La Vall de Camprodón es uno de los mejores lugares que existen en Catalunya para disfrutar de un fin de semana de lo más completo. Situada en la comarca del Ripollés, una visita a la Vall de Camprodón supone disfrutar, en grado máximo, de una naturaleza exuberante, un patrimonio de primer orden y una riquísima gastronomía.
Es por ello, que hemos elegido a la Vall de Camprodon para realizar una última salida por Catalunya antes de terminar el año, aprovechando así la bonanza climática de estos primeros días de invierno. Tras conocer la Vall de Camprodón, también hemos aprovechado nuestra subida a la comarca del Ripollés para visitar algunos de los enclaves culturales más importantes de la comarca, como las imprescindibles poblaciones de Sant Joan de les Abadesses y Ripoll, de las que os hablaré en otro post.
LA VALL DE CAMPRODÓN. ¿QUÉ ES?
Conocemos como Vall de Camprodón el territorio que comprende el curso de los ríos Ritort y Ter en la comarca del Ripollés, que se unen en la localidad de Camprodón (de la que esta unidad territorial toma su nombre) y que se encuentra en el vértice de este territorio. Es decir que, hablando de manera estrictamente geográfica, nos referimos a los valles del Ritort y del Ter.
Son 6 los municipios que están comprendidos en la Vall de Camprodón: Setcases, Vilallonga de Ter, Camprodón, Llanars, Sant Pau de Segúries y Molló. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cada municipio agrupa varios núcleos de población. Algunos, tan pintorescos como los preciosos Beget (que pertenece al municipio de Camprodón) o La Roca (que pertenece a Vilallonga de Ter).
Las posibilidades turísticas en la Vall de Camprodón son numerosas, tanto por lo que hace referencia al turismo deportivo como al cultural. De tal manera que nosotros nos hemos centrado en algunas visitas concretas, teniendo en cuenta que parte de esta salida tenía a nuestro hijo Marc como protagonista, aprovechando que el turismo familiar tiene en la Vall de Camprodón un firme aliado.
Estas son las visitas que hemos tenido la oportunidad de disfrutar.
VILALLONGA DE TER Y LA ROCA
Este municipio situado en el valle del río Ter, a medio camino entre Setcases y Llanars, nos sugería poder convertir a Marc en un pequeño detective durante una horita. Un librito que entrega la oficina de turismo (y que se puede descargar también, en la web del Mancomunidad de la Vall de Camprodón) permite ir descubriendo el patrimonio de esta pequeña población de media montaña, a medida que el niño va resolviendo una serie de misiones.
Así, descubrimos la bella iglesia románica de Sant Martí, el antiguo molino harinero que aprovechaba la fuerza del agua del río Ter o la vieja central hidroeléctrica Brutau. El juego entretiene a Marc durante poco más de una horita a la vez que nosotros descubrimos la belleza de este pequeño pueblo.
Tras resolver las seis misiones volvemos al coche y en poco más de cinco minutos llegamos a La Roca, otro de los núcleos poblacionales que corresponden al municipio de Vilallonga de Ter y que toma el nombre de una mole que preside el centro del núcleo y de la que tenemos la posibilidad de alcanzar su cumbre tras un cómodo paseo de unos cinco minutos desde el aparcamiento. Desde la cima, las vistas del pequeñísimo núcleo poblacional de la Roca y de las montañas que lo rodean son excepcionales. Las vacas pastan aquí y allá y la sensación de serenidad es máxima.
MOLLÓ Y MOLLÓ PARC
Seguimos nuestro recorrido por la Vall de Camprodón tomando la carretera que nos lleva a Camprodón y posteriormente, la que toma dirección Molló, siguiendo el curso del río Ritort.
Aunque nuestro objetivo es poder disfrutar del Molló Parc, antes hacemos una breve parada para conocer la bonita iglesia románica de Santa Cecilia, situada en el municipio de Molló y prácticamente, a pie de carretera. Se trata de un templo de una única nave, con un ábside, una sencilla pero bonita puerta románica que se localiza en el muro sur del templo y un bellísimo campanario terminado en el siglo XII, adosado al muro norte. Encontramos en Santa Cecilia de Molló algunos de los rasgos más característicos del románico lombardo típico de Pirineo Catalán, como pueden ser lar arcuaciones ciegas, las ventanas geminadas en el campanario o los frisos dentados.
En pocos minutos llegamos a Mollo Parc, un sitio en plena naturaleza destinado al disfrute de los más pequeños, pero también de toda la familia. En esencia, el Molló Parc se trata de lo que podríamos determinar un zoo de montaña.
Situado en plena naturaleza, en un espacio dominado por amplios bosques, en el Molló Parc podemos admirar una buena cantidad de animales, muchos de ellos autóctonos del Pirineo, pero también otros que no lo son, como el lince euroasiático, por ejemplo. La verdad es que los animales aquí disponen de unas amplias instalaciones, y en muchos de los espacios, es posible creerse que se encuentran libres en plena naturaleza.
La verdad es que el sendero que recorre el parque, más o menos circular y de unos tres kilómetros, es muy interesante, y Marc, pero también nosotros, gozamos cruzándonos con cabras montesas, corzos, rebecos y muflones, por ejemplo.
Hay una pequeña parte, dedicada a los más pequeños, donde los niños pueden juguetear con animales de granja, en particular con las cabras.
