Yazd, capital de provincia homónima es una de las ciudades más bonitas de Irán, y uno de los destinos imprescindibles que ver en Irán, ya no solo por la belleza de la ciudad vieja, si no por ser también, uno de los lugares de culto más importantes del zoroastrismo.
Llegamos a Yazd tras un larguísimo trayecto desde Shiraz, una ciudad que nos encantó. A medio camino, sin embargo, hemos hecho una parada en el sitio arqueológico de Pasargada, donde no hay demasiado más que la tumba de Ciro el Grande, el gran emperador persa. Aunque este recinto arqueológico no es tan impresionante como el de Persépolis, sólo para rendir homenaje a uno de los más grandes de los emperadores persas ya es suficiente motivo para hacer una parada en Pasargada.
VISITA A ABARKUH: EL CIPRÉS MILENARIO Y EL YAKHCHAL O DEPÓSITO DE HIELO
También hacemos una parada en las afueras de la ciudad de Abarkooh o Abarkuh donde encontramos dos sorpresas: la primera, la presencia de un ciprés milenario. Según nos cuentan, hay motivos para pensar que el ciprés tiene más de 4000 años de vida. El árbol, que hace 35 metros de alto y que tiene un tronco que mide casi 5 metros de diámetro es una auténtica institución en el país, por lo que incluso está protegido por la Asociación del Patrimonio Cultural.
Debe de ser verdad que el ciprés es importante en Irán, porque cuando llegamos, la televisión iraní está haciendo un reportaje sobre el árbol. La sorpresa llega cuando Reza, nuestro conductor, nos cuenta que el presentador está interesado en entrevistarme, por lo que no me queda otra que hablar para la televisión iraní y explicar qué es lo que nos ha traído hasta Abarkuh.
La segunda visita que hacemos en esta población es el Yakhchal o Casa del Hielo de Abarkuh, una estructura, esta sí, ciertamente interesante. Se trata de un depósito de hielo que es bastante típico de esta zona de Irán, donde en verano hace mucho calor pero el invierno es habitual que hiele. La cuestión es que en el depósito subterráneo que queda por debajo de la rasante se acumula el hielo durante los meses de invierno, gracias a unos canales que transportaban el agua al depósito. Estos canales eran conocidos como Qanat.
La preciosa estructura cónica-escalonada formada por una mezcla de barro, arena, clara de huevo, limón y pelo de cabra (mezcla que se conoce con el nombre de sarooj), y que tiene unas paredes de extraordinario grosor consiguen que el depósito se mantenga a una temperatura baja durante los meses de verano. Además, a menudo se construía un gran muro junto al Yakhchal, para que su sombra se proyectara hacia la estructura cónica y la temperatura se mantuviera lo más baja posible.
Se conoce de la existencia de estas estructuras desde hace más de dos mil años y no sólo encontraremos este Yakhchal durante nuestra estancia en el país, sino que iremos encontrando varios durante nuestra ruta, por ejemplo en Meybod.
A la salida del pueblo paramos en un restaurante local para comer. Es uno de los restaurantes más espartanos que habremos encontrado en nuestros viajes, prueba de que aquí no llega el turismo. Mientras esperamos la comida, Reza y Marc se entretienen jugando al ajedrez.
QUE ES EL MAZDEÍSMO O ZOROASTRISMO. VISITA DE YAZD, LA CIUDAD DEL ZOROASTRISMO.
El zoroastrismo o mazdeísmo es una creencia que está basada en las enseñanzas de un filósofo iraní, llamado Zoroastro, del que se sabe muy poco. Incluso de desconoce con exactitud su lugar de nacimiento (hay quien dice que nació cerca de Teherán, pero hay quien sitúa su nacimiento en Afganistán o en Kazajistán) así como su fecha aproximada de nacimiento (que se situaría entre el 600 y el 1000 aC). Zoroastro basaba su filosofía en la creencia de una única divinidad creadora, Ahura Mazda, del que deriva el nombre de mazdeísmo, que era como era conocida esta filosofía o religión hasta que en el siglo XIX se empieza a hablar de zoroastrismo, en honor a maestro fundador.
