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BUENOS AIRES. Que ver en la capital de Argentina en 3 días. Primera Parte.

¿Que ver en Buenos Aires durante 3 días? Esto es lo que se preguntan la mayoría de viajeros que visitan la ciudad, pero que sólo suelen dedicar 2 o 3 días a la capital de Argentina, sabedores de que las grandes bellezas del país se encuentran en la Patagonia o en las Cataratas de Iguazú, por ejemplo.

En este escrito (que encontraréis repartido en dos partes) recorreremos algunas de las visitas más importantes y que no hay que perderse en Buenos Aires, pues para la mayoría de viajeros, el tiempo es oro y probablemente los días dedicados a visitar lo mejor de la ciudad de Buenos Aires se limiten a tres o cuatro días. En esta primera parte recorreremos el centro histórico, mientras que en esta segunda parte, recorreremos barrios tan emblemáticos como La Boca o Puerto Madero.

QUE VER EN BUENOS AIRES: EL CENTRO HISTÓRICO

PLAZA DE MAYO

La Plaza de Mayo es el epicentro de la ciudad de Buenos Aires, pues no sólo fue el lugar fundacional de la ciudad sino que aún ahora, es la sede de las instituciones religiosas y civiles más importantes de la capital argentina y de hecho , de todo el país.


Si un sitio se debe visitar en Buenos Aires, esta es la Plaza de Mayo. Y un buen día para hacerlo es el jueves, cuando las Madres de la Plaza de Mayo se siguen manifestando en la plaza y marchando alrededor de la Pirámide de Mayo, para recordar a sus hijos desaparecidos durante la Dictadura Militar Argentina.

El edificio imponente que domina la Plaza de Mayo es la Casa Rosada, del color que le da nombre. Probablemente sea este uno de los edificios más míticos de Latinoamérica, declarado Monumento Histórico Nacional y sede del Ejecutivo argentino, y por tanto, donde tiene el despacho oficial el Presidente de Argentina.

Justo al otro lado de la Plaza de Mayo encontramos el Cabildo de Buenos Aires, es decir el histórico ayuntamiento que hizo las funciones de tal desde su construcción, en 1580, hasta el 1821. Actualmente, el edificio forma parte de las dependencias del Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo, que hace referencia a la revolución que derrocó al virrey español y que dio lugar a la guerra que llevó a la independencia de las conocidas como Provincias Unidas del Río de la Plata. El episodio de la Revolución de Mayo fecha del 1810. En un primer momento, el estado que surge de la Revolución de Mayo, gobierna en nombre del rey de España, pero a partir del 1816, se independiza totalmente del reino de España.

Un tercer edificio llama especialmente la atención. Se trata de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, un templo de fachada neoclásica, que podría pasar por tener cualquier otra función, más allá de la de Catedral católica. De hecho, la Catedral Metropolitana es la sede más importante de los católicos de Buenos Aires, lo que tiene especial importancia, en tiempos donde un sacerdote argentino, Jorge Bergoglio, es el actual Papa. Por supuesto, que el edificio actual no se remonta a la época inicial de la colonización española. Con todo, el templo neoclásico que podemos ver si que se asienta en el mismo lugar donde a partir de 1580 se construyó la primera catedral católica de la ciudad, que en aquel momento, dependía de la diócesis del Río de la Plata, pues la propia de Buenos Aires no se creó hasta 1620. La Catedral Metropolitana que encontramos actualmente en la Plaza de Mayo es ni más ni menos, que el sexto templo que se edificó en la misma situación. No está mal si contamos que desde el primero al actual, que data de mediados de siglo XVIII, no pasaron ni 200 años. El templo neoclásico actual fue inaugurado finalmente en 1791, después de más de treinta años de obras y vicisitudes diversas.

Aunque la fachada del templo es evidentemente neoclásica, con doce columnas culminadas con capiteles corintios y un frontal que no deja lugar a dudas, su interior, que impresiona con la longitud de sus cinco naves, y que alcanza los 100 metros, tiene un estilo mucho más abigarrado, que va desde el mismo neoclásico, al neorrománico y el barroco. También llama la atención la bonita cúpula, así como algunos mausoleos dedicados a ilustres argentinos, como el del General José Francisco de San Martín, uno de los militares más importantes durante las guerras de independencia tanto de Argentina, como de Chile y Perú.





OBELISCO DE BUENOS AIRES. AVENIDA 9 DE JULIO CON CORRIENTES.

Es este uno de los monumentos más conocidos de la ciudad de Buenos Aires, que actúa a modo casi de emblema de la capital de Argentina. Si nadie se imagina París sin la Torre Eiffel o el Arco del Triunfo, nadie puede tampoco imaginarse Buenos Aires sin su obelisco.

El motivo de la edificación de este monumento se debe a la celebración del cuarto centenario de la fundación de la ciudad, en 1936. Se sitúa en el lugar donde fue izada por primera vez la bandera de la ciudad y fue diseñado para el arquitecto Alberto Prebisch.

El obelisco de Buenos Aires queda a sólo un kilómetro de la Plaza de Mayo y se encuentra en la confluencia de dos de las avenidas más importantes de la ciudad: la Avenida Corrientes y la 9 de julio. Con todo, gracias a su altura de 67.5 metros, el obelisco es visible desde muchos puntos de Buenos Aires.

