La frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur debe ser uno de los puntos más calientes de todo el planeta. Sin embargo, la larga franja de seguridad que atraviesa de este a oeste la Península de Corea y que tiene una longitud de 238 kilómetros y una anchura de 4 kilómetros recibe el nombre de Zona desmilitarizada o DMZ. Desde luego, un nombre que no es más que un sinsentido para la que es una de las zonas del mundo entero donde más arsenal militar se congrega, a ambos lados de la frontera.
Pero, ¿qué es la zona desmilitarizada de Corea? Y, ¿a que se debe su existencia?
LA ZONA DESMILITARIZADA DE COREA DEL NORTE. CONTEXTO HISTÓRICO
La Zona desmilitarizada DMZ se sitúa a nivel del paralelo 38, conocido también como Paralelo de Corea. Se trata de la línea que marca, de facto, la separación entre las dos coreas, el norte comunista y el sur capitalista y que tiene origen en los acuerdos de 1953 entre los dos bandos de la Guerra de Corea. Sin embargo, nunca se ha llegado a un Acuerdo de Paz si no, solamente, a un acuerdo de alto al fuego, de manera que, de manera oficial, ambos estados (Corea del Norte y del Sur) permanecen técnicamente en Guerra.
De hecho, desde la firma de los Acuerdos de Armisticio del 27 de julio de 1953 que tuvieron lugar en la población de Panmunjon, no han sido pocas las escaramuzas que cada pocos años han tenido lugar a ambos lados de la frontera. Desde comandos militares que han pasado al otro lado de la frontera mediante túneles secretos a disparos por parte de una u otra parte que han terminado con la vida de más de un guardia fronterizo.
La guerra psicológica también se libra en tan estratégico punto, como así lo demuestra la propaganda lanzada desde el aire por parte de Corea del Sur o la emisión de propaganda por parte de los altavoces provenientes del sur de la frontera con la intención de dar a conocer el enorme ritmo de vida producto de la economía capitalista de Corea del Sur.
Con todos estos antecedentes históricos es obvio que la visita a la Zona desmilitarizada y a la Área de Seguridad Conjunta es una de las más importantes en todo viaje a Corea del Norte o a Corea del Sur.
En este post os describiré lo que fue nuestra visita a la frontera más caliente del planeta desde Pyongyang, capital de Corea del Norte, mientras mi amiga bloguera Olga Barbara Grijalva, nos contará en su blog de viajes Charcotrip, lo que supuso la visita a la misma zona pero desde Seul, capital de Corea del Sur.
LA VISITA A LA ZONA DESMILITARIZADA, PANMUNJON Y EL AREA DE SEGURIDAD CONJUNTA.
La visita a la Zona desmilitarizada y a la área de Panmunjón, es decir, lo que conocemos como la frontera entre Corea del norte y Corea del Sur en el paralelo 38, desde la capital de Corea del Norte, Pyongyang se realiza mediante una excursión programada hasta el más mínimo detalle. Es decir, exactamente igual que cualquier visita que se realice en Corea del Norte. En este país no hay lugar para las visitas libres ni que sean a un simple museo, siendo nula toda posibilidad para improvisar.
De esta manera, tras haber pasado la mañana en la bella población de Kaesong, que se encuentra a una decena de kilómetros de la Zona desmilitarizada es momento de acometer la visita a uno de los puntos más calientes del planeta.
Subimos al viejo autobús que la organización gubernamental ha puesto a nuestra disposición camino de la Zona desmilitarizada o DMZ. La carretera es amplia y ni un solo coche se cruzará en nuestro camino de poco más de quince quilómetros. A ambos lados de la calzada algunos agricultores labran el campo, dejando sus labores el breve lapso de tiempo que transcurre mientras pasamos por delante. Probablemente, no cada día vean pasar un autobús de turistas. Nos advierten que las fotografías están absolutamente prohibidas hasta nuevo aviso. La seriedad de nuestra guía no da lugar a interpretaciones.
Anteriormente, ya hemos sido amenazados en ser expulsados del país tras habernos saltado, por el breve lapso de quince minutos, la expresa prohibición de salir de nuestro hotel sin la compañía de nuestros guías. Esta vez, no habrá discusiones. Guardamos las cámaras y de paso, silencio. La tensión se masca en el ambiente.
