patrimonio humanidadEl Monasterio de Guadalupe es una de las visitas imprescindibles durante un viaje a Extremadura. El monasterio no solo forma parte del Patrimonio de la Humanidad si no que se trata del segundo lugar de peregrinación más importante de España tras la tumba del apóstol Santiago, en Compostela.

Es por este motivo que mientras preparamos el viaje a Extremadura teníamos claro que la visita al Monasterio de Guadalupe no podía faltar.

EL MONASTERIO DE GUADALUPE. UNA BREVE HISTORIA.

Debemos encontrar el origen del Monasterio de Guadalupe en una primitiva ermita que fue construida en el lugar donde se encontró una talla de una Virgen María, a finales del siglo XIII. La historia explica que se trataría de una talla de bastante antigüedad que habría sido escondida unos cinco siglos atrás, en los márgenes del río Guadalupe, por unos frailes que huían de la presión musulmana durante los años de dominio árabe en la península ibérica. Las sucesivas ampliaciones del pequeño templo, durante los siglos venideros, dieron lugar a lo que hoy conocemos como Monasterio de Guadalupe.

El diseño del cenobio responde a una auténtica amalgama de estilos, que no esconde su trazado medieval y que lo semeja a una auténtica fortaleza (incluso, con almenas), aunque también es evidente su traza gótica, como podemos encontrar tanto en la fachada principal de la iglesia como en el interior de la misma.

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Aunque durante nuestra visita al Monasterio de Guadalupe tendremos la oportunidad de conocer algunos frailes franciscanos que lo habitan, no siempre fue así. En realidad, el rey Juan I entrega la iglesia en custodia a la Orden de los Jerónimos que serán quienes salvaguardarán la imagen de la Virgen de Guadalupe hasta la exclaustración llevada a término en 1835.

Tras varias décadas de decadencia y semiabandono es la orden de los franciscanos quien, en 1908, se hace cargo del Monasterio de Guadalupe. Aun ahora, una pequeña comunidad de nueve frailes sigue viviendo en el cenobio.

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IGLESIA DEL MONASTERIO DE GUADALUPE

Llegamos a Guadalupe tras visitar la bella población de Trujillo, después de un viaje en coche de algo más de una hora. Nos unimos a una visita guiada que es, en realidad, la única manera de visitar el Monasterio de Guadalupe. Se trata de una visita de aproximadamente tres cuartos de hora donde visitaremos algunas de las dependencias que rodean el claustro del Monasterio de Guadalupe y que, bastante recientemente, han sido musealizadas.

Sin embargo, como quedan casi 25 minutos para el inicio de la visita, aprovechamos para visitar la iglesia del monasterio de Guadalupe, que sustituyó a la primitiva ermita mudéjar. Se trata de un templo gótico de tres naves y cubierto con bóveda de crucería, como corresponde al estilo gótico y como ya hemos tenido la oportunidad de reconocer en la fachada del mismo.

La primera mirada es, sin duda, para la joya de la iglesia. Hablamos del retablo mayor, de estilo barroco y del siglo XVII, donde se encuentra ubicada la actual talla de la Virgen de Guadalupe, patrona de la Hispanidad. Se trata de una preciosa pieza de finales del siglo XII, que supone una de las imágenes más veneradas de todo el territorio español y que, posteriormente, tendremos la oportunidad de conocer de más cerca.

Por delante del altar mayor llama la atención la preciosa verja de hierro forjado, una obra renacentista de principios del siglo XVI.

Algunos sepulcros, a bien seguro de nobles, decoran varias de las capillas laterales de la iglesia. El coro queda situado en una tribuna en la parte posterior de la iglesia y tendremos la oportunidad de conocerlo durante la visita al monasterio.

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VISITA AL MONASTERIO DE GUADALUPE

Tras visitar la iglesia es momento de iniciar la visita guiada al Monasterio de Guadalupe. Lo primero que nos llama la atención es el curioso claustro del monasterio, de dos pisos, y cuyos arcos tienen forma de alfiz, lo que nos podría hacer pensar en un origen árabe, pese a que la construcción del monasterio y del claustro mudéjar se realiza a finales del siglo XIV e inicios del XV.

La verdad es que esto es una auténtica rareza entre los claustros de los monasterios cristianos o, al menos, es bien poco habitual encontrarlo. Nosotros no recordamos haber visitado nunca ninguno de este tipo, que seguro que los habrá (y os agradeceré si me lo indicáis).

En medio del claustro nos fijamos en la bonita glorieta o lavatorio, que según nos cuenta el guía, tiene carácter decorativo y que está diseñada en estilo gótico pero, también, con detalles mudéjares.

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Los propios monjes jerónimos, encargados de la custodia del Monasterio de Guadalupe durante los primeros siglos de su existencia, fueron los encargados de decorar el claustro con cuadros que hacen referencia a los milagros de la Virgen María. También encontramos en el claustro varios interesantes sepulcros, como el de Fray Gonzalo de Illescas, que no solo fue prior del monasterio si no que llegó a ser Obispo de Córdoba y solicitó ser enterrado en el cenobio.

Pasamos a visitar varias de las dependencias del Monasterio de Guadalupe. Se hace difícil entender el uso que tenían antaño pues han sido musealizadas y no están decoradas como antaño (más o menos austeramente) debían estar. Esto marca una clara diferencia con algunos de los monasterios cistercienses que hemos tenido la oportunidad de conocer, como el de Poblet en Catalunya o el Monasterio de Maulbronn en Alemania, donde las diferentes estancias se conservan, en gran medida, con el aspecto que tenían hace más de quinientos años.

