El Centro de Río de Janeiro, distrito con bastante mala fama (en particular por lo que refiere a la seguridad nocturna y los fines de semana), merece una visita algo más pausada que la mayoría de viajeros le dedican. El turista llega a Río de Janeiro dispuesto a descubrir sus playas, su vida nocturna y desde luego, a disfrutar de las enormes vistas desde las atalayas que suponen los cerros del Cristo de Corcovado y el Pan de Azúcar. Sin embargo, al distrito centro se le dedica bien poquito, o incluso nada.

Y no hay que olvidar que es en el distrito Centro de Río de Janeiro donde encontramos, aun hoy, los vestigios de la época colonial, cuando Brasil formaba parte del Reino de Portugal. Tras la independencia del país, y en particular, tras el advenimiento de la república, no fueron pocos los edificios representativos del antiguo régimen, que fueron destruidos. Sin embargo, algunos de ellos, en particular un buen conjunto de iglesias que conservan sus extraordinarios interiores barrocos y rococó, se mantienen en pie. Además, durante nuestro paseo por el distrito Centro de Río de Janeiro podremos conocer algunos edificios posteriores a la época colonial, como el majestuoso Palacio Tiradentes o el Teatro Municipal.

PASEO POR EL CENTRO DE RÍO DE JANEIRO

Empezamos nuestro paseo acercándonos hasta la moderna Catedral Metropolitana de San Sebastián. Se trata de un edificio que llama mucho la atención con su forma piramidal. Es obra del arquitecto Edgar de Oliveira da Fonseca y fue construido a partir de 1974. Una placa en la iglesia nos explica que fue bendecida por el mismísimo Santo Padre, Juan Pablo II. La visita es rápida. No se trata de ninguna gran catedral gótica, con decenas de capillas y rincones por descubrir, pero francamente, llama la atención. Por cierto, las vidrieras, son muy originales, a la par que bonitas.

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Catedral de Río de Janeiro

En pocos minutos llegamos al Teatro Municipal, de estilo ecléctico, y que pasa por ser uno de los más bellos del continente. Se trata de un edificio de principios de siglo XX y que tiene a la ópera de París en su fuente de inspiración. Las marmóreas columnas de su fachada le dan, ciertamente, un aire imperial al teatro y varias estatuas, alegorías de las distintas artes escénicas, la decoran.

Aunque es posible visitar el interior del Teatro Municipal en una visita guiada me contento en comprar unas entradas para la ópera del domingo (las fotos que veis son de cuando visité el teatro para acudir al espectáculo). Así, aunque desde el gallinero, podré disfrutar del interior del teatro a la vez que disfruto de la ópera.

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Teatro Municipal de Río de Janeiro
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Teatro Municipal de Río de Janeiro

Nos acercamos ahora a la zona del Largo de Carioca, enfrente de la estación de Metro Carioca. Llegamos en poco más de cinco minutos, pues todo el distrito Centro de Río es muy compacto y la visita del mismo no reviste dificultad alguna.

Encontramos en esta localización dos de conventos más antiguos y que hacen referencia a los primeros siglos tras la fundación de la ciudad. Para llegar a ellos tomamos un ascensor, pues se encuentran ubicados en una pequeña colina, justo por encima del Largo de Carioca. Se trata de la Iglesia y convento de San Antonio y el más espectacular, convento e iglesia de San Francisco, de auténtica obra maestra del rococó más exultante, que merecen los 5 reales que tenemos que pagar para visitarlo.

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Y de un par de templos celestiales a un par de templos terrenales. El primero, una pastelería, la Confeitaria Colombo, que lleva sirviendo cafés, pasteles (y en los últimos años, almuerzos) desde hace más de un siglo. Se quiera o no merendar o almorzar en la Confeitaria Colombo, ningún viajero debe dejar de visitarla. La planta baja, algo más informal, esta bellamente decorada gracias a enormes espejos en las paredes. La planta superior, no se abre hasta las 11 de la mañana, momento en que se empiezan a servir los almuerzos. El tragaluz del techo del edifico, de estilo art nouveau, es una auténtica obra de arte.

El segundo templo terrenal lo es de la literatura. Se trata del Real Gabinete Portugués de Leitura que hace de biblioteca pública. Su fachada neogótica nos recuerda la de la estación do Rosio de Lisboa, con sus aires neomanuelino. Su interior, construido con el casi exclusivo uso de maderas nobles, es un auténtico portento. Sin embargo, nuestra felicidad no es total, pues el Real Gabinete Portugués de Leitura se encuentra en estos momentos en fase de restauración, de manera que no podemos disfrutar en su totalidad de la que es una de las más bonitas bibliotecas del mundo.

