La Ruta del vino en Alsacia, al este de Francia, es una de las más agradables rutas turísticas que se pueden realizar en el país galo. La ruta nos lleva a través de algunos de los pequeños pueblos de Alsacia, reconocidos por estar entre los pueblos más bellos de Francia.
En la región de Alsacia, justo en la frontera con Alemania, se cultivan una buena cantidad de tipos de uva, que dan lugar a una importante variedad de vinos, considerados entre los mejores de Francia, lo cual no es poco importante, teniendo en cuenta la tradición vitivinícola del país.
Es por eso que no sólo sorprenden la gran cantidad de pequeños pueblos que parecen salidos de un decorado de película, sino que entre ellos, disfrutaremos de un espectacular paisaje repleto de hectáreas y hectáreas dedicadas casi en exclusiva al cultivo de la uva, y que hacen de los traslados entre las diversas poblaciones un auténtico espectáculo en sí mismo. Es entre este paisaje lleno de viñedos, que empezaremos a disfrutar de nuestro viaje a Alsacia, después de haber recorrido los últimos días la Selva Negra, en Alemania.
La ruta del vino de Alsacia la forman una buena cantidad de pueblos, de modo que habrá que elegir cuales visitar. Son 67 villas las que forman parte de la ruta. La región es relativamente pequeña, pero la verdad es que hay muchos pueblos que ver en Alsacia, por lo que hay que seleccionar.
Se trata de pequeños y pintorescos pueblos que se visitan en más o menos tiempo según las veces que uno pare a tirar fotografías (que serán muchas) y de lo que el viajero se entretenga en la vista a las tiendas de recuerdos y de víveres y sobre todo, a las diversas cavas y tiendas dedicadas a la degustación y venta de vinos de la región que se encuentran en estos pequeños pueblos de Alsacia.
Y es que si todo el mundo acabará para disfrutar de verdad de esta ruta por los pequeños pueblos de Alsacia, los que más lo harán, como no podría ser de otro modo, son los amantes del producto de la vid.
En esta ruta, a pesar de no ser nada expertos en el tema de los vinos, acabaremos por disfrutar de caldos más o menos conocidos por nosotros, producto de la uva muscat o pinot negro, o de otros, completamente desconocidos para nosotros y de nombre impronunciable, como los Gewurztraminer. Hay que contar, en cualquier caso, entre una y tres horas para cada una de las villas que se visite, más allá de Colmar, que es la más grande de todas, y la visita de la cual se alargará más.
En este post explicaré algunos de los pueblos de Alsacia que más nos han gustado en esta ruta del vino de Alsacia. En este escrito, sin embargo, no hablaré de Colmar, que por su tamaño e importancia, merece un post aparte.
ALOJAMIENTO EN ALSACIA
Estos son 2 de los HOTELES en que estuvimos durante nuestro recorrido por Alsacia. Uno fue utilizado para visitar los pueblecitos del sur y otro para visitar Estrasburgo. Los 2 merecen la pena.
ESTRASBURGO – HOTEL MAISON ROUGE. Un hotel de 4 estrellas que se situa en el corazón histórico de Estrasburgo, en una zona peatonal, muy cerca de todos los grandes monumentos de Estrasburgo. A menudo hay ofertas por debajo de 90 euros. Podéis mirar aquí los precios.
COLMAR – HOTEL MARAICHERS. Se localiza en la entrada de de Colmar, a 10 minutos a pie del centro (en el casco histórico son muy caros los hoteles). Es un hotel bonito y con encanto, limpio y con un bufet de desayuno excelente. Podéis mirar aquí los precios.
VISITA A LOS PUEBLOS DE ALSACIA DE LA RUTA DEL VINO
EGUISHEIM
Es el primero de los pequeños pueblos de Alsacia que visitamos. En Eguisheim ya encontramos la mayoría de los rasgos de identidad que identifican estas poblaciones que forman la Ruta del Vino de Alsacia. Se trata de pequeñas poblaciones, bastante antiguas, pues la mayoría empiezan a acercarse a los mil años de antigüedad.
Todos estos pequeños pueblos de Alsacia tienen un centro histórico impecable, donde dominan las casas típicas alsacianas que se caracterizan por la construcción con un entramado de madera, que están pintadas con colores muy vivos y que tienen una ornamentación muy cuidada, especialmente en portales y balcones, a menudo con múltiples macetas de flores, pero en esta época del año, también con varios huevos de pascua.