Tras el paseo por las instalaciones del Molló Parc nos acercamos a su anexo, el Molló Parc Aventura. En esta ocasión Marc disfruta de un circuito de aventura, sobre pasarelas de madera situadas a media altura. El niño va en todo momento sujeto a un cable de acero, gracias a la ayuda de un arnés, de manera que la seguridad es máxima. El circuito incluye, además, un par de tirolinas (la segunda de, al menos, 100 metros de longitud) con las que Marc disfruta enormemente. Molló Parc dispone de 4 circuitos según la edad del niño y la verdad es que supone un complemento muy entretenido al Molló Parc.
CAMPRODÓN
Una decena de kilómetros y menos de quince minutos de coche separan Molló de nuestro próximo destino, la preciosa población de Camprodón.
Situada en el vértice del área geográfica conocida como Vall de Camprodón por ser el punto donde el río Ritort desemboca en el río Ter, la población de Camprodón es una de las más queridas en Catalunya.
Es reconocida por ser un generoso lugar vacacional que aúna un patrimonio cultural excepcional, un entorno maravilloso (que posibilita la realización de bonitos paseos no solo en la población si no también en los alrededores) y una gastronomía de primer orden (con productos tan gustosos como las autóctonas Galletas Birba o los excepcionales embutidos que se elaboran en la zona y que se venden en las múltiples charcuterías que encontraremos en la población).
Por desgracia, esta vez no disponemos de demasiado tiempo como el que se requiere para disfrutar de la población. Sin embargo, no quiero pasar la oportunidad de comentaros dos monumentos capitales dentro del importante legado románico de la ciudad.
El primero, el Pont Nou de Camprodón (Puente Nuevo), monumento histórico declarado bien de interés nacional y verdadero icono de la población. Se trata de un puente sobre el río Ter, de piedra y de un único arco cuyo ojo tiene una anchura de 22 metros. Se trata de una construcción inicialmente románica (como demuestra el arco de medio punto), aunque restaurada en diversas ocasiones, la última de las cuales, en 1930. La longitud total del puente, 66 metros, no era nada desdeñable para la época de construcción.
Este puente se construyó en el mismo lugar donde, antes del siglo XII, se habría ubicado otro. Es por este motivo que el puente recibe el nombre de Nuevo, en yuxtaposición al anterior.
Una de las vertientes del puente está unida a una torre de defensa, que da lugar a la conocida como Puerta de la Cerdaña, que recibía el nombre por ser de obligado paso para todos aquellos que se dirigían a aquella comarca. Esta torre de defensa fue construida en una época posterior.
El otro monumento que no hay que dejar de visitar es el monasterio de Sant Pedro de Camprodón, un bellísimo cenobio románico del siglo XII que conserva parte de la decoración lombarda tan característica de los valles pirenaicos, aunque el monasterio (en realidad, la iglesia, que es lo que se conserva) es más bien austero.
La verdad es que vale la pena pasear tranquilamente por la población de Camprodón, entrar en sus múltiples pastelerías para degustar sus especialidades locales y disfrutar también de algunos de los varios restaurantes, que reinterpretan la tradición gastronómica local haciendo uso de la mejor materia prima que proporciona la propia comarca.
Nuestra visita a la Vall de Camprodón termina en la población que le da nombre. Por desgracia esta vez no hemos tenido la oportunidad de acercarnos a Setcases (unos de los pueblos más pintorescos de Catalunya) o Beget (un precioso conjunto monumental que tiene en la iglesia de San Cristóbal y su Cristo en Majestad –que nosotros incluimos en su momento en la lista de los monumentos románicos que nadie debería perderse– su mayor punto de interés. Tanto uno como otro núcleo urbano hemos tenido la oportunidad de conocerlos en otras visitas a la comarca y os los recomiendo.
La Vall de Camprodón es uno de los mejores lugares de Catalunya para disfrutar de la naturaleza, a la vez que se goza de un enorme patrimonio monumental y de una rica gastronomía.
RESTAURANTE PONT 9, CAMPRODÓN. Situado en un bellísimo emplazamiento y con visitas directas al Pont Nou de Camprodón, el Restaurant Pont 9 supone una acertada reinterpretación de la cocina tradicional. Se trata de un establecimiento familiar de gran tradición en Camprodón.
Aquí, el uso de una materia prima de excepcional calidad (gracias al generoso producto de kilómetro 0 producido en la misma comarca) se une a una acertadísima reinterpretación del arte culinario.
El menú gastronómico (una degustación de 6 primeros platos, 1 segundo a escoger y 1 postre) a un precio excepcional (menos de 30 euros), nos pareció un auténtico festín. Existe un segundo menú, por menos de 20 euros, que también tiene muy buena pinta.
Comentarios:
11 comentarios en “VALL DE CAMPRODÓN. Un fin de semana con niños en plena naturaleza.”
Esta zona es super chula, me gusta mucho. A ver si para la primavera organizo alguna escapada. Saludos
Que planazo de finde! Em peque seguro que disfrutó de lo lindo, sobre todo con las turolinas y los animales! Bonita región ????
Si!!! Esta vez le tocaba al niño disfrutar también! que no todo es pasear por Angkor!
Voy a ir este fin de semana y este post me ha sido muy util: muchas gracias!
Me alegro mucho. La verdad es que toda la zona es muy bonita! Que lo disfrutes, Carlos!
La verdad es que se trata de algo así como slow travel. Una comarca tranquila para disfrutarla con calma. Además, con muchas joyas del románico, que aquí no he comentado casi, con pistas de esquí y con una gastronomía autóctona exquisita!