Situada en el Paseo de Gracia de Barcelona, la Pedrera se sitúa a muy pocos pasos de la Casa Batlló, otra importante obra del genial arquitecto de Reus. Tanto una como la otra justifican por si solo una visita a Barcelona y el hecho de la que la capital catalana sea considerada una de las capitales del modernismo europeo.
En el momento en que Gaudí acomete las obras de la Pedrera de Barcelona, el paseo de Gracia se ha convertido en el nuevo lugar de moda para la burguesía catalana, que está abandonando poco a poco los más insalubres barrios cercanos a las Ramblas de Barcelona para construir sus nuevas viviendas en el ensanche barcelonés.
Pere Milà i Camps, un rico abogado e industrial (entre otros negocios, era el empresario de la plaza de toros Monumental de Barcelona) fue quien encargó a Antoni Gaudí las obras de su nueva residencia. En aquella época Gaudí ya estaba considerado como el gran arquitecto del momento, pues era el responsable de las obras de la Sagrada Familia, pero también de algunas de las residencias más lujosas de la ciudad como la Torre Bellesguard o la citada Casa Batlló.
Como muchas otras obras promovidas por la burguesía catalana, la Casa Milà de Barcelona debía tener una planta baja dedicada a tiendas, una planta noble que sería la utilizada por la familia propietaria del edificio y otras plantas que serían arrendadas en régimen de alquiler y cuyas rentas debían ayudar en la conservación del edificio.
Curiosamente, más de 100 años después, algunas de las viviendas de estas plantas siguen arrendadas a diferentes inquilinos que tienen la posibilidad de vivir en tan insigne edificio.
Sin embargo, la ejecución de las obras no fue precisamente un camino de rosas. Gaudí fue expedientado en diversas ocasiones por el ayuntamiento de Barcelona por no respetar la directiva existente en cuanta o construcción de nuevos edificios. El arquitecto tuvo incluso problemas varios con el promotor de las obras, el señor Milà, hasta tal punto de que el arquitecto terminó por abandonar el proyecto en 1909 no sin antes demandar a Pere Milà, reacio a pagar los honorarios de Gaudí.
COMPRAR LA ENTRADAS PARA LA PEDRERA.
Os dejo varias opciones que os pueden ser de interés.
LA PEDRERA DE BARCELONA. FACHADA.
La fachada de 30 metros de altura de la Pedrera es quizá la más destacada de todo el ensanche barcelonés (junto a la de la Casa Batlló). El efecto monumental queda multiplicado por el hecho de tratarse de un edificio esquinero. Dado el peculiar diseño de los chaflanes del ensanche, Gaudí debe adaptarse a estos, de manera que podríamos considerar que la fachada de la Pedrera se diseña con tres fachadas que no son sino un continuum: la fachada izquierda corresponde al Paseo de Gracia, la derecha a la Calle Provenza y la del medio, al chaflán.
Entre las tres secciones en que se divide la fachada se llega a más de 80 metros, siendo la parte más ancha, la que corresponde a la calle Provenza.
La forma ondulada de esta fachada es una de las más originales de la historia del arte, recordando las olas del mar, haciendo quizá referencia al Mar Mediterráneo, si se tiene en cuenta que Gaudí consideraba a la naturaleza más próxima como el verdadero referente para su obra. Una serie de 33 balcones creados gracias al uso del hierro forjado (Gaudí tiene predilección por este material, como se puede observar en la Torre Bellesguard o el Palau Güell, por ejemplo) imprimen un especial carácter a tan bella fachada. Como se puede observar, el número de ventanas quintuplica prácticamente al de balcones. Además, estas ventanas se disponen se manera más o menos asimétrica sin perder, sin embargo, un ritmo compositivo más propio de una escultura que de la fachada de un edificio.
Si uno se retira unos metros (mejor incluso, desde la otra acera del Paseo de Gracia) se puede visualizar la belleza con que se termina, en su parte superior, el diseño de la fachada de la Pedrera. Desde esta posición se puede vislumbrar también otra de las características fundamentales de la Casa Milà: la preciosa azotea con sus características chimeneas.
AZOTEA DE LA PEDRERA
Desde hace unos cuantos años, la Pedrera de Barcelona se puede visitar. Ello permite, no solo conocer como era una de las plantas nobles del edificio, si no también subir a la azotea. Allí se puede disfrutar de unas enormes vistas del Paseo de Gracia y de toda Barcelona, pero sobretodo, de la propia azotea.