A menudo, estas casas están distribuidas alrededor de un patio central al que se entra a través de un gran pórtico. Encima del pórtico encontramos, no pocas veces, una especie de escudo de piedra trabajada, que suele hacer referencia a la profesión del propietario de la casa. Los patios interioresse han reconvertido actualmente, en no pocas ocasiones, en lugares para la degustación y venta del producto estrella de la Ruta de los Vinos de Alsacia: el vino; pero antiguamente, este terreno era propiedad de las abadías y los nobles de la zona, que los utilizaban igualmente, como lugar de compra y de venta, pero también como lugar de cobro de los impuestos por parte de los terratenientes, ya fueran civiles o religiosos.
Hasta veinte portales con sus correspondientes patios interiores encontramos en la pequeña población de Eguisheim, lo que da fe de la importancia que esta villa de la Ruta de los Vinos de Alsacia tuvo durante la Edad Media.
Las calles de Eguisheim, como la mayoría de estos pequeños pueblos de Alsacia, son empedradas y toda la población está o ha estado rodeada de una muralla a modo de fortificación, que se conserva en mayor o menor medida. En Eguisheim, por ejemplo, la muralla fue desapareciendo, por lo que en el perímetro exterior, nuevas viviendas sustituyeron a las primitivas murallas.
La mayoría de pueblos de Alsacia datan a partir de los siglos XI y XII, aunque en muchos de ellos ya había asentamientos romanos más antiguamente. Eguisheim fue fortificada a mediados de siglo XIII, por ejemplo. Y como muchos de los pueblos de esta Ruta de los Vinos de Alsacia, la urbanización del pueblo distribuyó la construcción de las viviendas de forma concéntrica, de modo que en medio de la población quedaría el castillo medieval o en algunos casos, la iglesia, dependiendo si en el pueblo en cuestión era más importante el poder civil o el religioso.
En este caso, en el centro del pueblo encontramos la iglesia de San León, con una bonita decoración y donde se conservan ni más ni menos que las reliquias del papa León IX, que era hijo de la población. La iglesia ocupa el espacio del castillo medieval y, de hecho, a la plaza todavía se le llama plaza del castillo. Es preciosa la fuente que preside la plaza, frente a la iglesia, y donde encontramos esculpida la figura del papa en cuestión. Encima del campanario, así como de otros edificios más o menos altos de Eguisheim, descubrimos varios nidos de cigüeña con las aves en su interior. Esto nos recuerda, nuestro paso por la castellana ciudad de Alcalá de Henares, que encontramos bien repleta de cigüeñas.
La mayoría de casas que encontramos, casi todas con sus característicos entramados de madera, datan a partir del siglo XVI, como lo atestiguan las inscripciones de su portal. Algunas, sin embargo, son más antiguas.
Estamos un par de horas en esta población, disfrutando de ella casi en soledad, pues hoy es Viernes Santo y parece que Eguisheim se vaya despertando más bien poco a poco. Además, a primera hora del día, parece que los turistas no han llegado tampoco. Disfrutamos especialmente de un centro histórico cerrado casi por completo al tráfico rodado, lo que es un acierto que no se repetirá por completo en otros pueblos de la Ruta del Vino.
TURCKHEIM
Es el segundo de los pueblos de Alsacia que visitamos durante nuestra particular Ruta de los Vinos de Alsacia. Esta pequeña población también fue fortificada durante la Edad Media, aunque al igual que en Eguisheim, las murallas exteriores fueron posteriormente sustituidas por viviendas. Lo que sí que conserva la población de Turckheim, y que la hace especialmente interesante, son tres de las puertas que daban entrada a la población: la de Francia, por donde entraremos al haber dejado el coche en el parking que encontramos a la entrada del pueblo, la de Munster y la de Brand.
Al pasar la puerta de Francia nos encontramos con la Plaza Turenne, quizás la más importante de la población y donde se concentraba el poder político y religioso. Allí encontramos la iglesia principal del pueblo y el ayuntamiento o Hotel de Ville. Igualmente encontramos aquí la hermosa Fuente Stockbrunnen. Nuestro paseó por Turckheim nos llevará hasta buscar las otras dos puertas: la de Brand primero, y la de Munster después.
Al salir por la puerta de Munster nos encontramos con otra de las características casi unánimes de estas poblaciones de la Ruta de los Vinos de Alsacia. Las viñas llegan casi hasta la puerta de población. Un pequeño sendero lleva hasta lo alto de una colina desde la que se puede disfrutar de unas preciosas vistas de la población, con sus característicos tejados.
Estamos en Turckeim algo menos de tiempo que en Eguisheim, antes de seguir nuestra ruta del Vino de Alsacia.