Encontramos en estas salas un Museo de los Bordados, donde se custodian bellas casullas ceremoniales así como frontales de altar preciosamente bordados o el Museo de Miniados donde encontramos bastantes cantorales, algunos del siglo XIV y de grandes dimensiones pues debían ser leídos por los monjes ubicados en el coro de la iglesia, mientras el cantoral se encontraba reposado en el enorme faristol. También encontramos en este museo, que ocupa la antigua sala capitular del Monasterio de Guadalupe, algunos pequeños cantorales, que podríamos llegar a llamar “de mano”, pese a su enorme peso. Entre ellos, resulta de excepcional belleza el conocido como Libro de horas del Prior, que data del siglo XVI.

En otra de las estancias que rodean el claustro del Monasterio de Guadalupe encontramos un pequeño museo de Bellas Artes, dedicado a la escultura y pintura religiosa y que cuenta con algunos interesantes lienzos de Zurbarán, Goya y El Greco, así como unos bellísimos Cristos en la cruz, realizados en marfil.

Visitada estas estancias convertidas en museo es hora se conocer dos de los espacios más bellos del Monasterio de Guadalupe y que suponen un motivo suficiente para visitarlo más allá de los meramente históricos o devocionales. Estamos hablando de la Sacristía y del Relicarios. La Sacristía del Monasterio de Guadalupe, de enormes dimensiones, llama la atención por sus techos bellísimamente decorados al fresco. Ello ha motivado que sea conocida como la Capilla Sixtina española. Las pinturas murales, obra de Zurbarán, son igualmente de excepción. Posteriormente, pasamos al relicario, donde más allá de las numerosas reliquias de santos así como los exvotos, destaca con una notable decoración mural.

Tras el subidón que representa la visita al relicario y la sacristía del Monasterio de Guadalupe es hora de conocer el coro de la iglesia del monasterio, que según nos explica el guía que nos acompaña, no siempre es posible.

El coro se encuentra en el primer piso de la iglesia. La verdad es que quedamos gratamente sorprendidos por la belleza de la sillería, una auténtica obra maestra. También destaca el órgano, uno de los más bonitos que se encuentran en España y que a nadie le pasa desapercibido. Según nos cuentan, durante los fines de semana viene un músico a tocar durante algunos oficios, lo cual puede ser una buena excusa para visitar el Monasterio de Guadalupe a la vez que se disfruta de este instrumento musical.

Así termina la visita guiada al Monasterio de Guadalupe, o al menos, en lo que hace referencia a la parte más artística del mismo. Digo esto, porque terminada esta visita uno de los frailes franciscanos que ocupan el monasterio invita al grupo a subir al Camarín de la Virgen, donde se encuentra la imagen de la Virgen de Guadalupe. Esta bella estancia que queda por detrás del retablo mayor de la iglesia es también de una belleza sobrenatural, diseñada en época ya barroca y con forma de octógono. La decoración está formada por varios cuadros de Lucca Giordano así como ocho bellas esculturas barrocas conocidas como las “Ocho mujeres fuertes del Antiguo Testamento” entre las que destaca una Judit con la cabeza del Holofernes en mano.

El momento cumbre para los más devotos llega cuando el franciscano gira la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de la Hispanidad, una talla de finales del siglo XII que nos sorprende con su tez morena (lo cual desconocíamos), que el franciscano nos explica que era una práctica habitual en aquella época, de tal manera que en la península ibérica (y también fuera de ella) se encuentran por decenas las tallas góticas de Vírgenes negras.

Así termina nuestra visita al Monasterio de Guadalupe, una de las más importantes y que nadie se puede perder durante un viaje a Extremadura.

 

Monasterio de Guadalupe
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Interior del Monasterio de Guadalupe
Interior del Monasterio de Guadalupe

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Comentarios:

27 comentarios en “MONASTERIO DE GUADALUPE. Visita al segundo lugar de peregrinación de España.


Cris Motrel Morente
19 de febrero de 2016

Si lo conozco! Me llevaron mis padres siendo adolescente. Que recuerdos me has traido! El lugar es magnifico. Recuerdo su virgen morena

GranPumuki
20 de febrero de 2016

Además del Monaterio que tan bien describes y que me gustó mucho visitar, el pueblo merece la pena vivirlo, tiene un gran encanto.

Un saludo
GranPumuki

    Jordi
    21 de febrero de 2016

    Gracias Pumuki por pasarte por aquí! La verdad es que no tuvimos mucho tiempo para disfrutar de la puebla de Guadalupe. solo podimos dar un pequeño rodeo, pues se nos hacía de noche y debíamos volver a Mérida. Una pena.

Paco Piniella
21 de febrero de 2016

Hay una isla en el caribe llamada Guadaloupe que ahora es francesa, que debe su nombre a que Colón le puso Guadalupe porque antes de ir en el segundo viaje estuvo en ese Monasterio y le hizo una promesa a la Virgen. Eso dicen al menos las crónicas.
Bonito post, bonito lugar.
Saludos viajeros
El LoBo BoBo

Cristina Monsalvo Lopez
4 de marzo de 2017

¿Te quieres creer que de las veces que he ido a Cáceres nunca he tenido tiempo de visitar Guadalupe? Tengo que volver 😉

    MIL Viatges - Bloc de viatges i etnologia
    4 de marzo de 2017

    Merece mucho la pena. Yo me quedé don ganas de más Extramadura. 5 días fueron demasiado pocos. Pena que esté tan lejos. Tu lo tienes bastante cerquita, Cristina.

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