BARRIO DE SAN TELMO Y CAFE PLAZA DORREGO

Otro de los puntos que ver en Buenos Aires se encuentra a menos de dos kilómetros de la Plaza de Mayo, en dirección sur. Se trata del Barrio de San Telmo, el más pequeño de Buenos Aires, pero también uno de los más interesantes, de calles estrechas y empedradas. Esta barriada, de poco más de un kilómetro cuadrado se centra en la histórica plaza Dorrego, de la que no te puedes perder el Café que lleva el nombre de la plaza, uno de los más bohemios de la ciudad. En esta plaza es habitual encontrar músicos callejeros, magos o parejas bailando el tango a cambio de un pequeño donativo económico por parte del viajero. La Plaza Dorrego fue nombrada Monumento Nacional en 1978, lo que demuestra su importancia histórica

El día más agradable para conocer el barrio es el domingo, cuando se celebra el dominical Mercado de San Telmo, una especie de mercado de antigüedades y artesanías, muy visual y típico. En cualquier caso, las tiendas de antigüedades no se limitan al mercado dominical, pues todo el barrio está relleno de anticuarios.

CALLE FLORIDA

Esta calle peatonal es uno de las más típicas de toda la ciudad de Buenos Aires y por donde, de manera irremediable, paseará el visitante, no una, sino probablemente, varias veces. El inicio de la calle lo encontramos en la Plaza General San Martín. Desde este punto, la avenida toma dirección sur, hasta cruzarse con la Avenida Rivadavia, a menos de cien metros de la Plaza de Mayo.

Aunque en los primeros años de la fundación de Buenos Aires se trataba de un simple callejón de arena, a partir de 1789 se realizó su pavimentación, siendo la primera de Buenos Aires en este sentido. Es a partir del último tercio de siglo XIX cuando la Calle Florida, ya con el nombre actual, se va convirtiendo en la principal calle comercial de la ciudad, lo que aumentó a partir de principios de siglo XX y que se mantiene en la actualidad.
Ahora mismo, en la Calle Florida se puede disfrutar de sus múltiples cafés, librerías, tiendas de ropa de las mismas marcas que se encuentran en Barcelona, Nueva York o Dubái, pero sobre todo, de un enorme paisanaje, con parejas bailando el tango , músicos de calle, charlatanes vendiendo lociones para hacer crecer el pelo, payasos entreteniendo a los niños o mimos ganándose unos pesos. Una calle comercial que recuerda, en cierto modo, las Ramblas de Barcelona, que a pesar de que no tiene ni dos kilómetros de longitud, el viajero puede tardar bastante tiempo en recorrer.

Uno no debe dejar se entrar a las preciosas Galerías Pacífico, una de las más bonitas de la ciudad, en un edificio soberbio que data de finales del siglo XIX, pero que se reconvirtió en galería comercial a partir de 1990. Las marcas más exclusivas del shopping internacional se dan cita en este edificio, que fue declarado Monumento Histórico Nacional, lo que prueba su valía.





AVENIDA DE MAYO Y CAFÉ TORTONI

Desde la Plaza de Mayo sale una de las avenidas más importantes de la ciudad de Buenos Aires: la Avenida de Mayo. Se extiende durante los dos kilómetros que unen las plazas de Mayo y del Congreso. En cierto modo, estas grandes avenidas bonaerenses tenían como espejo la reurbanización decimonónica de la ciudad de París, que pobló de grandes y anchas avenidas la capital de Francia. Se trata pues, de una avenida de finales del siglo XIX, que tiene una anchura de treinta metros y que como las francesas, fue poblada de árboles, en este caso, de plataneros.

Grandes edificios neoclásicos y del estilo que imperaba en ese momento en Europa, el Art Nouveau, con sus diversos nombres, son los que podemos encontrar a lo largo del paseo, ya sea en forma de teatros, edificios residenciales, grandes hoteles (como el Castelar) o preciosos cafés.

Pero si algo nos lleva hasta aquí es el que quizás es el café más conocido de la ciudad y uno de esos cafés que debería estar incluido en cualquier lista de los Cafés más bonitos del mundo. Se trata del Café Tortoni.

Para algunos falsamente bohemio, para otros demasiado turístico (y caro), para nosotros, el Café Tortoni es un monumento en sí mismo y uno de los cafés más bonitos del mundo, siendo uno de los edificios que hay que ver en Buenos Aires. Se trata de un establecimiento que data nada menos que de 1858. Es decir, más de ciento cincuenta años contemplan el Tortoni. Con todo, hay que decir que el original Tortoni no se situaba en la avenida de Mayo, pues no es hasta 1880 que se ubica finalmente en esta avenida, coincidiendo con la edificación de esta zona de la ciudad, como hemos dicho, a imitación de los grandes boulevars parisinos. La decoración, con las paredes llenas de maderas nobles y cuadros, las vidrieras del techo, los espejos de las paredes, las sillas y el ambiente con sus bien vestidos camareros. Todo nos indica que es éste un local especial y que no hay que perderse en Buenos Aires. Entrar en el Tortoni equivale a transportarse por momentos, a algunos de los mejores cafés del mundo, y en particular, a los de Viena o Budapest, manteniendo, eso sí, el espíritu porteño que lo caracteriza.



Y con el Café Tortoni llegamos al fin del primer recorrido por Buenos Aires, que ha hecho referencia al centro de la capital. En un segundo post, continuaremos descubriendo, algunas de las mejores visitas que se pueden hacer en la capital de Argentina.

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