Parece ser que fueron varios los emperadores persas que abrazaron esta religión, sobre todo a partir del período aqueménida. De hecho, muchas de las tradiciones de esta religión, que posteriormente fueron recogidas en textos, provienen de la época aqueménida. El Avesta es el libro que recoge los textos sagrados del zoroastrismo, aunque sólo ha llegado hasta la actualidad una cuarta parte del Avesta original. Podríamos decir que con matices, el Avesta es al zoroastrismo lo que la Biblia al Cristianismo o el Corán al Islam.
El mazdeísmo no se limitó sin embargo, a Irán, sino que fue exportado a lugares tan diversos como Armenia (hasta que se adoptó el Cristianismo) o China. De hecho, aunque el lugar de origen de esta religión es en Irán, el país del mundo donde hay más seguidores de Ahura Mazda es la India, donde los zoroastrianos que descienden de los antiguos persas emigrados desde su país de origen son conocidos como parsis. En total, son más de dos millones y medio de zoroastrianos todo el mundo. En Bombay, aun existen algunas Torres del Silencio en funcionamiento, según los ritos originales.
Antes de entrar en la ciudad de Yazd hacemos una parada en las Torres del Silencio, que están en las afueras de Yazd. Se trata de dos colinas que eran culminadas con sendas construcciones de planta circular que eran utilizadas por los zoroastrianos como lugar de inhumación. De hecho, los integrantes de esta religión conocían estas construcciones con el nombre de Dakhmeh, que quiere decir exactamente, cementerio.
Al parecer, al morir un zoroastriano, su cuerpo era llevado hasta lo alto de la colina donde se dejaba a merced de los buitres. Cuando ya sólo quedaban los restos, los huesos eran tirados a un pozo que había en las Torres del Silencio, i que era cubierto con cal viva.
Aunque hay un camino que llega hasta la cima de los montículos, nos quedamos en la llanura observándolos. También entramos en varias construcciones de adobe, que se encuentran en esta zona y que servían para hacer las ceremonias previas a la inhumación. Se trata de estructuras sencillas, de una sola planta y con varias habitaciones que se reparten a ambos lados de una entrada que queda en medio de la construcción. Algunas de las estructuras están parcialmente reconstruidas, o al menos permiten que podamos entrar sin demasiado peligro.
También encontramos en esta zona un depósito de agua subterránea, con dos torres de ventilación, preludio de los muchos que encontraremos en la ciudad vieja de Yazd.
Visitadas los Torres del Silencio de Yazd nos encaminamos hacia el Templo del Zoroastro de Yazd, también llamado Atashkadeh que quiere decir precisamente, Casa del Fuego.
El Templo del Zoroastro de Yazd es un edificio de 1934 y fue construido precisamente gracias a la ayuda económica de los parsis. En el patio central del edificio hay un pequeño estanque. Al fondo, encontramos el edificio principal, al que se accede después de subir una pequeña escalinata y de un porche que se sostiene por cuatro columnas. Dentro encontramos el fuego sagrado, que al parecer quema de manera ininterrumpida desde el siglo V, después de haber viajado por varios emplazamientos desde su original. En la fachada del templo o edificio encontramos la figura alada de Ahura Mazda, la divinidad.
Seguidamente, y tras conocer un poco sobre una religión, la zoroastriana, de la que teníamos poco conocimiento, nos acercamos hasta el Complejo Amir Chakhmaq, quizá el edificio más emblemático de Yazd. Se trata de una construcción del siglo XV que destaca por su extraordinaria portada, construida recordando las formas de lo iwans de las mezquitas, en tres niveles, decorada con la clásica ornamentación en forma de baldosas turquesa y con dos esbeltos minaretes, que se añadieron en el siglo XVIII y que acaban formando una de las composiciones más armoniosas de todo el país.
A esta plaza donde se encuentra el Amir Chakhmaq es necesario volver, y así lo haremos, de noche, cuando la preciosa fachada del Amir Chakhmaq queda iluminada. Ha que decir, que detrás de esta extraordinaria fachada no hay absolutamente nada, aunque uno esperaría encontrar un gran palacio o quizá la más grande de las mezquitas de Irán. En cierto modo, el edificio nos recuerda al Hawa Mahal o Palacio de los Vientos de Jaipur, pues también en ese caso, detrás de la gran fachada del palacio no hay tampoco, absolutamente nada.