Pasamos un par de controles militares. En el primero de ellos sube un uniformado, con cara de poca paciencia y repasa los permisos que nuestra guía le expide. Pasea hasta el final del bus y mira fijamente a cada turista, aunque con cierta desgana. Más tensión. Nadie parece sentirse cómodo en este ambiente.
El primer pabellón que visitamos está situada en Panmunjon, que era la aldea donde se firmó el armisticio de 1953, que de facto supuso el fin de la guerra aunque técnicamente no sea un acuerdo de paz si no, simplemente, un alto al fuego.
Así nos lo explica la oficial norcoreana que se encarga de recordarnos que ambos países siguen en guerra o, mejor dicho, Corea (porque ellos nunca hablan de Corea del Norte) sigue en guerra con el imperialismo norteamericano. Una vez más, y como hemos podido escuchar durante casi todas las visitas realizadas en Corea del Norte, Estados Unido es el Gran Satán y el responsable de todos los males que asolan la nación coreana, siendo los actuales gobernantes surcoreanos simples peleles a manos del imperialismo norteamericano. En esta sala, dispuesta a modo de museo se puede observar un buen número de fotografías conmemorativas de la época, así como algunos paneles explicativos y una maqueta de la DMZ.
Podemos visitar el pabellón anexo al museo. Se trata, exactamente, de la sala donde se firmó el armisticio de 1953, un lugar amplio aunque bastante frío y que, por permanecer en el lado norte de la frontera, solo puede visitarse desde Corea del Norte. Las mesas, escritorios e incluso, las pequeñas banderas de los países que tomaron parte del acuerdo, permanecen en el mismo estado que hace más de 60 años, cuando fue firmado el acuerdo. También se expone una copia del acuerdo de armisticio.
Tras salir del pabellón nos hacemos algunas fotos con militares norcoreanos que posan, gustosos, con los turistas.
Una placa de granito reproduce las palabras del Querido Líder, Kim Il Sung, referente a sus deseos para poder disfrutar, algún día, de una Corea unida. Unas palabras que parece que habría pronunciado un 7 de julio de 1994, una de las muchas veces que habría visitado la zona.
Visitados estos primeros pabellones es momento para acercarnos hasta el Panmungak. Se trata de un edificio que data de 1969 y que sirve como oficinas para los guardias norcoreanos que están a cargo de la zona. El Panmungak dispone, también, de una suerte de salas de espera para los turistas que visitan la que es conocida como Área de Seguridad Conjunta o JSA por sus siglas en inglés.
Es desde aquí donde podemos observar la JSA. Se trata de una serie de pequeños pabellones de color azul que se encuentran, exactamente, en medio de la línea de demarcación fronteriza norte-sur. Es decir, si se entra a dichos pabellones, se puede pasar, ni que sea por unos segundos, a Corea del Sur, sin mayores problemas. La zona está defendida por una serie de soldados de ambos estados. Sorprendentemente los surcoreanos están de cara a nosotros, es decir, mirando directamente a Corea del Norte. Sin embargo, los norcoreanos dan la espalda a Corea del Sur. No sabemos si esto es casualidad o siempre es así, pero la verdad es que resulta chocante.
En la otra parte de la línea divisoria entre las dos coreas se localiza un edificio semejante que hace las mismas funciones que el Panmungak, pero en Corea del Sur. No es difícil distinguir a varios grupos de marines norteamericanos como, enseguida, nos apuntan nuestros guías norcoreanos. Una prueba, nos comentan, que confirma quienes mandan, verdaderamente, en la parte sur del que consideran su país.
Hay que decir que en este momento, la tensión ha desaparecido por completo, de manera que podemos pasear más o menos libremente por la terraza del gris edificio del Panmungak.
Según parece, lo habitual es poder bajar, a continuación, a la Área de Seguridad Conjunta. En este sentido, se intenta que los turistas del norte y del sur se alternen en la visita. Lamentablemente, hoy no está permitida la visita a la JSA de manera que nos quedamos sin pasar a Corea del Sur, ni que sea por unos segundos.
Y así es como termina nuestra visita a la Zona Desmilitarizada de Corea del Norte y a la frontera más caliente del mundo.
Os dejo ahora con el relato de Olga, que en su blog Charcotrip nos explicará como sucede la visita a la Zona Desmilitarizada de Corea, desde el sur.