambos, el blasón de los Vázquez. La particularidad de esta mansión es que desempeña las funciones de Oficina de Correos de Ciudad Rodrigo, de manera que es visitable durante las horas de oficina. Y merece la pena, con una ornamentación de principios del siglo XX, que nada tiene que ver con el gótico, a base de azulejos decorados formando los arrimadores de las estancias principales.
Regresamos a la Plaza Mayor para tomar la Calle Sánchez Arjona. Enseguida doblamos por Juan Arias para acercarnos a otro de los más bellos edificios de Ciudad Rodrigo y que se pueden visitar. Se trata del Palacio de los Águila, que perteneció a la familia de éste linaje y que fue construido en el siglo XVI. Se trata de otro edificio renacentista-plateresco con una bella portada con grandes dovelas, donde encontramos los blasones familiares, y un precioso patio plateresco, de dos pisos. La balaustrada del primer piso está decorada con un trabajado friso plateresco, parcialmente restaurado. Actualmente está acondicionado a modo de sala de exposiciones, de manera que su interior se puede visitar libremente. Lo más bello, desde luego, su patio.
Salimos del Palacio de los Águila y mientras regresamos a la Plaza Mayor nos cae el diluvio universal. Llueve como si no hubiera mañana. Seguro que es una señal de que es hora de comer, de manera que no lo dudamos y tomamos asiento en uno de los distintos restaurantes de la plaza. Aprovecho el receso para, además de comer, releer el post que Carmen ha escrito en su blog Viajes y Rutas acerca de Ciudad Rodrigo.
Cuando terminamos de comer, ha amainado y parece que el sol quiere salir, tímidamente.
Tomamos esta vez la Calle Julián Sánchez que se sigue de la Calle Toro y que nos lleva a la Plaza del Conde, la segunda más bella de la ciudad y donde encontraremos varios de los edificios que hay que ver en ciudad Rodrigo. El más imponente, el Palacio de los Castro (también llamado de los Montarco o de los Ávila y Tiedra; esto último por haber sido Francisco Hernandez de Ávila y Tiedra su promotor). Se trata de otro bello edificio construido en piedra de sillería, renacentista, de finales del XV e inicios del XV del que, por desgracia, solo podremos disfrutar de su preciosa fachada plateresca. La portalada adovelada, las bellas columnas torsas ornamentales y culminadas con la figura de sendos leones y el enorme escudo central hacen de esta fachada, un auténtico prodigio.
Actualmente desempeña las funciones de hotel. Lastimosamente, no podemos visitar su interior porque hoy se celebra una boda. En esta plaza encontramos también el Palacio de Moctezuma, igualmente del siglo XVI, y el Palacio del Conde de Alba de Yeltes, del siglo XVIII y que sustituyó a otro del siglo XVI que, a bien seguro, resultaba más harmónico con el resto del conjunto monumental de la plaza.
Casi que vamos a dar por terminado nuestro paseo por Ciudad Rodrigo. Sin embargo, nos queda hacer una última visita. Se trata del Castillo de los Trastámara, otro de los grandes edificios que hay que ver en Ciudad Rodrigo y que es, actualmente, sede de un Parador de Turismo. También llamado Alcázar de Enrique II por haber sido este el monarca que mandó construirlo es uno de los edificios más imponentes de la villa, como no podría ser de otra manera. Es una obra de 1372 y destaca, sobretodo, por la mole de la Torre del Homenaje, de tres plantas y rodeada por murallas. Merece la pena entrar al Parador de Turismo aunque no os alojéis aquí.
Justo enfrente del Alcázar de Ciudad Rodrigo encontramos un último monumento. Se trata del verraco del Puente, figura zoomórfica de granito, que nos recuerda el origen celtibérico de la ciudad. Son decenas los verracos que se han ido encontrando en las provincias castellanas así como en Portugal. Aunque no se sabe exactamente de su función, sí que se sabe de su relación con los vetones, el pueblo que, como dijimos, colonizó Ciudad Rodrigo sobre el siglo V aC.
Y es así como termina nuestra visita por las plazas, iglesias y monumentos que hay que ver en Ciudad Rodrigo, una población que merece la pena visitar y de fácil acceso desde la bella ciudad de Salamanca en bus, tal y como hemos llegado.