TENGANAN, BALI. Visita a una comunidad Bali Aga

Los Bali Aga son los auténticos indígenas de la isla de Bali, el grupo autóctono de esta paradisíaca isla indonesia que, desgraciadamente, han quedado en franca minoría desde hace ya muchas años, particularmente a partir de las grandes olas migratorias de hindúes procedentes de Java.

Aunque son varios los asentamientos Bali Aga que aún se pueden encontrar en la isla, estos se ubican principalmente, en su zona oriental, y en concreto en lo que se llama la Regencia o Departamento de Karangasem, uno de los 9 que forma la Isla de Bali, si contamos también el de su capital, Denpasar.

A esta regencia pertenece también el precioso templo de Besakih, uno de los más sagrados en Bali, y que hemos tenido la oportunidad de visitar. Pero esta vez, aprovechando que estamos en la zona, nuestro objetivo es poder visitar una de las poblaciones Bali Aga más numerosas de Bali, Tenganan, y a la vez, una de las más receptivas con los viajeros.

Por desgracia, sin embargo, no es época del Udaba Sambah, un festival anual que dura un mes entero y que suele realizarse entre mayo y julio (el día exacta lo marca el calendario balinés). En este festival, los Bali Aga realizan una serie de ceremonias y pequeños ritos que los identifican como pueblo y que suelen involucrar a toda la comunidad, desde los más jóvenes hasta los líderes espirituales del grupo. Procesiones, ofrendas, oraciones, ritos y luchas se repiten durante la celebración del Udaba Sambah. Igualmente, las mujeres también tienen su protagonismo durante el festival, vistiendo sus mejores ropas y engalanándose con sus joyas más preciadas, en un momento que les supone el mejor momento para demostrar su feminidad.

Los Bali Aga, tienen pues, sus propios ritos, que intentan conservar a pesar de la fuerte pujanza del hinduismo balinés, así como su propia lengua, que además es hablada en distinto dialecto según cada pueblo. De esta manera, los Bali Aga celosos de su identidad, intentan mantener de manera homogénea su cultura. Esto es así, hasta el punto que solo admiten en la aldea a aquellos nacidos en ella. Incluso, si uno de sus ciudadanos contrae matrimonio con alguien ajeno a la aldea, debe abandonarla.

VISITA A TENGANAN, LA ALDEA BALIA AGA

Antes de entrar en Tenganan debemos inscribirnos en el registro de visitantes y hacer un pequeño donativo, que se utiliza para sufragar los gastos de la comunidad. Según parece, Tenganan es el pueblo Bali Aga más encarado al turismo (el único), pero la realidad es que durante nuestra visita a la población ningún ciudadano parece reparar en nuestra presencia ni hace intento alguno por querernos vender algún servicio o producto, la cual cosa se agradece. El ritmo, más bien somnoliento de la aldea, prosigue pese a nuestra presencia.

El pueblo está distribuido en el eje norte sur, con una serie de construcciones comunales en el centro y las viviendas particulares a ambos lados de esta vía principal, casi única. Se trata de edificaciones sumamente simples. Mesas carcomidas, algunas camas a compartir y viejos armarios con cachivaches más viejos aún. Desde luego, se trata de comunidades muy modestas y donde su verdadera riqueza no reside en lo material. Nos llama la atención que la mayoría de viviendas tienen las puertas abiertas para quien desee entrar.

También observamos en los laterales de lo que podríamos llamar la arteria principal del pueblo, una serie de tiendas, donde venden algunos recuerdos (más bien pocos) y donde quizá sea el geringsing, el más característico. Se trata de una tela tradicional de los Bali Aga, que actualmente, entre los Bali Aga ya solo se elabora en Tenganan y que utiliza una técnica de teñido llamada ikat doble. Esta técnica es propia, únicamente, de cierta zonas de la India (Gujarat), Japón (Islas Okinawa) e Indonesia (en Tenganan únicamente).

Otras de las edificaciones son carpinterías u otros talleres. La verdad es que podemos entrar sin problemas, aunque con respeto, y nadie nos pone ningún impedimento.
Como decía, en el eje de esta vía encontramos lo que son las dependencias comunes como los graneros y una especie de pabellón para actividades comunes. Nos llama la atención que en una de estas dependencias centrales, tres Bali Aga están sacrificando un enorme cerdo. Entendemos que no se trata de ningún ritual, pues el resto de gente no está allí controlando. Ello nos hace suponer que simplemente lo están sacrificando para comérselo. Lo que ya no llegamos a saber si se comerá debido a la existencia de alguna fiesta señalada o no, porque ciertamente el cerdo es inmenso. En fin, que el cerdo es degollado en una escena francamente espeluznante, pues los gruñidos del marrano deben oírse a varios kilómetros a la redonda.

También nos llama la atención una serie de gallos de pelea que encontramos en una suerte de campanas elaboradas con cañas de bambú entrelazadas. Suponemos que a poco que uno haga el ademán de interesarse por ellos y previo al pago de unas rupias, los lugareños deben afanarse a mostrarnos a los gallos actuando. Pero ni hacemos el gesto ni los lugareños parecen muy interesados en vender el producto. La verdad es que es primera hora de la tarde y son varios los aldeanos que están tumbados disfrutando de la siesta. Las horas deben pasar lentamente en Tenganan y el ritmo es, evidentemente, pausado.

Dejamos Tenganan tras una visita aproximada de una hora, donde hemos podido conocer algo más de los aborígenes o indígenas de Bali, los Bali Aga. Una visita interesante y que nos ha permitido incorporar a nuestro saber una comunidad de la que jamás habíamos oído hablar.