La Torre Bellesguard de Barcelona es una de las obras menos conocidas de Antoni Gaudí. Probablemente sea por estar algo alejada del Paseo de Gracia, núcleo principal de la Ruta del Modernismo en Barcelona y por tratarse de una propiedad privada que hasta hace muy pocos años no recibía visitantes.
Lo cierto es que la Torre Bellesguard bien merece una visita, de manera que aprovechamos una soleada mañana barcelonesa para conocerla.
Aunque ahora mismo la Torre Bellesguard está situada dentro de los límites de la ciudad condal, hay que tener en cuenta que cuando se edificó, a principios de siglo XX, esta zona formaba parte de la localidad de Sant Gervasi de Cassoles, justo a los pies de la Sierra de Collserola. En este sentido, cuando María Sagués Molins, viuda del rico comerciante Jaume Figueras, encarga la construcción de este edificio, éste se diseña como vivienda vacacional de los señores, que durante la semana residían en Barcelona.
El progresivo crecimiento urbanístico de la ciudad de Barcelona dio lugar, durante todo el siglo XX, a una continua fagocitación de las pequeñas localidades que la rodeaban, que pasaron a formar parte de la capital, como uno más de sus barrios. Tal fue el caso de Sant Gervasi.
EL CASTILLO DE MARTÍN I EL HUMANO
La Torre Bellesguard fue edificada en la misma localización donde se encontraba el antiguo castillo del gerundense rey de Aragón, Martín I el Humano. Rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña y Sicilia (en este caso, durante únicamente 2 años) e hijo de Pedro IV, su reinado coincidió con el Cisma de Occidente. En aquél momento, Martín I se posicionó en favor de los papas de Aviñón, acudiendo incluso al Palacio Papal para jurarle fidelidad a Benedicto XIII. Sin embargo, ninguno de los 4 hijos de Martín I sobrevivió a su padre, lo cual produjo un grave problema sucesorio. Finalmente, y tras dos años de deliberaciones tras la muerte del rey, es su sobrino (hijo de su hermana, Leonor de Aragón) quien es coronado rey. Leonor de Aragón estaba casada con Juan I de Castilla, con lo que el nuevo rey, con el nombre Fernando I, supone el primer Trastámara que reinará en Aragón.
Todo ello da lugar a que con la muerte de Martín I el Humano, el castillo entra en franca decadencia, hasta tal punto que deja de formar parte de las propiedades de la corona, en 1422. Cuando Gaudí recibe el encargo de construir la residencia estival de la viuda de Figueras, mantiene algunos de los escasos vestigios del primitivo castillo que aún quedan en pie, como parte de las murallas, o las almenadas torres de una de las puertas de acceso al recinto, las cual restaura. Sin embargo, el edificio principal es de nueva planta.
TORRE BELLESGUARD, VISITA A UN BELLO PALACETE NEOGÓTICO
Antoni Gaudí realiza el diseño de la nueva edificación siguiendo su particular adaptación del neogótico. Se trata de una época en que varios de los grandes arquitectos del modernismo catalán experimentan en este estilo. Obras neogóticas del propio Gaudí son la bonita casa Botines de León, el Palacio Episcopal de Astorga o el Colegio de las Teresianas, en la calle Ganduxer de Barcelona. Otro ejemplo de la fusión entre el modernismo y el neogótico lo encontramos en el Palacio de Sobrellano, que se encuentra en la cántabra población de Comillas y que es obra de Joan Martorell.
La Torre Bellesguard es un edificio de planta cuadrada, de no más de 15 metros de lado y con una altura cercana a los 20 metros (que llega hasta los 33 metros gracias a su torre), de manera que su esbeltez es lo primero que llama la atención. Como siempre, Gaudí utiliza los materiales propios de la zona donde se construye el edificio, dominando la piedra pizarrosa de distintos tonos y el ladrillo. Todo ello, forma a menudo, bellos diseños en forma de mosaico. Además, Gaudí se rodea de algunos de los mejores artesanos de la época, contando por ejemplo con la ayuda de Domènec Sugrañes, para el diseño de los mosaicos.
Destacable es también, la puerta de entrada a la Torre, diseñada en hierro forjado y con el lema “Ave María purísima, sin pecado fue concebida”, una nueva prueba del profundo cristianismo que atesoraba el genial arquitecto. A ambos lados de esta puerta principal, se hallan sendos bancos diseñados bajo la técnica del mosaico, como dije, obra de Sugrañes.