Antes de que oscurezca, nos acercamos hasta la Mezquita del Viernes de Yazd, otro de los puntos más importantes de la ciudad. Lo que vemos actualmente es un templo del siglo XIV, aunque parece que el original sería del siglo XII.
Lo que más impresiona es la extraordinaria puerta de entrada que con sus dos minaretes, es la más alta de todo Irán, pues llega hasta los 48 metros de altura. Una vez más, el efecto del embaldosado esmaltado es extraordinario. El blanco, el azul, el verde y el naranja son los colores predominantes en esta decorada puerta y minaretes. También está decorado en embaldosado esmaltado la preciosa cúpula del edificio.
Nos encaminamos ahora hacia la Ciudad Vieja de Yazd, y en concreto hacia la Casa de la Fuerza o Zurkhane de Yazd. En Irán son muy populares los zurkhane, que son una especie de gimnasios. Pero quizás el más conocido de todos ellos es el de Yazd, que se sitúa en el sótano de lo que era una preciosa cisterna de agua (de las muchas que encontramos en la ciudad antigua de Yazd).
En algunos de estos zurkhanes hacen exhibiciones para turistas, pero por desgracia hoy no hacen ninguna. Eso sí, el gimnasio está abierto y tras pagar una pequeña entrada podemos visitarlo. En el centro del reciento se dispone una pequeña pista circular que se sitúa directamente sobre la antigua cisterna de agua. Sobre esta pista, los gimnastas suelen hacer sus exhibiciones de fuerza. Finalmente, cuando pensamos que nos quedaremos sin la exhibición de alguno de estos forzudos, aparece un gimnasta que empieza a entrenarse.
Aunque no hace una exhibición en sí, para nosotros lo es realmente, haciendo una serie de ejercicios con una suerte de pesados bolos que hace mover con gran habilidad. Después repite ejercicios con unos elementos de metal y con una especie de piezas de madera, bien pesadas también. La verdad es que disfrutamos de verdad del que es uno de los deportes nacionales del país y que tiene en Yazd, una de las mejores canteras.
Es hora de perdernos finalmente por la Ciudad Vieja de Yazd. Es esta una zona laberíntica, de estrechas callejuelas, casas de ladrillo y adobe con preciosas puertas de maderas, pasillos que parecen ser secretos y que comunican los diversos callejones y arcos que unen las diversas estructuras. También se encuentran en la Ciudad Vieja, pequeños restaurantes o encantadores hoteles que se han situado en antiguos palacios remodelados. Son estas las calles conocidas como sabbats, una zona muy agradable de visitar.
Es este un barrio donde encontramos también un buen número de depósitos de agua subterráneos y con torres de ventilación, que tienen una estructura similar a la que hemos visto en las afueras de Yazd. El depósito cilíndrico siempre queda por debajo del nivel del suelo, por lo que no se ve. Lo que sí que queda a la vista son las torres de ventilación, los badgirs, que mantienen el agua fresca, así como las preciosas cúpulas de adobe que sobresalen de las azoteas de la ciudad vieja.
Está oscureciendo y la zona se va volviendo misteriosa, e incluso, algo fantasmagórica, cuando de vez en cuando, alguna mujer tapada de arriba abajo pasa por nuestro lado, quizá sin que la hayamos visto hasta que la hemos tenido muy cerca. No podemos entrar en cambio, en el Mausoleo de los 12 imanes, pues lo encontramos cerrado. Se trata de un edificio de ladrillo y con una sencilla cúpula, que data de principios del segundo milenio. Esta estructura no es una tumba si no simplemente un recordatorio de los doce imanes chiitas.
Entramos entonces en algunos de los edificios abiertos al público convertidos en bonitos restaurantes, salones de té u hoteles, hasta que hacer un té a la menta y una shisha a un precio de risa y en uno de los locales con más encanto que encontraremos en todo el viaje.
Un precioso fin de recorrido por la fascinante ciudad de Yazd.