KAYSERSBERG
Otro de los pueblos de Alsacia de esta encantadora Ruta de los Vinos. Aparcamos fuera del centro histórico. Entramos por la Place Geil, que da paso a la Rue du General Rieder.
Enseguida nos encaminamos hacia la calle principal de la población, que es una de las más encantadoras de toda la ruta de los Vinos. Es la calle General de Gaulle. Entramos en el precioso ayuntamiento, donde está situada también la práctica oficina de turismo que nos provee con un mapa, que nos permite seguir una ruta más o menos definida, a fin de que no perdamos detalle de esta bella población. El modelo se repite, viviendas con el entramado de madera, algunas de ellas con su pórtico y patio central. La mayoría de viviendas corresponden también a los siglos XV y XVI. Las más antiguas, suelen tener un balcón de piedra que las hace más interesantes. Los vivos colores de las casas se repiten como en otras poblaciones, así como la cuidadísima decoración y las flores en los balcones.
Nuevamente encontramos el pueblo lleno de tiendas dedicadas a la degustación y venta de los vinos de la zona. Pero esta vez, encontramos también varias tiendas dedicadas a la venta de quesos, pues no hay que olvidar que en Alsacia se producen algunos de los mejores quesos de toda Francia.
En esta misma calle Charles de Gaulle, y muy cerca del ayuntamiento encontramos la iglesia de la Santa Cruz, imponente. Destaca sobre todo su portada occidental, que data del siglo XIII y es uno de los ejemplos más importantes del románico de la zona. Ante la iglesia, al igual que en Eguisheim, encontramos también una bonita fuente, en este caso, coronada con una estatua del Emperador Constantino.
La calle Charles de Gaulle se dirige después a buscar el bonito puente fortificado desde el que se puede disfrutar de algunas de las más hermosas vistas de la población. Más allá, encontramos la casa natal de Albert Schweitzer, convertida en museo que le rinde honor. Este médico y filósofo, de origen alemán pero nacionalizado francés, pasó varios años como misionero en África. Allí fundó y mantuvo un hospital (en el actual Gabón) y terminó recibiendo, en 1952, el Premio Nobel de la Paz.
Volvemos a la Place Geil a través de las calles Potiers y Basse du Rempart, antes de dejar una población que hemos encontrado especialmente bonita.
RIQUEWIHR
Otra de las poblaciones que ver en Alsacia. Será el último de los pequeños pueblos de la Ruta de los Vinos de Alsacia que conoceremos hoy y de hecho, uno de los más conocidos y que atraen más turistas. Pero la verdad es que como no hace demasiado buen tiempo, parece que los viajeros no se han acercado demasiado a estos pequeños pueblos de Alsacia durante esta Semana Santa y podremos hacer la visita sin las aglomeraciones de otras épocas.
No es extraño que Riquewihr sea uno de los pueblos de Alsacia más visitados, porque es un auténtico encanto. Dejamos el coche en un parking de pago fuera del perímetro de las murallas, justo donde empiezan los campos de viñedos que en esta ocasión también llegan hasta la villa.
Entramos por un callejón lateral, pero enseguida llegamos al eje central de Riquewihr, que funciona a modo de, casi, avenida principal. Como siempre, la calle es adoquinada, las casas pintadas con una vistosa variedad de colores y con entramados de madera. Lo que más domina en la población, son las tiendas de recuerdos, las dedicadas a la degustación y venta de vino (acabaremos probando varios caldos más y decantándonos por un afrutado vino alsaciano de nombre imposible de pronunciar para nosotros) y quesos (como una hermosa cava donde podemos degustar algunas de las variedades que se afinan en la región).
Subimos hasta arriba del pueblo y salimos por una de las puertas que durante la época medieval debían cerrar la ciudad, pero que ahora no son más que una bonita estampa más de la población. Recorremos el eje principal de arriba a abajo admirando tanto casas como fuentes, pozos y todo tipo de detalles y nos perdemos también por varias calles secundarias laterales donde podemos disfrutar, aún con más detalle, de la belleza de esta población alsaciana.
Estamos cerca de dos horas antes de abandonar Riquewihr y volver hacia el hotel, una vez cumplido nuestro objetivo del día: descubrir varios pueblos de Alsacia de la ruta del vino. Dejaremos para un segundo día la visita de otros pueblos de esta preciosa ruta, como Ribeauvillé, que visitaremos ya de camino hacia Estrasburgo, capital de Alsacia, una ciudad de la que os recomiendo leer el post.