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La verdad es que a esta hora de la mañana de un día laborable, el Centro de Río bulle. Desde luego, la ciudad está viva y el batiburrillo de gente yendo y viniendo, los múltiples mercadillos, los vendedores desgallitándose en busca de clientes y los muchos hombres anuncio (la mayoría de ellos, anunciando la compra de oro) le dan mucho color al barrio.

Nos acercamos hacia la plaza XV parando antes en dos bellas iglesias. La primera la Iglesia de la Santa Cruz de la Orden de los Militares, de finales de siglo XVII y principios de XIX. Aunque su fachada es neoclásica, su interior es barroco, de transición con el rococó. La segunda iglesia, más impresionante si cabe, es la pequeña Iglesia de Nostra Senhora da Lapa dos Mercadores. El interior barroco es uno de los más espléndidos de la ciudad y su tragaluz, un portento de belleza.

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En pocos metros, llegamos a la plaza XV que era, en la época colonial, el centro político y administrativo de la ciudad. Aunque algunos edificios de esta zona fueron destruidos con la llegada de la república, otros muchos se conservaron. Uno de los más importantes, el que domina la plaza. Se trata del Palacio Imperial de Río de Janeiro, que fue sede de la gobernación en época colonial, y Palacio Imperial, tras la independencia del país. Se trata de un edificio de moderadas proporciones que se construyó a mitad de siglo XVIII. En aquél momento Río de Janeiro no era la capital del Brasil Colonial, pues dicha capitalidad correspondía a Salvador de Bahía. Cuando la capitalidad del Virreinato portugués es trasladada a Río, el Palacio de los Gobernadores es transformado en Palacio de los Virreyes. Y a partir del 1808, con la llegada de la independencia, el Palacio es transformado en Palacio Imperial. Con la llegada de la República el edificio entra en franca decadencia, siendo transformado en oficina de correos y, posteriormente, casi abandonado al olvido. La restauración llevada a término durante los últimos años del siglo XX le ha restituido parte de su esplendor. Actualmente, el Palacio Imperial de Río de Janeiro ha sido transformado en local para exposiciones.

En la plaza XV nos llama la atención también una bonita fuente, que data de 1789 y que es conocida como Chafariz do Mestre Valentim. Según leemos, en época colonial, el mar llegaba hasta la misma plaza, de manera que dicha fuente servía para abastecer los marineros que llegaban a puerto. Solo después de la independencia del país se rellenó de tierra esta zona de la plaza, ganándose terreno al mar, y quedando el Chafariz, en medio de la plaza.
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La siguiente visita es la que nos lleva al Palacio Tiradentes, mucho más moderno, pues se trata de un imponente edifico de 1920. El palacio, que lleva el nombre de un héroe nacional que fue uno de los primeros en rebelarse al poder portugués establecido, funcionó como cámara legislativa del país hasta que la capitalidad se trasladó a Brasilia. La verdad es que desconocía la posibilidad de realizar visitas al Palacio de Tiradentes, pero preguntando me indican de que sí es posible visitar el palacio, señalándome un puesto donde media docena de chicas jóvenes ociosas con su móvil esperan algún visitante para iniciar un tour guiado.

Me acerco, y me indican que ahora mismo sale un tour y que, además, como estoy solo, me lo hacen en español y es gratuito. Carola, la joven guía me explica que es una estudiante universitaria de Historia que está haciendo las prácticas en el Palacio de Tiradentes.

El tour vale mucho la pena, y en los casi 45 minutos que dura, me explica sobre la historia del país y en particular sobre el paso de colonia a monarquía independiente y posteriormente, a república. Visitamos varias dependencias del palacio, incluida su bellísima biblioteca, que según cuenta Carola, funciona como biblioteca pública abierta a todo el mundo y, en particular, la sala donde se reúnen los diputados de Río de Janeiro, pues actualmente, el Palacio de Tiradentes es la sede de Gobierno Regional. En esta sala, destaca especialmente la bellísima cúpula de vidrio, así como diversas pinturas que hacen referencia a la historia del país.