Gaudí consideraba las azoteas de sus edificios (y eso también vale para, por ejemplo, la Casa Batlló) como una parte tan importante como el resto de la vivienda. Gaudí había comentado, en más de una ocasión, sentir vergüenza ajena en visualizar como estaban diseñadas las azoteas de los demás edificios del Paseo de Gracia, por lo que decidió dotar de personalidad propia las azoteas de sus construcciones sin dejar de lado, eso sí, el funcionalismo que no debían perder.
Llegamos a la azotea en ascensor, tras pasar por un bellísimo vestíbulo que se localiza a cielo abierto, justo en uno de los dos patios interiores alrededor de los cuales se estructura La Pedrera. Una bellísima escalera (no debéis dejar de admirar el techo del espacio que corresponde a la escalera) lleva al espacio del primer piso dedicado a las exposiciones temporales, mientras un ascensor situado al lado de la tienda sube hasta el desván. Desde el desván, unas últimas escaleras llevan hasta la azotea de la Casa Milà.
Desde luego, lo más característico de la azotea de la Pedrera es el conjunto de chimeneas, torres de ventilación y salidas de escalera a cual más original y que suponen una de las señas de identidad de la obra gaudiniana. La mayoría de estos elementos tienen formas contorsionadas y algunas, como las salidas de escalera, decoradas con el uso del famoso trencadís gaudiniano.
Las chimeneas de la Pedrera suponen, en si mismo, auténticas obras de arte, funcionales pero decorativas al mismo tiempo, como si de preciosas esculturas abstractas se tratase. Hasta 30 chimeneas se encuentran diseminadas a lo largo de la azotea, además de dos torres de ventilación y 6 salidas de escalera.
El diseño de las 30 chimeneas, pintadas de color ocre, daría para escribir una tesis entera, habida cuenta de la gran cantidad de interpretaciones posibles sobre su inspiración. La realidad es que parecen cascos de guerreros y a quien más y a quien menos, les recordarán a algunos de los personajes de la aclamada serie cinematográfica de La Guerra de las Galaxias. Quién sabe si George Lucas podría haberse inspirado en las chimeneas de La Pedrera para diseñar el casco de algunos de los soldados imperiales de aquellos films.
Un paseo por la azotea de La Pedrera de Barcelona nos permite, además, comprobar la disposición general del edificio con los dos patios interiores alrededor de los cuales se articula el resto de la construcción.
DESVÁN.
Tras visitar la azotea bajamos al desván de la Pedrera, actualmente ocupado por el Espacio Gaudí, que no es más que una exposición sobre diferentes obras de Antoni Gaudí, con diversos paneles explicativos y algunas maquetas. Sin embargo, lo que nos llama la atención es el diseño mismo del desván.
Aquí encontramos una larga serie de 270 arcos catenarios construidos en ladrillo. Este tipo de arco, ya lo hemos visto en otras obras de Gaudí como en la Casa Batlló (también lo encontramos en el colegio de las Teresianas) y supone una manera de construir que Antoni Gaudí populariza en occidente, aunque se sabe de la existencia de construcciones orientales que ya lo utilizaron varios siglos atrás.
EL PISO DE LA PEDRERA
Tras la visita al desván bajamos a una de las plantas de la Casa Milà que está acondicionada tan y como era en los tiempos en que la burguesía catalana vivía en este tipo de apartamentos. Es la cuarta planta la que se ha acondicionado para las visitas.
Antes de pasar a conocer lo que es el piso en sí, un audiovisual de pocos minutos de duración nos introduce en la Barcelona de principios de siglo XX, cuando los tranvías eran los únicos medios de locomoción que poblaban el Paseo de Gracia.
En esta cuarta planta del edificio se ha intentado recrear como sería la vida doméstica de aquellas familias. Para ello, se ha acondicionado el piso haciendo uso del mobiliario de la época. La recreación es francamente interesante y le añaden un plus a la visita, que hasta la apertura de esta planta se limitaba al espacio expositivo del primer piso y a la azotea. Se trata de una decoración elegante, de estilo modernista, como corresponde a la época, pero alejada del lujo extremo. Podemos conocer las distintas estancias del piso, como son el comedor familiar o el dormitorio. Os dejo una serie de fotografías para que os sea un poco más fácil haceros a la idea de cómo es el Piso de la Pedrera.
La edición está profusamente ilustrada con fotografías de bellísima factura, alguna de ellas desplegables, que nos enseñan los entresijos de la Casa Milà. La fachada, el piso interior, la azotea, el desván e, incluso, vistas aéreas están incluidas en esta bonita obra.
Con la visita al Piso de La Pedrera termina nuestra visita a la Pedrera o Casa Milà, una de las más interesantes de Barcelona y uno de los emblemas, además, de la Ruta del Modernismo de la Ciudad Condal.