Fue este un periodo histórico que no duró mucho en el tiempo pero cuyo legado arquitectónico sí que ha persistido hasta nuestros días. La grandeza de un estilo que es compendio de las distintas civilizaciones que habían pisado Sicilia en los siglos anteriores y que es conocido como arte árabe-normando o, incluso, árabe-normando-bizantino.
Al igual que la catedral de Cefalú y varios de los templos de Palermo (incluida la fabulosa Capilla Palatina del Palacio de los Normandos), la Catedral de Monreale forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad.
Con la denominación de Palermo árabe-normando y las Catedrales de Cefalú y Monreale, se agrupan nueve bienes de aquella gloriosa época que fueron incluidos en la preciada lista en 2015. En este caso fue el monarca Guillermo II quien impulsó la construcción de este templo. Según parece, Guillermo, nieto de Roger II, el más importante de los monarcas normandos que gobernaron Sicilia no quería ser menos que su abuelo y con la idea de superarlo en cuanto a espíritu constructor mandó erigir la Catedral de Monreale. No hay que olvidar que Roger II fue el artífice de la Catedral de Cafalú y particularmente, de la Capilla Palatina de Palermo que, junto a la Catedral de Monreale, son los dos máximos exponente de este estilo artístico. La leyenda también los cuenta que fue la mismísima Virgen María quien se le apareció en sueño a Guillermo para pedirle que construyera un templo en su honor a cambio de que le fuese rebelado la localización del tesoro paterno.
Monreale se encuentra a una decena de kilómetros de Palermo. Llegamos en algo más de quince minutos. Particularmente, porque una vez dentro de Monreale, la circulación es algo caótica dado que, según parece, hoy es día de mercado y parte del centro histórico está cerrado al tráfico. Al final, aparcamos a cinco minutos de la Catedral de Monreale que, en realidad y dado lo justo que vamos de tiempo, es nuestro único objetivo en la población.
VISITA A LA CATEDRAL DE MONREALE
Aunque la Catedral de Monreale es uno de los templos más extraordinarios y representativos del periodo normando en Sicilia, su fachada no es nada espectacular. Comparada con algunas de las más bellas catedrales católicas u ortodoxas, la de Monreale parece más bien austera. Dos torres, una de ellas inacabada, más robustas que esbeltas dominan gran parte de la fachada occidental. En medio, una gran portada diseñada mediante tres arcos sustentados por columnas, tampoco nos hace suponer lo que encontraremos en su interior. Por detrás de la balaustrada que corona dicha fachada, encontramos un tipo de decoración en cenefa que ya hemos visto en algunos edificios normandos de Palermo.
Entramos a la Catedral de Monreale por una puerta lateral y en cuando nuestra pupila se acomoda a la luz interior quedamos maravillados ante lo que nuestros ojos tienen enfrente.
La Catedral, de planta basilical y 102 metros de longitud, está decorada, prácticamente por completo, por maravillosos mosaicos que nos recrean distintos episodios del antiguo y nuevo testamento. A diferencia de la Catedral de Cefalú, donde los mosaicos se localizaban, casi de forma exclusiva, en el presbiterio, en la Catedral de Monreale parece que no haya quedado un solo metro cuadrado sin que las teselas decoren el templo. La superficie total de mosaicos alcanza la friolera de 6430 metros cuadrados. De verdad que la decoración es espectacular y las fotografías no pueden hacer honor a la grandeza de la construcción.
Las tres naves de La Catedral de Monreale están separadas por un conjunto de nueves columnas aparentemente monolíticas y de granito (una de ellas es de mármol) decoradas con capiteles corintios. Todo lo que queda por encima de las columnas, ya sea en la nave central o en las laterales y tanto en el presbiterio como en los ábsides laterales, está completamente decorado.
El interior del templo fue terminado en 1884 y, aunque el estilo general es conocido como árabe-normando, se podría considerar que el interior está realizado en estilo bizantino. De aquí que nos recuerde a algunas de las más extraordinarias iglesias de Rávena, Estambul o Venecia.
Hasta 42 episodios del Antiguo Testamento pueden reconocerse en la decoración en mosaico de la Catedral de Monreale. Una de las mejor logradas es todo el ciclo que hace referencia al Arca de Noe. Asimismo, hay que destacar el bellísimo Pantocrátor que decora el ábside central, uno de los más bellos del estilo bizantino.
También podemos reconocer varios episodios de la vida de Cristo, como Jesús lavando los pies a sus discípulos, o varios milagros, como la curación del leproso o el famoso milagro de la multiplicación de los panes y los peces.
No hay que dejar de admirar el techo, cuyo artesonado es igualmente una muestra de la delicadeza del arte árabe normando.
EL CLAUSTRO DE LA CATEDRAL DE MONREALE
La visita a la Catedral de Monreale no sería completa sin visitar el claustro, al que se accede no desde el interior del templo si no desde fuera.
Un claustro, por cierto, que es de pago. Sin embargo, su visita bien vale el precio de la entrada puesto que se trata de uno de los pocos claustros de estilo árabe-normando. El estilo, que no deja de ser un sincretismo de estilos previos, le da una ambiente a medio camino entre lo occidental y lo oriental.
Ello es propiciado porque los arcos ligeramente apuntados son sustentados por columnas decoradas curiosamente con un conjunto de incrustaciones geométricas con pequeñas teselas. La decoración de cada columna es diferente. Así mismo, cada uno de los capiteles está decorado de forma única, resultando el que quizá es el más bello claustro de toda Sicilia.
La visita a la Catedral de Monreale es, sin duda, una de las imprescindibles en todo viaje a Sicilia. Es este post os dejo con un pequeño resumen de las visitas más importante que hay que hacer en Sicilia.