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Al norte de la plaza XV encontramos dos iglesias. Se trata de la Iglesia Nossa Senhora do Carmo y la Iglesia Ordem Terceira de Nossa Senhora do Carmo. Podemos visitar, solamente, la primera de ellas, donde nuevamente nos sorprendemos por su refinada decoración interior, rococó. Este templo es conocido como la Antigua Catedral de Río, como me explica cariñosamente una abuela brasileña que se me ha acercado al verme entrar al templo.

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DONDE DORMIR EN RÍO DE JANEIRO

Las MEJORES ZONAS PARA DORMIR EN RÍO DE JANEIRO son las de Copacabana, Leblon e Ipanema, mucho más seguras por la noche.

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Antes de llegar al Monasterio de Sao Bento, último punto de nuestra vista por el Centro de Río, nos encontramos de bruces con la Iglesia de la Candelaria, uno de los templos de mayores dimensiones de Río, cuya fachada domina una transitada plaza.

La Iglesia de la Candelaria se empezó a construir a finales del siglo XVIII, aunque no fue terminada hasta un siglo después. Es uno de los templos más ricos que hemos visto hasta ahora, de manera que esta vez la madera rococó deja paso a los ricos mármoles italianos, traídos desde Verona para la ocasión.

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La última de las visitas al Centro de Río es también una de las más esperadas. El Monasterio de Sao Bento es considerado una de las obras cumbres del rococó en todo Brasil. Para llegar a él, hemos de entrar por un portal y tomar un ascensor que lleva hasta un cuarto piso. Al salir del ascensor, aun debemos subir unas escaleras hasta llegar a la placita donde se encuentra esta verdadera joya.

El Monasterio de Sao Bento, benedictino, está dedicado a la Virgen de Montserrat, aunque nosotros no sabemos encontrar ninguna virgen negra en su interior. La historia del monasterio se remonta a 1590, pero la decoración interior fue realizada a partir del siglo XVIII. La sobria fachada contrasta, una vez más, con el extraordinario interior. El dorado parece invadir cualquier rincón, por escondido que sea, de este bello monasterio. En varias capillas laterales encontramos diferentes santos, entre ellos Sao Bento, mientras que la Virgen de Montserrat es quien preside la iglesia.

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La verdad es que la visita al Monasterio de Sao Bento supone un extraordinario broche de oro a nuestra visita por el Centro de Río. En este post podéis ver una selección de las 10 visitas más importantes que hacer en Río de Janeiro.

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Comentarios:

5 comentarios en “CENTRO DE RÍO DE JANEIRO. Visita al pasado colonial de Río.


Lilián Nati
24 de enero de 2016

Soy Fanática de Río de Janeiro, de Brasil todo. Lindísima tu presentación, detallada perfectamente.

Viajes y Vivencias
26 de enero de 2016

Esta entrada me parece realmente interesante, he leído muy poco el blogs, por no decir nada del Río de Janeiro histórico, eso sí, del Pan de Azúcar, del Cristo del Corcovado y de las playas si hay escrito hasta la saciedad. Me ha sorprendido gratamente todo lo que ofrece el centro de la ciudad y que normalmente pasa desapercibido. No sé cuando iré por allí, pero desde luego cuando lo haga me llevo impresa tu entrada, no me perdería por nada del mundo todo esto que nos enseñas. Un saludito 🙂

    Jordi
    26 de enero de 2016

    Así es. Al final da la impresión de que en Río solo hay fiesta y playas. Y la verdad es que su centro histórico nos pareció realmente recomendable y digno de un buen paseo. Te recomiendo mucho Río. La verdad es que es de esos lugares que, incluso, supera las expectativas. Un beso!

M.Teresa
26 de enero de 2016

Tenia la part colonial de Río molt oblidada. Desafortunadament crec que no tinc ni una foto i quan no hi ha fotos el record es va esvaint.
En aquell viatge vam estrenar la càmera de vídeo, una gran nosa descomunal. De fotos en vam fer molt poquetes però, això sí, hores i hores de pel·lícula que no hem mirat mai més. Quin rotllo això del vídeo, si no m’empasso ni els meus, com per mirar els dels altres.
Gràcies per recordar-m’ho perquè amb aquest reportatge ho he tornat a viure.

Una abraçada

    Jordi
    26 de enero de 2016

    Jejeje, sí que és una mica emprenyador això del video. Nosaltres el portem en alguns viatges, però no en tots. Més aviat perquè son els videos que tindrem de l’evolució d’en Marc. I allà estan enmagatxemats «pel dia de demà»…

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