La esbeltez del edificio, así como su decoración en forma de almenas lo dejan a medio camino entre la torre residencial y la fortaleza, lo que le da un aire realmente original. En esta época neogótica, Gaudí hizo uso de la línea recta en mayor medida que en otros momentos de su carrera. Este hecho lo diferencia totalmente de otras obras como el Park Güell o la Pedrera.
Tenemos la oportunidad de visitar el interior de la Torre Bellesguard, gracias a una de las visitas guiadas que los fines de semana se realizan (también existe la posibilidad de realizar una visita audioguiada, a diario, excepto los lunes). Una visita que merece mucho la pena, al igual que las visitas a la Colonia y Cripta Güell de Santa Coloma de Cervello, otro espacio de Gaudí, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad. Ambos, mucho menos masificados que La Pedrera o la Casa Battló.
Al entrar al edificio nos sorprende la bella e iluminada planta baja, dispuesta a modo de recibidor y que recuerda el diseño de un patio andaluz aunque con los contornos, esta vez sí, mucho más redondeados. La parte más inferior de este recibidor está decorado con bellos azulejos, que tendrán su continuidad a lo larga de la escalera que sube a las plantas nobles. Del techo pende una bonita lámpara de hierro forjado, decorada con originales vitrales de colores.
La escalera sube a las plantas nobles, a las cuales no tenemos acceso (siguen siendo residencia de la familia Guilera, actual propietaria del edificio) y al desván, que está construido mediante el uso del ladrillo, otra de las técnicas señeras del modernismo catalán. Es esta una estancia diáfana, que se construyó con la idea de ser utilizada también, como sala de música. Según parece, Gaudí no pudo terminar el trabajo, por considerar la familia constructora que el presupuesto estaba superando lo previsto, de una manera demasiado amplia.
Finalmente podemos salir al terrado, desde donde podemos disfrutar de unas bellas vistas de la ciudad de Barcelona, a la vez que comprobamos el bonito diseño de la cubierta del edifico, que recuerda a un dragón, con sus ventanales como grandes ojos. El dragón, como animal mítico dentro del imaginario catalán.
Finalmente, la Torre Bellesguard se corona con una bonita torre troncocónica que termina en una bella espiral en trencadís, con los colores de la bandera catalana, la corona real y la cruz de cuatro brazos, tan típica de la arquitectura de Gaudí y que también se puede encontrar en el Colegio de las Teresianas, en la Casa Miralles o en dos de las más famosas obras de Gaudí, las Casa Batlló y Milá. Una vez más, catalanidad, religión y fidelidad, como pilares del simbolismo en la obra de Gaudí, reflejadas esta vez, en la Torre Bellesguard.
Una vez disfrutado del interior de la Torre Bellesguard es momento para dar un paseo por el precioso jardín, donde nos encontramos con dos bancos de piedra, diseñados de forma cóncava y decorados con el trencadís que nos recuerda el Park Güell. Lo curioso del banco es que si se habla en voz bajita desde uno de los extremos, otro oyente lo puede escuchar perfectamente desde el otro extremo.
La visita a la Torre Bellesguard, una de las obras menos conocidas de Gaudí en Barcelona, merece ser incluida dentro una más amplia visita al Modernismo de Barcelona.
ALGUNOS DATOS PRÁCTICOS
Llegar a Barcelona es fácil. La ciudad está bien conectada con el resto de la península y con Europa, mediante carreteras, trenes y aviones.
Los trenes de gran velocidad llegan a la estación de Sants, desde Madrid, Valencia o Francia. Así mismo, en la Estación de Sants hay línea de metro.
El aeropuerto de Barcelona tiene 2 terminales. La terminal 2 es la usada por la líneas de bajo coste y está conectada con el centro de la ciudad mediante tren de cercanías y autobús (Aerobus). La terminal 1, más reciente, está conectada con el centro de la ciudad mediante el Aerobús. Un servicio lanzadera gratuito une las 2 terminales.
Para llegar a la Torre Bellesguard se pude utilizar el autobús urbano de Barcelona. Por ejemplo, las líneas 58 y 22, que se toman desde Plaza Catalunya. Los ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (línea 7) también enlazan Plaza Catalunya con la zona (para Avenida Tibidabo). Desde allí, hay que andar unos 15 minutos.
El precio de la entrada a la Torre Bellesguard es de 9 euros en caso de la visita audioguiada, y de 16 para la visitas con guía. Hay descuentos para los menores de edad y jubilados y es gratuita para los menores de 8 años.
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